Refranuevo (103)

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Reinvención de sentencias del refranero tradicional

Refranero tradicional
Refranuevo



Cuando pasa a mejor vida el suegro, lo mismo sucede a nueras y yernos.
Cuando el mal marido pasa a mejor vida, su mujer pasa a mejor viuda.

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Cuando dudes, no saludes.
Me sonaba su cara y era “el cobrador del frac”.

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Dejar hacer pudiendo evitar, es aprobar.
Considerar que porque no respondes para decir que no estás diciendo que sí, es propio de banqueros y demás gentes de mal vivir.

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De la boca del ladrón, todos lo son.
Que de tu calaña haya más gentuza, no es más que una mala excusa.

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De los desarreglados viven los arreglados.
Dando muchas vueltas a las mismas cosas, atiborran los picapleitos sus nutridas bolsas.

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Del frecuente usar, nace el abusar.
El hecho de que tus padres durante cuarenta años te hayan mantenido, no significa que tengas el derecho adquirido.

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Un sabio y un tonto saben más que un sabio solo.
Un idiota también tiene grandes ideas, aunque sean ideotas.

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Refranuevo (102)

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 Reinvención de sentencias del refranero tradicional

Refranero tradicional
Refranuevo

Abogado muy ladino, gusta más andarse por trochas que por caminos.

Como se rompió la mano al dar una bofetada, denunció por caradura al portador de la cara.

 

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Cuando me dan todo lo que quiero, tengo el genio de un cordero.

Bastó con que me tocara la lotería, para no quejarme de mi suerte en todo el día.

 

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Crece el hambre cuando imagina carestía.

No tenía muchas ganas, pero vio el baño ocupado y se cagó por las patas.

 

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Cuando la limosna es muy grande, hasta el santo desconfía.

Muchos mueren sin haber llegado a descubrir dónde está el truco del amor al prójimo.

 

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Da una sola campanada, pero que sea sonada.

Más vale un golpe certero que cien tocadas de huevos.

 

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El convite del tacaño, una vez cada cien años.

Si me convidas a dar un paseo, el convite no lo veo.

 

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Del favor nace el ingrato.

Bienaventurados los que se preocupan por los que no merecen la pena, porque de ellos es el reino de la ingratitud.

 

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Refranuevo (101)

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Reinvención de sentencias del refranero tradicional

Refranero tradicional
Refranuevo



Al que a sí mismo se alaba, nunca mofador le falta.
Líbrate de los que hacen las veces de su propia abuela y de los encantados de haberse conocido.

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Chancho limpio no engorda.
Desde que te ha dado por perfumar a los cerdos, los jamones saben a Chanel.

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Al que es de muerte, el agua le es fuerte; al que es de vida, el agua le es medicina.
Hay quien se muere con un caldo de gallina; hay quien se engorda con un kilo de estricnina.

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Cuando los abuelos entran por la puerta, la disciplina sale por la ventana.
Cuando tú tengas nietos tampoco serán los mejor educados, ni los más buenos, ni los más listos, ni los más guapos.

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Donde no hay estación, no para el tren.
Colabora con quien quiera ayudarte, poniendo lo que puedas de tu parte.

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Cuando un asunto se pone realmente mal, lo mejor es que se estropee del todo.
No hay peor negocio que depositar la fe en lo que carece de esperanza.

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El que se siente gracioso, siempre resulta engorroso.
Precisamente porque la gracia de España, en su mayoría, se encuentra en Andalucía, es probable que el español más soso sea un andaluz que, sólo por el hecho de serlo, se considere gracioso.

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Refranuevo (100)

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Reinvención de sentencias del refranero tradicional 
Refranero tradicional
Refranuevo
 


Dios nos da las nueces, pero no las casca.
Hay quien cree que tener fe es ponerse de rodillas a esperar que Dios nos dé.

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Donde no hago falta, estorbo.
Más ayuda el mejor predispuesto que el de más conocimiento.

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¿Cuándo descansa el camarero? El 29 y 30 de febrero.
Que se quejen los camareros es tontería, pudiendo descansar los años bisiestos un día.

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Cada moneda tiene dos caras.
Si alguien quiere venderte una moneda de seis caras, está tratando de pegártela con un dado.

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A los años mil, vuelven las aguas por do solían ir.
Por mucho que el hombre se empeñe en imponer sus leyes, los cauces de los ríos no prescriben.

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A las mujeres les gustan los hombres callados, porque se creen que les están escuchando.
Ahora que por fin se ha callado mi mujer, no tengo ganas de hablar; amor de mi vida, descansa en paz.

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Cuando el diablo se siente impotente, delega en su mujer.
Los maridos antiguos pretendían llevar la voz cantante; los modernos se conforman con que lo parezca; los inteligentes aceptan las cosas tal y como son.

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Refranuevo (99)

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Reinvención de sentencias del refranero tradicional

Refranero tradicional
Refranuevo



Dejemos padres y abuelos; por nosotros seamos buenos.
Es mejor ser de familia buena que de buena familia.

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Con buen maestro, bien se aprende.
No enseña mejor el que tiene más conocimiento, sino el que sabe ponerse al nivel del que está aprendiendo.

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Consejos sin ejemplo, letras sin aval.
No castigues a tu hijo por beber cuando vayas borracho.

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Con pasteles de esperanza, nunca se llena la panza.
Si los pasteles de Esperanza nunca llenaban la panza, sería porque los haría muy bajos en calorías.

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En Madrid, con ser Madrid, y su población tan grande, sale el sol por la mañana y se pone por la tarde.
Igual da ser de Madrid, Barcelona o Albacete: conviene usar el condón cuando te eches un casquete.

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Dinero mal prestado, en el lomo de un venado.
Acabas de vender tu coche porque necesitabas dinero; ahora me pides un préstamo para comprarte uno nuevo.

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Desde lejos te escribo y desde cerca no te visito.
Lo mejor para ver a los seres queridos con más frecuencia es marcharse a vivir al extranjero.

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Refranuevo (98)

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Refranero tradicional
Refranuevo



Entre mujer hacendosa y hacendada, la primera más me agrada.
Entre mujer hacendosa y hacendada, la primera no quiere ser esposa y la segunda no quiere estar casada.

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Todo necio confunde valor y precio.
Cuando se enteró de que era barato, dejó de gustarle ese plato.

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Dios hizo el besar y el diablo todo lo demás.
Hay quien dice que follamos gracias al diablo.

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Donde va más hondo el río, hace menos ruido.
Mientras el sabio sigue aprendiendo en silencio, el ignorante se publicita acaloradamente.

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Dios te guarde de delantera de viuda y de trasera de mula.
De trasera de mula líbreme Dios, que de delantera de viuda me encargo yo.

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Donde no hay ganancia, cerca está la pérdida.
Cuando seis viene de cinco, de alegría das un brinco; pero si viene de siete, estás acojonadete.

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Eres, cuando te incomodas, lo mismo que el Manzanares, que aunque del cauce se salga, no infunde temor a nadie.
Ha calado tan hondo en tus hijos tu educación tolerante, que sólo se te descojonan cuando no estás delante.

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