Me
topé con él al pasar por la estación de autobuses. Estaba desencajado. Pedía
ayuda con la desesperación propia de quien se le está echando el tiempo encima
para poder tomar el último del día hacia su pueblo. “Acaban de robarme y no
tengo dinero para volver a casa”. Pasé por su lado con actitud de bastante tengo con mis problemas para que me vengas tú con los
tuyos, que seguramente se reducirán a que tienes un morro que te lo pisas. Cuando
iba a pasar página en mis pensamientos,
una voz interior me planteó la
posibilidad de que ese chico pudiera necesitar ayuda de verdad. No le hice
caso, aunque llegué a casa dándole vueltas al asunto. Me acosté con mala
conciencia.
Muy
pocos días después iba tranquilamente por otra calle cuando divisé una figura
que me resultó familiar. Me acerqué y era él. Estaba desencajado. “Acaban de
robarme y no tengo dinero para volver a casa”. Le pregunté indignado si estaba
pidiendo para comprar un billete o el autobús.
Dicen
que hay auténticas mafias organizadas para controlar los lugares más rentables
para mendigar. Yo tanto no he profundizado en el asunto, pero hace años fui
testigo de las graves amenazas del titular
de la Parroquia del Perpetuo Socorro a una gitana que osó pedir en su zona. Era
un hombre bastante joven, sin pinta
alguna de enfermo, que se ganaba la vida saludando y abriendo la puerta
de la iglesia a la gente que entraba o salía de la misma. Prefiero no
plantearme, aunque ya lo estoy haciendo, lo que hubiera respondido si alguien
le hubiese ofrecido un trabajo que requiriera un horario y un cierto esfuerzo
físico o intelectual.
Llegó
a hacerse bastante famosa una gitana que pedía en el Coso. Cuando llegaba la
hora de irse a comer a casa, se compraba un helado y cogía un taxi para no
tener que esperar al autobús. Con frecuencia su última solicitud de ayuda había
sido a los que estaban en la parada.
No
soporto a los que mendigan de rodillas. ¿Ante quién se postran? No creo que sea
ante ese dios por cuyo amor te están pidiendo, considerando que en muchas ocasiones
se cagan en él cuando no les das. Menos todavía que lo hagan ante quien pueda
darles dinero. Es el convencimiento de la necesidad de una familia y no la
humillación lo que toca el corazón de la gente.
Afortunadamente
está prohibida la mendicidad con menores,
sin embargo son utilizados con frecuencia en los letreros para llamar la
atención. Es evidente que los planteamientos de situaciones con niños de por
medio resultan más conmovedores. El problema es comprobar si responden a la
realidad y si, en el caso de que así sea, el dinero recibido es realmente
utilizado para sacarlos adelante.
El
otro día me encontré con un mendigo sentado en el suelo. Tenía un papel al
lado, en el que había escrito que era padre de dos hijos. El buen hombre era
realmente mayor, por lo que calculé que los chavales debían ser de mi quinta.
Me apeteció decirle que inspiraría más ternura pidiendo para sí mismo que
haciéndolo para esos dos hijos de puta que lo tenían tirado en la puta calle.
Tampoco
aguanto a los que explotan sus miserias, arremangándose para mostrar muñones o
deformidades que en muchas ocasiones no son impedimento para llevar una vida
prácticamente normal. Otra cosa es que no puedan valerse por sí mismos, en cuyo caso entiendo que deben
recibir un apoyo oficial con los impuestos que pagamos todos.
Los
que se me hacen más insufribles son lo que exigen en vez de pedir. Afortunadamente
no se dan con mucha frecuencia, porque hay motivo para engancharlos de la
pechera. Me estoy refiriendo a los que
vienen a decirte que están haciéndote un favor solicitándote el dinero
por las buenas, en vez de atracarte a punta de navaja. Considerarán que tu
obligación como ciudadano es darles la pasta y las gracias por el detalle.
Recientemente
ha aparecido el mendigo con pedigrí de autóctono. Tiene especial interés en
exponerte en sus credenciales que no es uno de esos inmigrantes que han venido
a quitarnos el pan de nuestros hijos. Él
pide con todo el derecho que le da su
nacionalidad española de toda la vida. Los otros son unos usurpadores de
trabajo y de limosnas.
Lázaro
de Tormes, Guzmán de Alfarache y el Buscón llamado don Pablos siguen por las calles.
Nuestra picaresca está más vigente que
nunca.
Contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar.
ResponderEliminarMás quisieran estos pordioseros, que ya no piden por dios, parecerse a los pícaros de nuestra literatura.
Hece muchos años, yo apenas estaba recien llegado a Las Palmas, un tipo me pidió un duro con la explicación de la pérdida de la cartera. Piqué como correspondía a mis pocos años y buen corazón. Al día siguiente, se me volvió a acercar en el mismo sitio y con la misma excusa. Lo único que se me ocurrió fue decirle que guardara la cartera en un sitio más seguro, monte en la bici y salí pedaleando antes de que la mala leche que se me estaba acumulando por la estafa me llevara a darle dos hostias, que en principio por su aspecto físico y por el mío de aquellos insultantes dieciseis años, le hubieran calentado el cuerpo por varios días.
Un abrazo.
Ya veo que te tienen a ti también contento. :D
EliminarUn abrazo.
Oye que mira, que nada, que tenía por ahí dos premios que no sabía que hacer con ellos y me dije, el Chema, que es buena gente, seguro que tiene sitio en casa y no le importa quedárselos, así que ahí te los he mandado.
EliminarNo me lo tengas en cuenta.
Un abrazo.
Han quedado en la cabecera de mi cama custodiando el crucifijo. Muchas gracias por el duplicado honor.
EliminarUn fuerte abrazo.
Es terrible pensar que ya no sepas quién tiene necesidades reales y quién te está tomando el pelo. He escrito también sobre eso y seguramente lo publicaré mañana. Un beso.
ResponderEliminarAl final, si tienes la voluntad de ayudar al que lo necesita, es mejor dirigirte a instituciones benéficas que sean más capaces que tú de controlar dónde está el grano y dónde la paja.
EliminarBesos.
Muy buenas reflexiones.
ResponderEliminarYo recuerdo hace tiempo un niño pidiendo por las calles de mi pueblo. Alguien le ofreció comprarle un bocadillo, darle cosas de comer. Pero el pobre, asustadísimo, le dijo que no, que quería dinero si no su padre le pegaría.
Si era verdad, porque ya hasta lo dudas, es terrible.
Y como este o parecidos, muchos ejemplos más. Con este tema habría mucha tela que cortar y seguro que en cada comentario que te vayan dejando cada uno tendremos alguna vivencia que contar sobre el asunto.
Besos
Lo de ofrecerles de comer es una buena estrategia, porque la mayoría de las veces esa necesidad la tienen cubierta (hay lugares para ello) aunque sea el motivo que argumentan para pedirte dinero.
EliminarBesos.
He de reconocerte que he llegado a sentirme una imbécil integral al leer tu entrada, porque voy por la vida con el monedero abierto, sin pensar que el mendigo pueda ser un impostor (a menos que el timo sea obvio). Aunque parezca ingenua, no me planteo esas cuestiones porque el acto de dar transciende cualquier engaño que podamos recibir y cuando queremos ser generosos siempre podemos inventarnos razones para serlo.
ResponderEliminarSoy consciente que existen auténticos canallas que dominan el arte de la teatralización patética para convencer a sus víctimas con estratagemas y “métodos inteligentes” pero quiero creer que los falsos mendigos son siempre el árbol que oculta el bosque.
Un fuerte abrazo, Chema.
De imbécil nada. Es mucho más plausible la postura de dar por si el que pide lo necesita de verdad que no hacerlo por si es un impostor.
EliminarUn fuerte abrazo, Karima.
Yo es que soy muuuuu tonta, y siempre pienso que bastante desgracia tienen con la humillación de mendigar y que me importa un pito en que se lo gasten, pero me refiero a gente que realmente se le ve que es alcohólica, drogadicta o por otros motivos totalmente fuera de la sociedad.
ResponderEliminarLos jóvenes no suelen darme pana ninguna, y lo siento, con los rumanos nada, que para estos es una profesión, tanta tontería para decir que me fijo en la persona concreta y en lo que me provoca para dar o no dar algo. Si algun día véis un cartel que dice "bloguera parada dame argo", echadme un eurico por favor, acordaros de que yo daba.
Chema...¿a que no sabes con quien he quedado hoy?
Te digo lo mismo que a Karima: no llames tontería a tu generosidad.
Eliminar¿Con quién has quedado? Mira que soy poco curioso, pero me has intrigado.
Besos.
Ja ja, anoche cené en Barcelona con Pilar que vino por trabajo, botellita de vino, mojito...con decirte que terminamos durmiendo juntas en su hotel. Hablamos de ti, y de que deberías haber estado, me hubiera encantado.
EliminarBesitos
¡Qué chuloooooo! Me figuro a mis dos peques sin parar de cascar hasta las tantas de la madrugada. A mí también me hubiera gustado estar. Otra vez será.
EliminarBesos.
Otra adivinanza, una de las dos cascó bastante más que la otra, adivina quien
EliminarDiría que cascó bastante más Pilar, pero aunque tenga el 50% de posibilidades de acertar tampoco estoy muy seguro de haberlo hecho.
EliminarPremio para el caballero, pero yo bebí más je je, más que nada porque le entró tos y tuve que terminarme su mojito.
EliminarFue muy agradable.
Besitos Chema
Tema para una entrada por lo menos ya sacarías.
EliminarBesos
Joer, con "La Blogger". Hasta que me entró tos y me pasé al agua de grifo te cuenta :I sólo falta que añada que iba coja arrastrándome por las calles de Barcelona. Apuesto a que me pongo a pedir y hasta me dan para un mojito...
EliminarOs veo muy compenetradas. Ella te deja cascar y tú le vas abasteciendo de mojitos. Qué pareja. :D
EliminarMuy buena entrada, ilustre: con toda la tipología de falsos mendigos, que es con los que estás indignado; no con los necesitados de verdad. Supongo que te consta que la mayoría de éstos no pide en la calle...
ResponderEliminarA mi madre, siendo soltera, la abordaba casi todos los días, en el trayecto que hacía de su casa al trabajo (andando por plena calle de Alcalá y cruzando la Cibeles, cuando pasaban apenas una decena de coches por semáforo...) un mendigo que le decía –o eso es lo que ella recuerda, claro– "Ande, señorita, deme algo para un chato de vino". Y mi madre dice que le daba siempre algo suelto, porque admiraba su sinceridad.
Un abrazo, maestro.
Leyendo el comentario de alter he recordado que hace poco en una parada de bus me abordó un tío, joven, no tendría más de 45 años.
Eliminar"¿Me das un eurito?". Yo entre dientes y un movimiento de cabeza le dije que no.
Cuando me alejaba le oí decir con bastante sorna pero de buenas maneras: "y eso que no te he dicho que es para un crucero...".
Pues me hizo girar la cabeza, soltar una carcajada y marcharme sonriendo durante un buen rato mientras me saludaba amablemente con la mano en la frente, como buen militar que se precie y diciendo: "la sonrisa ya vale el euro ¿no?".
Pidió, educadamente y con gracia.
Por supuesto que me estoy refiriendo a los impostores, Alterio. Por su culpa pagan los que necesitan de verdad.
EliminarComprendo a tu madre. Cuando te van de cara te muestras más abierto, aunque las razones sean mucho menos contundentes.
Un abrazo.
El que tiene gracia para hacer las cosas lleva mucho ganado, Moneypenny. Ese tío podría ser un caradura, pero sacaría mucho dinero.
EliminarBesos.
Si aquí prohibieran la mendicidad con menores habría 80% menos de mendigos.
ResponderEliminarSaludos
A mí me parece muy bien la prohibición. Es vergonzoso que se utilice a los niños, aunque la necesidad sea verdadera.
EliminarSaludos.
Hola!!, encontré tu blog por casualidad y me ha gustado mucho, te sigo desde ya :)
ResponderEliminarBisous
La Biblioteca de la Morgue
Muchas gracias. Ahora mismo voy a conocer el tuyo.
EliminarBesos.
Muchas gracias por pasarte Macondo!, ¡nos leemos!
ResponderEliminarBisous
De nada. Seguimos en contacto.
EliminarBesos.
Ni los falsos, ni los auténticos. No creo en la mendicidad en absoluto y jamás le doy dinero a nadie. Has olvidado mencionar los que te abordan con llaveros, mecheros, bolígrafos cuando estás en las mesas de las terrazas y te dejan un papelito del tipo "estoy sorda" o "esto está hecho por un niño discapacitado" que, como no han encontrado nadie libre con muñón al aire, pues tiran de ese otro recurso. Sí son mafias, la inmensa mayoría y el resto, van por mal camino y no me siento egoísta ni muchísimo menos porque soy de las que ayudan cuando alguien pide ayuda. El darles dinero es mantenerles en la calle, el colaborar a que esas lacras se extiendan, ¿habéis visto Slumdog Millionaire? Pues esas mafias de niños raptados y perfectamente ubicados en las esquinas, mutilados por sus secuestradores cuando ya no pueden inspirar la ternura de los primeros años, existen. Aquí quizá no lleguen a tanto ¡pero cómo se acercan!
ResponderEliminarA lo único que llego es a las gitanas rumanas que hay repartidas a las puertas de los supermercados y deben tener más niñas en casa, pero piden dinero para sus maridos o sus padres o vete a saber quién, a darles a la salida una bolsa con alimentos básicos. Si están pidiendo "para dar de comer", eso es comida directamente. Y algunas veces las veo avalanzarse a deborar una barra de pan y veo que de verdad estaban hambrientas.
El tema lo llevo aún más lejos. Tampoco creo en "dar dinero" para la Cruz Roja, Unicef, la asociación de la lucha contra el cáncer... No, quiero que mis impuestos cubran esas cosas tan importantes y en cambio, mira, el presupuesto de defensa que lo saquen los políticos pidiendo de rodillas en la acera y de paso, el de sus sueldos y el de rescate a los bancos, así, por nombrar algunos de sus muñones...
En fin, que me explayo y lo que quería, básicamente, era REGALARTE un beso.
Genial, como siempre
Me quedo con el beso, pero también con el explayamiento, que me ha parecido muy interesante.
EliminarBesos.
Ay, nuestra picaresca autóctona... No sé por ahí, pero por aquí por Sevilla proliferan ya más que las naranjas y el azahar. Hecho de menos a mis "coleguillas" gitanos, que se sacaban sus duros con sus voces y su guitarra, entre los guiris del barrio de Santa Cruz. Pero ahora solamente suenan acordeones, leches, que en vez de Sevilla esto parece el circo de Miliky. Y en los semáforos, ya me venden pañuelos, rosarios, abanicos, ambientadores de pino... Que es lo que yo les digo: vende latas de cerveza a euro, cohones, que aquí tenemos calores nueve meses al año y te forras. Uno de éstos, con la mano prendiendo un manojo de rosarios acabados en una Cruz, pretendía venderme uno:
ResponderEliminar-- ¡Compra uno! ¡Compra uno! ¡Dios te ayudará!
-- ¿Con uno sólo? -le dije- Si tú llevas veinte en la mano y estás ahí, macho, ¿con uno sólo que va a hacer Dios conmigo?
Y de los gorrillas aparcacoches, ya ni te cuento.
Y es que Sevilla, por desgracia, no ha cambiado mucho desde los tiempos de Rinconete y Cortadillo. Hay gente que en verdad quizás lo necesite, pero al final -por mor de unos cuantos- terminan pagando justos por pecadores.
Yo, personalmente, tengo mis "referidos". Gente a la que ya conozco de hace años, alguna gitana pachona, algún borrachín de capilla, algún enganchado con un pié más allá que acá, algún lisiado que me busca sitio para aparcar, y bastante gente que a la puerta del supermercado acude puntualmente a las nueve de la mañana y marchan a las diez de la noche. Ya los conozco y sé exactamente para qué pide cada uno. Ni me engañan ni lo pretenden... Una necesita pan y leche y otro necesita un chute... ¡Qué más me da! Lo único que me quitan a mí es de tomarme una cerveza, quizás, o de fumarme tres cigarrillos más... que sé que no necesito con tanta urgencia.
Eso sí: de mafias especializadas en el arte de pedir y familias mafiosas especializadas en lucir muñones o mostrar como a monos a chavales en edad escolar con mocos y babas... que me perdone quien tenga que perdonarme, pero paso.
Un abrazo, compañero.
Una gozada de comentario, Jesús. Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo.
Yo tampoco suelo darles a los que piden limosna o una ayudita por el bien de tus difuntos, si acaso alguna vez le suelto algun euro a algun drogata medio moribundo, son los que más me conmueven.
ResponderEliminarBuen tema y bien tratado, Macondo.
Besos.
Muchas gracias, Ohma.
EliminarBesos.
Así es mi querido Chema, muchas veces nos curtimos, pues se han dedicado a pedir ayuda, personas que podrían trabajar o desarrollar alguna actividad, acá hasta alquilan niños, para colocarlos en los semáforos y que se te conmueva el corazón, y lamentablemente muchas veces ese dinero lo utilizan para beber; claro como en todo no hay que generalizar, hay personas que realmente necesitan ayuda. De alguna manera, irónicamente, este negocio dejo ser rentable, ante los altos índices de violencia, ya que la mayoría, no nos atrevemos a bajar el vidrio el los semáforos, además, soy de la idea que el que una persona tenga una limitación x, no la ese menos, ni la manda a pedir limosna, hoy en día vemos grandes ejemplos de personas, que salen adelante a pesar de ellas. Acá se cuelgan un bebé en un perraje, y ello ya les da derecho a pedir limosna, cuando más bien debiera, motivo de salir adelante, pues bueno aunque sea en una maquila o planchando ropa, para ponerlo sencillo. A los que si trato de darles es a los ancianitos, aun a sabiendas que en ocasiones el dinero no siempre les quedara, pero por si al acaso, podrán tomarse una sopita, Miles de abrazos y besos, TQM
ResponderEliminarAquí también suelen ser los ancianos los que más ternura despiertan.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Regina.
Muchos besos.
Seré sincera, los años y los pedigüeños me han enseñado a desconfiar casi de todos, si bien, también con los años, te das cuenta a veces de quién está verdaderamente necesitado de unas monedas que no vayan directamente al vicio.
ResponderEliminarTuve un "amigo" que solía venir todos los días al comercio para pedir, empecé por darle todos los días y después...todos los días me venía con algún acompañante, se corrió la voz y me encontraba ¡todos los días! con que necesitaba cinco o seis euros para satisfacer la creciente demanda. Al poco tiempo, se creyeron con derecho de reclamar algo más de dinero porque, al parecer, les daba poco. Me hicieron sentir mal, y me prometí a mí misma que no daría ni un sólo céntimo que pudiera fomentar ningún vicio.
Estoy de acuerdo con Jesús, terminan pagando justos por pecadores.
Muy buena entrada Chema, esperemos que algún día se acabe.
un beso.
Tienes razón. Se aprenden el camino y te incluyen en su lista de “clientes”, considerando que han adquirido el derecho a que periódicamente les cojas sus ambientadores o lo que sea.
EliminarTambién estoy de acuerdo eso de que terminan pagando justos por pecadores.
Besos.
Yo alguna vez he dado limosna, no muchas, quizá porque alguna vez he visto cosas que no me han gustado, en la tele y en la vida real, tullidos que en cuanto dejan de ser vistos, o creen que nadie les ve, dejan de padecer esa enfermedad incurable en la pierna, por ejemplo.
ResponderEliminarSin embargo, no se, estoy viendo cosas que creía olvidadas, como ese que va pidiendo de casa en casa, no sé, puede que sea cuento, pero el hecho de ir casa a casa pidiendo, se me cae el alma a los pies, ¿qué desesperado puede estar un hombre para hacer eso?.
En fin, supongo que habrá de todo, porque también veo una rumana en la puerta de la panadería todos los días, es su trabajo, y encima me da que el dinero que recauda no es ni para ella.
Saludos.
Claro que hay de todo. Ese es el problema: distinguir a los jetas de los necesitados de verdad.
EliminarUn abrazo.
Chema y esto va a más cada día. Hace años no se veía a nadie mendigando, han ido apareciendo y ya nos sabes qué hacer porque a todos no les puedes dar, pero ¿cómo distinguir a ese que de verdad lo necesita?
ResponderEliminarFeliz semana :)
Más que distinguirlos lo que suele hacer la gente es guiarse por su intuición, pero muchas veces no se acierta porque los hay auténticos especialistas en el arte de la interpretación.
EliminarFeliz semana también para ti.
Besos.
Hay mucha verdad en lo que dices. Yo ya no doy nunca, doy por hecho que se lo están inventando y que me intentan engañar. Es bastante triste, la verdad, porque seguro que me he cruzado a alguno que lo necesitaba de veras.
ResponderEliminarSaludos.
Es lo que se ha comentado por ahí arriba: pagan justos por pecadores.
EliminarSaludos.