Considero
una estupidez eso de que el cliente siempre tiene la razón. Tendrá derecho a
ser atendido en sus reclamaciones, pero no a que todas ellas sean aceptadas aunque
no tengan sentido. Hacerlo como norma significa que al final terminen pagando
justos por pecadores.
Hace
años estuve trabajando en una agencia de valores. Nuestra central nos ingresaba
periódicamente dinero en una cuenta, para que pudiéramos satisfacer con él determinadas
reclamaciones de clientes sin necesidad de tener que justificarlas. Casi todo terminaba
en manos del mismo, que no era ni mucho menos el mejor sino el que
más comido le tenía el coco al jefe con
sus requerimientos. Otros mucho más fundamentados se quedaban sin atender. Terminamos
por darnos cuenta de que iba a ser mucho más rentable que se fuera con sus
quejas a la competencia.
Si
unos grandes almacenes me venden un artículo con la oferta de que si no quedo
satisfecho me devuelven el dinero, entiendo que debo sentirme especialmente
obligado a ofrecer como contraprestación un comportamiento honesto a la hora de
hacer uso de ella. No quedar satisfecho no quiere decir comprarte un traje para
una boda y devolverlo después de haberlo
usado en la misma. Eso es ser un
hijo de puta, que no es lo mismo.
No
soporto la cara dura de los gorrones de periódicos. No estoy aludiendo,
aunque también podría hacerlo, a quienes roban el del bar al que han ido a tomar café, sino a
los que se lo leen en un quiosco o en un gran almacén. Una cosa es echarle un
ojo a la portada y otra muy distinta empapártelo completo para no tener que
pagarlo, esperando que no te vean o no les compense montar el número de
llamarte la atención. Hace falta ser miserable, por ahorrarse un euro. El otro
día estuve observando a un señor que lo hacía. Por lo bien trajeado que iba
supuse que no le esperaba un mal coche a la salida. Me repugnó. Creo que eso
tiene que ser una enfermedad. Pues al psiquiatra.
Luego
están los que van de clientes por la
vida. No me refiero a los exigentes, que me parece muy bien que lo sean, sino a
los que creen que el hecho de ir a comprar algo a un sitio les otorga poco
menos que el derecho de pernada. Necesitan sentirse importantes recibiendo un
trato respetuoso que personalmente no merecen. No pagan con la misma moneda, mirando por encima del hombro a
la persona que les atiende. Les agrada tenerla una hora a su servicio, para
buscarles cosas que no van a comprar.
Dentro
del grupo anterior hay un subgrupo que es superior a mis fuerzas. Podría
encuadrarse en la clase fantasmas,
orden protagonistas y familia impertinentes. Su hábitat natural son los
restaurantes. En muchas ocasiones, cuando salen de casa, ya saben por qué motivo van a montar el número.
Si no, sobre la marcha. No hay tema sobre el que no opinen con aires de estar en posesión de la verdad
absoluta. Protestan por cualquier motivo y si no lo hay se lo inventan. Su ilusión es impresionar por su sensibilidad,
paladar, saber estar y carácter a los que comparten su mesa y, a poder ser, a los que están en
las de alrededor. La mayoría de la gente termina rehuyéndoles, por lo que
suelen quedarse con amigos de poca personalidad entre los que causan admiración.
Vaya con el temita. Hoy día, uno de mis cometidos en la empresa es la Atención al Cliente. Es posible que algún día, cuando ya no me dedique a ello, escriba sobre el tema.
ResponderEliminarPero sí, el cliente no siempre tiene la razón. Y algunos, nunca. Aunqeu al tuvieran.
Un abrazo.
Algunos, como tú dices, no la tienen nunca. Yo creo que ni lo pretenden. Lo que quieren es ver lo que pueden rascar en cada momento forzando las situaciones.
EliminarUn abrazo.
Como visitante, usuario o podría decirse cliente, he quedado muy satisfecho por los servicios literarios prestados :)
ResponderEliminarCon clientes como tú no sería necesario escribir cosas como ésta. Muchas gracias.
EliminarUn saludo.
Cuando tenía hijos pequeños me pasaba el día comprando ropa porque crecían. Recuerdo que en la tienda donde iba a menudo había señoras que entretenían a la dependienta para al final no llevarse nada. Yo creo que no serviría para ese trabajo. Además es que a esa gente se la ve venir de lejos. Un beso.
ResponderEliminarAsí es, Susana. Ellas se entretenían así, pero hacían perder el tiempo a una persona que estaba trabajando.
EliminarBesos.
Después de años trabajando como dependienta lo que podría soltar por mi boquita..... pendiente lo tengo.
ResponderEliminarA mi me molesta terriblemente cuando en un restaurante alguien, para llamar al camarero o camarera hace: "ehh! tú!" o....eh! chss, chss!
Me repatea! Si no sabes su nombre, como es lógico, con un "perdona.." tu educación no queda en entredicho.
Mucha tela que cortar hay con este tema...
Besos
Pues ya puedes empezar soltando por ese teclado que estas cosas, si se quedan dentro, terminan afectando a la salud.
EliminarComo tú dices, hay personas que llaman a los camareros como si fueran perros. Además de falta de educación lo es también de respeto. Suelen ser, además, los que luego pretenden recibir tratamiento de “usía”.
Besos.
¡Qué te voy a contar yo, Chema! Tengo un master con esa fauna. Creo que una de las peores categorías son los nuevos ricos del papel couché que practican ese deporte las 24 horas del día. Recuerdo los toros que me tocaba lidiar cuando la responsable de atención al cliente, casi en lágrimas, arrojaba la toalla. Me los enviaba con envoltorio pero el regalo seguía siendo el mismo. Ahora, te digo también que pronto los devolvía al redil cuando no tenían razón porque creo que el error es dar cancha a ese tipo de individuos que cultivan el ombliguismo y subestiman siempre la inteligencia ajena. Muchos montan el número para que les invites o les compensen. Un fuerte abrazo, Chema y me gusta mucho la cita de hoy.
ResponderEliminarTienes razón. Tantean la situación para ver hasta dónde eres capaz de llegar. Cuanta más cancha les das más la fuerzan, hasta que llega un momento en que se hace insostenible. Seguramente si cortas por lo sano desde el principio te respetan más y puedes tener cliente para mucho tiempo.
EliminarA mí también me gusta la cita, Karima. Hasta que me lo comentaste no me di cuenta de que tenía tantas de escritores franceses.
Un fuerte abrazo, Karima.
Buen tema.
ResponderEliminarDurante diez años tuve hace un tiempo, negocio propio. Estos personajes a los que te refieres son sin duda los que no tienen vergüenza alguna y se dedican toda su vida a sacar beneficio de cualquier situación que se presente siempre que medie vendedor-cliente.
Pero en mi experiencia como propietaria del negocio, te diré que son muchos más los casos de "jetas" en las grandes superficies porque no lidian cara a cara con los dueños y se encaran con los pobres empleados pensando que tal vez consigan lo que quieren si no tienen que dar muchas explicaciones de la reclamación al verdadero dueño.
Al menos en mi caso, así fue, reclamaban pero con respeto y honestidad y si alguno quería colarla se encontraba sin fuerzas para rebatirme el arguymento.
Me ha gustado la entrada. Cotidiana.
Un saludo.
Hay personas que tratan de defender hasta el robo, argumentando que no están haciendo más que compensar una parte del mucho dinero que le han dado a ganar a ese negocio. Algunas incluso quieren convertir lo que es un delito en una gracia. Sobre todo si lo hacen, como tú dices, en grandes superficies. Les parece como si fuera menos grave cuando no se le pone la cara a la víctima.
EliminarSaludos.
Jajaja! Me hizo gracia el comentario de xurxo, opino igual...
ResponderEliminarPues te digo lo mismo que a él. Si todos los clientes fueran tan majos como vosotros me habría tenido que inventar otra entrada.
EliminarBesos.
Ya he compartido mesa con fantasmas de esos, paso mucha vergüenza, parecen disfrutar con los conflictos sin sentido.
ResponderEliminarSaludos.
No es que lo parezca, es que disfrutan. Creen además que la gente les admira.
EliminarSaludos.
Como muchos de los comentaristas, durante años, de manera indirecta he tenido que tratar con clientes jetas.
ResponderEliminarA mí me han amenazado con prenderle fuego al edificio del restaurante, si no hacía caso a una queja de un bautizo. Eso sí, no querían la hoja de reclamaciones porque antes hay que pagar.
Sinverguenzas de esos los hay por tadas partes. Y lo de devolver el vestido después de la boda, no sabes lo habitual que es y en gente con mucho dinero, no en pobruzos como yo.
Buena entrada. Tiene mucha tela que cortar.
Besazo
Lo más triste es lo que tú dices, que no es gente necesitada que roba para comer, sino caprichosos que quieren vivir por encima de sus posibilidades a costa de los demás. Lo de devolver los vestidos después de haberlos usado clama al cielo.
EliminarBesos.
Vaya temita, pues vueltas a lo mismo, yo siempre entre dos aguas, pero es que es como lo veo, hay de todo en la viña del señor, personas que trabajan de cara al público, léase dependientes, camareros, recepcionistas etc etc que deberían llevar bozal, si no sirves, no trabajes atendiendo a nadie, y todos nos hemos encontrado con casos así, y luego hay clientes a los que dan ganas de darles con algo en la cabeza, insoportables, quisquillosos, maleducados...es decir, por un lado y por el otro.
ResponderEliminarYo voy a un restaurante y veo a los camareros trabajando a tope, sin dar abasto, con una sonrisa, y aguanto lo que sea, esperas, equivocaciones, no me oirás decir una palabra, ahora, si están tocándose las narices, no me atienden, y encima malas caras...bueno, tampoco digo nada, la verdad es que lo que hago es levantarme y largarme.
Tema interesante Chema, si señor
No te niego que visto desde el otro lado también da para una entrada, que por supuesto te cedo. Parece que a muchos camareros les enseñan a mirar para todos los lados menos para aquél desde el que les están llamando. No hace mucho entré a un bar y el dueño estaba echando una partida con unos clientes. Siguió jugando, sin dar explicación alguna, supongo que esperando que yo iba a esperarle hasta que terminara la mano. Como si no hubiera bares.
EliminarBesos.
Por desgracia existe mucha gente así que cree que el que esta detrás de una barra o mostrador es su siervo y se olvidan muchas veces que quien le esta atendiendo es solamente una persona, y ates de ser vendedor o cliente, creo que se tiene que ser persona, pero por desgracia no todo el mundo así lo cree.
ResponderEliminarSaludos
Así es. Tienes razón.
EliminarTe agradezco mucho tu visita. Creo que es la primera o al menos tu primer comentario. Gracias a él he descubierto que tienes un blog y voy a conocerlo enseguida.
Saludos.
cuando el cliente tiene la razon el vendedor, la locura.
ResponderEliminarNo entiendo mucho lo que quieres decir, Garriga.
EliminarPues sí, es obvio que será difícil quitarte la razón, aunque no seas el cliente :D
ResponderEliminarA mí hay algo que me supera, y es lo que dejas para el final, ¿qué cuesta ser amable?, yo cuando voy al hiper pienso en las horas que lleva la chica, o el chico, en la caja, cobrando, aguantando de todo, siempre soy amable, no digo "intento ser amable", no, lo soy, me obligo a serlo, y eso con mi posición de líder de opinión que me permite ir por la vida sabiéndome superior al resto.
Pero es eso, la señora que limpia el portal de tu casa, gente que nos parece anónima, pero que al final todos agradecemos un poco de atención y amabilidad.
Sobre lo de las devoluciones... pues tengo una cuñada que trabaja en un hiper y dice que está a la orden del día, no te llevan el hueso del jamón de milagro :D
Me gustó la entrada, se te ve un poco más cabronazo, con mala leche, me gusta.
Abrazos.
Es lo que quiero decir. Si todo un líder de opinión como tú se toma la molestia de ser amable, qué no deberíamos hacer los que somos gente del montón.
EliminarLo de que me veas más cabronazo, viniendo de ti, me halaga. Ya que el liderazgo de opinión es una posición reservada para unos pocos, aspiro a desempeñar de vez en cuando con profesionalidad la labor de hijoputilla.
Un abrazo.
No te creas, se te da bien, quizá es que te veo tan sumamente amable siempre que me sorprendió :D
EliminarAhm, yo ya era líder de opinión cuando mi blog no lo leía nadie, no te creas que hace falta mucho para ocupar esos puestos, tan solo pedirtelo.
Cuídate crack. Vuelvo a poder acceder a los blogs de blogspot en el curro, lo cual me ha alegrado la noche :D
Para mis años ya me conformo con los lectores que tengo. Cantidad suficiente y calidad superior. Cuando sea mayor supongo que me plantearé otras metas más ambiciosas en cuanto a lo primero se refiere.
EliminarMe alegro desinteresadamente de la recuperación de tu acceso a blogspot.
Un abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo, socio. Mucho de cuanto cuentas -y más- lo he vivido personalmente, al haberme llevado más de veinte años metido de lleno en el tema de la hostelería. Desde el gorrón que con un café se leía el periódico entero:
ResponderEliminar-- Oiga, señor, el periódico es de todos los clientes. Consulte la programación, un resultado deportivo, el horóscopo o la cartelera de cine, pero, por favor. Si va a leerlo entero, ¡cómpreselo!
Hasta el coñazo que te llama, ¡niño!, calientame el café un poco más. Y al momento, te dice ¡niño!, dame un vaso para enfriar que tengo prisa.
O la madre o el cuñado o el novio en la celebración de una boda, que a la hora de ir a abonarla te lleva una tuerca o un tornillo y te dice solemnemente que se lo encontró en su taza de consomé... Un caso que ya conocemos demasiado bien y que se repite con pasmosa asiduidad; caso, eso sí, que nunca llega al escándalo si "me quitáis al menos unos 200 euros de la cuenta".
Tal y como te digo, socio.
No sé quién fué el portento en gilipollez cotidiana que dijo aquéllo de "el cliente siempre lleva la razón".
Pues no señor, como la vida misma:
-- menos cuando no la tiene.
Un abrazo, compañero. Y certero artículo, cual gol por la escuadra.
Por todos los comentarios me estoy dando cuenta de que mi opinión es bastante compartida, incluso que me he quedado corto a la hora de valorar el grado de hijoputez al que puede llegar el personal cuando se disfraza de cliente. Muchas gracias por tus aportaciones, Jesús.
EliminarUn fuerte abrazo.
Comparto tu opinión, Macondo.
ResponderEliminarMe alegro, Fran. ya veo que has publicado. Voy para allá.
EliminarSoy el lector que baja tu media de calidad, ya sabes...
ResponderEliminarY por eso no tengo nada realmente ingenioso que decir al respecto, porque todo este asunto me parece de educación general básica: si uno es educado y amable (saludar cuando entra en un estableciemiento; dar las gracias cuando le hacen un favor, aunque sea mantenerle abierta una puerta...), y trata a los demás como espera que le traten a uno (pidiendo las cosas por favor, sonriendo, que no cuesta nada...) las cosas irían mejor en el comercio y en general. Quiero decir que estresados podemos estar todos, pero ¿por qué pagarlo con las personas equivocadas?
Tu entrada es muy buena, porque efectivamente hemos pasado de "el cliente siempre tiene la razón" al "aquí vale todo, y si no te gusta cómo te tratamos, que parece que te estamos haciendo un favor atendiéndote, te vas a hacer puñetas". Pero es sólo eso: una educación que no pasa el listón ni enterrándolo.
Un abrazo, Macondo.
Sobre lo que dices de sujetarle la puerta al que viene detrás para que no tenga que volver a abrirla, hay quienes además de no darte las gracias no se hacen cargo de la misma y pasan con las manos en los bolsillos como si tú fueras el portero. Si me doy cuenta con tiempo la suelto para que si no espabilan les pegue en todos los morros.
EliminarYa sabes que no bajas un ápice la elevada calidad de mis lectores.
Un abrazo, Alterio.
Y yo también considero una estupidez eso de que el cliente siempre tiene la razón. A ver si se propaga gracias a tu entrada y conseguimos desmontar el tópico. ¡Ya está bien!
ResponderEliminarUn abrazo :)
Gracias por concederme esa influencia en la opinión general, pero esto lo leéis una docena. Los mejores, pero una docena. :D
EliminarUn abrazo.