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Tanto éxito tuvo la asistencia de los colegios madrileños al Palacio de Las Cortes el día de la Fiesta Nacional del 23 de febrero, que nuestras autoridades han tomado la determinación de hacer extensiva esta visita a las otras dos festividades patrias (18 de julio y 20 de noviembre).
Tan hondo calaron en los escolares las explicaciones sobre el significado de los disparos que adornan el techo del hemiciclo, que cuando llegaron al busto del General Tejero Molina prorrumpieron en una sonora y prolongada ovación.
A la salida, los autobuses se repartieron los destinos. Los de los niños se dirigieron al desfile de las Fuerzas Armadas, en la Avenida del Generalísimo. Los de las niñas a la sede de la felizmente rescatada Sección Femenina, en la Plaza de Doña Carmen Polo de Franco. Unos y otras sentían en su interior el honor de representar el futuro de España. Ellos ocupando puestos de responsabilidad. Ellas como abnegadas esposas y madres cristianas.
Es digna de reseñar la diligencia con que se puso de manifiesto la decisión adoptada en las Cortes tan solo dos días antes. Tras democrática votación a mano alzada, se había tenido a bien por unanimidad que el aeropuerto de Madrid pasara a llamarse Aeropuerto General Milans del Bosch, como justo homenaje a quien colaboró decisivamente con su Majestad el Rey en recuperar el destino de España de las manos de sus enemigos. La puerta de entrada a la capital por vía aérea apareció luciendo orgullosa el nuevo nombre.