CUENTO CLÁSICO REINVENTADO
Hace muchísimos años, en un lejano país, se casaron una malnacida y un calzonazos, malnacido también (no nos engañemos). Fruto de ese matrimonio nacieron un niño y una niña, que se llamaron Hansel y Gretel. Llegó una época de crisis (casi tanto como la actual) en que flaqueaba la despensa. A la mujer no se le ocurrió otra cosa que tratar de sacudirse a sus hijos perdiéndolos en el bosque, para que se buscaran la vida como pudieran. El marido se resistió al principio, consciente de que iban a abocarlos a una muerte más que probable, pero bastó con la amenaza de dormir en el sofá y tener que beneficiarse a la cabra cuando quisiera desfogarse para que transigiera. A la mañana siguiente partieron los cuatro. Cuando los padres consideraron que estaban lo suficientemente lejos como para que los pequeños no fueran capaces de orientarse, allí que los dejaron con la promesa de volver a buscarlos antes de anochecer. Todavía estarían esperando los pobretes. Menos mal que Hansel, resabiado como estaba porque la hijoputez de sus padres venía de lejos, se había olido la tostada y tomado la precaución de ir echando unas piedras blancas que llevaba en los bolsillos conforme iban caminando. Para recorrer el camino de vuelta no tuvieron que hacer más que seguirlas a la luz de la luna. Cuando los vieron regresar, sus progenitores se quedaron con un palmo de narices. Pero la mala zorra de la madre tomó precauciones para que al día siguiente no pudieran hacer lo mismo, por lo que tuvieron que recurrir a echar migas del pan que llevaban para comer. El problema fue que los cabrones de los pajarillos se las comieron, por lo que no encontraron la forma de volver. Se sentaron junto a un árbol y encomendaron su suerte a Dios, pero les dijo que no tuvieran morro y que pusieran algo de su parte. Y así fue como empezaron a caminar, hasta que se toparon con una casita de chocolate. Una señora muy amable les invitó a entrar. Todo parecía muy bonito al principio, pero no tardaron en descubrir que en su anfitriona había más falsedad que juntando la de Judas con la de sus padres (los propios, que de los del apóstol nada se sabe). Antes de que se los cargara para comérselos, le dieron puerta al infierno (y nunca mejor dicho, porque la quemaron viva en el horno de la cocina). Cogieron todas las monedas y piedras preciosas que encontraron en la casa y se pusieron a buscar la suya. Cuando la encontraron salieron sus padres a recibirlos y, al verlos tan ricos, les mostraron una gran alegría por su regreso. Ellos les siguieron la corriente pero al amanecer del día siguiente, pidiéndoles que salieran a la calle para ver si hacía buen tiempo, los pasaron a mejor vida sin contemplaciones con una escopeta de caza que tenía el padre. Y a partir de ese día vivieron felices y comieron (además de perdices) toda clase de aves que se cruzaron en su camino, porque desde la experiencia de los pajarillos que se les zamparon las migas habían desarrollado una fobia muy especial hacia cualquier vertebrado con alas.
Jajajajajaja buenísimo. Y con un final justo y merecido.
ResponderEliminarEse cuento me daba pavor de pequeña. Menudas historias macabras nos contaban con tonito infantil como si los niños no entendiéramos la maldad o tragedia de la historia.
Un beso
Luego se sorprendían de que tuviésemos pesadillas.
EliminarBesos.
Que mezcla tan graciosa !
ResponderEliminarCelebro que te haga gracia.
EliminarEn estos tiempos que corren, hay historias de padres o madres igualitos al del cuento. Nos despiertan las noticias de un nuevo parricidio y se me congela la sangre.
ResponderEliminarHansel y Gretel me parece una historia de terror.
saludos
La vida real las fabrica mucho más retorcidas que los cuentos.
EliminarSaludos.
En la actualidad este cuento es el quehacer diario de muchas familias.
ResponderEliminarBesos
No pensaba que hubiera tantos padres malnacidos.
EliminarSaludos.
Es que yo ese final de los padres arrepentidos y todos tan amigos nunca llegué a entenderlo. Y los pájaros eran unos cabroncetes. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarEn realidad en la versión que yo he leído para refrescar la memoria a la que ponen mal es a la madre. Al padre lo pintan como una buena persona, influenciado por su mujer. Cuando los niños vuelven la madre ha muerto y el padre ha sufrido mucho, arrepentido de haber abandonado a sus hijos.
EliminarBesos.
Genial, quién te dice si no es ésta la verdadera historia y no la versión censurada que ha llegado hasta nosotros?
ResponderEliminarUn saludín :)
La buena es esta. He llegado a ella tras una ardua labor de investigación. Además es más coherente.
EliminarOtro saludo para ti, Xurxo.
jajajajaja muy bueno te ha quedado, eh???
ResponderEliminarY no hace falta que traigas chaqueta, que en el infierno hace calor!!!
Besitos =)))
Gracias.
EliminarYa me habían dicho que había buena calefacción en el infierno. Todo son ventajas.
Besos.
30 grados ahora mismo....tal vez no lleguemos a los 40, luego te digo!!
ResponderEliminar=)))
Vaya infierno más templado.
EliminarTrae sombrero, ya estamos a 42 °!!!!
EliminarAlgunos padres de los cuentos para niños eran toda una fichita, mira que perderlos en lugar de trabajar duro para alimentarlos). ¡Que les den por culo! (ignoro lo que significa esta frase pero se me ocurrió ahorita porque suena horrible.
ResponderEliminarBeso Chema
Pues a mí me ha sonado muy gracioso en tus letras, pero no se lo enseñes a la Bella. El significado ya puedes figurártelo. A algunos les gusta. No digo el significado, sino que les den.
EliminarBesos, Flor de María.
Me hiciste reír, ¨A algunos les gusta... sino que les den¨ eso si fue gracioso.
EliminarBeso
Me alegra haberte hecho reir.
EliminarOtro para ti.
ResponderEliminarHola, te/ os invito a que participéis en un certamen de micro relatos participativos:
Puedes clickar aquí, gracias por vuestra atención.
Gracias. Lo tendré en cuenta.
EliminarQuerido Chema... Este me ha gustado especialmente y, a mi manera, como siempre, saco tres conclusiones...
ResponderEliminarQué dos tetas pueden más que dos carreras.
Que la necesidad obliga a la imaginación.
Y que de la maldad de algunos hijos, tiene la culpa la educación y el comportamiento de sus padres.
Jaja
Siempre muchos
Esas conclusiones "a tu manera" son muy sensatas.
EliminarMás para ti.
Que pesados eran Hansel y Gretel.
ResponderEliminarNo entiendo como no lo hicieron antes.
Hala, que vuelvan ahora... jajajja
Saludos.
Los tenían un poco cohibidos, pero ya ves que en cuanto cogieron la marcha no pararon hasta dejar el futuro despejado.
EliminarSaludos.
:D Muy buena versión, Macondo. Pero ten un poco de comprensión con los papás, que estaban muy desesperados ;)
ResponderEliminarTú no haces eso con tu hija ni aunque te estés muriendo de hambre.
EliminarBesos.
Ni de sed, que es peor ;)
Eliminar¡Besos!
Por eso te digo, Eso de que la caridad bien entendida empieza por uno mismo no suele verse ni en los peores padres con respecto a sus hijos.
EliminarMira a ver si publicas un libro con las nuevas versiones de los cuentos como hicieron los Grimm! Esperando la próxima con impaciencia!!
ResponderEliminarLa próxima entrada no creo que sea un cuento, pero trataré de seguir explotando el filón.
EliminarSi la cosa se limitará a los cuentos…Hace un par de semanas, los franceses se enteraban de que un padre había decidido cargarse a su hijo pequeño en una lavadora en marcha, sin que se le moviera un músculo. Definitivamente hay padres que solo saben engendrar y eso no basta para merecer el apelativo de padre o madre. Se les olvida que lo que en gran medida condiciona y mueve el mundo es lo que recibimos en nuestra infancia. Salvando las distancias, un gobierno no es solo democrático por la manera en que ha sido elegido. El timbre ha de ganárselo a diario, en sus formas y en sus fondos.
ResponderEliminarMe había propuesto darme (y darte) una tregua de enfados y mira…
Buena semana, Chema.
Un fuerte abrazo.
A mí no tienes que darme tregua alguna. Más bien al contrario, tus comentarios siempre enriquecen lo que escribo.
EliminarUn fuerte abrazo y buena semana también para ti.
Hansel y Gretel, de tal palo tal astilla. Los padres, que la maldad hacia sus hijos los obnubilaba y no eran capaces de ver más allá recibieron su merecido de los monstruos que habían engendrado. Debiera alegrarme y a pesar de todo siento que a unos niños se les dañe hasta tal punto que sus actitudes nunca van a ser reversibles.
ResponderEliminarBesos Chema
La verdad es que hay cuentos que se las traen. No sé cómo se podía leer semejantes cosas a los niños.
EliminarBesos, María Pilar.
gretel y hansel... terror
ResponderEliminarhttp://www.visiondearlequin.blogspot.mx/
Terror, efectivamente. Una rara lectura para los niños.
EliminarAh, los traumas infantiles xddd! Biquiños!
ResponderEliminarCon estos cuentos (ya no digo los que reinvento yo, sino las versiones oficiales) no me extraña.
EliminarBesos.
Buenísimo Chema este conglomerado de cuentos, la forma de relatar la historia es de lectura fácil y eso es muy práctico.
ResponderEliminar¡¡¡ Que padres tenían las criaturitas, pero como dice el refrán "no hay mal que por bien no venga " y a pesar de sufrir cantidad de vicisitudes al final triunfó el bien para ellos.
Sabrás que conseguiste arrancarme varias sonrisas , se agradece mucho.
Besos Chema
Puri
Las sonrisas, mi mejor premio.
EliminarBesos, Puri.
Cada día me sorprendes más. Ahora con los cuentos; podías haber formado un dúo fenomenal con la inolvidable Gloria Fuertes. Eres una fuente inagotable de sabiduría e imaginación. ¿Hay algo que se te resista?...
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
Con Gloria Fuertes hubiera hecho un buen tándem nuestra querida Malquerida.
EliminarDesgraciadamente, se me resiste casi todo.
Un abrazo, Rafa.
Ese final que le has "plantao" es apoteósico, (genial) se lo merecían, y es que haberlos haylos, no tiene más que escuchar las noticias, casos que hacen temblar tanto o más que el de tu cuento.
ResponderEliminarMucho tiempo sin visitarte, y es que sigo andando de cabeza. A ver si me doy la vuelta. ;)
Besos Chema.
A tu marcha, no te preocupes. Yo también te tenía un poco abandonada.
EliminarMuchos besos, Lore.
Jajajja, leo mi comentario y nada... que no tengo arreglo, jajajajaa
ResponderEliminarSaludos.
Que sigues pensando lo mismo, vamos.
EliminarSaludos.
Esos padres eran cafres, bien muertos les dejaron, hombre ya :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Como te estás volviendo desde que lees al Toro, jajaja.
EliminarUn abrazo.
Me imagino que es el tipo de cuentos que contaban los Vikingos a sus hijos para que aprenderan a no fiarse de nadie, ni de sus propios padres, y a ser unos aguerridos guerreros sin piedad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como el chiste de "Tírate, hijo mío, que te coge tu padre".
EliminarUn abrazo.
¡Me ha encantado! :)
ResponderEliminarAl final el karma y la astucia hicieron su papel.
Un abrazo!
El que la hace, la paga.
EliminarUn abrazo.
Una versión más acorde a la complejidad de nuestros tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Alfred. El de antes ya no encaja.
EliminarUn abrazo.
Fascinante ese toque tuyo que le aportas a los cuentos. Por qué no piensas en editarlos tal como los expones? por lo menos la gente leería un poco más y tratría de hacer reflexiones entre la versión antigua y la tuya que me parece más original y adaptada a los nuevos tiempos, Chema.
ResponderEliminarUn abrazote, amigo y feliz día !!!
No dan de sí para un libro, pero quizá mezclados con otras cosas sería planteable publicarlos. Muchas gracias por tus ánimos.
EliminarUn fuerte abrazo y feliz día también para ti.
Y por fin se tomaron la justicia por la mano... ¡No me extraña nada que estos dos angelitos aprendieran la lección de una forma tan ingrata!
ResponderEliminarUn abrazo, Chema.
Para todo tenían los pobretes con semejantes padres.
EliminarOtro abrazo para ti, Estrella.
Si es que se lo ganaron a pulso (sus padres), y mira que tardarón esos dos angelitos en reaccionar.
ResponderEliminarjajaja eres tremendo y, tu imaginación, maravillosa.
Un beso doble.
Tú que me lees con buenos ojos.
EliminarGracias.
Doble también para ti.
¡Hola!
ResponderEliminarA mí de pequeña me traumatizaba, esos padres abandonado a los niños en lugar de buscarse la vida.
El final me encanta excepto por los pájaros, pobres, se comieron las migas por hambre, sin maldad, jejejeje.
Muchas veces, por desgracia, cuando hay matanzas o asesinatos muy morbosos, al investigar, se descubre que esas personas tuvieron infancias espantosas.
Muy feliz miércoles.
Los niños tampoco se comían los pájaros con maldad. Solo con hambre.
EliminarLas víctimas de estos niños por lo menos fueron sus propios vergugos.
Feliz miércoles también para ti, aunque está ya un poco adelantado.
Vaya con los alemanes estos, qué raro que un cuento teutón acabe con pistolas y chocolate, je, je. Una venganza en toda regla, y bien agusto que nos hemos quedado,personajed, autor y lectores. Para que después digan que ser padre es más complicado que ser hijo, XD.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues me alegra que todos hayamos quedado contentos con semejante carnicería.
EliminarEn lo de padres e hijos no se puede generalizar, ¿verdad?
Un abrazo, Pepe.
!!!Donde va apara!!! Esta versión es mas realista e inteligente que la de los hermanos Grimm.
ResponderEliminarAl menos a mí me lo parece.
Un abrazo.
Y yo que te lo agredezco, Juan.
EliminarUn abrazo.
Cómo has cambiado la versión del cuento y cómo hemos cambiado nosotros, yo al menos. Donde las dan las toman... Pues eso, venganza merecida.
ResponderEliminarUn abrazo, Chema.
A otra cosa, mariposa.
EliminarOtro abrazo para ti, María Pilar.
Es que los traumas infantiles siempre son un semillero de ira, aunque visto lo visto ¿quién podría negarles su venganza? Un cuento que esconde muchos conflictos morales en su interior. Un abrazo!!
ResponderEliminarSi la justicia miraba para otro lado cuando actuaban los padres, se supone que sucedería lo mismo con los hijos. El cuento dice que fueron felices, o sea que les hicieron la vista gorda.
EliminarUn abrazo, David.
Como yo digo , la venganza es un plato que se sirve frío
ResponderEliminary esta esta muy bien , me a gustado mucho tu cuento de hoy
Ya sabía yo que tú no te podías resistir a volver a reeditar todos tus cuentos
clásicos tuneados , estos están mucho mejor , ya que tienen ese toque de rebeldía
Me acabas de alegrar la mañana , te deseo una feliz semana... Besos de flor.
No le digas a nadie que te he alegrado la mañana con tamaña carnicería, Flor.
EliminarFeliz fin de semana (adelantado) también para ti.
Besos.
Cría cuervos... les diría a los padres, que así les ha ido. Pero con todo esto que han pasado mi pregunta es ¿cómo serán ellos, Hansel y Gretel, como padres? ...porque todo se aprende y más con el ejemplo. Una revisión del cuento que me deja pensando más que el original.
ResponderEliminarUn beso.
Yo creo que al hacer pagar a los culpables su fechoría no les quedaría trauma alguno que les impidiera ser unos buenos padres. Todo lo contrario, no querrían para sus hijos lo que ellos habían sufrido.
EliminarCon qué soltura estoy hablando de un doble parricidio. :)
Un beso, Alma.
¡Me ha encantado!Esa vuelta que le has dado al cuento es estupenda. A cada uno hay que darle lo que se merece.
ResponderEliminarUn abrazo
Me estáis quitando el complejo de bestia entre unos y otros.
EliminarGracias, Rita.
Un abrazo.
Que bien le has dado la vuelta a la tortilla. Donde las dan las toman.
ResponderEliminarEspero que sean mejores padres, o quizás no?
Vengo del baúl de Rita de leer tu nota RE y he sentido curiosidad. Sin tu permiso me quedo por aquí.
Cuídate.
Un abrazo.
No necesitas mi permiso, evidentemente. Además, estoy encantado.
EliminarCuídate tú también.
Un abrazo, Laura.
Pobrecitos Hansel y Gretel, con lo buenos niños que eran y los han convertido en psicópatas.
ResponderEliminarEs lo que tiene que te metan en un cuento.
EliminarPobres niños, vaya padres que les tocaron en suerte. La verdad es que hay padres que se merecen lo peor. Y luego la manía de la bruja con que Hansel tenía que engordar. Menos mal que tenía una pata de pollo para irla sacando entre los barrotes de la jaula. Este cuento me produce grima.
ResponderEliminarBueno, lo que me consuela es que ahora con los móviles y los drones, nos hemos quitado el problema de las migas de pan.
Genial tu versión. No se cuál es más impactante si la tuya o la original, que también es de alivio.
Me he divertido mucho leyéndola.
Yo tengo editado un cuento en donde narro "La verdadera historia del príncipe que se convirtió en rana".
Efectivamente yo seré muy burro, pero los originales tampoco son mancos.
EliminarCelebro que te hayas divertido.
Habrá que echarle un vistazo a ese príncipe tuyo.
Bueno, a lo mejor los padres estaban de los niños hasta el mismísimo gorro. Tienes que contar que pasó cunado crecieron, porque eso si que tiene digno de novela de psicópatas.
ResponderEliminarUn abrazo
Luego ya les perdí la pista. No sabría decirte.
EliminarUn abrazo.
👏👏👏👌😘😘
ResponderEliminar;-)
EliminarA cada uno hay que darle lo que se merece... me ha encantado como le diste la vuelta.. A mi sinceramente, nunca me gustó ese cuento.
ResponderEliminarBesitos para tu noche.
Con esos cuentos que nos contaban hemos salido medio normales de casualidad.
EliminarBesos para la tuya.
Jajajajajaja, ¡qué listos! Me ha encantado lo de que no sabemos nada de los padres del apóstol, y lo de la fobia desarrollada a los vertebrados con alas . ¡Qué bueno!
ResponderEliminarUn abrazo
Yo de los padres del apóstol no tengo noticias, aunque quizá sea por ignorancia. La fobia a los vertebrados con alas fue culpa de aquellos pájaros que se les comieron las migas de pan que marcaban el camino de vuelta a su casa..
EliminarUn abrazo.
Desde luego... vaya cuentos que nos contaban... Menos mal que has llegado tú y has puesto las cosas en su sitio.
ResponderEliminarBesos
Estos míos son de lo más edificantes, ¿verdad?
EliminarGracias.
Besos.
Jajajaja lo que más gracia me ha hecho de este cuento han sido los motes que les has puesto a los padres malnacidos, o hijoputez de los pacres jajajaja. Se lo merecen.
ResponderEliminarMuy bueno este cuento también adaptado con tu ironía y humor, otro de los preferidos de mi infancia.
Besos.
"Malnacido" está recogida por la RAE. No así "hijoputez". A la espera de que lo sea la he escrito en cursiva.
EliminarGracias, María.
Besos.
Gracias a tu trabajo de investigacion conocemos, al fin, la historia real... Magnifico
ResponderEliminarGracias por valorar mi esfuerzo, Ildefonso.
EliminarMuy original la versión y con mucha fuerza el relato.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos.
Gracias, Amapola.
EliminarBesos.
Si es que al final uno recoge lo que siembra; hasta los pajarillos tuvieron su ajuste de cuentas…
ResponderEliminarEstos cuentos me recuerdan a aquellas “historias para no dormir”… de nuestro magnífico Chicho Ibáñez. Vamos, que hasta te imagino narrándolas con esa peculiar voz…
Un placer leerte, Macondo! Muy bueno.
Abrazo grande, y feliz finde.
Eso son palabras mayores, Ginebra. No aspiro a tanto, pero te agradezco mucho el comentario.
EliminarUn placer que me leas.
Buen finde.
Un abrazo.
Muy curiosa la reedición del cuento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Matías.
EliminarUn abrazo.
Gracias amigo Macondo por darme con tus escritos, como siempre, unos minutos de alegría en éstos tiempos tan complicados. Puedo decir que ahora si que conozco la verdadera historia de Hansel y Gretel.
ResponderEliminarUn abrazo, cuídate mucho.
Tampoco pretendo que sea la auténtica. Simplemente es la mía. Que me gusta un poco más desde que me has dicho que te ha dado un rato de alegría.
EliminarCuídate tú también.
Un abrazo.
Buenas tarde,creo nunca te visite y vaya lo que me perdí,gracias a María estoy visitando tu Bitácora, ya veo que has hecho una buena adaptación del famoso cuento.
ResponderEliminarY sin duda mucho más simpática al menos los mires don originales y simpáticos..
Un saludo y feliz tarde.
Agradezco a María el generoso homenaje y la consecuencia de haberte traído por aquí.
EliminarBienvenida.
Un saludo.
Hola Macondo!!
ResponderEliminarMe gusta como interpretas estos cuentos clasicos de una forma que causa gracia.....
Un final tragico para dos chicos que sufrieron el abandono de sus propios padres... y luego la condena a prision por el parricidio... triste y muy real a la vez
Un beso y buen fin de semana
Lo de la condena a prisión por el parricidio ya es de tu cosecha. Yo prefiero pensar que las autoridades prefirieron mirar para otro lado.
EliminarBuen fin de semana.
Un beso.
Recordando frases de películas famosas... "Hasta la persona más pequeña puede cambiar el curso del futuro (La Comunidad del Anillo)"
ResponderEliminarSe lo merecían,... los padres, claro!
Un poco drásticos sí que fueron los niños, pero quizá estaban influidos por el ejemplo recibido.
EliminarMe ha encantado la adaptación a la actualidad que has hecho del mismo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amiga.
Celebro que te haya gustado, Manuel.
EliminarNo tiene importancia, pero soy amigo. Mi Mafalda te confundió.
Un fuerte abrazo.
Gracias muy querido Macondo.
ResponderEliminarExcelente tu esfuerzo literario
Gracias a ti, Ricardo.
EliminarUn abrazo.
Buen criterio el de Cristal al recomendar esta bitácora.
ResponderEliminarEnhorabuna
Gracias, Luis Antonio.
EliminarJajajaja, ni modo, lo merecían los padres por ser tan malvados y también lo merecían los pajarillos. Fabuloso relato, te mando un abrazo muy grande y cariñoso.
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, Jova.
EliminarUn abrazo.
Uuuuy que tirado con honda, es una revelación por cierto!!
ResponderEliminar¿Una revelación?
EliminarUn gótico escrito con toda la inocencia y el humor, que a uno no le le duele la violencia. Muy bueno. Carlos
ResponderEliminarGracias, Carlos.
EliminarHola Macondo, algunos de estos cuentos clásicos, tienen un trasfondo negro, que casi nadie los ve. Hace algunos años leí la versión moderna de Caperucita roja y otros cuentos. Es increíble lo que significa cada personaje.
ResponderEliminarSobre Hansel y Gretel es la primera vez que escucho tu versión y me ha encantado. La indignación y afrontamiento que haces al cuestionar la perversidad de la madrastra, es de aplaudir. Hemos leído de niños esta historia... aterrorizándonos. Sería buena lección, si publicas y dedicas tu versión actual, a los jóvenes, futuros padres. Yo también cambio, a veces, las viejas versiones de cuentos.
Volveré por más. Saludos cordiales.
Mi versión de Caperucita Roja la puedes ver tres entradas antes a esta.
EliminarLa verdad es que es raro que hayamos salido medianamente normales con los cuentos que nos contaban
Mañana saco el de Las habichuelas mágincas.
Muchas gracias, Ceciely.
Saludos.
Gracias, Sandy. Acabo de ir a conocer tu blog.
ResponderEliminarMe preguntaba donde iba a estar la variante, porque la historia se parecía bastante al original.
ResponderEliminarNo es una reacción aconsejable, pero los padres eran nefastos.
Un abrazo.
En el original, cuando vuelven los niños, ha muerto la madre (que supuestamente era la única mala). Los niños se creen el arrepentimiento de su padre y son felices los tres con del dinero que traen.
EliminarUn abrazo.
Hola Macondo, este cuento lo sabía casi como tú lo narras, con pequeñas variantes del final. Es increíble el bagaje emocional, nocivo, con el que teníamos que cargar. Esta transmisión oral y escrita de los cuentos, se hizo tradición en varias generaciones y no hubo mala intención ni de nuestros padres ni abuelos. Los padres en épocas remotas, no eran tan avispados como los de ahora.
ResponderEliminarLo que aquí más me gusta, no son las variantes, sino tu capacidad de interpretarlas y contarlas Les buscas el trasfondo, las haces realistas, jocosas y las adaptas a nuestra época. Los niños de ahora, se divierten con juguetes violentos y guerras virtuales. Jamás creerán en los cuentos clásicos. Gracias por compartir tu ingenio. Voy a leer Caperucita...
Es cierto que el cuento, hasta el final, lo narro tal cual es el clásico. Lo único que cambia es que, haciendo lo mismo, yo me niego a considerar al padre buena persona. En consecuencia no puedo incluirlo en un final feliz rodeado de sus hijos.
EliminarGracias por tu lectura profunda y generosa.
Jajajaja mas de una vez pensé algo parecido, asquito de padres y picaros chavales
ResponderEliminarDivertido y agrio como la vida misma vamos...
Un saludo
Un saludo, Ayelen.
EliminarEste es buenísimo, la hijoputez de los padres, que me partooooo. Y a escopetazos que se cargaron a los padres, pues claro, como debe ser, coño, jajajaja. Chapó, compñaero ¿no hay más? buen día!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Emerencia.
EliminarA mí este cuento me gustaba mucho por la casita de chocolate...menos mal que la casita no la has quitado...me la quiero comer! Jajajajajja
ResponderEliminarNo sé cómo no se derretía con tanto trasiego que llevaban con la caldera.
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