Así como en los tiempos actuales las personas viven como animales, hubo otros en que los animales y algunas cosas vivían como personas. Fue en aquellos en los que tocó desarrollar su existencia a Manolo y Maruja. El marido tenía una fortaleza física fuera de serie, gracias a la cual no le faltaba nunca trabajo. La esposa se dedicaba a sus labores y a parir sin conocimiento. En cuanto salía en celo se ponían a ello, hasta que se quedaba preñada. Nada más destetar a los hijos, antes de llegar a encariñarse demasiado de ellos, se los vendían a un fabricante de armas. Como los pagaba bien y los escrúpulos no eran el fuerte de la pareja, nunca llegaron a preguntar para qué los quería. Y así fueron transcurriendo los años, hasta que Manolo perdió su hidráulica fuerza y a Maruja le llegó la menopausia. Como habían sido dos gatos previsores, no les faltaron recursos para vivir holgadamente durante el resto de sus días. Lo único que echaron en falta fue los nietos, pero algún tributo tenían que pagar por haber ido desprendiéndose de todos los gatillos que habían tenido.
Cita del día
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CITA DEL DÍA: «Lo peor que puede hacerse es cruzar el precipicio en dos saltos» (David Lloyd George).
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Por lo menos" los gatillos" eran acariciados de vez en cuando, junto a sus padres no se yo si alguna vez les hubieran dado un cariñito... Un saludo. Teresa.
ResponderEliminarSon unas caricias un poco especiales las que reciben "los gatillos", pero menos da una piedra.
EliminarUn saludo, Teresa.
Ya me puedo imaginar para qué quería tanto "gatillo" un fabricante de armas. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarEs que hay armas que sin "gatillo" no sirven para nada.
EliminarBesos.
Ja,ja.ja
ResponderEliminarMuy bueno
Saludos
Gracias, Chaly.
EliminarSaludos.
Hola. un cuento perfecto para los tiempos que estamos viviendo. Cada uno tiene al final lo que se merece. Seguimos en contacto
ResponderEliminarMenos los pobres gatillos, que seguramente no se lo merecían.
EliminarSeguimos.
Muy moral !
ResponderEliminar¿Lo dices por moralizante o moralizador?
EliminarJajajajajajajajaja ¡grande! Desde hoy creo que voy a inventar otro sistema para disparar las armas... ¡pobres felinos!
ResponderEliminarO te compras un tirachinas, que no necesita gatillo.
Eliminar¡Ah! ¡Me encanta! ¡Qué bueno es, Macondo! Pobres "gatillos" :D
ResponderEliminarCelebro que te guste. Gracias.
Eliminares tremendo,
ResponderEliminartanto que asumí un relato realista
bien por ti
un abrazo
Muchas gracias, Omar.
EliminarUn abrazo.
Ahhhhhhhhhh Chema! jejejejeje
ResponderEliminarMuy bueno, me ha gustado!
Voy a cambiar el cuchillo por un gatillo.....jajajaja
Besitos gatilleros ;)
No sé si con el gatillo podrás comerte los pasteles de chocolate.
EliminarBesos.
Qué bueno otra vez!!!
ResponderEliminarGatillos y muñecas.
2 a 0.
Saludos.
Gracias, Toro.
EliminarSaludos.
Siempre hay alguna situación que espera cogernos a traición, aunque pensemos que no se ha dejado nada a la improvisación. Para elevarnos a lo más sublime o para hundirnos en la mayor de las miserias. En cualquier caso, esta extraña pareja no tendrá dificultad para minimizar los efectos de la falta de nietos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tan extraña es la pareja que puede estar compuesta por un gato hidráulico de marido y una felina de mujer. O dos gatos hidráulicos, vaya usted a saber. De esta forma tiene más sentido que los hijos sean metálicos.
EliminarUn fuerte abrazo, Karima.
Absolutamente irresponsables y egoístas.
ResponderEliminarUff pobres gatillos, con un padre con tanta fuerza mejor que los vendieran sí! Sino ya los veo yo morir reventados de un solo abrazo.
ResponderEliminarMuy bueno el cuento! :-)
Entonces mejor así.
EliminarGracias.
Jajaja que bueno otra vez maestro. Es que hay seres; gatillos, personas físicas y tortugas, que sin nietos, ya la han cagado. Cuando ya fallan las fuerzas para el chingoteo, asunto feo.
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
Gracias, Rafa.
EliminarUn abrazo.
Y yo que a los gatos les tengo un cariño especial...ya ves.
ResponderEliminarEstos creo que fueron egoístas hasta el final, echaron en falta a los nietos, cuando entendieron que el camino a la residencia era crucial. Aun esperarían que su ayuda, podía haberles librado de ella.
Eres un caso Chema. ¡Bravo!
Besos.
¡Vayaaaaaaaaaa! otra vez bloguer! Uffffffffff. Me tiene loca.
Muchas gracias, Daphne.
Eliminar¿Estás teniendo problemas para publicar tus comentarios?
Besos.
Vaya juegos de palabras más curiosos que nos has ofrecido. Se merecen no tener nietecillos.
ResponderEliminarSaludos.
Se merecen no tener nietecillos y muchas cosas más.
EliminarMañana va otro de juegos de palabras.
Saludos.
Muy bueno Macondo.
ResponderEliminarLo del fabricante de armas ha sido un toque de genio.
Abrazos.
Muchas gracias, Jon.
EliminarUn abrazo.
Jajajja me encantó.
ResponderEliminarBesos.
Me alegro.
EliminarBesos.
Jajajajaja yo como una imbécil mirando al techo y pensando... Hasta que he leído "gatillos" eres la hostia!
ResponderEliminarBesos infernales que llega el frío!
Al final los gatillos lo aclaran todo.
EliminarBesos también para ti, Nieves.
Como discurres Chema, con este juego de palabras uno se desconcierta bastante, esos padres tenían hijos para servir a los otros, así cualquiera , lo malo es que te quedas sin que te llamen abuelo/a.
ResponderEliminarBesos Chema.
Puri
Merecido se lo tenían lo de no tener nietos.
EliminarBesos, Puri.
Hola de nuevo Macondo , bien mirado que esperar de unos gatos si ya por naturaleza siempre son muy independientes , no ? muy buno tu relato , me gusta mucho tu forma de escribir por que es muy amena y con un toque de humor negro si me lo permites o deveria diecir humor inteligente , te deseo una feliz semana saludos de Flor.
ResponderEliminarPd , Me alegra que te haya gustado mi relato de "Cuentos de la Morgue"
Muchas gracias, Flor.
EliminarTe deseo también una feliz semana.