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La madre de Juan fue una joven que, abandonada a su suerte por su acomodada familia por haberlo concebido fuera del matrimonio, dedicó su vida al único objetivo de que a su hijo no le faltase de nada. Cuando se hizo mayor y dejó de serle necesaria, la ingresó en una residencia y no volvió a verla hasta el día de su entierro.
El único calor familiar que recibió la anciana en los últimos años de su vida fue el de Pilar, la mujer de Juan, que iba a verla todos los días. Diríase que la hija era ella, además de una inmejorable y comprensiva esposa capaz de perdonar a su marido todas sus infidelidades y desprecios.
Cuando se encontró entre la vida y la muerte, una conciencia desconocida hasta entonces le impidió dar el visto bueno al repaso de su vida que pasó por su mente en unos instantes. Al darse cuenta de que había entrado al túnel del que tantas veces había oído hablar, se hizo el firme propósito de luchar contra ese estado de placidez que estaba invitándole a traspasar serenamente la luz que había al fondo. Aunque por su difunta madre ya era demasiado tarde para rectificar, necesitaba regresar a la vida para tratar de compensar a su mujer por lo mucho que le debía. Fue en ese momento cuando vislumbró, agitándose en medio de la luminosidad, los brazos de quien le había traído al mundo. Estaba ofreciéndole su abrazo de bienvenida.
CONTINUARÁ…
Muy fuerte relato,a ver como sigue,cariños.
ResponderEliminarNo va a seguir. El "continuará" era el planteamiento que se hacía en el reto, pero no tiene por qué hacerse y yo prefiero dejarlo así, para que el lector lo intuya como le parezca.
EliminarBesos.
Muy bueno y potente. A veces la vida concede una segunda oportunidad; o quizá sea la muerte quien tiene el beneplácito…
ResponderEliminarDeseando leer la continuación.
Un placer, querido amigo.
Abrazo grande, y muy feliz finde 😘
Acabo de leer que no continúa; que es parte del reto. En cualquier caso, un buen final abierto para dejar las mentes inquietas 😉
EliminarMás abrazos.
Muchas gracias, Ginebra.
EliminarCon respecto al "continuará", como realmente no había pensado en un final, prefiero dejárselo al lector.
Feliz domingo.
Un fuerte abrazo.
Un relato que permite tantos finales como lectores tenga.
ResponderEliminarDespierta mucha inquietud.
Me ha gustado mucho.
Saludos.
Celebro que te haya gustado.
EliminarSaludos.
Es muy fuerte, pero real, quién sabe si no es muy tarde cuando nos percatamos de la importancia de los demás. Benditas madres seimpre.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre benditas. Es lo único que no falla nunca.
EliminarUn abrazo.
A este relato tan real, se le puede poner más de un final, hay que aprovechar esa segunda oportunidad que a veces da la vida, antes de que venga la otra madre a llevarnos.
ResponderEliminarBuen relato Macondo
Un fuerte abrazo y feliz domingo
Como dice Toro, "tantos finales como lectores". A ellos se lo encomiendo. Yo ni siquiera lo he pensado.
EliminarFeliz domingo.
Un fuerte abrazo.
Es tan real que duele. haces bien en dejar el final abierto. Cada lector le pondrá en que le convenga y ninguno será el previsto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Realmente no hay ninguno previsto. Todos me valen.
EliminarUn abrazo.
Deseandito estoy que sigas. Nos has dejado con el alma en un puño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siento decepcionarte, pero eso es todo. Como el reto deja voluntaria la continuación, prefiero dejarlo a la imaginación del lector. Tú tienes mucha, por lo que seguro que se te ocurre uno mucho mejor que el que pudiera pensar yo.
EliminarUn abrazo.
Es tan real que duele. La opción de dejar el final abierto, es muy acertado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Celebro que te guste la opción que he tomado. No creo necesario añadir nada.
EliminarUn abrazo.
No sé si habrá marcha atrás, pero diría que lo hecho, hecho está. Solo le queda el arrepentimiento. Pero, aunque no creo en los milagros, quién sabe lo que le va a suceder. ¿Nos lo acabarás contando?, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como te digo en tu blog, tengo tanta jeta que a ti te pido la continuación siendo que yo no llevo idea de ponerla. En realidad ni la hay. Soy tan vago que me limito a los mínimos exigidos y como no me la pedían ni siquera he pensado en ella.
EliminarUn abrazo.
Un relato muy emotivo que refleja a la perfección esa incondicionalidad absoluta que siempre tienen las madres. Dejas a tu protagonista a medio camino entre la culpa y el perdón. Muy buena historia, Chema.
ResponderEliminarGracias por venir a leerlo y por tu opinión, Marta.
EliminarUff un relato que duele, y que creo que permite diferentes finales, pero desde luego no deja indiferente. Madres como esa, abundan y por desgracia familias como la suya también. Muy bueno!!
ResponderEliminarUn beso, Macondo.
Muchas gracias, Carmela.
EliminarUn beso.
-Dibújame un cordero, le pedía el Principito al aviador.
ResponderEliminarEl protagonista de tu microrrelato tal vez le pediría a su madre.
-Dibújame una salida. Sí, una salida que tenga sentido para empezar de nuevo.
Me alegro de que vuelvas a la escritura, además con un muy buen relato. Suerte en el concurso, royo.
Karima.
Mi vagancia se está cebando un poco en las reediciones, es verdad.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un abrazo, Karima.
Ser un mal hijo es bastante grave, pero finalmente todos vemos esa luz, (aunque algunos dicen que no vayamos hacia esa luz porque es peligrosa), no se si el personaje protagonista, el "mal hijo y esposo", vuelva o siga su camino.
ResponderEliminarbuen relato que en un breve espacio conto perfilo 3 personajes bien claros
fue un gusto haberlo leido
Un gusto también para mí que vinieras a leerlo, Hugo.
EliminarPerdonar y amar asi van las madres...
ResponderEliminarNo existe un sentimiento más puro y desinteresado que el amor de una madre.
EliminarEspero la segunda parte para ver en cual de los dos mundos se quiere quedar Juan. Creo que lo tiene difícil. Esposa o madre...¿qué será?
ResponderEliminarBesos
No hay segunda parte. Que cada lector se quede con la que más le guste.
EliminarBesos.
Menudo pieza, y es al final de la vida cuando decide que tiene que arrepentirse, como los malos estudiantes, cuando todo está perdido es cuando se empieza a estudiar. Muy buen continuará, porque lo que puede venir puede ser de cualquier color, ¡A ver si sigue!
ResponderEliminarUn abrazo.
Como lo que venga puede ser de cualquier color, lo dejo al gusto del lector y que elija cada uno el que quiera. Por eso no voy a seguirlo.
EliminarUn abrazo.
Al parecer que no será una novela por entregas. Lo escrito está muy bien relatado, Tu faceta escribiendo micro relatos es muy buena.
ResponderEliminarMi sensación es que se queda con la madre... o quizás no.
Un abrazo.
Quédate con lo que apetezca, Matías. El final es todo tuyo.
EliminarUn abrazo.
De estos que abandonan está la vida llena y aquí no hay segundas oportunidades una vez traspasado el túnel. Está bien que dejes el relato sin continuidad, como dices por ahí, un lector, una solución.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que ni siquiera tengo mi final. Como no voy a hacer uso de una segunda parte, ni siquiera lo he pensado.
EliminarUn abrazo.
Así nos vendían los méritos cuando nos enseñaban en el colegio. No importa cómo seas de bueno o malo durante toda la vida, sino tu situación en el momento marchar al otro barrio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cómo que no continúa? Me hubiera encantado que si. Me recuerda mi propia historia de vida, cuido a mi abuela y mi papá solo pelea con ella cuando la responsabilidad es de el. Espero que no llegue a este extremo. Un abrazo
ResponderEliminarPuedes suponer el final que más te guste, Jova.
EliminarUn abrazo.
¡Qué bueno verte dar un paso al frente para salir de la vagancia! Eso ya indica que puedes de vez en cuando sorprendernos con tu narrativa y dejar a un lado la zona de confort en la que te has instalado, estimado Chema.
ResponderEliminarTu aporte tiene un contenido muy profundo: el abandono de tantos ancianos que lo dieron todo por sus hijos y estos como cuervos acaban sacándoles los ojos. Algo que debiera conmovernos a todos y replantearnos un mundo más humano.
Un abrazo.
Con el esfuerzo y el buen hacer de David no hay quien pueda.
EliminarUn buen hijo no puede devolver a su madre un diez por ciento de lo que ha recibido de ella. Si es malo, ni te cuento. Si es malo nunca encuentra el momento de sustituir el pedir por el dar.
Un abrazo.
Intenso y bien conseguido, una atmósfera inquietante y de suspense...
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Amapola.
EliminarBesos.
Hola, Macondo!
ResponderEliminarUn relato realmente intenso, y duro. En muy pocas palabras has conseguido plasmar lo que sentía Juan en su peor momento, ese en el que se da cuenta de todo lo que no ha hecho bien, y que a tantos de nosotros nos pasa... y el detalle de su madre esperándolo al otro lado del túnel me ha enternecido. Una madre nunca abandona a un hijo, el amor incondicional existe, y va más allá de cualquier frontera que nos planteemos o podamos comprender.
Enhorabuena por el texto.
Un abrazo!
El amor de una madre es el único sentimiento desinteresado que le queda al género humano. Más nos vale que no se pierda.
EliminarMuchas gracias, Ana.
Un abrazo.
¡Hola!
ResponderEliminarAyyyyy, no sé qué será mejor. Está muy bien arrepentirse y querer enmendar el mal, pero si se vasu mujer puedeempezar a vivir, a conocer mundo, a salir...y así él puede ir con su madre, y recuperar, en cierta forma, el timepo perdido.
Muy feliz día y me ha encantado, suerte en el concurso.
No parece de fiar este pájaro. Mejor que se vaya solo a las tinieblas y que deje a ambas tranquilas.
EliminarMuy feliz día también para ti.
Desgraciadamente, la historia que has empezado a contar es muy habitual y cuando se quiere rectificar ya es demasiado tarde. Esperemos que su madre no le abrace muy fuerte y le deje volver.
ResponderEliminarSerá como a ti te guste más, Conchita. Elige el final que más te guste.
EliminarUn abrazo.
Un final abierto a múltiples posibilidades. El arrepentimiento a ultimísima hora me suena a miedo a... ¿lo desconocido?. Un saludo cordial, Macondo.
ResponderEliminarNo me fiaría yo mucho de este pájaro.
EliminarUn saludo.
Mmmm... yo tampoco.
Eliminar;-)
Eliminar¡Hola, Macondo! ¡Qué buen micro! El continuará nos deja justo en el momento en el que algo grande le va a pasar al personaje. De hecho, nos dejas en un punto en el que la continuación, según el derrotero que nos lleve, dará lugar a historias completamente distintas. Sin ir más lejos, te diría que en este micro tienes una semilla fantástica para un cuento de Navidad. A poco que medites la historia, seguro que te animas a continuarla y regalarnos la conclusión para esas fechas. Lo tiene todo: pecado, culpa, arrepentimiento, reconciliación... Todos los ingredientes de un cuento de Navidad. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarTendría que ponerme muy navideño para verle a este individuo cualquier atisbo de humanidad.
EliminarUn abrazo, David.
Macondo (Chema) el micro es muy humano, tan real como la vida misma. Dicen que mientras mas mala vida le dimos a la madre, mas ella nos ama y espera nuestro regreso al amor.
ResponderEliminarEl hombre la tiene difícil, el arrepentimiento le llegó tarde y para colmo de seguro piensa que la madre le va a sacar en cara sus faltas, una tortura ese tránsito por el túnel de la muerte, o de la vida.
Bien atinado el titulo, su mujer representa la vida y su madre la muerte, ¿por cual se decidirá?
Agradable semana.
Yo lo veo tan egoísta que si tiene opción a elegir creo que no se decidirá ni por una ni por otra, sino por sí mismo.
EliminarFeliz semana también para ti.
Hola
ResponderEliminarMe has dejado con la sensación de que el relato dará un giro radical tras el "continuará", aunque tal vez me equivoque. Eso de volver al cordón umbilical parece que trae trampa. Buen relato. Un abrazo
Seguro que no te equivocas, porque no hay un final pensado. De todas formas me pasa como a ti en el sentido de que no me ofrece confianza ese individuo.
EliminarGracias.
Un abrazo.
No se que pasó con mi anterior comentario,... debió quedarse en un continuará...
ResponderEliminarTe decía que desgraciadamente tu relato está siendo algo bastante habitual hoy en día,... pero al margen de eso te diré que ese final, justo al final del túnel es dejarnos colgados de verdad.
Un abrazo!
Es que eso me meterse con lo que puede pasar detrás de esa luz cuando nadie ha venido a contárnoslo son palabras mayores.
EliminarUn abrazo.
El punto de inflexión entre la vida y la muerte. Buen momento ese para dejarnos con el suspense 😁👍
ResponderEliminarNo se me ha ocurrido otro más adecuado.
EliminarHola Macondo, has recibido el correo?
ResponderEliminarDisculpa, Carmen. Acabo de contestarlo.
EliminarMuchas gracias.
¡Qué momento más inquietante! No tardes en continuar el relato.
ResponderEliminarEl caso es que la idea es dejarlo así. El reto planteaba hacer un micro que llevara incorporado un "continuará", pero que luego cada uno pudiera seguirlo o no según le pareciera. Yo lo considero así terminado, prefiriendo dejar al lector que le ponga el final que le parezca más oportuno.
EliminarQuedamos a la espera, apreciado Macondo. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarComo digo en anteriores comentarios, no va a haber segunda parte, Carlos. Creo que es mejor que la imagine el lector.
EliminarUn abrazo.
Tan real como la vida misma.
ResponderEliminarEstaré a la espera de su continuación.
Besos.
Como digo en otros comentarios, no va a haber segunda parte.
EliminarBesos, María.
Así pasa en muchas familias , solo se acuerdan al final de la vida.
ResponderEliminarVeo que te animaste a concursar.
Esperaremos por esa continuación.
Un abrazo Chema
Puri
Como he ido diciendo en otros comentarios, lo de "continuación" lo pongo por requisito del reto, pero no voy a hacerla. Prefiero dejarla abierta, para que cada uno piense lo que le parezca.
EliminarUn abrazo.
Buen trabajo, con una historia completa en la poca extensión de un micro relato. Proceso completo de nacimiento, vida, muerte y más con un final en suspenso perfectamente colocado. Me gusta. Gracias por el aporte.
ResponderEliminarGracias a ti por venir a leerlo y por el comentario.
EliminarInteresante. Igual, por lo mal que se portó en vida, ojalá la madre más que abrazo de bienvenida le de una buena lección, jaja. Buen microrrelato. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Cyn.
EliminarUn abrazo.
Tremendo relato, amigo... Me gustó
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro, Ildefonso. Gracias.
EliminarUn abrazo.
Gracias, mil gracias, por tan hermoso y real relato.
ResponderEliminarSolo hay un amigo y familiar que jamás nos abardona.
Recibe mi abrazo con aprecio.
No existe un sentimiento más generoso que el amor de una madre.
EliminarEl aprecio es mutuo, Ricardo.
Un abrazo.
Desde luego Chema lo has bordado el micro, te deja con la intriga de saber qué pasará y con muchas posibilidades abiertas.
ResponderEliminarUn beso y suerte con el concurso
Celebro que te haya gustado, Conxita.
EliminarMuchas gracias.
Un beso.
Hola, Macondo, tan natural como la vida misma, solo en esos momentos cruciales y vitales, tal vez el ser humano se de cuenta de lo que acontece y, aconteció en la vida que deja. Dejas abierto el relato a muchas posibilidades.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Saludos, y buen comienzo de semana;)
Tantas posibilidades como lectores tenga, así que no osaré contradecirlas poniendo la mía, entre otras razones porque no la he pensado.
EliminarCelebro que te haya gustado.
Buen comienzo de semana también para ti.
Saludos.
ResponderEliminarUn micro intenso e inquietante que disfruté muchísimo.
Un hijo insensible que solo miró su ombligo y no pensó en algún momento la decisión tan cruel que tomó. Una madre entiende, perdona, te defiende, pero sobre todo... Te Ama más que a ella misma.
Me alegra mucho que lo hayas disfrutado.
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo.
Nos has dejado un final a la carta, para que los lectores busquemos el más deseado por nosotros.
ResponderEliminarBuena táctica de continuación.
Un abrazo.
Esa es la idea, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Ay las madres siempre perdonan. Y ahí la tienes con ganas de ganarle el paraíso al pasota de su hijo. Annegada hasta después de la muerte. También puede que el hijo pise antes el suelo de su lecho de muerte y le de una mala noticia a la mujer quedándose con ella. Como la vida misma. Chema, abrazote compañero.
ResponderEliminarTe pasa como a mí, que no te fías un pelo de ese cantamañanas de hijo.
EliminarUn abrazo.
Hola, Macondo, muy impactante tu historia. Me ha gustado mucho, sobre todo ese final tan enigmático y abierto. ¿Su madre le está dando la bienvenida al más allá, o bien el protagonista ha renacido, con lo cual tendrá la oportunidad de rectificar en esa segunda vida? Un abrazo.
ResponderEliminarHola Macondo. Por muy malo que se haya sido, una madre siempre perdona. Ahora Juan tiene el dilema de aceptar el abrazo de su madre o regresar a la visda para hacer el bien. ¿Qué pasará?
ResponderEliminarMuy bien llevado este reto. Un saludo.