Un joven que no pasa desapercibido y un discreto hombre maduro coinciden en el tren. El primero saca de su ensimismamiento al otro, que se encuentra enfrascado en su lectura:
—Me satisface que la gente humilde lea, aunque no tenga más estudios que los elementales. Por eso me ha recordado usted a mi padre, leyendo el periódico como él hace todos los días. Es tan bruto que hasta me avergüenza presentárselo a mis amistades, pero se interesa por lo que pasa en el mundo. Dentro de su ignorancia, como es trabajador y no demasiado torpe, ha prosperado y es propietario de su taller, en el que además da trabajo a otros mecánicos. Siempre le dije que no contara conmigo para eso, porque yo tenía mayores aspiraciones y quería seguir estudiando. Y así lo hice. Disculpe que no me haya presentado. Me llamo Desiderio Marquina y soy licenciado en Derecho, con brillantes calificaciones. He preparado oposiciones a Notarías y precisamente estoy yendo a Madrid para presentarme al examen. ¿Y su oficio cuál es, buen hombre?
—Por su nombre y lo que me cuenta, su padre no puede ser otro que mi amigo Desi. Nos conocimos en el instituto, pero perdimos la relación cuando tuve que mudarme de ciudad. Siempre lo admiré por su bonhomía e inteligencia. Ya puede estar orgulloso de él. Mi nombre es Pedro Martínez y creo que usted y yo volveremos a coincidir el lunes, puesto que tengo el honor de presidir el tribunal que va a examinarle.
Muy bueno el final, para quedarse a cuadros el idiota.
ResponderEliminarUn abrazo
La verdad es que se lo tiene merecido, pero seguro que no se quedó ni cortado.
EliminarUn abrazo.
Ay! ay! Ay!
ResponderEliminarEso.
EliminarLa vida te da sorpresas... sorpresas te da la vida.
ResponderEliminarGenial.
Saludos.
Sobre todo a los que van de listos.
EliminarGracias.
Saludos.
Es genial, los viajes en tren dan para mucho y este me ha sacado una sonrisa, tenía ganas de decirle algo al letrado prepotente, a quien juzga por las apariencias. Me has alegrado la mañana jeje
ResponderEliminarEspero que se lo cargaran en el examen.
EliminarCelebro mis escritos —además que los chistes que recopilo— también te generen alegría.
Un abrazo.
Eso le ocurrió por bocazas y engreído. A veces las casualidades existen, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
El problema de la gente así es que nunca tiene la sensación de haber metido la pata.
EliminarUn abrazo.
Muy buen micrro, amigo, con un final que me encanta
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Ildefonso.
EliminarUn abrazo.
Magnífico corte al fanfarrón. Espero que no apruebe el examen, porque tendrá muchos conocimientos, pero de sentido común anda muy escaso.
ResponderEliminarSaludos
Hago mía tu esperanza.
EliminarSaludos.
Un poquito de humildad no le vendría mal al joven. Y un poquito de respeto por su padre. Avergonzarse de los padres es uno de los peores delitos que existen, aunque no esté penado.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato.
Un beso.
Seguro que del esfuerzo de su padre para sacarlo adelante no se avergüenza.
EliminarGracias, Rosa.
Un beso.
¡Genial!
ResponderEliminar¡Menuda lección!
Donde menos te lo esperas, la vida te enseña.
Me ha encantado.
Saludos.
Celebro que te haya gustado, Maripaz.
EliminarSaludos.
Está la inteligencia que se adquiere en la universidad y también la inteligencia natural, sin estudios.
ResponderEliminarA veces prefiero la natural, hay egos demasiado altos.
Muy buena reflexión.
Feliz martes. Un abrazo Macondo.
Este muy inteligente no parece, por muy bien que vaya en los estudios.
EliminarGracias, Carmen.
Feliz martes también para ti.
Un abrazo.
Muy buen micro, Chema a tu protagonista por fantoche, le convenía más quedarse mudo y no hablar con desconocidos.
ResponderEliminarNo por ser estudiado se es más inteligente, se puede ser más bobo como en este caso.
Un abrazo
Puri
Muchas gracias, Puri.
EliminarDesde luego que las buenas notas en muchas ocasiones no son síntoma de inteligencia.
Un abrazo.
Las apariencias engañan, mal negocio hizo en vísperas del examen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aunque el presidente del tribunal no quiera implicar la conversación en la calificación, seguro que un candidato tan torpe tropezará por su cuenta en el examen.
EliminarUn abrazo, Matías.
Parece ser que el mundo de los abogados es bastante elocuente, si todos se hubieran mantenido como mecánicos no hubiera habido conflicto alguno diria yo
ResponderEliminarTampoco es eso, hombre, jajaja.
EliminarSerá un empollón, pero muchas luces no presenta, el aspirante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ninguna, Alfred.
EliminarUn abrazo.
Vaya si dejó ver su jaez, el aspirante a funcionario público, ante su propio examinador. Supongo que de la sorpresa, se daría de cabeza contra el techo del vagón. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarTiene pinta de ser de los que están tan prendados de sí mismos que meten rotundamente la pata y no se dan cuenta.
EliminarUn abrazo, Carlos.
Una buena moraleja, en el relato.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Amapola.
EliminarBesos.
¡¡¡¡¡ A Fe Cierta -¡y nunca mejor dicho dada su especialidad dentro de esa parcela del derecho civil! - que en ese trayecto férreo, el pimpollo recibió la mejor de las lecciones, la que no se aprende en Las Facultades !!!!! Hay que ser humilde. Todos somos poca cosita.
ResponderEliminar¡¡¡¡¡¡¡Feliz Comienzo de Semana!!!!!!!
Todos somos poca cosita, especialmente los que creen que ellos no.
EliminarFeliz comienzo de semana también para ti.
Las apariencias engañan, es cierto. Antaño había menos universitarios, pero se fomentaba más el respeto, había más sentido común, se buscaba el valor del esfuerzo, se convivía con menos violencia y más ética...digo esto por no callármelo, disculpa.
ResponderEliminarMe has hecho pasar un buen ratito con tu gran entrada, que tiene una fenomenal moraleja.
Olé tú!
Un beso.
Tú no tienes que callarte nada y mucho menos en mi casa.
EliminarCelebro que te haya gustado.
Un beso, Carmen.
Si fuera un buen trepa, le habría dado el teléfono de su padre, y le habría pedido que interceder por él, así además de darle la vida, criarlo, mantenerlo toda su puta vida y darle estudios, también podría conseguirle el trabajo para no perder la costumbre de depender de quien tanto desprecia.
ResponderEliminarSaludosss
Ya veo que el individuo en cuestión me ha salido tan deplorable como deseaba.
EliminarSaludos.
Menudo personaje 🤦🏼♀️. El muchacho de pocas luces. Y saber que hay gente así... es de traca.
ResponderEliminarUn beso.
Espero que no aprobara, porque me parece que de lo único que puede dar fe este chico es de su estupidez.
EliminarUn beso, Mamen.
¡Toma ya! Vaya lección le dio el examinador al cantamañanas.
ResponderEliminarHas conseguido, Macondo, que desde la primera frase del individuo nos caiga como el culo.
¿Leyenda urbana? Haberlos haylos... digo leyendas e idiotas.
Era lo que pretendía, Tara, por lo que me alegro me digas que lo he conseguido.
EliminarGracias por tu visita.
Todos estos atiborrados de masters, grados, doctorados , etc , reniegan de sus padres y no saben que van a vivir bastante peor que ellos han vivido, en la mayoria de los casos. La juventud, bendita sea , te baña a veces en imprudencia y luego la vida te devuelve las hostias como a tu personaje . Me gusto el micro. Saludos Macondo.
ResponderEliminarQué razón tienes, en tus bendiciones a los jóvenes y en tu descalificación a los que son imbéciles, que de todo tiene que haber en la viña del Señor.
EliminarCelebro que te haya gustado.
Saludos.
Me ha parecido excelente el zasca al joven engreido, gracias a ese padre del que se avergúenza él puede aspirar a otra vida. Demasiados jovenes engreidos que han pasado por las universidades y creen que pueden mirar a otros por encima del hombro. Absurdos tipos.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu atinada opinión, Conxita.
EliminarUn abrazo.
Buen escarmiento para tanta prepotencia, jeje...
ResponderEliminarEl problema es que esta personas no escarmientan, porque su prepotencia les impide darse cuenta de que meten la pata.
EliminarGenial y muy merecido final para el personaje que habla de más! Saludos!
ResponderEliminarGracias, Ana.
EliminarSaludos.
¡Hola!
ResponderEliminarEstá claro que el mundo es un pañuelo. Y desde luego, avergonzarse de un padre que te ha dado todas las oportunidades es lo peor, como diría mi abuela, un pecado.
muy feliz día.
Cria cuervos y te sacarán los ojos.
EliminarFeliz resto del día también para ti.
Extraños en un tren que no sabían que tenían algo en común. El Presidente del Tribunal tomó bien nota de todo y creo que el aspirante a Notarías no aprobó. Menudo impresentable, avergonzarse de su padre que seguro hizo todo el esfuerzo para que su hijo tuviera la formación que él no pudo tener. Muy buen relato, Macondo! Saludos
ResponderEliminarYo creo que examinante no tomaría nota de una conversación ajena al examen, sino que sería el examinando quien se ganaría el suspenso en el examen.
EliminarGracias, Mayte.
Saludos.
Poco se puede esperar de alguien que a las primeras de cambio comparte sus intimidades con el primer desconocido con el que comparte viaje en tren. Pero claro, de todo debe haber en la viña del señor. Muy buen micro, Macondo.
ResponderEliminarUn abrazo. Carles Leo.
Sus intimidades y sus estupideces.
EliminarUn abrazo, Carles.
Vaya, un enchufe impecable para su oposición se torna en lo contrario de un plumazo, y todo por querer estar por encima de sus raíces.
ResponderEliminarMuy bueno, Chema
Un abrazo!
Hay mucho tonto suelto. Lo peor es que no parecen saberlo.
Eliminar"Ningún tonto se queja de serlo. No les debe ir tan mal” (Noel Clarasó).
Un abrazo, Pepe.
Interesante se merecia el final,abrazo.
ResponderEliminarGracias por venir a leerlo.
EliminarUn abrazo.
Eso le pasa por hablar con extraños!!!!!
ResponderEliminar😨😨😨😨😨Impactante de principio a fin
Gracias, Karin.
EliminarA ver, no se puede ir por ahí soltándolo todo al primer desconocido y menos con tanta prepotencia. Creo que el examinador ya ha oído todo lo que necesita para darle la calificación sin esperar al lunes. Estupendo micro con lección. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu visita y tu opinión, Isan.
EliminarUn abrazo.
Hola Macondo , yo pienso como isan , es más la vida es muy larga
ResponderEliminary todo sea que acabe trabajando en el taller de su padre , y es que yo siempre lo
he dicho no es bueno ir dándose aires de grandeza ,sabiendo de donde vienes , un
micro muy interesante , con una buena lección que jamás debemos olvidar.
Sabes ayer por la mañana , nos reímos mucho con todas las entradas atrasadas que no había leído de sonrisas , son unos chistes muy buenos a mi madre les gusto mucho.
Te deseo una feliz tarde , besos de flor.
Gracias por tu opinión, Flor.
EliminarMe alegra que hayáis disfrutado las Sonrisas tu madre y tú.
Feliz tarde también para ti.
Besos.
Si es que no se puede juzgar a nadie por su apariencia... Me ha gustado mucho tu relato! Y ademas he disfrutado bastante de ese final, con su correspondiente torta de realidad a ese opositor tan fanfarrón. Un saludo!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Ana. El final es el que apetece, un buen corte para el fantasma.
EliminarUn saludo.
Me ha encantado, el giro final es demoledor, y es que la vida está llena de coincidencias.
ResponderEliminarUn saludo.
Me alegra que te haya gustado.
EliminarGracias, Ángel.
Un saludo.
Si piensa ser abogado, todavía le falta mucho que aprender. Como no ser abiertamente sincero con un desconocido.
ResponderEliminarSaludos.
Peor todavía que ser sincero con un desconocido es tener esas opiniones.
EliminarGracias por tu visita y tu opinión.
Saludos.
Inevitablemente Desiderio se ha ganado a pulso el calificativo de presuntuoso y hasta diría un poco repelente. Por cómo iba transcurriendo la narración me he visto venir el final, tal vez ha sido el deseo de escarmiento hacia el personaje de Desiderio, en cualquier caso, buena propuesta.
ResponderEliminarGracias por tu opinión, Matilde.
EliminarFantástico, Chema. Una leyenda urbana que lo tiene todo. Formalmente una historia concreta, con un personaje estereotipado, presuntuoso y diría que clasista, y un final que da un giro sorprendente y nos deja esa moraleja sobre los prejuicios y las actitudes condescendientes. Magnífico micro y leyenda urbana. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias por tu generosa opinión, David.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno, Chema. De los que te dejan ese regusto agradable al final.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Es que apetece un buen corte para la prepotencia del chico. Aunque por la pinta, no creo ni que le sirva de escarmiento a su prepotencia.
EliminarGracias por tu visita, María Pilar.
Un abrazo.
Una excelente lección le acaban de dar a ese joven presuntuoso.
ResponderEliminarGenial micro con un final bien merecido.
Saludos cordiales, Chema.
Gracias, Mila.
EliminarSaludos.
¡Zasca! Vaya tío pedante. Y va y se cruza no sólo con un buen amigo de su padre sino con quien será el encargado de valorarlo. Seguro que el tal Pedro es un hombre justo y valorará al infeliz porf sus conocimientos, no por su persona.
ResponderEliminarBuen trabajo. Felicidades.
Seguro que es como tú dices.
EliminarGracias, Bruno.
Hola, Macondo. En este caso no se puede decir eso de tal palo tal astilla. El bocazas presuntuoso que para notario iba se llevó una buena lección y se quedó solo dando la nota. Saludos 😁🖐🏼
ResponderEliminarAsí es.
EliminarGracias por pasar a leerlo.
Saludos.
Hola Macondo. Hay gente que se pierde por la boca, y eso le pasa al jovenzuelo que habla demasiado y sin saber con quién. Le salió el tiro por la culata y no le auguro una buena nota en el examen. Sorprendente final. Un abrazo.
ResponderEliminarCreo que el examinador se pondrá por encima de la conversación y tratará de olvidarla para juzgar en justicia el examen, aunque me temo que el resultado será parecido.
EliminarUn abrazo, Jorge.
Hola Chema, te has clavado un micro aleccionador, de entrada resulta hasta repugnante tanta petulancia, pero el giro lo hace grandemente digerible. Y todo dentro de un marco tan usual como es el transporte vial.
ResponderEliminar...Y cuenta la leyenda que se quemó por bruto y no por lo que le dijo a ese señor sobre su padre. ja, ja. Muy bueno sin dudas.
Grata semana y mes.
Tenía que dar esa sensación el principio para que el final resultara aleccionador y apetecible.
EliminarLo mismo te deseo para la semana y el mes.