CUENTO CLÁSICO REINVENTADO
Llegado el momento de sentar cabeza a través del matrimonio, el príncipe de un país no tan lejano organizó una fiesta a la que estaban invitadas todas las muchachas casaderas sin discriminación alguna. Las hermanastras de Cenicienta se vistieron con sus mejores galas, sin pensar en ningún momento que ella también tenía su corazoncito. Menos mal que el Hada Madrina estaba allí para poner las cosas en su sitio. Con un golpe de varita mágica le diseñó un vestido que para su colección lo hubiera querido Donatella Versace, se lo complementó convenientemente para que estuviera sencilla pero mona y realzó sus evidentes encantos con un peinado y un maquillaje adecuados para el evento. Puso a su disposición una dos caballos (no una furgoneta Citroën, sino una carroza tirada por un par de corceles) y, tras exigirle como única condición que tenía que estar de vuelta para presentar el telediario de la medianoche, la mandó para el palacio como si tal cosa. El príncipe quedó enseguida prendado de los encantos de Cenicienta y le dedicó prácticamente todo su tiempo, hasta que la chica se dio cuenta de que se le había hecho muy tarde para cumplir con su compromiso y salió rauda hacia el carruaje que debía llevarla a su destino. Con las prisas su vestido quedó enganchado en un arbusto del jardín y tuvo que partir en bragas y sujetador como única indumentaria. Fue sin embargo la prenda perdida la que permitió al enamorado galán encargar a sus criados que encontraran en el reino una mujer a la que le sentara como un guante. Después de muchos días de infructuosa búsqueda, porque siempre por exceso ninguna daba la talla, cuando la última esperanza estaba depositada en las residentes de la Clínica de Anoréxicas de la capital, dieron con ella en un plató de la televisión para la que trabajaba. Y de esta forma pudieron casarse y ser felices, aunque no comieron perdices porque engordan una barbaridad.
Jajaja, ¿y por qué veo yo aquí a la Leti y a su Feli? Xddd! Me ha encantado, me chifla esta sección. Biquiños!
ResponderEliminarQué cosas tienes, María Cristina. Todo son imaginaciones de tu mente calenturienta.
EliminarBesos.
Y así sigue...
ResponderEliminarMás delgada que un silbido...
Saludos.
En los embarazos engorda algo. Tampoco mucho.
EliminarSaludos.
Hola. una historia muy ocurrente sobre el noviazgo de los nuevos Reyes... seguimos en contacto
ResponderEliminarGracias, Marta.
EliminarSeguimos.
¿Qué talla sería la cinderella? ¿0? Afortunados ellos que no conocieron la comida chatarra.
ResponderEliminarBesos mi Chema
Cinderella no lo sé, pero la de mi cuento está pegando en a la anorexia.
EliminarMás besos para ti, mi chamaca.
Así de flaca conocí a una que llevaba de sobrenombre: la invisible
ResponderEliminarBesos
Flaca tenía que ser.
EliminarSaludos.
Jajajaja. Estos fueron felices y comieron tofu, por lo que veo. Besotes!!!
ResponderEliminarMe has descubierto eso del tofu. No sabía lo que era.
EliminarEfectivamente, fueron felices, comieron acelgas (o tofu) y a mí no me dieron porque no quisieron (o porque acababa de comerme unos huevos fritos con jamón).
Besos.
Jajaja muy bueno. Ya sólo faltaba que trabajase con la Belén Esteban, que a esta a dos por tres, también le dan teleles ya lo que no sé, es si será por anorexia
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
No le conocía esa faceta a la Esteban.
EliminarUn abrazo, Rafa.
tu escrito buenisimo y los comentaristas geniales
ResponderEliminarGracias.
Eliminarjajaja flaca la mujer???? qué fea verdad??? dijo la envidiosa!!!
ResponderEliminarmuy bueno =)))
Besitos
Es verdad que las gordas se consuelan diciendo que las delgadas están demasiado flacas, pero algunos comentaristas coinciden (y no seré yo quien los desmienta) en que el escrito hace referencia a la reina de España que, siendo guapa, está cada día más delgada.
EliminarBesos, Liliana.
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ahora caigo!
Eliminarjejeje =)))
Es que para los que no sois españoles resultaba complicado.
EliminarEsta vez no borramos nada. XD
Besos.
Será eso??? o lo calabaza que es uno???
Eliminarjijijiji Besitos =)))
Será eso.
EliminarBesos.
Era tan delgada, tan delgada que cuando se comia una aceituna la gente creia que era embarazada !
ResponderEliminarPues algo así debía sucederle a esta chica.
EliminarAy, me encantaría saber en qué te inspiras para estos cuentos que me hacen reír tanto...
ResponderEliminarUn besote!
Me inspiro en el cuento que ya está escrito. Lo único que hago es darle un baño de realidad.
EliminarBesos.
gracias por tu encantador comentario
ResponderEliminar:)
De nada. Un placer.
EliminarMe pregunto qué efectos le producirá a nuestra cenicienta de armas tomar escuchar de labios de su amado: “Hemos vivido años maravillosos, pero nada es eterno,” “Ya sabes, querida, que en nuestra familia ponemos nuestra fidelidad en varios amores a la vez”. Es muy probable que en ese momento la abstemia cenicienta pida un whisky.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Chema.
O quizá se vaya a cazar elefantes ella también.
EliminarOtro fuerte abrazo para ti, Karima.
tu recital de cuentos no tiene fin y me alegro :)
ResponderEliminarY yo me alegro de que te alegres, Rubén.
EliminarNunca se me han antojado las perdices, pero es una lástima que no tuvieran el ordinario final esperado, porque bueno... es lo que una espera si es una princesa...
ResponderEliminarA mí tampoco me vuelven loco las perdices. La caza en general. No obstante, si quieres, le ponemos un buen plato a la princesa y que luego lo queme en el gimnasio.
EliminarUna cenicienta del siglo xxl.
ResponderEliminarMuy original tu versión.
Saludos
Gracias, Karin.
EliminarSaludos.
Yo creo que la encontró haciendo zaping...
ResponderEliminarNo me chafes el cuento, hombre. XD
EliminarCómo me gustó tu cuento, Macondo.
ResponderEliminarBesos.
Lo celebro. Gracias.
EliminarBesos.
me he perdido una sección de cuentos???? no me lo puedo creer!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarSon cinco (6 con el de esta tarde) y cortos, así que te puedes poner pronto al día. No seas vaga.
EliminarBesos.
Originalísimo Chema, derroche de creatividad e ingenio porque estamos leyendo el clásico cuento de Cenicienta y a la vez estamos viendo a la otra princesa, ¡huy! reina.
ResponderEliminarBesos
Eso, reina, que el tiempo pasa volando.
EliminarBesos.
Ja,ja,ja. Las perdices engordarán señún la cantidad que te zampes.
ResponderEliminar¡Cuántas chicas quisieran tener a un hada como estilista y no a esos engreídos diseñadores! Y, desde luego, prefiero la versión del vestido que la del zapatito de crital. ¿A quién se le ocurriría hacer unos zapatos cristalinos con lo delicados que son? Me encanta tu originalidad cuentista.
Un abrazo.
La verdad es que yo prefiro quitarme el hambre con un buen chuletón que con unas perdices.
EliminarNo parece muy práctico el cristal como material para unos zapatos, la verdad.
Celebro que te guste mi cuentismo.
Un abrazo.
Creo que finalmente ni fueron felices,... ni comieron perdices porque en efecto engordan...
ResponderEliminarYo es que creo que es mucho más fácil encontrar la felicidad aspirando a burgués acomodado. La monarquía está sobrevalorada.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarPues nada, de aquí al Hola a escribir la sección de sociedad, porque vaya nivel.
Me ha encantado, ya sabes qu esoy fan de esta sección.
Feliz día.
Tendré que cambiar el nombre de Macondo por "Jaime Chemafiel".
EliminarCelebro que te guste. Seguiré reeditando.
Feliz día.
Casi cinco años después yo digo que ya no parece un silbido.
ResponderEliminarAhora debe parecer un bocinazo, jajajajaa
El bocinazo se le intuía desde el principio, no en el físico sino en el tratamiento.
EliminarJajajajaja me parto de risa si me vieras jajajaja pero que bueno ha estado este cuento, el mejor de todos con ese final jajajaja. Buenisimo.
ResponderEliminarUn aplauso y un beso.
No sabes lo que me alegran tus generosas carcajadas, María. Así da gusto. Seguiré intentando hacerte reír con otras reediciones.
EliminarMuchas gracias.
Un beso.
La pobre está delgada, porque todas las invitaciones de restaurantes con cocineros famosos, las acapara el padre del marido... y eso tiene mucho (e)merito.
ResponderEliminarMe gustó tu reedición.
Un abrazo.
Y porque en muchos restaurantes famosos se come muy bonito, pero te quedas con más hambre que un gitano.
EliminarCelebro que te haya gustado, Juan.
Un abrazo.
Muy interesante tu reedición, Chema !!!
ResponderEliminarMe he partido de risa... A ver como compongo las piezas.
Sinceramente tienes un arte genuino y esplenderoso.
Un abrazo muy estrecho (al estilo del cuento) y feliz finde, amigo !!!
Muchas gracias, Joaquín.
EliminarLas piezas se recompondrán solas, no te preocupes.
Feliz finde.
Un abrazo.
Un alucinada preciosa. Esas anorexicas siguen perdiendo kilos y besos.
ResponderEliminarUn abrazo
Y felicidad, en definitiva. Dichosa enfermedad.
EliminarUn abrazo.
¡Pobre Cenicienta! No sabía que sufriera de anorexia, pero ya le buscará el Príncipe una buena clínica para que se recupere.
ResponderEliminarMuy bueno el cuento y sorprendente su final.
Abrazos
Dicen las malas lenguas que cuando se le ponía una cosa en la cabeza no era muy fácil de convencer de lo contrario.
EliminarMe alegra que te haya gustado, Rita.
Un abrazo.
No sabría decirte,pero es como una historia conocida de amor a primer telediario, entre un aprendiz muy preparao y una ambiciosa periodista en busca de destacar por todo lo alto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué cosas tienes, Alfred. Seguro que es un amor casual y desintereado.
EliminarUn abrazo.
Jejejeje 😊 qué cosas tienes...
ResponderEliminarFelicidades por tu creatividad.
Besos al alma.
Gracias, Paula.
EliminarBesos.
jajajaja muy bueno, Chema.
ResponderEliminarUna periodista, que a pesar de su anorexia, es de armas tomar.
Un beso!!
No creo que haya engañado a nadie. Se le veía venir como al tren de Canfranc.
EliminarUn beso.
Los cuentos también se adaptan a nuestros tiempos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Gracias Macondo.
Saludos
Me alegra que te haya gustado, Rosa.
EliminarGracias a ti.
Saludos.
Jaaaaaaaaaaa, me parto contigo y tus cuentos Chema.. aunque este es muy real.
ResponderEliminarBesitos.
También puedes partirte, aunque sea real.
EliminarGracias.
Besos.
Vale, canija estaba la Cenicienta, pero ¿el Príncipe no se acordaba de la chavala como para mandar a su lacayos a buscar una que entrase en el vestido? ¿Él no se atreve a buscarla? Es lo que tiene el garrafón en las fiestas, que después no te acuerdas si era rubia, si era morena, si era alta, si era baja, si era ella, si era él...
ResponderEliminarDice la historia que ella sí que era y alta o baja según con quien se le comparara.
EliminarJajajajaja blanco y en botella.
ResponderEliminar¡Qué bueno eres, jodío!
¡Horchata!
EliminarGracias.
De cun laude, qué quieres que te diga. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias,hombre.
EliminarEste me gusta más que el original.
ResponderEliminarNos vemos en junio.
Me alegro.
EliminarHasta junio, Dios menguante.
Tiene mucho encanto el cuento.
ResponderEliminarBesos.
Me alegra que así lo veas, Amapola.
EliminarBesos.
Un divertido y ocurrente guiño a la que fue princesa y ahora comparte el trono de un reino donde se cuecen habas en lugar de perdices.
ResponderEliminarUn abrazo, Chema.
Muy ocurrente conclusión, Estrella.
EliminarUn abrazo.
Siempre pensé que esos zapatitos de cristal debían ser una tortura para Cenicienta, mucho mejor tu versión Chema aunque espero que aprenda que comer es divertido y seguro que le cocina el principe.
ResponderEliminarBeso
Entre la barriga cervecera y la extrema delgadez hay un buen termino medio para quedarse con él.
EliminarUn beso, Conxita.
Hola Macondo , así tenemos al "príncipe pasmado " con la su ahora parienta , seco como la mojama , eso si no tienen ni un gramo de grasa , jajajajajaja muy bueno tu cuento me a gustado mucho.... Espero que puedas , arreglar pronto lo de tus entradas , yo no puedo ayudarte , ya que en esto estoy un poco perdida , te deseo un feliz Domingo besos de flor.
ResponderEliminarpd , voy a leer tus anteriores cuentos , ya que estos están mucho mejor que los clásicos de siempre , te deseo una feliz semana... Mas besos 😘😘😘😜
El problema son las reediciones. En cuanto deje de hacer el vago y publique entradas nuevas, se acabará el problema.
EliminarMuchas gracias, Flor.
Besos.
Pues ya sabes ... Ponte manos a la obra , que así va el país en vagos y que a algunas ( Yo )se nos han ido a hasta las musas y los musos , y que solo tengo musarañas en la cabeza , estamos todos faltos de inspiraciones , jajaja te deseo una feliz semana , voy a ver si en estos días puedo leerme todos tus cuentos , y te comento vale , besos de flor.
EliminarYa veo que te has puesto manos a la obra.
EliminarGracias.
Besos.
La ropa que sufre un accidente es más actual, como lo que sea una conductora de noticiero, que pueden tener influencia en la opinión pública. Si el príncipe es astuto, dejará que siga siéndolo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues no debe ser astuto.
EliminarUn abrazo.
Pues yo no los envidio nada, qué quieres que te diga.
ResponderEliminarUn abrazo, Julio.
Si hablamos de astucia, la princesa lo fue más que el príncipe. Ella cambió los Telediarios por vivir feliz en el palacio, comiendo a dos carrillos.
ResponderEliminarMe he dado una pechá de reír (como dicen en mi tierra), con este cuento tan parecido a la realidad.
Besos
Yo veo más entretenido lo de presentar los telediarios, fíjate tú.
EliminarCelebro tu pechá de reír.
Besos.
jajaja me has hecho reír. :)
ResponderEliminarUn abrazo!!
Me alegro mucho de haberlo conseguido.
EliminarUn abrazo.
Una felicidad leerlo, en la reconstrucción de un cuento, que ha tenido versiones para la danza y el cine. Pero me quedo con su texto, por su humor y cierre genial: "pudieron casarse y ser felices, aunque no comieron perdices porque engordan una barbaridad."
ResponderEliminarUn abrazo desde mi cubil colombiano. Carlos
Muchas gracias por tu generosa lectura, Carlos.
EliminarUn abrazo desde España.
Que ocurrencias amigo, eres genial, me quedo con tu versión.
ResponderEliminarPronto estoy contigo, te seguiré leyendo, no lo dudes.
Que pases un feliz verano.
Un fuerte abrazo. Hasta siempre. Cuídate.
Tómate un respiro todo lo largo que te haga falta, Carmen. A veces es muy conveniente, para volver con fuerzas renovadas. Yo mismo, ahora, me estoy limitando a reeditar.
EliminarGracias por seguir leyéndome en tu descanso.
Hasta siempre.
Un fuerte abrazo.
¡Qué vuelta de tuerca al clásico! Es curioso como el tiempo cambia nuestra percepciones, al leer el primer comentario del 2015 caí en esa referencia a los reyes si bien el micro es suficientemente divertido por sí mismo. Un abrazo!
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, David.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno Chema en lugar de perder un zapato perdió el vestido ji ji ji ji, que ocurrente.
ResponderEliminarEsa Cenicienta presentado telediarios ja ja ja me suena conocida je je je
Fantástica versión del clásico cuento , lo de las perdices lo cambian por acelgas jejeje.
Besos
Puri
Todo son imaginaciones tuyas, Puri. :)
EliminarTe advierto que a mí las perdices no me llaman especialmente la atención, sin embargo las acelgas son una de mis verduras favoritas.
Besos.
Eso de correr en bragas y sujetador me recuerda a las pelis de terror ja, ja, ja…
ResponderEliminarMuy bueno, querido amigo. Otro cuento donde, por lo menos, se libran las perdices…
Siempre un placer leerte…
Abrazos y feliz tarde!
En bragas y sujetador, corriendo con un sátiro detrás.
EliminarYa ves que he impuesto una veda para las perdices de algunos cuentos.
Y un placer que vengas a leerme, Ginebra.
Un abrazo.
Jaaaaaaaaaaaa ¡Ojú, que buena y divertida entrada! Me parto, jeeeeeee
ResponderEliminar¡Oleeeeeeeeeeeeee!
Un beso.
Celebro que te haya gustado.
EliminarUn beso.
¡Ja,ja,ja! ¡Qué buena versión del cuento clásico! Lo de los telediarios..., una buena pista en aquel momento, pero la delgadez no deja de estar de actualidad.
ResponderEliminarUn abrazo, Chema.
La delgadez está vigente. Espero que no sea un mal ejemplo para sus hijas.
EliminarUn abrazo, María Pilar.
Me has hecho reír con tu versión de este clásico...😃 ...de todos modos siempre he pensado que de encontrarme con el hada madrina, nada de vestidos, zapatitos, carruajes y menos que menos un estipulado príncipe azul... que ella me haga comer sin engordar por tiempo indefinido, ya luego me encargo yo de todo el resto 😏...
ResponderEliminarUn beso!
Yo esa suerte la tengo. No engordo con facilidad. Con decirte que en el confinamiento he perido peso, está todo dicho. Debo ser de mala raza. Si fuera cerdo me habrían matado por aburrimiento.
EliminarUn beso.
Está mal, pero en estos momentos te estoy envidiando a rabiar!!!🤣
EliminarOtro beso.
Es suerte no tener que pelear con la báscula, porque seguramente me faltaría constancia para hacerlo.
EliminarOtro beso también para ti.
Desde este momento ya no veré ese cuento como era me gusta mas tu versión iijijij, gracias por hacerme reír hoy lo necesitaba de verdad
ResponderEliminarSaludos
Celebro haberte alegrado un poco.
EliminarSaludos.
Y esa noche bajó la audiencia porque salió a presentar en ropa interior...
ResponderEliminarQué bruja eres, jajaja.
EliminarLos cuentos hacen muy bien en acabar en el "y fueron felices y comieron perdices"... así nos ahorran el bochorno de saber lo que pasa después. Ja ja! Los príncipes y princesas solo son felices en los cuentos...parece ser. Ha sido genial la breve visión de la princesa con su vaporoso vestido conduciendo una 2 caballos (antes de llegar a tu paréntesis aclaratorio). Saludos!
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, Marifelita.
EliminarSaludos.
Al menos la dama tenia ropa interior sino hubiera pescado un resfriado tremendo
ResponderEliminarDepende del tiempo que hiciera. Por estos lares y en estas fechas, puedes salir perfectamente en pelota picada a la calle sin miedo alguno a resfriarte. Más bien es lo que pide el cuerpo.
EliminarY todos felices ... hay que cuidar lo que se come, no la queremos ansiosa por haber aumentado unos gramos :)
ResponderEliminarMe recordaste https://www.youtube.com/watch?v=3SKSk-r-V_o
Un placer, José, me gustó tu relato
Qué recuerdos Pototitos para los que peinamos canas. Gracias por el enlace.
EliminarUn placer también para mí. Me alegra que te gustara el relato.
Chema, todo un éxito tu participación, espero que eso te haga participar más veces,tu humor es necesario y ahora más que nunca.
ResponderEliminarBuenísimo tu cuento cómo no podía ser de otra manera.
Un beso enorme y porfa, vuelve
Gracias, Tracy.
EliminarYa ves que el trabajo me le he encontrado hecho. Hace unos años me dio por reinventar cuentos clásicos y publiqué veintitantos.
Llevo un tiempo vago para escribir. Más ahora, que estoy con un libro para publicar entre manos, en el que, por cierto, saldrán esos cuentos.
Otro beso para ti.
Versión remasterizada del clásico cuentito que a muchas nos metieron como esperanzado proyecto de vida "ideal" por suerte muchas apostamos al sentimiento en lugar de la idealización de las apariencias. Buen aporte para un encuentro jueveros de príncipes y cenicientas. Un abrazo
ResponderEliminarA veces pienso que parece mentira que hayamos podido salir medio normales con esos cuentos que nos contaban.
EliminarOtro abrazo para ti.
Me encató de nuevo, qué ingenio, amigo
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Jolin. Esto sí que ha sido un acierto. Ha encajado la historia que como anillo al dedo. Al principio, no, pero luego han ido encajando la piezas como un rompecabezas. No sobta ni falta frase.
ResponderEliminarAbrazooo
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Ahora toca ''vivieron felices por siempre'', me gusta tu versión del clásico
ResponderEliminarAbrazo
Me alegra que te guste.
EliminarGracias por venir a leerlo, Verónica.
Un abrazo.