CUENTO CLÁSICO REINVENTADO
Geppetto era un anciano y humilde carpintero, al que de vez en cuando le gustaba fabricar muñecos de madera. Cuando terminó de dar los últimos retoques de pintura a Pinocho, se quedó mirándolo con el orgullo de quien se da cuenta de que está ante su obra maestra. Un hada en prácticas quiso aprovechar la ocasión para premiar su bondad, dándole vida a la marioneta para que se convirtiera en el hijo con que siempre había soñado. Cuando el artesano entro en el taller a la mañana siguiente y escuchó por primera vez la palabra papá de sus labios, creyó volverse loco de alegría.
A continuación le entró una enorme preocupación porque a su recién estrenado hijo no le faltara de nada. Lo cogió de la mano y fue a hablar con el maestro de la escuela para matricularlo. Después a la librería, para comprarle el material escolar que le hacía falta. En la tienda de ropa le encargó todo lo necesario para que fuera impecablemente vestido. En la juguetería le dio unos cuantos caprichos que se le habían antojado. A un albañil le encargó la ampliación de su vivienda, para poder añadir un dormitorio. Como tenía que construir los muebles para el mismo, acudió a casa de unos clientes para rechazarles un pedido que acababan de hacerle. En el Ocaso se hizo un seguro de vida y el de fallecimiento, por lo que pudiera pasar considerando su edad y que su salud no era demasiado buena. Por último acudió a su banco habitual para contratar un plan de ahorro enfocado a los estudios universitarios de Pinocho, así como para hipotecar la carpintería con objeto de poder hacer frente a los pagos que se le estaban viniendo encima. Volviendo para casa vio que doña Berenguelita ya tenía lotería de Navidad y le compró dos décimos.
Al cabo de unos meses los gastos se le empezaron a acumular, hasta que su situación económica se hizo insostenible. Por otro lado el chico tampoco era feliz. Sus compañeros de escuela se mofaban de su cuerpo de madera y no querían jugar con él. Con esa sensibilidad con que solo los niños saben tratar a quienes se sienten desvalidos, frecuentemente le acercaban un mechero diciéndole que iban a prenderle fuego para calentarse las manos.
El hada en prácticas acudió a su tutora para exponerle la situación. Esta le dio ánimos diciéndole que lo importante era que había actuado con la mejor intención, si bien le había faltado la visión de futuro que solo se consigue con la experiencia. Aprovechando que el día anterior se había celebrado el sorteo de Navidad de la lotería y Geppetto todavía no le había echado un vistazo al periódico, falsificó la noticia en su ejemplar haciendo ver que le había correspondido el premio gordo. Cuando lo leyó se lo comentó alborozado a Pinocho. En el momento en que padre e hijo estaban abrazándose llenos de alegría, el hada veterana paralizó la escena. De esta forma quedaron inmortalizados para la posteridad en una preciosa talla de madera rebosante de felicidad.
Hola. muy original esta versión más actual del clásico Pinocho. Qué bueno lo de falsificar que le había tocado la lotería... seguimos en contacto
ResponderEliminarGracias por tu visita, Marta.
EliminarEscribes de puta madre, Macondo. Lo digo en serio :)
ResponderEliminarPobre Geppetto, de todas formas. Con lo tranquilo que estaba él hasta que apareció el hada en prácticas.
Gracias por tu generosidad.
EliminarComo los amores, también hay favores que matan.
No hace falta más para quitarme las ganas (que no tengo) de tener hijos. jajaja!
ResponderEliminarY menos de madera.
Eliminar¡Mierda! ya no podemos confiar ni siquiera en las hadas veteranas
ResponderEliminarEs bastante mejor la imprevisión de la inexperta, desde luego.
EliminarUn poso de tristeza trasciende la pantalla. ¡Cuánto de vida real hay en tus palabras!
ResponderEliminarUn beso Chema
Me habré contagiado de tu loba.
EliminarOtro beso para ti, María Pilar.
jajajajaja Ay Macondoooooooooooooooooo!
ResponderEliminarmuy bueno, me ha encantado!
Besitos =)))
Me alegra que te haya gustado.
EliminarBesos.
¡¡!! Me quedo sin palabras.
ResponderEliminarAlgo que te habrá asustado. Relájate, que a la niña tienes que transmitirle serenidad.
Eliminar:D :D qué es buenísimo, digo.
EliminarYa te había entendido. Gracias.
EliminarMenos mal que ha acabado bien, eh? Que te veía venir...
ResponderEliminarPero este me ha gustado, casi más que el cuento real, que Pinocho siempre me ha parecido muy triste...
Besitos!
No estoy yo tan convencido de que eso sea acabar bien, pero son puntos de vista.
EliminarBesos, Alicia.
Ese hada en práctica escogió un momento precioso para para la acción. Me alegra, porque esa ballena extraña no me convenció nunca de las bondades y moralejas de cuento
ResponderEliminarUn abrazo
Sí que está un poco cogida con alfileres la ballena, es verdad.
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado ese final. Si no hay un momento posterior, murieron felices aunque no comieran perdices y sin ser pareja de hecho.,
ResponderEliminarMe parece que no se les ha dejado opción a momento posterior, salvo que llegue algún hada novata y los desinmortalice.
EliminarTodo es un engaño eh... vaya cara tiene el hada veterana...
ResponderEliminarJo.
Saludos.
A mí tampoco me gusta. Vaya solución.
EliminarSaludos.
Dan penilla los dos, pero mira, al final se quedan en un abrazo ignorante y feliz. Entiendo al hada perfectamente aunque sea un engaño y todo lo que tú quieras...
ResponderEliminarUn beso
Inmortalizados en una mentira piadosa. El que vea la talla conociendo la historia les verá un poco cara de pardillos.
EliminarBesos.
Que no hay que ponerse en tantos gastos, igual recuerdo que en el cuento comían coles y tan felices jejej
ResponderEliminarUn saludillo ;)
No me acordaba yo de las coles, pero lo de las flatulencias ya lo puse en las habichuelas mágicas.
EliminarOtra saludo para ti, Xurxo.
¿Bien pudo el hada darle el boleto premiado eh? Xddd! Me ha gustado mucho. Biquiños!
ResponderEliminarTienes razón. Son ganas de complicarse, con lo sencillo que lo tenía. Claro que el cuento hubiera tenido menos gracia.
EliminarBesos.
Me parece que lo que hemos leído hasta ahora ha sido un calentamiento en la banda. ¡Qué crack! No sé si en esta sección has puesto podio, como en el diccionario, pero si lo hay, mi medalla de oro para este cuento.
ResponderEliminarPara mí el final del cuento no podía ser mejor (veo que tenemos puntos de vista diferentes). Ojalá hubiera más hadas veteranas para detener los finales desdichados de los que somos siempre responsables. De esa forma quedaríamos exonerados de pagar nuestra condena hasta la tumba y más allá. Pero no es así como va la vida. Nadie se libra de pagar sus errores, aunque estén teñidos de buenas intenciones. Los resultados están abocados a ser los mismos cuando corremos tanto riesgo y pecamos de falta de austeridad (un valor desprestigiado durante mucho tiempo), fingiendo ignorar que nuestro término puede encontrarse a la vuelta de cualquier exceso.
Un fuerte abrazo, Chema
Yo creo que el podio del diccionario lo pusisteis los propios lectores, aunque a mí me venía muy bien.
EliminarCoincido contigo en que el valor de la austeridad está en decadencia. Lo de ahora, consecuencia de la crisis, no es austeridad sino "a la fuerza ahorcan".
Otra fuerte abrazo para ti, Karima.
Es lo que pasa si vamos despilfarrando, que luego non quedamos mirando al norte. Bonito el cuento y que ilusión con la lotería, aunque el hada me parece que fue un poco cabrona y los tenía que haber dejado disfrutar del premio, jajaja. Yo conocía un tío que se le iba la pinza, y una vez en la quiniela de fútbol, cuando ya finalizaron todos los partidos y sabía los resultados, cogió un boleto, lo relleno, y fue al quiosco diciendo que tenía la quiniela premiada; vamos los catorce que creo que eran entonces, ahora ni lo sé. Por cierto y volviendo al cuento, no sé porqué al leer lo de Pinocho, me he acordado de Rajoy.
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
La solución estaba en que los poderes del hada llegaran a poder cambiar el número premiado por el que llevaba el carpintero, tal y como dice Mandi, porque si no la alegría hubiera durado poco.
EliminarLo de Rajoy debe ser obsesión tuya, porque la verdad es que no me he inspirado en él.
Otro abrazo para ti, Rafa.
Eso se llama paternidad responsable. Hay que ver que final del cuento te has inventado....
ResponderEliminarEl final es consecuencia de la supuesta paternidad responsable.
EliminarEsa hada en prácticas está falta de practica, hay que pensar las consecuencias de los actos, ahora están padre e hijo asfixiados con los gastos . Las cosas no son como empiezan sino como continúan y estos al final se inmortalizan en un abrazo felices. Yo de la otra versión no me acuerdo mucho solo recuerdo que al muñeco le crecía la nariz cuando mentía.
ResponderEliminarBesos Chema .
Puri
Yo creo que lo de la nariz es lo que más se nos quedó a todos.
EliminarBesos, Puri.
Conocí otra versión... Pinocho fue hecho de madera y el hada madrina lo transformó en un niño de carne y hueso, pero como era muy mentiroso le creció tanto la nariz que ya no entraba en la casa. Al final el hada, como castigo, lo volvió a transformar en niño de madera. Me gustó más tu versión porque padre e hijo quedaron paralizados y transformados en madera. Así ya no tenían de qué quejarse y quedaron felices para siempre.
ResponderEliminar(Macondo es el mismo Chema?) Un Abrazo
La cosa era terminarlo bien, aunque fuera un poco cogido con alfileres.
Eliminar¿Dices si yo soy Chema y Macondo? Sí. Chema por parte de familia y amigos y Macondo por parte de un señor que escribió nada menos que Cien años de soledad.
Un abrazo, Ceciely.
Gracias por precisar, seguiré con Macondo porque me trae el recuerdo de "Cien años de Soledad" de Gabriel García Márquez.
EliminarAbrazo
Como a ti te parezca estará bien, Ceciely.
EliminarUn abrazo.
Que no se me acerque ningún hada en prácticas, por favor; que ni se le ocurra ayudarme. ¿Se habrá titulado como hada? No sé si sirve la excusa de que la intención es lo que cuenta...
ResponderEliminarBesos
PD: Gracias por reeditar tus cuentos.
Necesitará ayuda de brujas una gallega.
EliminarGracias a ti por venir a leerlos.
La ironía es tremenda. Pobre Geppeto, amigo. :-). Cosas del hada en prácticas, claro :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Es que una cosa es tener terminada la carrera y otra ser un profesional.
EliminarUn abrazo.
Lo importante es lo queda inmortalizado para las generaciones posteriores.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D.
En la talla, Pinocho quedó con la nariz normal.
Pues eso. A nadie se le va a ocurrir comprobar, pasado tanto tiempo, que los décimos de Gepeto no llevaban ni la terminación.
EliminarUn abrazo, Alfred.
El hada podría haber hecho carrera política...
ResponderEliminarVaya tela.
Saludos.
Esta por lo menos la intención la tenía buena.
EliminarSaludos.
El hada madrina se podía haber estado quietecita. Geppetto y Pinocho, son dos personajes muy tiernos.
ResponderEliminarUn abrazo!
Si se hubiera quedado quieta Pinocho habría un muñeco de madera sin más historia que estar bien construído.
EliminarUn abrazo.
Ayyyyyyy qué historia...
ResponderEliminarLo de Ocaso me encanta pero por experiencia personal recomiendo Santa Lucía.
Y la falsificación del periódico me ha recordado una historia real. Mi padre tenía un compañero de trabajo y amigo que era muy bromista(tendría que hacer unpost, hizomuchas muchas bromas). Cerca del trabajo había un bar y todos los compañeros de turno jugaban al cupón de la ONCE que compraban allí, siempre el mismo número. Y la dueña del bar también.
Pues con tiempo y paciencia preparó una "falsificación" de la hoja de periódico donde venía el número del cupón y puso el número que ellos jugaban. Según me contaron si te fijabas no era una gran falsificación, pero a primer golpe de vista colaba. Y claro, cuando uno de los compañeros vio que les había tocado ya nadie comprobó, empezaron a celebrarlo. Pidieron champán(sería cava) para todos los presentes. Y la dueña del bar, que siempre se quedaba con dos cupones, se deshizo de la lavadora y la nevera, que estaban mal. Así, sin pensar y antes de cobrar. Los tiró a una especie de patio donde la gente de la zona llevaba esas cosas(antes nadie pensaba en planeta). Imagínate la que se montó luego. El hombre no creyó que se llegase a tanto, según él solo quería ver sus caras al creer que les había tocado y luego decir que era una broma. Pero parece ser que vieron la noticia cunado él no estaba allí y cuando quiso reaccionar ya estaban todos celebrando.
A algunos les sentó tan mal que rompieron la amistad para siempre. Mi padre estaba trabajando en ese momento así que se evitó ilusionarse a lo tonto. Y lomejor es qu ela señora del bar fue con el marido y una furgoneta a por los electrodomésticos, porqu een ese momento no podía compara otros.
Perdona el rollo, es que me lo has recordado con tu cuento, que por cierto, qué bien escrito e hilado.
Ahhhh, ya te he contestado en mi blog, llevaba un atraso...
Feliz semana.
Vamos a empezar discrepando con lo de Ocaso y Santa Lucía, aunque para la cosa de "los muertos" sean las dos mejores (únicas) compañías.
EliminarLo del amigo de tu padre es una buena cabronada. Me lo he figurado por lo bien que lo cuentas y me he divertido (¿seré un cabrón porque me hacen gracias las cabronadas?). No te discuples por alargarte. Al contrario, gracias por contarlo.
Feliz semana también para ti.
Jajajaja, lla verdad es que la broma es buena. Era en los 80, sin impresora ni nada, parece ser que le llevó su tiempo la historia. Y tiene mcuhas geniales.
EliminarMejor dejemos los seguros...en el fondo abusan. Por desgracia he visto lo que cuesta un funeral con todo lo que conlleva, y nosotros, con las cuotas que les pagamos(da igual la compañía, son parecidas), tendríamos para unos cuantos funerales. El de mi madre costó lo que costarían, más o menos, las cuotas de diez años. Y ella pagó desde el nacimiento, 67 años pagando.
Tus versiones de los cuentos son extraordinarias. Vaya con las hadas madrinas!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo sin hadas de por medio y feliz día, Chema !!!
Celebro que los mires con tan buenos ojos, Joaquín.
EliminarUn fuerte abrazo.
En este tiempo lo tendría dificil, ¿te imaginas a Pinocho con mascarilla?
ResponderEliminarEl hada no llegaba ni a becaria.
Un abrazo.
Pues el día que Gepeto, emborrachado de paternidad, salió a gastar lo que tenía y lo que no, más le valdría que lo hubieran confinado.
EliminarAl hada le faltaban esas prácticas que no se aprenden estudiando.
Un abrazo.
Parece que las hadas no se pusieron de acuerdo con los hados del destino, que convirtieron tan buenas intenciones en un gran despropósito.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz verano.
Parece que así fue, Estrella. Con buenas intenciones se han ocasionado muchas desgracias.
EliminarFeliz verano también para ti.
Un abrazo.
¡Pobre Geppetto! ¡Con lo que había hecho él por Pinocho! Aunque no muy bien enfocado, la verdad, por eso el hada madrina tuvo que intervenir, aunque quizás se pasó un poco. ¡Ya tampoco se puede fiar una de las hadas!
ResponderEliminarMuy buena esta versión del clásico.
Un abrazo
No hay peor enemigo que un hada inexperta.
EliminarGracias Rita, por venir a leerme y por tu dedicación a mis notas musicales.
Un abrazo.
¿Este no era ese que si decía una mentira le crecía el pito?
ResponderEliminar¿O era la nariz? :)
Salud
No me des ideas que la liamos, Genín. Vamos a dejarlo así.
EliminarSalud y abrazo, como dices (¿decías?) tú siempre.
Todo lo haces por los hijos, por los sueños...muchas veces mas por los ajenos que por los tuyos propios
ResponderEliminarLucha y lucha y luego viene la jodia de la Hada y te engaña como a un chino y encima te convierte en madera :o ¡Madre miaaaaa! como dirían por ahí jijiijij
Saludos
"Dremíadelamorhermoso", como diría el maestro Forges.
EliminarSaludos.
Esta vez me produjo cierta angustia tu reedición; no que el cuento original sea una fiesta pero...
ResponderEliminarBrillante como siempre; un beso.
Si Pinocho es un cuento, esto que he escrito yo es el cuento de un cuento, así que se me "desengustie" buena mujer.
EliminarMuchas gracias.
Un beso.
Seguro que si tuerces la historia por ahí, con la intervencioón del hada maestra, al revelarse la verdad sobre la lotería, el carpintero debido a la edad, se hubiera infartado dejando huérfano y a merced de los compañeros traviesos y perversos de escuela a Gepeto. Y no extraña que lo hubieran aprovechado su madera prenderle fuego,a un buen sancocho de río. Mis respetos. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarLa verdad es que al pobre Gepeto, con lo feliz que vivía tranquilamente en su taller, le complicaron bien la vida con el favor de la paternidad.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado, un final muy original y creo que feliz.
ResponderEliminarUn saludo.
Celebro que te haya gustado.
EliminarUn saludo.
Si es que la experiencia es un grado, aunque seas una hada mágica. Muy original y con un final aleccionador; la felicidad puede ser algo momentáneo o imperecedero desde según qué punto de vista se mire.
ResponderEliminarUn abrazo.
Celebro que te haya resultado original y aleccionador.
EliminarUn abrazo.
A veces la buenas intenciones acaban muy mal. No hay que dejar cosas tan importantes como el futuro de una familia, por reducida que sea, en manos de un novato. Esa hada debía ser una pobre becaria que no sabía lo que hacía, pero sobre todo ignoraba lo que cuesta tener un hijo, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
La diferencia entre Gepeto y el Doctor Iglesias Puga es que este ya había sido padre de joven y no se volvió loco cuando lo fue de mayor. Además, pasta no le iba a faltar para sacarlo adelante.
EliminarUn abrazo.
Ingeniosa esta reedición, bueno como todas las otras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Matías.
EliminarUn abrazo.
Seguro que la hada estaba de Erasmus y se lió un poco en el asunto jajajaajajaajajajajajajaajaja qué salao eres.
ResponderEliminarBesines utópicos.-
Tú si que eres salada.
EliminarBesines de esos tuyos.
Lo importante son las prácticas para entrar en materia y la hada no escatimó en gastos jajaj.. Pinocho era uno de mis cuentos favoritos de tantas veces que vi con mis hijos.
ResponderEliminarMe encantas con tus cuentos.
Besitos
Celebro que me perdones haberte chafado uno de de tus cuentos favoritos.
EliminarGracias.
Besos.
El menos los inmortalizó felices. Y el pobre se lo tragó, bueno así no se enteró nunca de la mentira
ResponderEliminarFelicidades a los dos por la escala. Buen tándem habéis hecho de palabras y dibujos.
Cuídate.
Un abrazo.
Los dibujos de Rita me encantan. Ha sido un honor que se haya hecho unos a mis poemillas sobre las notas musicales.
EliminarCuídate tú tambíen.
Un abrazo.
¿Ya te sabías hasta el chiste? Pues cuéntalo, no te reprimas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con lo feliz y relajado que era Geppetto en su taller, si hubiera visto lo que se le venía encima con Pinocho seguramente hubiera construido mejor un bonito taburete. Como siempre Chema enriqueces con tu ingenio lo que parecía inmejorable, definitivamente me quedo con tu versión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo.
Bonito cuento.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos.
Gracias, Amapola.
EliminarBesos.
Está muy bien.
ResponderEliminarGracias, Alexander.
EliminarHola Macondo, tu Pinocho es de lo más actual, Geppetto se porta como lo hace cualquier padre responsable que se precie y al pobre PInocho le hacen bullying en la escuela.Esta historia es real como la vida misma. Lo de que el hada los convierta en una talla de madera no cuadra mucho con los tiempos en que vivimos, pero después de todas las mentiras que nos tragamos, `puede colar. Estupenda versión.
ResponderEliminarMuchas gracias, Conchita.
EliminarBuenos días, aunque con retraso, por fin mi ordenador me da paso, me lo llevo para mis nietos, pero vamos, el cuento es para toda la familia. Pinocho en estos días, jaaaaaaa... podrías poner un pinocho actualizado con la mascarilla ¡Arsa! Por lo general, me gustan los cuentos clásicos, las versiones tuyas más, por la imaginación que introduces en ellos con enorme encanto y magia,
ResponderEliminarGenial ¡Olé!
Un abrazo.
Celebro que te gusten.
EliminarAprovecho para decirte por aquí que en tu blog tengo muchos problemas para comentar. Para leerte no tengo problemas, pero cuando pulso para poner un comentario se queda pensando rato y rato, hasta que pierdo la paciencia. En los últimos días más.
Un abrazo.
Y es que a las hadas en prácticas deberían ponerle una "L" como los conductores noveles.
ResponderEliminar;)
No sería mala idea.
Eliminar;-)
Pues para mi, pase lo que pase, las hadas son siempre buenas... Siempre
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Por le menos bienintencionadas, como la del caso.
EliminarOtro abrazo para ti, Ildefonso.
Felicidades por esta versión del cuento que me ha encantado, pero sobre todo el final.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me alegra que te haya gustado, Manuel.
EliminarUn fuerte abrazo.
Eres un gran literato, querido Maconso.
ResponderEliminarTe felicito.
Muchas gracias, Ricardo.
EliminarUn abrazo.
Pobrecillos, no les duró la felicidad
ResponderEliminarUn abrazo
Dicen que dura poco la alegría en casa del pobre.
EliminarUn abrazo.
Ainsss qué bonitoooo los dos quedaron inmortalizados.
ResponderEliminarDe todas formas este sí que fue un padrazo sin serlo, cómo se preocupó por Pinocho, la cantidad de cosas que llegó a hacer por él.
Está genial el cuento adaptado desde tu imaginación.
Besos enormes.
Muchas gracias, María.
EliminarBesos.
Por que sera , que en todos los cuentos tiene que haber un personaje
ResponderEliminarde joda el cuento , ahora yo para mi que este pincho era un Ni-ni , ni estudia ni trabaja , muy bueno eres un genio , besos de V...Flor.
Muchas gracias, Flor.
EliminarBesos.
El hada veterana sabía latín!
ResponderEliminarMenos mal, porque la otra era una pardilla.
EliminarJo, ¡ha congelado la escena!, vaya con la hada ¿o bruja? aunque el pobre Gepetto se había hecho un castillo mú graaaande con la vida de su hijo de adopción. A veces las cosas se tuercen, y más si eres de madera, ya sabes con la humedad.... Sigo....
ResponderEliminarEs lo que tiene cuando se cumplen los sueños muy deseados, que se te van de las manos.
EliminarGracias por seguir.