Dice el diccionario que inteligente es la persona que está dotada de un elevado grado de inteligencia. Se entiende que cuando se dice un elevado grado es que está muy por encima de la media. Señores, no se empeñen todos en que sus hijos/nietos son inteligentes, porque entonces hay que cambiar la vara de medir. Inteligentes puede haber dos o tres en toda una clase de cuarenta, no casi toda ella. No se me ofenda, que no le estoy llamando corto al niño. Con un coeficiente bajo puede haber otros dos o tres y tampoco hay que rasgarse las vestiduras. La mayoría se queda en el medio. Unos están en el medio alto y otros estamos en el bajo, pero treinta y cinco no somos ni inteligentes ni cortos. Además, los inteligentes no siempre son los que sacan las mejores notas. Muchos niños destacados en el colegio llegan a la universidad y se estampan. También sucede al revés. Ya sé que a usted nadie le saca de la listeza de su nieto, pero dese cuenta de que ya hemos cambiado el término. Aunque muchas veces los listos son inteligentes y viceversa, en otras muchas ocasiones no tiene nada que ver. La más guapa se la suelen ligar los listos, no los cerebritos. Lo de guapos y feos ya es más relativo, pero viene a suceder lo mismo. La mayoría volvemos a estar en el montón. En el bendito montón, que no pasa nada por no ser inteligente, ni listo, ni guapo.
Cita del día
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CITA DEL DÍA: «Los únicos que están siempre de vuelta de todo son los que no han ido nunca a ninguna parte» (Antonio Machado).
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sábado, 30 de septiembre de 2017
Inteligentes, listos, guapos y del montón
Dice el diccionario que inteligente es la persona que está dotada de un elevado grado de inteligencia. Se entiende que cuando se dice un elevado grado es que está muy por encima de la media. Señores, no se empeñen todos en que sus hijos/nietos son inteligentes, porque entonces hay que cambiar la vara de medir. Inteligentes puede haber dos o tres en toda una clase de cuarenta, no casi toda ella. No se me ofenda, que no le estoy llamando corto al niño. Con un coeficiente bajo puede haber otros dos o tres y tampoco hay que rasgarse las vestiduras. La mayoría se queda en el medio. Unos están en el medio alto y otros estamos en el bajo, pero treinta y cinco no somos ni inteligentes ni cortos. Además, los inteligentes no siempre son los que sacan las mejores notas. Muchos niños destacados en el colegio llegan a la universidad y se estampan. También sucede al revés. Ya sé que a usted nadie le saca de la listeza de su nieto, pero dese cuenta de que ya hemos cambiado el término. Aunque muchas veces los listos son inteligentes y viceversa, en otras muchas ocasiones no tiene nada que ver. La más guapa se la suelen ligar los listos, no los cerebritos. Lo de guapos y feos ya es más relativo, pero viene a suceder lo mismo. La mayoría volvemos a estar en el montón. En el bendito montón, que no pasa nada por no ser inteligente, ni listo, ni guapo.
lunes, 25 de septiembre de 2017
Diccionario en tono de humor (79)
Reinvención personal, en clave de humor, del significado de las palabras.
CARCAJADA. Señora retrógrada que ha perdido su lozanía.
FORMATEO. Intervención a que se sometió el autor del primer evangelio, para dejar espacio en su memoria a otras vivencias.
FORTUNA. Exitosa agrupación musical de estudiantes.
LAGARTIJA. Recipiente donde se pisan pequeños reptiles para obtener mosto.
MELENA. Cabello suelto con el que la chica de Troya se metía a los hombres en el bolsillo.
MORTADELA. Embutido hecho con los restos de Adela.
OVEJA. Órgano externo que tiene el ganado lanar para la audición.
PACOTILLA. Persona interesada en los chismes y cuentos relacionados con Francisco.
PENACHO. Grupo de plumas con que Ignacio se adorna la parte superior de la cabeza.
PERPENDICULAR. Dícese de una línea recta o un plano que forma ángulo recto con las nalgas.
RECAUCHUTAR. Reparar las botas desgastadas de los futbolistas.
REMOJADA. Dícese de la segunda nota musical cuando está excitada sexualmente.
REPRENDER. Corregir o amonestar por la reincidencia en la provocación de incendios.
RETOÑO. Hijo de Antonio.
TABLERO. Fabricante de tablas.
miércoles, 20 de septiembre de 2017
Ampolla
Dicen las malas lenguas que la palabra ampolla procede del latín, que a su vez la había tomado prestada del griego, pero hay voces discrepantes que le atribuyen un origen más reciente y menos culto. El comprensivo lector sabrá disculpar lo que pueda tener de chabacana la conclusión de la inventada historia que voy a contarle.
Siempre se había negado a pasar a la zona nudista de la playa. Sus amigos sabían que era por pudor a mostrarse desnudo en público, aunque para pitorrearse le decían que era porque le daba vergüenza tenerla tan pequeña. Cada vez que lo dejaban solo para cruzar al otro lado, volvían contándole maravillas sobre lo buenas que estaban las chavalas con las que habían ligado en pelota picada. Aquella mañana, como otras muchas, cuando llevaban un rato en la zona vestida decidieron pasar a la parte nudista. Tan harto estaba de las bromas y tanta curiosidad tenía por ver a las chicas desnudas, que decidió superar su timidez y acompañarles. Cuando llegaron no había más que personas mayores y se pusieron a tomar el sol mientras esperaban que llegasen muchachas de su edad. Nuestro héroe se despojó del bañador después de haberse dado la protección, sin darse cuenta de que por la falta de costumbre olvidó protegerse aquella parte del cuerpo que nunca se había enfrentado a los rayos solares. Para más inri se quedó dormido, por lo que estuvo expuesto más tiempo del que hubiera sido prudente. El resto de su anatomía no sufrió demasiado gracias a la crema, pero sus partes íntimas se le quedaron en carne viva.
Hasta entonces nadie había pensado en darle un nombre a esas bolsas de líquido que como consecuencia de quemaduras o rozamientos se producen en la epidermis de la espalda, pecho, pies, etc., pero a partir de ese día, considerando el lugar del cuerpo en que se habían producido, se inventó la palabra ampolla. Con el paso del tiempo el significado se ha ido generalizando y actualmente se utiliza aunque esté ubicada en otras zonas corporales.
viernes, 15 de septiembre de 2017
Serafina
Cuando Isidra se quedó embarazada no hacía más que rezar para que, si lo que venía era niña, todo se desarrollara como lo tenía previsto. Estaba obsesionada, pero no con que naciera bien, o creciera con salud, o llegara a ser una buena persona, o fuera inteligente, o guapa... sino con que no fuese ordinaria. Trabajaría lo que hiciera falta para llevarla a un colegio de pago y que pudiera relacionarse con verdaderas señoritas. Que fuera bien o mal en los estudios carecía de importancia, porque el destino que le tenía reservado era casarla con un buen partido para que se convirtiera en toda una señora como aquellas para las que ella trabajaba. Para que eso pudiera suceder era imprescindible que fuera refinada. Tanto repetir será fina, será fina, será fina, aunque en la pila bautismal le pusieron Elizabeth (con todas las letras), en su entorno le llamaron Serafina desde antes de nacer.
La chica salió rana. En cuanto fue mayor de edad se cambió de nombre. Aunque tampoco le gustaba Serafina, se quedó con él porque le resultaba mucho más nacional y familiar. Le cogió el gusto a los estudios y al salir del colegio, descartando hacer un curso de corte y confección como le aconsejaba Isidra, decidió ir a la universidad como un chicazo. Se pagó la carrera de Derecho dando clases particulares y sacó Notarías a la primera. Aunque tenía mucho éxito con los hombres, por ninguno se planteó cambiar de estado civil. Se quedó para vestir santos, como decía su madre, la cual se fue al otro mundo sintiendo que había fracasado con su hija.
La chica salió rana. En cuanto fue mayor de edad se cambió de nombre. Aunque tampoco le gustaba Serafina, se quedó con él porque le resultaba mucho más nacional y familiar. Le cogió el gusto a los estudios y al salir del colegio, descartando hacer un curso de corte y confección como le aconsejaba Isidra, decidió ir a la universidad como un chicazo. Se pagó la carrera de Derecho dando clases particulares y sacó Notarías a la primera. Aunque tenía mucho éxito con los hombres, por ninguno se planteó cambiar de estado civil. Se quedó para vestir santos, como decía su madre, la cual se fue al otro mundo sintiendo que había fracasado con su hija.
sábado, 9 de septiembre de 2017
El taco picante
en el bar del estudiante.
Un cliente muy grosero,
en tono poco galante,
le pidió a la camarera
un taco fuerte en picante.
Aprovechando el pedido
que le hacía el demandante
la chica se le mofó
de lo que cuelga delante,
quedándose él muy cortado
mientras ella tan campante.
lunes, 4 de septiembre de 2017
La llave
a un vecino de mi calle,
que fue a la cerrajería
a hacer copia de una llave.
El hijo del cerrajero,
que es tonto como su padre,
cuando le explicó el asunto
entendió que ni se sabe.
Se puso un kimono blanco
y le aplicó tal jarabe
de palo que ahora se encuentra
en el hospital muy grave.
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