Hace tiempo que venía pensando en hacer algo como esto. Me gusta escribir, pero no para mí. Necesito, para que me compense hacerlo, que alguien me lea. Al menos una persona. Si tú estás ahí, ya habré cumplido mi objetivo.
Decían en un tutorial que el título del blog debe ser como una pequeña declaración de intenciones, para que el lector se haga una primera idea de lo que va a encontrar en él. Empezamos mal. Difícilmente puedo cumplir eso, porque yo mismo no sé muy bien por dónde van a ir los tiros. Simplemente pretendo compartir contigo lo que se me vaya ocurriendo. Lo que sí me gustaría es que, además de leerme, decidas participar con tus comentarios y opiniones.
Aunque no sea muy clarificador, algo sí se desprende del título Bitácora de Macondo. En primer lugar que, habiendo una palabra española tan bonita como bitácora, paso de llamar a esto blog. En segundo lugar que soy un enamorado de la novela Cien años de soledad, motivo por el cual le robé hace tiempo a García Márquez el nombre del pueblo (Macondo) para convertirlo en mi pseudónimo (no nick).
El hecho de protegerme tras el escudo de Macondo cuando me asomo a la red se ha convertido en una costumbre, pero no me importa que sepas mi verdadero nombre. Recuerdo que cuando se lo dije a mi primera amiga de por aquí (una encantadora madre de familia argentina) me comentó: “Ahora que los niños se han acostumbrado a decirte tío Maco, no me vengas con que te llamas Chema”.
Para que me conozcas un poco más, citaré unas palabras de Facundo Cabral con las que me siento muy identificado: "Escapa de los que compran lo que no necesitan, con dinero que no tienen, para agradar a gente que no vale la pena".
Soy de Zaragoza (España). Bienvenido a mi casa.