Cita del día

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CITA DEL DÍA: «A los ídolos no hay que tocarlos: se queda el dorado en las manos» (Gustave Flaubert).

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miércoles, 27 de enero de 2021

Mi sobrino Antonio (8 de 9)

REEDICIÓN: edición (05/03/2015)
 
 




Mi hermano el mayor siempre dijo que a los niños había que educarlos como a los perros: sin concesiones. Si no quieres que el perro te ponga las patas encima, debes recriminárselo desde la primera vez que lo hace. A lo sumo tendrás que darle un pequeño aviso en el morro. Si después de que te las ha puesto mil veces pretendes enseñarle a que no lo haga, tendrás que darle una somanta de hostias; la que deberías llevarte tú por no haber sido consecuente.

Siempre pensé que las teorías de mi hermano sobre la educación de los hijos se caerían estrepitosamente cuando tuviera uno, pero estaba equivocado. Mi sobrino Antonio es el chico más educado que conozco. Desde niño se ha comportado como todos quieren que se sean los hijos de los demás, aunque ellos tengan los más maleducados. Sus padres partieron de la base de que era suya la responsabilidad de que no molestara, en vez de ser de los de alrededor la obligación de soportar impertinencias ajenas.

No creo que por el hecho de que los mimbres fueran excelentes haya que quitar mérito al cestero, lo mismo que no hay que quitárselo a la calidad de los mimbres por el hecho de que el cestero fuera bueno. Mi sobrino ha salido así de bien gracias a sus padres que han sabido encauzarlo y a él que se ha esforzado.

Después de la educación, la segunda cualidad que destacaría en Antonio es la bondad. Si le pides un favor no solo va a hacértelo, sino que además se considerará más que pagado por la satisfacción de haber podido ayudarte. Además te lo hará bien, porque es concienzudo e inteligente.

Incidiré en esa inteligencia como su tercera cualidad, antes de que alguien piense que mi sobrino es bueno porque no sabe ser de otra forma. Es como es porque le sale de las pelotas y porque su cuarta cualidad es la paciencia para aguantar a mi hermano como educador; pero si en un momento determinado quiere salirse por la tangente lo hará, dándole además los muletazos necesarios para que no se mosquee.

Ese es mi sobrino Antonio, portador del nombre que ha ido pasando de primogénito a primogénito en las últimas  cinco generaciones de mi familia. Todo un honor para nosotros que sea precisamente él quien lo lleve, después de su tatarabuelo, su bisabuelo, su abuelo y su padre.


Gonzalo (7)                                                Página principal                                                  Lucía (9)

miércoles, 20 de enero de 2021

Mi sobrino Gonzalo (7 de 9)

REEDICIÓN (edición: 07/02/2015)





Se empeñaron sus padres en inculcarle unos principios y le truncaron una brillante carrera en la mafia o en la política.

Mi sobrino Gonzalo es, por encima de todas las cosas, listo. Desde pequeño le gustó jugar a los negocios y podías darte por jodido si te cruzabas en su camino. Contaba con la agudeza de los buenos trapicheadores, la suerte de los triunfadores y la ventaja de que por aquél entonces no matizaba demasiado la diferencia entre lo que estaba bien y lo que estaba mal. Ponía en práctica sin conocerla la maquiavélica frase de que "el fin justifica los medios", sin aparentes escrúpulos morales que le estorbasen.

Contó desde el principio para curtirse con la eficaz colaboración de sus dos hermanos mayores, que lo puteaban tanto como lo querían. Aún no había abierto la boca y ya se le estaban descojonando. Aún no había metido la pata y ya se estaba llevando un revolcón. Pero en ningún momento se dejaba comer el terreno, a pesar de que a esas edades unos pocos años suponen una diferencia abismal. Debía andar por los cinco cuando, como en su clase del colegio todavía no habían formado equipo, jugaba al fútbol en el de su hermano Jaime, tres mayor que él. Podría fallarle todavía la técnica, pero como tenía más pelotas que ninguno no desentonaba.

Es uno de mis tres ahijados. Actualmente tiene 17 años. Además de guapo, alto y bien plantado, es una persona de bien. Pronto empezará la carrera. Como sigue siendo igual de listo que siempre terminará triunfando, aunque le costará más tiempo y esfuerzo por la gracia de sus padres de imbuirle unos principios.


 
Diego (6)                                                  Página principal                                                  Antonio (8)

miércoles, 13 de enero de 2021

Por culpa de un sueño cumplido

  

ENLACE


La realidad me ha robado la imaginación. He pasado de escuchar a simplemente oír. Me han abandonado las musas. El prestigioso compositor que fui se ha convertido en un hombre vulgar.

Me enamoré de una voz y fui feliz durante mucho tiempo con ella, hasta descubrir que le había puesto una cara y un cuerpo que no le correspondían. Hace unos días firmamos la separación.

Vine a ponerme en sus manos para que al ciego de nacimiento que yo era le hiciera realidad el sueño de poder ver. Ahora regreso para que me devuelva mi  supuesta oscuridad.

 

jueves, 7 de enero de 2021

Mi sobrino Diego (6 de 9)

REEDICIÓN (edición: 25/09/2014)
 
 




Tiene que agacharse para darme un beso desde su metro noventa largo de estatura. Ha cumplido dieciocho años, pero yo sigo viendo en él al niño que con andares aún tambaleantes salía a recibirme cuando llegaba a casa del trabajo. A esos tiernos bracicos que se agarraban a mi cuello con todas sus fuerzas. A ese morrete flojo que me llenaba la cara de babas. A esos ojazos vivarachos que todo lo preguntaban. A esa perenne sonrisa, con dos dientecillos, que conquistó para siempre el corazón de su tío.

Se convirtió en el principal destinatario de mis enfoques, en esos momentos en que los niños todavía no tienen malicia para relacionar el objetivo de la cámara con la foto. Sin embargo en todas las del bautizo aparece dedicándome la mejor de sus sonrisas, incluso en aquella en que el cura está echándole el agua por la cabeza. Luego vinieron otras muchas, de las que salió uno de los regalos que con más ilusión he hecho en mi vida. Me costó decidir en cuáles estaba más guapo, para ponerlas en uno de esos marcos multifotos con que quise obsequiar a su madre —mi hermana la pequeña— en aquellos Reyes. Aún está presidiendo una de las paredes del salón de su casa. Todavía me recreo mirándolo cada vez que voy.

Como pensaba que no se acordaría, porque era muy pequeño, me hizo mucha ilusión cuando hace unos meses me lo recordó. Utilizábamos una cama a modo de barco de pescadores, desde la que echábamos unas cuerdas a modo de redes, que misteriosamente aparecían cargadas de gominolas a modo de peces. Su sonrisa al verlas aparecer no tenía precio. Casi siempre se olvidaba de que estábamos en medio del mar e iba a ofrecerle unas cuantas a su abuela, mi madre. Cuando regresaba montábamos un camarote con un paraguas abierto y una manta por encima, donde reponíamos fuerzas para la siguiente jornada.

Como nos ha salido un habilidoso percusionista, a los doce años entró a formar parte de un grupo infantil como batería. Ni que decir tiene que el orgulloso tito se apuntó a ser el fotógrafo oficial. Luego pasó a uno de mayores, en el que seguimos formando equipo mientras los estudios nos lo permitan.

A pesar de los actuales planes de enseñanza, sus maestros supieron inculcarle la preocupación por la ortografía y potenciarle sus facultades para la redacción. Desde niño me sorprendió por los berenjenales literarios en que se metía y su capacidad para salir mucho más que airoso de los mismos. Hace unos años entró a colaborar, con su trabajo e ideas, en una revista literaria de la red. Pronto empezará su carrera de Comunicación Audiovisual.

Es mi sobrino Diego. La unidad por la que multiplico cuando quiero hacerme una idea de lo que puede llegar a sentir un padre por un hijo.



Jaime (5)                                                  Página principal                                                 Gonzalo (7)