CUENTO CLÁSICO REINVENTADO
La grave enfermedad del rey tenía desesperados a sus tres hijos, hasta que un anciano les indicó que la salvación estaba en el agua de la vida. El problema era que resultaba tan difícil encontrarla que nadie hasta el momento lo había conseguido.
El hermano mayor —pensando que si sanaba a su padre sería él quien heredaría la corona— ensilló su caballo y partió a buscarla. Llevaba unos días cabalgando cuando se encontró con un duendecillo:
El hermano mayor —pensando que si sanaba a su padre sería él quien heredaría la corona— ensilló su caballo y partió a buscarla. Llevaba unos días cabalgando cuando se encontró con un duendecillo:
—¿A dónde vas? —le preguntó el extraño ser.
—¡A ti que he importa, enano de mierda! —le respondió impertinente.
El duende se ofendió y le desvió el camino hacia las montañas, quedando atrapado en un desfiladero del que le fue imposible salir.
Viendo que su hermano no regresaba, el mediano emprendió el camino por su cuenta. Se encontró con el mismo gnomo, el cual le hizo una pregunta parecida. Como era igual de chulo que el mayor, le respondió de forma similar y le ocurrió lo mismo que a él.
Le llegó el turno al pequeño, pero como era mucho más civilizado actuó de manera diferente. Le explicó al duende el motivo de su viaje y, en compensación por su corrección, recibió una varita mágica para poder abrir la puerta del castillo donde se encontraba el agua de la vida. Al cabo de unos días dio con él y ocurrió como el pequeño ser le había indicado. Pudo hacerse con un frasco del preciado líquido y de propina rescató a una princesa de la que quedó inmediatamente enamorado hasta las trancas. Juntos hicieron el camino de vuelta, con la idea de unirse en matrimonio y convertirse en príncipes herederos una vez sanado el enfermo.
Viendo que su hermano no regresaba, el mediano emprendió el camino por su cuenta. Se encontró con el mismo gnomo, el cual le hizo una pregunta parecida. Como era igual de chulo que el mayor, le respondió de forma similar y le ocurrió lo mismo que a él.
Le llegó el turno al pequeño, pero como era mucho más civilizado actuó de manera diferente. Le explicó al duende el motivo de su viaje y, en compensación por su corrección, recibió una varita mágica para poder abrir la puerta del castillo donde se encontraba el agua de la vida. Al cabo de unos días dio con él y ocurrió como el pequeño ser le había indicado. Pudo hacerse con un frasco del preciado líquido y de propina rescató a una princesa de la que quedó inmediatamente enamorado hasta las trancas. Juntos hicieron el camino de vuelta, con la idea de unirse en matrimonio y convertirse en príncipes herederos una vez sanado el enfermo.
Encontraron al padre moribundo, pero nada más rozar el agua sus labios recuperó la salud, se puso hecho un toro, le levantó la novia al chaval, se casó con ella, le hizo un hijo, lo nombró primer sucesor de la corona y vivieron los tres tan felices.
Jajajaja, vamos, que ser bueno no le sirvió de nada. Moraleja, si el rey si está muriendo y eres el único príncipe que queda espera tranquilamente que en breve heredarás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si piensas así te condenarás, Marigem.
EliminarUn abrazo.
Deduzco que el hijo salvador, se hizo cartujo por lo menos, llevando una vida lejos de los fastos de palacio y rezando por las almas de sus hermanos penando en un desfiladero desconocido.
ResponderEliminarUn abrazo!
Y yo a mi vez deduzco de tus palabras que lo mejor es dejar las deducciones a la aguda imaginación del lector.
EliminarUn abrazo, Alfred.
Ja, ja, ja, ¿qué se puede esperar de un rey? ¡Muy bien por él!
ResponderEliminarTe felicito por el cuento, Macondo.
Saludos.
El cuento lo he tomado prestado para darle mi versión personal.
EliminarGracias, Raúl.
Saludos.
ResponderEliminarNo estaría muy enamorada del chaval la princesa cuando se largó con su suegro...la muy lagarta jajajjaajjaj
Y el rey un pájaro...
Me imagino un libro tuyo...algo así como "Los cuentos no acaban como tú creías..."
Besos.
Pues tuvo que salir un cruce muy raro entre un pájaro y una lagarta. Tan raro como las cosas que la gente se cree de los finales de los cuentos.
EliminarBesos.
Jajajaja. Ya sabía yo que al final el rey iba a hacer lo que le diera la gana. Eso pasa por guardar intenciones ocultas... Besotes!!!
ResponderEliminarLa chica debió ver que el agua milagrosa le había dado cuerda para rato y decidió no arriesgarse a esperar que palmara.
EliminarBesos.
Jajajajaja. Me encantan todos tus cuentos. Éste es irreverente y travieso... ¡¡¡Un lujo!!!
ResponderEliminarBesitos.
Tú que los miras con buenos ojos, Sara.
EliminarBesos.
Me río yo de Juego de Tronos :D
ResponderEliminarYo no puedo reírme porque no conozco la serie.
Eliminar¿Los padres son sabios! El supo desde el primer momento que esa muchacha no le convenía a su hijo.
ResponderEliminarAbrazos
Es una buena lectura la tuya. Cuánto amor paternal hay en esa chuleada de novia.
EliminarUn abrazo.
Ya ves que eso de "haz bien y no mires a quien" a veces no funciona...jajaja
ResponderEliminarSalud
Se supone que con un padre tendría que funcionar, pero resulta que lo que hay que aplicar aquí es "para que no te fíes ni de tu padre".
EliminarSalud, Genín.
Hala, por civilizado...
ResponderEliminarSi es que no hay que fiarse de nadie...
Saludos.
Ni de tu padre, como le decía a Genín.
EliminarSaludos, Toro.
jajajajaja vaya, vaya! no se puede confiar ni en su propio padre....o es que ella era la de no confiar???? :P
ResponderEliminarMuy bueno Chema, buen fin de semana.
Besitos =))))
Creo que fueron a juntarse el hambre con las ganas de comer.
EliminarGracias, Liliana.
Besos.
jajajajaja si es que ya no se sabe como acertar jajajaja mejor se hubiera con la moza y el agua para el otro lado.
ResponderEliminarBuen fin de semana, Macondo.
Seguramente la moza ya llevaba la idea de ir donde fueron y hacer lo que hizo y como lo tenía engatusado pasó lo que pasó.
EliminarBuen fin de semana también para ti, Carmela.
Con lo bien que se había portado el tercero.. pero seguro que él se fue de juerga y dejó un montón de deudas al padre para vengarse. Que los cuentos tienen que tener un final feliz (bueno para el rey lo tuvo )
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Yo lo dejo ahí y luego que cada cual lo siga como quiera. No es una mala idea la tuya.
EliminarFeliz fin de semana también para ti, Marijose.
Siendo familia real, supongo que puede casarse con el hijastro cuando muera el padre :)
ResponderEliminarNo sé yo si el padre no los va a enterrar a todos.
EliminarBesos.
Eres bárbaro con los cuentos, además dándoles el toque adulto como por ej "enano de mierda"...Buen finde
ResponderEliminar¿Ves qué moderno? Y no les pongo que viven en un lejano país, ni comen perdices...
EliminarBuen finde también para ti, Mª Ángeles.
Toma del frasco, Carrasco... Como debe ser...
ResponderEliminarJa,ja,ja
Mira qué pronto has empatizado con el padre. ¿Y el pobre chaval qué? XD
EliminarUn abrazo, Ildefonso.
Jajajajaja, por favor que me parto, jajajajajaja. El final es genial!
ResponderEliminarBesos
Da gusto con seguidoras tan agradecidas como tú, Celia.
EliminarBesos.
Jajajaja joder, si es que no se puede ser bueno ya ni en los cuentos xD Ninguna buena acción quedará sin su merecido.
ResponderEliminarPues me parece que esta buena acción tendrá que esperar a ser premiada con el cielo.
EliminarO también "Si lo sé dejo que casques".
ResponderEliminarmuy divertido!!! me has hecho reír.
ResponderEliminarMe alegra haberte hecho reír, Karin.
EliminarYa ni los cuentos tienen final feliz. Qué vida Señor, qué vida.
ResponderEliminarBesos :P
Para el rey resultó felicísimo.
EliminarBesos.
¿Derecho de pernada?
ResponderEliminarUn (casi) incesto real como la vida misma
A los vikingos y a los visigodos se los dibuja siempre con cuernos en los cascos y la chica era bien ligera de ídem
Genial y muy porno
Un saludo
Alguna vez ha pasado en la historia, con reyes y príncipes.
ResponderEliminarCreo que el hijo desplazado fue a buscar a los hermanos, para rescatarlos y forma una alianza. O se dedicó a una vida disoluta, sin pensar en casarse ni tomar responsabilidades reales.
Saludos.
Es otra opción la que tú planteas. Por suposiciones que no quede.
EliminarSaludos.
Jaja, enano de mierda.
ResponderEliminarEs el vocabulario que se gastan según qué principes.
Eliminarjaja, al final ser tan bueno, no sé si vale la pena :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Tendría que serlo para saberlo. :-)
EliminarUn abrazo.
Harto de ser un vulgar cartujo, encerrado en una celda de 3x4, nuestro héroe partió sin permiso del convento en busca de duendecillo, al que previa tortura colgándolo de un árbol y hacerle cosquillas en las plantas de los pies, sonsacó el destino de sus hermanos. Arribado al desfiladero, se encontró con ellos, muy mayores ya, con largas barbas blancas y las cabezas traspuestas de tantas vueltas dar por el desfiladero sin salida, por eso está vez el hermano pequeño también se quedó con ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues ya tenemos otra versión. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Mi padre hubiera hecho lo mismo, jajjajaa
ResponderEliminarSaludos.
Cría padres y te sacarán los ojos.
EliminarSaludos.
... y vivieron tan felices acogidos por un jeque dadivoso y millonario, de un conocido emirato árabe.
ResponderEliminar!Hay que ponerse al día, amigo!
Un abrazo.
Es que no he tocado el cuento de hace cinco años y en ese periodo de tiempo puede dar mucho juego una monarquía.
EliminarUn abrazo.
dentro de unos años, cuando el rey se vuelva a poner enfermo, el nuevo hijo ira a visitar al gnomo, y se lo cargara. no vaya a explicarle a nadie donde esta el agua dichosa
ResponderEliminarsaludosss
Le han salido los genes de la bruja de su madre. :)
EliminarSaludos.
Un giro de 360 grasos,
ResponderEliminartal vez intuía ese final.
Un abrazo.
Si hubiera girado 360 grados, se hubiese quedado como estaba.
EliminarUn abrazo.
Ser buenos no siempre tiene recompensa, aunque quizás su padre le devolvió el favor quedándose con ella. Nunca sabremos qué hubiera pasado si hubiéramos elegido otra vida.
ResponderEliminarBesos
Favor le hizo el padre, desde luego. Tal para cual. El nuevo príncipe heredero debió salir fino.
EliminarBesos.
Es lo que tiene ser bueno, que a veces tienes que esperar toda una eternidad para recibir la recompensa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es que no hay que fiarse de nadie, ni de tu propio padre.... como está el mundo.
ResponderEliminarUn beso, Macondo.
Así está la cosa, Carmela.
EliminarUn beso.
Te iba adecir lo mismo de Carmela, paro ya... ¿pa qué?
ResponderEliminarPa nada. Ya está dicho.
EliminarEste cuento fue premonitorio. Al final los reyes hacen lo que les da la gana.
ResponderEliminarFeliz día.
Para eso son reyes.
EliminarFeliz día (ya pasado). Que sea feliz el martes.
Muy bueno. Pienso que lo sanó fue la hermosa muchacha, y no el agua milagrosa.UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarTodo influye.
EliminarUn abrazo.
Paque te fies de los hijos... Menuda viagra le llevó.
ResponderEliminarCuídate.
Un abrazo.
Si fue así, le salió el tiro por la culata.
EliminarCuídate tú también.
Un abrazo.
Si es que al final tiran más dos t*tas que dos carretas.
ResponderEliminarMe encantan tus reinterpretaciones :)
Besos carcajeantes
O más tira pelo de coño que maroma de buque, que es otra versión para venir a decir lo mismo.
EliminarMe encanta que te encanten.
Besos agradecidos.
Jajaja. Es buenísima y divertida esta versión; hacia tiempo que no me reía tanto.
ResponderEliminarGracias, Macondo, por tu buen hacer.
Un abrazo.
Pues no sabes lo que me alegro, Manuel.
EliminarGracias a ti, por tu generosa opinión.
Un abrazo.
Uuuhhh qué mala suerte de haber sabido ni nacen.
ResponderEliminarUn beso
Un beso, Malque.
EliminarAl parecer los reyes no cambian desde entonces, ni las arribistas ni los ingenuos. Ojala el nuevo hijo sea el duende disfrazado.
ResponderEliminarUn abrazo Macondo.
Un abrazo, Miguel.
EliminarAnda que... je, je, je. Parece ser que los reyes nunca han sido de fiar. Divertidísima la historia, Chema, no sé si es versión de un cuento, pero no lo conozco, aunque seguro que si lo es no es tan tronchante, XD.
ResponderEliminarUn abrazo.
El cuento claro que existe. Lo único que vengo a cambiar es el final.
EliminarUn abrazo.
Buena esta serie de cuentos reinventados que nos vienes mostrando
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Gracias, Ildefonso.
EliminarUn abrazo.
Haz bien y no mires a quien... Siempre nos aportas verdaderos recitales con tus cuentos. Gracias, Chema ere todo un portento !!!
ResponderEliminarUn abrazo gigante y feliz día, amigo !!!
Muchas gracias por tu generosidad, Joaquín.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Que bien tu narrativa, querido Macondo.
ResponderEliminarAbrazo grande.
Gracias, Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Jajajaja me has hecho reír,cariños.
ResponderEliminarLo celebro.
EliminarBesos.
Pues fíjate que yo este cuento no lo conocía.
ResponderEliminarBesos.
No ta acostarás sin conocer un cuento más.
EliminarBesos, María.
Hasta las trancas jajaja, vaya con el padre y el agua bendita, la mare que lo parío, valinte h.p jajajaja, si es que a veces no hay que fiarse ni de tu propia sangre, y encima, hermanastro que te crió quitándote trono. Es que tus personajes con corona me sacan la mala leche. Me he divertido un montón, un abrazo Chema.
ResponderEliminarMañana otro. Eso te pasa por animarme.
EliminarUn abrazo.