Cita del día

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CITA DEL DÍA: «A los ídolos no hay que tocarlos: se queda el dorado en las manos» (Gustave Flaubert).

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jueves, 29 de marzo de 2012

Pedro Ocón de Oro




La historia del pasatiempo hispano sería incomprensible sin considerar la figura de don Pedro Ocón de Oro, tanto por su aportación como inventor (sopa de letras, oconograma, crucigrama en blanco, etc.) como por su colaboración en diversas publicaciones propias y ajenas. Desde que a los 16 años (1947) ganara las 50 pesetas de premio al  mejor crucigrama del mes enviado por los lectores al periódico Madrid, hasta su prematuro fallecimiento en 1999, convirtió en arte el oficio de entretener, cumpliendo con el  precepto de “deleitar aprovechando” que preconizaba Horacio. La actividad de la firma no quedó interrumpida, porque sus hijas tomaron el  testigo.

En una de esas ocasiones en las que en  mis tiempos de estudiante me dio por ponerme al otro lado del pasatiempo (el que magistralmente ocupaba don Pedro), se me ocurrió escribir a alguna publicación para ver si podía interesarles mi colaboración. El  único que se dignó contestarme fue él. Me invitó a enviarle alguna muestra y posteriormente, en una de sus visitas a Zaragoza para firmar ejemplares de alguno de sus libros en El Corte Inglés, a mantener una entrevista.

Nos conocimos en el Hotel Goya, donde se hospedaba. Me dijo que no le interesaban  las colaboraciones de crucigramas, puesto que tenía un equipo dedicado a su creación. Pretendía destacar en otros pasatiempos, como el jeroglífico, en los que la imaginación adquiere un mayor protagonismo. Le manifesté que si me consideraba absolutamente inútil para resolverlos, con mucho más motivo lo sería para crearlos. Me animó a familiarizarme con ellos,  especialmente a través de su revista Pasatiempos ORO, y de esta forma empecé a colaborar con él.

La ventaja que enseguida advertí en los jeroglíficos, con respecto a otros pasatiempos, fue que podían crearse en cualquier sitio. No necesitaba estar sentado con papel  y lápiz, sino que bastaba con ir por la calle pensando en signos y objetos hasta que de repente se me hacía la luz y tomaba un simple apunte. Cuando tenía veinte o veinticinco los pasaba a limpio y los mandaba por correo, quedando a la espera del veredicto de don Pedro. No tardaba en contestar, devolviéndome los no seleccionados con explicaciones que me ilustraban sobre los motivos que le habían llevado a rechazarlos. En algunas ocasiones era porque ya estaban creados con anterioridad (nunca se me ocurrió preguntarle cómo podía llevar semejante control), en otras porque incumplían alguna norma que yo entonces desconocía (así fui aprendiendo) y en otras simplemente porque no le gustaban. Venía a quedarse con una quinta parte,  lo que para mí resultaba un éxito.

La satisfacción de ver publicado algo que yo hacía por entretenerme hubiera sido compensación suficiente, pero desde el principio dejó muy claro que me retribuiría el esfuerzo. Creo recordar que los jeroglíficos cotizaban a 250 pesetas y otros pasatiempos que requerían  mayor elaboración a más. Su forma de pagarme era tan  puntual  como  curiosa. En  el  mismo  sobre en  el que me devolvía los ejemplares no  seleccionados, me enviaba el dinero por  los que había elegido. Jamás hubo  un problema con Correos.

Así estuvimos durante algún tiempo, carteándonos cuando le hacía un envío y viéndonos las dos o tres veces más que volvió por Zaragoza a firmar ejemplares de algún libro. Más de cien pasatiempos creados por mí (sobre todo jeroglíficos, pero también oconogramas y algún damero) fueron publicados, especialmente en la revista Pasatiempos ORO. Recuerdo con especial orgullo un jeroglífico que apareció en la portada de uno de sus números.

Cuando empecé a trabajar fui distanciando las colaboraciones, hasta que terminé por dejarlas totalmente. En junio de 1999 lamenté profundamente la noticia de su fallecimiento. A la admiración por el genio se había unido el merecido afecto por la persona.

lunes, 26 de marzo de 2012

Diccionario en tono de humor (2)





Reinvención personal, en clave de humor, del significado de las palabras.


AJENO. Dícese de lo que tiene que entrar en la redistribución de la riqueza. Lo que está excluido, se denomina propio.
ALACENA. Armario hecho en la pared, donde se guardan las viandas destinadas a las comidas nocturnas.
ALBAÑIL. Trabajador de la construcción de noble cuna.
ALEGATO. Escrito en el que expone el abogado los fundamentos del derecho de su minino.
ALENTAR. Animar pausadamente.
ALFABÉTICO. Perteneciente o relativo al  alfabeto andaluz.
ALFILETERO. Estuche cilíndrico en que se guardan determinadas piezas del ajedrez.
ALINDAR. Poner hermosos límites a una heredad.
ALITERACIÓN. Figura de dicción que hace su aparición cuando en  la  redacción no  se pierde ocasión de hacer repetición en la utilización de fonemas un montón de veces.
ALPINISTA. Persona aficionada a subir a los pinos.
ANÉMICO. Mono  de sangre pobre.
ANGOSTO. Octavo mes del anño.
ANGULA. Apetito  desordenado de comer crías de anguila.
ANILLO. Orificio  por el  que se expelen los excrementillos.
ANIMALES. Infundeles válor o vígor.

viernes, 23 de marzo de 2012

Mi padrino




Escrito el pasado lunes, 19 de marzo.



Era el único de mis tíos a cuyo parentesco no le añadía el nombre para identificarlo. “Tío”, a secas, era él solo. Los demás, con sus respectivos nombres.

Hoy, día de San José, quiero tener un recuerdo para mi padrino. Era el día de su santo; de nuestro santo. El nombre fue lo primero que heredé de él. Quienes le conocieron dicen que también otras muchas cosas, empezando por las manos. Y su manera de ser, reposada; sin demasiados afanes de protagonismo. Hasta su condición de solterón recalcitrante.

Lo que no supe aprender fue su forma de ejercer el padrinazgo. Siempre presente. Dejando constancia continuamente de que yo no era un sobrino más. Haciéndome sentir especial, no solo en los regalos sino en la dedicación y el trato recibidos. Acordándose de mí incluso en el testamento. Como si en sus afectos ocupara el sitio del hijo que nunca tuvo.

Espero que, allá donde esté, sepa disculpar este relativo atraco a nuestra intimidad familiar. Simplemente, en el día de nuestro santo, he sentido el deseo de decir en voz alta que tuve un PADRINO con mayúsculas.

martes, 20 de marzo de 2012

Citas (31 a 40)







31. “Si tu mal tiene remedio, ¿por qué te quejas? Si no lo tiene, ¿por qué te quejas?” (Proverbio oriental).


32. "La salud es la unidad que da valor a todos los ceros de la vida" (Bernard de Fontenelle).


33. "Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor momento" (W. Somerset Maugham).


34. "Amigo es el que en la prosperidad acude al ser llamado y en la adversidad sin serlo" (Demetrio de Falera).


35. "El mal genio es lo que nos mete en líos. El orgullo es lo que nos mantiene en ellos" (Neil Simón).


36. "Si buscas una mano que te ayude, la encontrarás al final de tu brazo".


37. "La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad" (Sir Francis Bacon).


38. "Es más fácil luchar por unos principios que vivir de acuerdo con ellos" (Alfred Adler).


39. “No estimes el dinero ni más ni menos que lo que vale: es un buen servidor y un pésimo amo” (Alexandre Dumas, hijo).


40. “El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor lo hacen” (Rabindranath Tagore).


Citas (21 a 30)                                        Página principal                                       Citas (41 a 50)

sábado, 17 de marzo de 2012

Quien presta dinero a un amigo...




Aunque las generalizaciones sean injustas, el sabio refranero viene a decir que “Quien presta dinero a un amigo, pierde el dinero y pierde el amigo”. Algo sabrá.


El trastorno que le va a ocasionar no poder disponer de ese dinero en este momento, es desproporcionado en relación con la cantidad que necesita. Dentro de tres meses lo tendrá de sobra, pero entonces ya será demasiado tarde. Su banco de toda la vida le ha dejado tirado. Trata de disimular, pero se le ve desquiciado. Te has dado cuenta de que en poco tiempo su aspecto ha desmejorado. Va adquiriendo consistencia la idea que hace unos días te pasó fugazmente por la cabeza. No lo consideras tu mejor amigo, pero os tenéis verdadero aprecio y te ofrece absoluta confianza. Piensas que él haría lo mismo por ti y te recriminas no haber dado el paso antes.
Al principio se niega en redondo. Hasta parece preocuparle que hayas podido llegar a pensar que te ha contado su problema para que le dejaras tú el dinero. Le explicas que para ti no va a suponer un trastorno. Al final, terminas convenciéndole. Se ofrece a pagarte unos elevados intereses, pero se disculpa al darse cuenta de que te ha ofendido. Recalca que la deuda la solventará en tres meses, pero que el favor lo recordará toda la vida. Tú le quitas importancia, diciéndole que “hoy por ti mañana por mí”.
No te habías dado cuenta de que habían pasado tres días sobre el que habíais pactado para el pago, pero te alegras de que te llame. No te supone un problema el retraso, pero las formas son las formas. Aceptas sus explicaciones, quitándole importancia al hecho de que se vaya a demorar un mes. Lo que ya no te gusta tanto es que a la media hora vuelva a llamarte, para preguntarte si puedes dejarle un poco más de dinero con el que seguir tirando hasta que cobre. Te fastidia que vaya familiarizándose con la situación, pero aceptas. 


Esta vez sí que estás pendiente de la fecha. Cuando llega te obligas a darle un margen de una semana, pero en cuanto ha transcurrido te pones en contacto con él. Se deshace en disculpas. Casualmente, acaban de llamarle hace unos minutos. Tendrás que esperar otro mes. Dos en el peor de los casos, porque para esas fechas ya dispondrá de otro dinero y podría liquidarte aunque siguiera sin cobrar. Te pones serio y le dices que hasta entonces puedes esperar, pero no más. Intuyes que se queda con las ganas de volver a pedirte dinero, pero que no se ha atrevido al ver tu cambio de actitud.
Han transcurrido los dos meses y cuatro más. Estos últimos los añadió llorándote por un asunto familiar grave, del que ya tenías noticia. Aunque no veías la relación entre el suceso y el incumplimiento, preferiste no correr el riesgo de pecar de insensible. Alguien te dijo hace unos días que se lo había encontrado. Su aspecto no tenía nada de afligido, acababa de volver de unas buenas vacaciones e incluso había cambiado de coche. Desde entonces estás tratando de hablar con él, pero no te coge el teléfono hasta que decides llamarle desde un número que no relacione contigo. Al ver que ya no va a seguir colando el cuento de la lástima, se pone chulo. Ni a ti ni a nadie va a consentir que le diga dónde tiene que irse de vacaciones, ni cuándo tiene que cambiarse el coche. La conversación sube de tono. Termina diciéndote que no te pongas tonto, porque ni siquiera tomaste la  precaución de hacerle firmar un documento reconociendo el dinero que le dejaste.
Dentro de tres días es el juicio. Tu abogado te ha dicho que te olvides de una deuda que no aparece reflejada  en  ningún  sitio. Su defensa va a centrarse exclusivamente en tratar de que tengas que pagarle la menor indemnización posible por haberle partido la cara.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Diccionario en tono de humor (1)




Reinvención personal, en clave de humor, del significado de las palabras.

ABOBADO. Persona que ejerce la carrera de leyes sin demasiado entendimiento y capacidad.
ABUNDANTE.  Prolífico escritor del renacimiento italiano.
ACASO. Posible puesta del sol al trasponer el horizonte.
ACATAR. Probar sumisamente el  sabor de alguna cosa.
ACECINAR. Matar alevozamente a una perzona.
ACHACOSO. Dícese del que se siente indispuesto en las plazas de toros.
ACLIMATAR. Cargarse a un ser orgánico intentando que se acostumbre a un clima que no es el suyo.
ACUCHILLAR. Matar a gritos.
ACUÑADOR. Encargado de formalizar el  parentesco con los hermanos del cónyuge y con los cónyuges de los hermanos.
ADEMÁN. Cada uno de los movimientos que hacen con el cuerpo los germanos.
ADICTO. Dominado por la  expedición de leyes, fallos o preceptos.
AGLOMERAR. Juntar o amontonar determinados peces marinos acantopterigios.
AGUACERO. Ausencia de lluvia.
AGUJERO. Orificio hecho con una aguja.
AHOGAR. Quitar la vida a una persona, impidiéndole salir de casa.

jueves, 8 de marzo de 2012

Citas (21 a 30)







21. "Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas" (Rabindranath Tagore).


22. "Quienes opinan que el dinero todo lo puede, sin duda están dispuestos a todo por dinero" (E. Pierre Beauchene).



23. "Un hombre es como una fracción cuyo numerador corresponde a lo que él es, en tanto que el denominador es lo que cree ser" (Lev Tolstoi).



24. "La talla de las estatuas disminuye alejándose de ellas; la de los hombres, aproximándose" (Alphonse Karr).


25. “La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son” (Winston Churchill).


26. “La más peligrosa de todas las debilidades es el temor a parecer débil” (Jacques Benigne Bossuet).


27. “Hay dos maneras seguras de llegar al desastre: una, pedir lo imposible; otra, retrasar lo inevitable” (Francesc Cambó).


28. “Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla” (Sigmund Freud).


29. "Se aferran a su parecer, no por verdadero sino por suyo" (San Agustín).


30. “Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga” (Denis Diderot).


Citas (11 a 20)                                        Página principal                                       Citas (31 a 40)

lunes, 5 de marzo de 2012

Fantasmones por doquier





La gente es mucho más comprensiva con las carencias del prójimo cuando éste no va de nada por la vida. Cuando las reconoce, incluso se ríe de ellas. Es la mejor manera de no ser objeto del choteo de los demás. Yo, por ejemplo, carezco del sentido de la orientación. No es que me oriente mal, es que si hay un trozo del cerebro que controla eso debo tenerlo seco. Me viene justo para llegar a casa todos los días. Los que van habitualmente conmigo ya lo saben (a los que no me conocen se lo digo) y asumen con naturalidad que tienen que ser ellos los que conduzcan los pasos. Sin embargo, tengo un amigo que se orienta casi tan mal como yo y no quiere aceptarlo. Evidentemente, todos están esperando que meta la pata para montar el cachondeo.

Además de ser muy despistado, no tengo sensibilidad para la pintura. Quizá es que no me haya educado el gusto, no lo sé. El caso es que el hecho de reconocerlo me sirvió para no hacer el ridículo más espantoso hace unos cuantos años. Estaba en casa de un amigo, cuya madre era aficionada. Acababa de comprar una acuarela y me pidió mi opinión sobre la misma. Le manifesté que era absolutamente profano en la materia, pero insistió tanto que me creí en la obligación de acercarme al cuadro y decirle que me gustaba. Creo que se cortó ella más que yo cuando tuvo que decirme: “Chema, la acuarela está en la otra pared. Eso es un óleo”.

Todavía mucho más absurdas que las personas incapaces de asumir sus limitaciones, son aquéllas que presumen de cualidades o conocimientos que no poseen. Reconozco que disfruto más que un cerdo en un lodazal cuando las veo columpiarse. Siguiendo con el tema de la pintura, recuerdo un vídeo que recibí por correo electrónico hace unas semanas. La intervención de la mayoría de los intelectuales entrevistados no tiene desperdicio.



La cultura del vino da también mucho juego. Es un placer que me pierdo, ya que veo cómo disfrutan bebiéndolo quienes de alguna manera lo matizan; pero no soporto a los que alardean de sus conocimientos, porque generalmente suelen ser los que menos entienden. Los que se han aprendido de memoria unos calificativos que les parecen finos (afrutado, carnoso, tierno, elegante, decrépito, etc.) y los sueltan sin ton ni son. Los que ponen los ojos en blanco con un Don Simón servido en una botella de Vega-Sicilia.

Y es que hay mucho fantasma suelto. Qué le vamos a hacer.