REEDICIÓN (edición: 10/06/2016)
CUENTO CLÁSICO REINVENTADO
Educados como estaban los cabritillos en la lectura, se empapaban de todos los cuentos que caían en sus patas. Ese fue el motivo por el que cuando desde el otro lado de la puerta de su casa una voz dulce les dijo que era su madre, enseguida sospecharon que el lobo había hecho uso de unos cuantos huevos para aclararse la garganta y engañarles. Cuando le pidieron que les enseñara la pata y vieron que era blanca como la nieve, intuyeron con agudeza que estaba así porque había sido espolvoreada con harina. El caso es que era su madre de verdad y como no le abrieron llegó el lobo y se la comió. Cuando lo encontraron dormido y le abrieron la barriga para rescatar a la cabra vivita y coleando, no encontraron más que un trozo de carne bien masticado y medio digerido.
Ay, qué pena :(
ResponderEliminarComo la vida misma, pero no se lo cuentes así a la niña.
EliminarBesos.
Imagen de un mundo miedoso en estado de urgencia mal entendido !
ResponderEliminarNo tengo yo tan claro que no haya motivos para tener miedo. El problema es que en la realidad los finales no siempre son felices.
EliminarEl cuento original es de los que más me gustan de los Grimm, pero este... Este es perfecto. Me gusta el Macondo realista.
ResponderEliminarSaludos.
El final no es feliz, sino real.
EliminarGracias, Raúl.
Saludos.
Jajajajaa, qué mala leche.
ResponderEliminarYo tengo muy mala memoria, no era caperucita???? Los cabritillos no pertenecen a otro cuento??? jajajaja.
Besos y buen finde, Chema. Me ha gustado mucho el relato :)
Hija, Celia, que el de Caperucita Roja es otro XD. Aunque, bien mirado, el planteamiento es muy parecido.
EliminarSobre el de Caperucita ya hice también mi versión hace algún tiempo.
Besos.
Jajajaja, anda que estoy apañada. Gracias por la aclaración, tendrás que contármelo entero porque no me acuerdo.
EliminarBesos
Es de los clásicos. Aquí te dejo una versión del auténtico Caperucita Roja .
Eliminar¿Qué debemos concluir, Macondo? ¿Que la realidad está que da asco?
ResponderEliminarReconozco que me has sorprendido muchísimo con lo de lo de los cabritillos lectores que se las sabían todas; pero luego, sorpresivamente, fallaron.
Un cuento para recordar.
Besitos.
La realidad es la que es y así la recogen al principio los cuentos, pero como quienes los escriben quieren que tengan un final feliz, terminan deformándola estrepitosamente.
EliminarBesos.
Ayyyyyyyyyyyy con lo que me gustan a mí las cabras!!!!! ;(
ResponderEliminarPues una ha causado baja, Marigem, lo siento. Es ley de vida. Consuélate con las ocho que te quedan.
EliminarYaya final, Macondo, pero sabes la realidad es mas parecida a esta que la que nos cuentan los cuentos. Igual pasa con la tele, de lo que dicen a lo que de verdad hay, caben mil cuentos.
ResponderEliminarComo siempre, me gustó.
Un beso.
Es cierto que se más real mi versión. El final original es muy retorcido por querer hacerlo feliz.
EliminarOtro beso para ti.
Jo, pobre madre cabritilla. Si en lugar de darles de leer los hubiera puesto a ver estupidos programas televisivos igual la pobre hubiera conservado la vida, porque los vastagos no sabrian de claras que aclaran la voz ni harina que palidece las garras y esas cosas. Muy bueno, me ha gustado muchísimo. Te sigo.
ResponderEliminarSi hubieran visto la tele seguro que hubiese sido peor.
EliminarGracias por seguirme.
Bien les dijo que no abrieran la puerta a nadie y no se dejaran engañar por el lobo. Y así lo hicieron como buenos hijos obedientes que fueron. Colorin colorado este cuento se ha acabado :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Complicada moraleja a extraer.
EliminarUn abrazo.
Tenían demasiados cuentos en la cabeza y mira...un golpe de realidad...
ResponderEliminarComo la vida misma muchas veces.
Buen giro.
Besos y buen finde.
Tal cual lo dices, Carmen.
EliminarBesos y buen finde también para ti.
Pobres...tan pequeños y ya de bruces con la realidad...
EliminarBesos.
Besos.
EliminarQue pena!!! tanto prevenir y asegurarse de que era su mamá para nada.
ResponderEliminarTanto leer cuentos les distrajo de la realidad.
Besos Chema.
Puri
Quizá les pasara como a don Quijote con los libros de caballerías, que mezclaron realidad y ficción.
EliminarBesos, Puri.
Ups! qué pena! :'(
ResponderEliminarEse cuento no me lo sabía......
Besos Chema y buen finde =))))
Quizá te supieras la versión original, porque esta acabo de inventármela yo.
EliminarBesos y buen finde también para ti, Liliana.
No, nunca había escuchado ese cuento, pero ya lo he ido a buscar y ya lo leí!!!!
EliminarBesos =)))))
Aquí en España es bastante conocido. No tanto como los de Caperucita Roja, Blancanieves y La Cenicienta, pero casi todo el mundo sabe de qué va.
EliminarBesos.
Hala por listos....
ResponderEliminarSaludos.
Por listillos.
EliminarSaludos.
El miedo nos nubla el entendimiento.
ResponderEliminarAbrazos
O el exceso de información, o la información mal entendida.
EliminarUn abrazo, Chaly.
Ellos siguieron hasta el fin el refrán "para que no te fíes ni de tu padre", en este caso ni de tu madre.
ResponderEliminarPobrecita cabra, ¡me encantan las cabras! cuantas veces subiendo a la montaña deseé convertirme en cabra....:)
De verdad, me da tanta envidia su libertad.
Besicos y buen fds.
No te veo yo de cabra.
EliminarBesicos y buen fin de semana también para ti.
Hay quien piensa que la literatura es perniciosa, deturpa la realidad y nos hace caer en todo tipo de errores y vicios.
ResponderEliminarConste que a mí no me lo parece. Volvemos a lo de don Quijote, que he comentado por arriba y veo que nombre también Holden a continuación. Que el hidalgo se empachara no quiere decir que sea mala.
EliminarCreo que podemos decir que los cabritillos pillaron la enfermedad de 'Don Quijote'. Tanto leer les había trastornado :D
ResponderEliminarEso mismo he comentado por ahí arriba.
EliminarSerá que a veces un exceso de información, que no de lectura, nos paraliza y hace equivocarnos en las decisiones y desde luego, fue tarde para la pobre madre cabritilla.
ResponderEliminarUn saludo
A los cabritillos de mi cuento les confundió el cuento real.
EliminarUn saludo, Conxita.
ooooooo, a veces la desconfianza juega malas pasadas...
ResponderEliminarY el exceso de confianza también. Habrá que recurrir a lo del término medio.
EliminarLlego un pastor y gritó:
ResponderEliminar-¡Que viene el lobo!
pero era mentira.
Volvió a decir que llegaba el lobo pero tampoco llegó.
La tercera vez que avisó nadie le creyó.... pero ya era demasiado tarde.
¡Feliz finde!
"Pedro y el lobo" lo llamaban. También lo reescribí.
EliminarFeliz finde también para ti, Manuel.
Espeluznante... Y tan real como lo es la vida, al menos la vida actual. Aquí no se abre ni a Dios, con perdón...
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu aportación, Ildefonso.
EliminarUn abrazo.
Nunca me había pasado por la cabeza darle la vuelta a un tema hasta dejarlo del revés de esta manera que tu lo has hecho.
ResponderEliminarTe felicito.
Gracias, Tecla.
EliminarPobrecitos, eran demasiado pequeños para asimilar tanta información, y para aplicarla con acierto no digamos.
ResponderEliminar¿Será una metafora de cómo los medios nos atiborran de información hasta nublarnos las entendederas?
Ops! Veo que esto ya lo has dicho. Ignóreseme pues.
EliminarDe ignorarte nada. Si lo había dicho yo —que no lo recuerdo— queda reforzado si tú piensas lo mismo.
EliminarGran paralelismo en esta acertadísima metáfora. Están llamando a nuestra puerta, solo espero que los cabritillos que en realidad somos hayamos leído los libros correctos y nos hayamos dejado de cuentos.
ResponderEliminarEstás que te sales, hermoso :)
Besos a montones.
No sé yo si no pides tú mucho.
EliminarMuchas gracias, preciosa.
Muchos más para ti.
Yo conocía el de unos cabritos y un tigre, pero con lobo es igual, la cadena alimenticia es la realidad ;)
ResponderEliminarUn saludín.
tigre o lobo, qué más da.
EliminarOtro saludo para ti.
Uy qué siniestro todo, madre mía...
ResponderEliminarBesos!
Retorcido que es uno.
EliminarBesos, Ali.
No le dio mucho tiempo de disfrutar de su satisfacción.
ResponderEliminarSaludos, Julio David.
La realidad es tozuda y siempre se impone.
ResponderEliminarUn abrazo.
El engaño no se puede prolongar indefinidamente.
EliminarUn abrazo.
He leído mi comentario anterior y jajajjaaja, por listos, jajjaaaja
ResponderEliminarEres consecuente con lo que pensaste hace cuatro años.
EliminarSaludos.
Es que somos desobedientes por naturaleza :-)
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo
Gracias, Albada.
EliminarUn abrazo.
Aquí asomo con retraso, disumula, estoy y no estoy en estos días...
ResponderEliminarNá, tus versiones me gustan mucho más, eres la repera ¡Vaya bastinazo de entrada!
Eso les pasó por "enteraíllos"
Besos.
La moraleja podría ser que no hay que hacer ni puto caso a los padres y guiarse por el instinto.
EliminarBesos.
Suele pasar que cuando las realidades se convierten tozudas ya conocemos el final...
ResponderEliminarMuy bueno, como siempre Chema.
Un abrazo y buen comienzo de semana, amigo.
Muchas gracias, Joaquín.
EliminarBuena semana también para ti.
Ay qué gore, pobre cabra. Yo viviría muy feliz rodeada de cabras.
ResponderEliminarMuy feliz semana.
Nuestra común amiga Alter también utilizaba la palabra "gore" cuando salía con uno de estos cuentos. Se le echa en falta.
EliminarMuy feliz semana también para ti.
Siiii, se echa mucho en falta.
EliminarEn éste caso le doy la razón al lobo, cuando el hambre pega se come lo primero que se encuentra. Por cierto, me tomé la libertad de poner tu comentario como aporte en la entrada "Decreto viral", le vino como anillo al dedo.
ResponderEliminarUn abrazo Chema.
Ya lo he visto. No solo me parece bien, sino que me siento honrado.
EliminarUn abrazo, Miguel.
Ay, por Dios, qué mal cuerpo se me ha quedado con este final no-feliz!!!
ResponderEliminarDa más pena que la película de Bambi. Snif!
Besitos.
Estoy superando al mismísimo Walt Disney.
EliminarBesos, Merche.
¡Uy, qué horror!¡Pobre mamá cabra! Los cabritillos esta vez se pasaron de listos y metieron la pata. Una versión muy ocurrente.
ResponderEliminarUn abrazo
A este cuento mejor no le hagas dibujo, que no pegaría tu ternura con semejante dramón.
EliminarUn abrazo.
Espero que la cabra le sentara al lobo peor que si se la hubiera comido en caldereta.
ResponderEliminar¿Nadie les advirtió a esas pobres criaturas que su madre tenía mala memoria y que posiblemente, algún día, volvería a por el monedero?
Poco a poco me estás endureciendo el alma.
Genial tu versión.
Un saludo.
Pobre Conchita. Te digo lo mismo que a Rita, inmediatamente arriba. Con la ternura que se desprende de tus cuentos y te pones a leer semejantes calamidades. Gracias por hacerlo.
EliminarUn saludo.
Jajajaja esto es demasiado duro pal cuerpo, ¡qué bárbaro!
ResponderEliminarSimplemente real.
EliminarTan real como la vida misma... Los lobos siguen ahí
ResponderEliminarUn abrazo
Ahí andan, aunque no los veamos.
EliminarUn abrazo.
A veces, un exceso de incredulidad tiene consecuencias dramáticas. Quizá la culpa la tuvo haber leído tanto, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es lo malo que tiene no saber leer entre líneas.
EliminarUn abrazo.
Pobre cabra. Esta vez bien metieron la pata los cabritillos.
ResponderEliminarBuen martes. Cuídate.
Un abrazo.
A veces, con la mejor intención, está uno poco acertadico.
EliminarUn abrazo.
Esta es la idea, no hay que suponer sino verificar.
ResponderEliminarMuy buena Macondo.
Un abrazo y pasa buen verano, en lo posible.
Muy bien dicho Ceciely. Detrás del "quien iba a pensar" se hacen muchas burradas de irreparables consecuencias.
EliminarPasa tú también un buen verano.
Un abrazo.
Tanto leer que al final no sabían en qué mundo estaban y se montaron su propia película. Para estos momentos en que se pierde la noción de la realidad nos has ofrecido una buena dosis de ella, con toda su crudeza incluida.
ResponderEliminarUn abrazo, Chema.
No sé cómo pudimos salir medianamente normales con esos cuentos que nos contaban.
EliminarUn abrazo, Pepe.
jajaja se pasaron de listos...
ResponderEliminarUn beso!!
Tres pueblos.
EliminarUn beso, Carmela.
Haces muy bien, no te disculpes.
ResponderEliminarUn abrazo.
La cruda realidad!!!! Nunca mejor dicho. Cuento para no dormir 😨
ResponderEliminarSaludos
No es para lectores de sueño quebradizo, desde luego.
EliminarSaludos.
La harina, que es muy mala.
ResponderEliminarSaludos de un celiaco
Bueno es que haya harina, para echarle la culpa a la pobre.
EliminarSaludos.
Mira tú, como debe ser, ¿cómo vas a sacar una cabra ilesa de la tripa? eso solo lo hace le Alien, ese si que sale enterito del pecho, ahí todo con su trompa, dientes, uñas, cola de lagarto y patas de canguro, es que Chema ya puestos, eso es lo más inocente que se me ocurre. Gracias compañero este paseo por todos tus cuentos (hasta ahora, que ya me he puesto al día) ha sido la hostia. Es como un chute de adrenalina. Cuánto mal nacido, embustero, mal padre, mala madre, malos hijo, mal hija hay suelt@. La fantasía de los cuentos que nos han contado de niñ@s va más allá si lo piensas, alejados de la realidad. Hombre tampoco tan exagerados pero, yo creo que esto los niñ@s de ahora no se lo creen, me refiero a los cuentos originarios. Y me imagino diciéndote "anda ya". Gracias compañero. Un abrazo
ResponderEliminarDicen que en el término medio está la virtud, pero a veces es mejor recurrir a la caricatura para explicar mejor las cosas.
EliminarGracias por tu paciencia.
Un abrazo.
ESe pobre lobo siempre le va mal, pero en esta ocasión, tuvo buena digestión, quizás como consuelo de tontos. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarOtro abrazo para ti, Carlos.
EliminarLos cabritillos deberían conocer la diferencia entre desconfianza y cautela. La segunda es necesaria, nos cuida, pero sin caer en una desconfianza que nos impida ver la realidad.
ResponderEliminarBesos!
Muy sensata, Alís. Deberías haber sido tú la que le hubieses leído y matizado los cuentos. Otro gallo les hubiera cantado.
EliminarBesos.
Pobre lobo.
ResponderEliminarY eso que no he dicho que estaba casado con una loba mucho más joven que él, que lo tenía totalmente explotado.
EliminarEsta vez se pasaron de listos y se quedaron huérfanos en un pis pas. Una versión muy original y divertida de un cuento clásico. También pasó a saludarte después de un par de años ausente y desearte un feliz fin de semana 😘😘
ResponderEliminarDisculpa el retraso.
EliminarBienvenido.
Otra manera de relatar el cuento, la madre no lo pasaría muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
No lo pasaría bien, no.
EliminarUn abrazo.
¡Cuánta realidad en este cuento reinventado!
ResponderEliminar¿Cómo podrían sacar viva a su madre del estómago del lobo? JAJAJA
Me encanta.
Un besazo.
Real como la vida misma.
EliminarUn beso.
Pobre final el de la cabra , eso le paso por enseñarles tanto
ResponderEliminarcomo digo yo ...¡Qué pena! tener marido y no tener cena
más pena es tener cena y no tener marido.... Ya te contare otro día el final del dicho.
Me a gustado mucho tu cuento , te deseo una feliz mañana.
Sabes tienes muchos comentarios bonitos , sobre tu homenaje.
les a gustado mucho...gracias amigo besos de v...flor.
Ya he leído los comentarios.
EliminarA mí también me ha gustado mucho el homenaje.
Besos.
Me resultó triste, aunque la vida es un poco así.
ResponderEliminarBesos.
Es real, sí.
EliminarBesos.
Que triste fin del cabritillo
ResponderEliminarMuy buen cuento.
Gracias, Ricardo.
EliminarUn abrazo.
Es muy actual este cuento reeinterpretado.
ResponderEliminarSaludos.
Celebro que así lo encuentres.
EliminarSaludos.
Este cuento me gustaba mucho.
ResponderEliminarBesos.
Pues te lo he machacado, María. Lo siento. :)
EliminarBesos.
Ay otro final jodido.
ResponderEliminar☹️☹️☹️
Es la vida.
Eliminar