Conocí a Santiago gracias a un amigo común. Los hijos de ambos estudiaban en la misma clase y compartían equipo de fútbol. Había muy buena relación entre todos los padres y después de los partidos se iban a almorzar, incluso hicieron algún viaje juntos relacionado con alguna competición de los chicos.
De la afinidad de Santiago con mi amigo llegó a forjarse una buena amistad; pero no es de ella de la que quiero hablar, sino de una anécdota que lo retrata. La recordé el otro día como contraste a la subjetividad de los padres que amargan a sus hijos los partidos del fin de semana, creyéndose que tienen en casa un Messi que va a sacarles de pobres.
El caso es que uno de aquellos días de partido no pudo acudir el entrenador de los chavales y, como mi amigo tiene experiencia futbolera, le pidieron los padres que ocupara su puesto. Empezó poniendo el equipo de gala, con la idea de alinear a los más flojos en el momento en que el resultado estuviera encarrilado. Cuando llevaban tres o cuatro goles de ventaja empezó a sacar a los que no habían jugado, pero no contaba con que la diferencia se notaría tanto que en pocos minutos iban a meterles dos o tres goles. Santiago, descompuesto, se le acercó y le dijo al oído: “Haz el favor de quitar a mi hijo, que es el peor y nos van a remontar por su culpa”.
Esos partidos de fin de semana son un espectáculo. Al inicio camaradería y felicidad, después del primer gol, insultos de a montón. Las gradas llenas de los padres de los cracks y los padres de troncos que creen son cracks. Eso si, después de la batalla campal, nadie se retira sin pronunciar la famosa frase... ¡Nos vemos en siete días!
ResponderEliminarUn abrazo Macondo.
Lo que tendría que ser educativo se convierte en todo lo contrario.
EliminarUn abrazo, Miguel.
Pidió al amigo que saque a su hijo para que termine en el equipo perdedor.
ResponderEliminarYo también hubiera hecho ese pedido.
Abrazos
Lo que pidió es que lo sacara para que no perdiera el equipo por su culpa. Este hombre era objetivo, veía las pocas cualidades de su hijo y quería que el equipo no dejara de ganar por su culpa.
EliminarHe cambiado un poco la última frase, por si no había quedado clara.
Un abrazo, Chaly.
Visto el comportamiento de algunos padres fanáticos en los partidos de sus hijos quizá sería mejor que no asistieran.
ResponderEliminarAdemás para los niños es una presión añadida innecesaria.
En este caso quizá fue prudente el padre o temeroso, o desesperado... no lo conozco y no puedo opinar.
Saludos.
Yo quitaría el "quizá".
EliminarMi hermano me comentaba que en el equipo de su hijo había un niño que cuando le pasaban el balón miraba nervioso a su padre para preguntarle con la mirada lo que tenía que hacer. El partido para él debía ser un suplicio.
He cambiado la frase final, por si no había quedado clara. El padre quería que ganara el equipo de su hijo, pero era lo suficientemente objetivo para darse cuenta de que su hijo era un estorbo para conseguir que eso sucediera.
Saludos.
Vale...
EliminarAhora lo entiendo mejor.
;-)
EliminarLa vida en los campos refleja, sin mas, la vida actual de mucha gente
ResponderEliminarTal cual, Ildefonso.
EliminarUn abrazo.
Conocí esos partidos de hijos en el colegio de mis hijos, donde los tres jugaban. Ver a ciertos padres, era vergonzoso. Yo les hubiera pitado y sacado roja para expulsarlos de los partidos.
ResponderEliminarYo, fíjate, hubiera dejado que jugaran todos...aunque perdieran.
Un beso.
Muchos padres son nefastos. Deberían prohibirles la entrada, porque lo que es un entretenimiento educativo lo convierten en todo lo contrario.
EliminarYo soy partidario del término medio. Tienen que jugar todos, pero no el mismo tiempo. Tampoco me parece educativo que no cuenten los méritos de unos y de otros.
Un beso, Carmela.
jaja, a veces es mejor que no sean tan amigos, si son rivales, pero no creo que sea el caso
ResponderEliminarUn abrazo, Macondo, por un lunes genial
Los padres de los jugadores del mismo equipo en teoría no son rivales, pero en la práctica sí lo son en muchas ocasiones, porque el tiempo que están jugando otros es tiempo que quitan de jugar a sus hijos. Lo que se dice un desastre para la educación y la diversión de los niños.
EliminarQue sea genial el lunes y toda la semana también para ti.
Un abrazo.
Mi hijo hizo básquet cuatro años, y ni te digo qué´ vergüenza de padres. De verdad hasta insultaban a los niños rivales de sus hijos, es que no lo pude entender nunca.
EliminarSi no se da ejemplo, nada de nada. Un abrazo
A veces pienso que sería mejor que prohibieran ir a los padres.
EliminarUn abrazo.
Deberían de prohibirles el paso a esos partidos ya que perjudica a sus hijos, algunos padres no se merecen ser padres.
ResponderEliminarTe comento Macondo, que mi blog ha dejado de actualizar las entradas, da la casualidad de que el viernes hice una consulta a google y a raíz de ahí dejo de actualizar, se ha quedado estancado en la antepenúltima, la cual he pasado a borrados para ver que pasa. Sigo tratando de encontrar el problema, sin éxito. No os enterareis cuando publico, voy a publicar un poema por semana. Espero solucionar el problema.
Disculpa la molestia.
Un abrazo y feliz semana.
Totalmente de acuerdo en tu primera apreciación.
EliminarEstarás teniendo el mismo problema que tenía yo con las reediciones. Por eso tuve que terminar haciendo una entrada nueva —las nuevas sí que aparecen— avisando de la reedición. Una vez cumplida su misión. borraba esta de aviso.
Feliz semana también para ti.
Un abrazo.
Buenos días Macondo, mándame un correo cuando tengas tiempo y puedas, sobre como lo hiciste para que se actualizase el blog, porque yo he hecho dos entradas nuevas y nada, está estancado en la antepenúltima.
EliminarUn abrazo.
Gracias
Ya te he respondido, pero no creo que pueda ayudarte, porque yo con las entradas nuevas no tengo ningún problema. Las edito como siempre (programadas o sobre la marcha) sin problemas.
EliminarUn abrazo.
He visto partidos en los que madres o padres avergüenzan a sus hijos, menos mal que son los menos, los niños deben jugar y disputar pero con deportividad. Un abrazo y felicito a ese padre cabal.
ResponderEliminarEs tal y como lo dices, Ester.
EliminarUn abrazo.
uff los padres, ya sé que no se debe generalizar, peeero muchos de ellos son lo peor para el deporte infantil, y no hablo del fútbol sólo, sé que esos son los peores pero ocurre en todo tipo de deportes tanto femenino como masculino. Besines
ResponderEliminarAsí es María.
EliminarEsos besines me suenan asturianines.
Besines también para ti.
Tienes buen oido guapetón ;)
Eliminar;-)
EliminarQué importa perder. Lo que importa es participar.
ResponderEliminarHay que dejar a los hijos que vayan madurando por si solos. Los padres a veces lo que hacen es interferir en su crecimiento.
Muy buena entrada. Las venía extrañando.
Besos enormes y feliz día.
Yo creo que además de participar es importante ser competitivo, pero dentro de un orden. Lo que no puedes hacer es estropear la formación y el divertimento de tu hijo por un deseo personal o un orgullo mal entendido.
EliminarGracias.
Feliz día también para ti.
Un abrazo.
Pues Santiago es una excepción, al mostrar una total objetividad y reconocer la torpeza futbolera de su hijo. Seguro que su mujer, la madre del chico, no habría obrado igual, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi hermano me decía que las mujeres se meten menos en el asunto, pero la que lo hace es peor que los hombres.
EliminarUn abrazo.
"La glorieuse incertitude du sport"!
ResponderEliminarEso mismo.
Eliminar"Rara avis" Santiago. No se suelen dar muchos casos como ese en los partidos infantiles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parece ser que no. A lo sumo están los que no se meten, pero no los que juzgan a sus hijos con objetividad.
EliminarUn abrazo.
Como profesora jubilada tuve que soportar a bastantes padres tan plastas como el que describes y que lógicamente trata de endosarle el muerto a su hijo, algo que reconozco es bastante desolador para el futuro de sus retoños. Gracias a que los hechos demuestran el grado de tontería de esos padres.
ResponderEliminarUn abrazo, Chema.
Yo este caso lo veo como una excepción positiva en el mundo de los padres, que habitualmente quieren interferir en las decisiones a favor de sus hijos.
EliminarOtro abrazo para ti, Estrella.
Bueno, si lo importante no es participar y ganar si lo es, buena elección, es normal que un entrenador quiera victorias de su equipo,
ResponderEliminarno todos los niños tienen talento deportivo.
Otras cosas hará mejor el chico, un abrazo.
Y besos.
Está claro que jugar bien o mal al fútbol, además de la dedicación, requiera un don, lo mismo que sucede en cualquier otra actividad de la vida. Afortunadamente, no todos están igualmente dotados para lo mismo.
EliminarBesos.
La novedoso sería que no hubiera tiranteces. Porque la sociedad de hoy día lo demuestra paulatinamente. Donde a ciertos padres ni tan siquiera les deberían dejar entrar a ver los partidos. Son peores que ellos y así nos va.
ResponderEliminarGracias por la forma un poco humorística de describirlo (el mensaje es el que es) y ese fundamentalismo ya está demasiado incrustado en nuestra piel.
Esperemos que con el tiempo, todo sea deportividad como en otros momentos y recuperar esos valores que ahora se echan de menos en todo.
Siempre hay tiempo para cambiar. Abrazos desde mi costa meiga, Chema.
No soy tan optimista como tú en lo que nos puede traer el tiempo a favor del comportamiento de los padres. El que es zulú es zulú y lo será siempre.
EliminarUn abrazo, Joaquín.
Es la primera vez que te leo .Te cuento entré por casualidad.Buen texto saludos
ResponderEliminarCelebro tu primera visita, Mucha. Vuelve cuando quieras.
EliminarGracias.
Saludos.
Muy bueno. Una lección para el manejo de los hijos. Un abrazo. Carlos.
ResponderEliminarGracias, Carlos.
EliminarUn abrazo.
Pues yo pienso que no es de la incumbencia de un padre meterse en el trabajo de un entrenador, sea éste suplemente o titular, acierte o se equivoque. Para bien o para mal el hombre ha tomado una decisión y la función de los padres no es contestarla o aportar sugerencias durante el partido, sino más bien seguir el encuentro desde la grada y respetar las decisiones tomadas. Es como si un director de cine estuviera realizando su película y alguien le estuviera dirigiendo el trabajo con sugerencias: “deberías cortar o añadir tal o tal escena para que la película tenga más posibilidades de convertirse en un éxito”.
ResponderEliminarEn fin, es mi humilde opinión. En cualquier caso, me alegro de que escribas de nuevo. Eso es lo importante.
Un fuerte abrazo, Káiser.
Yo también pienso como tú, pero en este caso considero positiva la intervención del padre-amigo, facilitando al que estaba haciendo de entrenador una sustitución —aún perjudicando a su hijo— que ambos sabían que iba a ser conveniente para el equipo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Lo de esos padres es vergonzoso.
ResponderEliminarMi hijo jugó un par de años a fútbol. Nosotros no éramos partidarios y le fuimos dando otras opciones pero a cierta edad insistió y accedimos.
Los partidos eran un circo. Padres diciendo a los niños que "partieran las piernas" al rival. Broncas descomunales por perder ocasiones de marcar, insultos. Cuando mi hijo accedió a cambiar de deporte lo celebramos. Hizo atletismo, béisbol y baloncesto(en diferentes etapas) y conserva a amistades y guarda gratos recuerdos, de hecho a veces quedan para jugar en plan amistoso. Del fútbol recuerdos agridulces de niños atosigados por los padres.
Has puesto una historia atemporal, podría ser un ejemplo de hace 25 años y lo será dentro de otros 25, siempre lo mismo; padres creyendo que tienen a Ronaldo/Messi del momento en casa.
Muy feliz semana.
Eso sí, Santiago va al revés del mundo, en mi experiencia la culpa era de los demás. Por eso nunca entendí esas broncas, si pensaban qu eno tenía culpa.
EliminarY eso que vosotros tenéis en Gijón el inigualable ejemplo de los hermanos Castro. No les fue mal con el fútbol —y no estoy hablando de dinero–, ni a los que tuvieron la fortuna de relacionarse con ellos y su nobleza.
EliminarFeliz semana también para ti.
Como padre acompañante de hijos con prácticas deportivas en equipo, concretamente jockey hierba y fútbol, puedo dar fe de lo que es vivir rodeado de fanáticos. Lo peor es recordar el padre de un portero que se ponía detrás de la portería para irle dando instrucciones. Demencial.
ResponderEliminarBien por este padre que nos muestras, por suerte mis hijos eran tirando a buenos ;)
Un abrazo.
Aunque tus hijos no hubieran salido buenos, no te veo yo a ti amargándoles la vida a ellos y a los de alrededor.
EliminarUn abrazo.
Un padre objetivo,... bravo!
ResponderEliminarEs raro, sí.
EliminarNo hace mucho, antes de la aparición del maldito virus, en el polideportivo donde voy asiduamente, presencié una escena verdaderamente vergonzosa. Mientras los niños jugaban al baloncesto, los padres, en las gradas, se estaban matando unos con otros: insultándose lo que no esta escrito, y casi llegando a las manos; y mientras tanto, sus hijos mirando absortos como no dando crédito. ¡Menudo ejemplo!
ResponderEliminarEn fin… Que tiene que haber de todo…
Yo te dejo un abrazo grande, y te deseo una muy feliz semana, querido amigo.
Deberían exigir carnet para ser padres.
EliminarYo también te deseo una feliz semana.
Un abrazo, Ginebra.
¡Hola, Macondo! Ya lo decía Santiago Bernabéu "no quiero futbolistas con padres". Desde luego que dice mucho esta anécdota que nos compartes, porque como mencionas los padres de los niños deportistas son terribles, así que uno objetivo bien es alguien que merece la pena. Un abrazo
ResponderEliminarEl de Santa Pola era un sabio.
EliminarUn abrazo.
Un padre que amaba los colores del equipo más que el provecho propio. Eso en el fútbol es raro, ya casi se celebran más los títulos individuales que los colectivos... Hace tiempo que eso de que "el fútbol es fútbol" ha dejado de ser cierto.
ResponderEliminarBravo por Santiago, un tío que ama a si hijo y al fútbol que quiere que juegue.
Un abrazo!
Es triste que lo que debería ser normal sea extraordinario.
EliminarUn abrazo, Pepe.
Pues bravo por tu papá.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Hola!
ResponderEliminarSi algún día mi sobrino pequeño quisiera jugar al fútbol, espero que mi hermano no se convierta en el típico padre gritón.
Un abrazo.
Ojalá. Muchos hijos de esos padres pierden la ilusión por jugar el fútbol.
EliminarUn abrazo.
Es muy triste, porque la mayoría de eso padres, quieren convertir sus hijos en jugadores a los que admiran. Y no se dan cuenta de que ellos son de otra galaxia. Y que lo importante es apoyar a sus retoños.
EliminarLo que tiene que ser una actividad educativa se convierte en todo lo contrario por culpa de muchos padres. Y los niños, en vez de disfrutar con ella, llegan a cogerle manía.
Eliminarsi volviese me perdería en el camino adios y saludos
ResponderEliminarPues echa piedrecitas en el camino.
EliminarSaludos.
Tienes que escuchar un episodio que se llama "El fútbol y los padres" del podcast "Educa como puedas" de Carles Capdevilla. Imprescindible.
ResponderEliminarAcabo de escucharlo. Es tal cual.
EliminarExcelente descripción, mi querido Macondo.
ResponderEliminarMe encanta ver los juegos de futbol aunque no soy adicto a verlos.
Abrazos!!
Gracias, Ricardo.
EliminarUn abrazo.
El espectáculo en las gradas de los padres es con demasiada frecuencia muy poco educativo. Muchos proyectan en sus hijos sus ansias frustradas y no se dan cuenta que Messi solo hay uno, digo Messi porque una es del Barça. Se debería recordar los valores que aporta el deporte y dejar que los chicos y chicas disfruten del futbol.
ResponderEliminarBesos
Yo no soy del Barça —soy del Zaragoza— y digo Messi también, porque es el mejor.
EliminarRecordar esos valores a según qué cafres parece una utopía.
Besos.
Ese padre tiene muy claro la idea de lo que es un equipo, no todos son tan objetivos y honestos. Magnifica entrada con estupenda moraleja, a mi entender, y además es divertida.
ResponderEliminarHay un cierto colectivos de padres que averguenzan a los hijos, peleando a puñetazos limpios, hechos unos energúmenos...¿Qué enseñanzas dan a sus hijos?
Un abrazo.
Lo que tendría que ser una actividad educativa la convierten en todo lo contrario.
EliminarUn abrazo.
Desde luego ese no es mi caso. A mi hijo no le atraen los deportes de equipo (ahora, de adolescente, se machaca en el gimnasio y me riñe porque fumo) y yo jugaba al fútbol de defensa pero era bastante paquete.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
A una de mis hermanas también le daban el coñazo sus hijos porque fumaba. Terminó dejándolo y ellos fumando.
EliminarSaludos.
Holaaaa Chema, siiii soy una descarriada, te tengo abanonaó jeejeje, amigo mío. Yo no tengo hijos, pero si se de amigos que viven estos partidos madres y padres con pasión, veo que tu protagonista es objetivo y ve las limitaciones de su vástago, pero los hay que forman cada griterío con el entrenador porque ha dejado a su hijo en el bamquillo...Jeje, Te veo últimamente muy familiar, qué bueno. Un abrazo grande. Y gracias siempre.
ResponderEliminarNo te disculpes, porque más culpable soy yo. En los diez años que llevo por aquí, nunca había tenido tan abandonado el blog. Lo raro últimamente es que no reedite.
EliminarUn fuerte abrazo, Emerencia.
Un padre objetivo que conocía muy bien a su hijo.
ResponderEliminarNo ocurre con frecuencia.
Menuda líos se montan en esos partidos donde acuden los padres y berrean sin parar.
Saludos.
Así es, Maripaz. Lo que se supone que debería ser una actividad educativa, por obra y gracia de los que se suponen deberían colaborar, se convierte en todo lo contrario.
EliminarSaludos.
Me parece muy buena lección
ResponderEliminarpara algunos padres.
Besitos dulces
Siby
Cierto, Siby.
EliminarBesos.
Un placer leerte
ResponderEliminarGracias, Mucha.
EliminarHola Macondo , algunas veces yo pienso
ResponderEliminarque son mas niñatos , los padres que los hijos
ya que los niños juegan el partido y una vez que se termina el partido
cada uno se va a su casa y se les olvida después , pero los padres son como el tío erre , jajajajajaja besos de v...flor.
Estoy de acuerdo contigo, Flor. Son los padres los que reciben lecciones de los hijos, cuando debería ser al contrario.
EliminarBesos.
jajaja. eso, o es una anécdota de hace mucho tiempo, o es ficcion
ResponderEliminarsaludos
No veo que tenga que ver el tiempo con que sea realidad o ficción, pero te diré que sí es real y que sí sucedió hace bastantes años. Los chicos son ya mayores.
EliminarSaludos.
tiene que ver en que la tan denostada educación de antes no inculcaba al niño ni pretendía demostrar al entorno, que SU hijo es el mejor, caiga quien caiga. Ahora muchos padres (no todos) pretenden hacer de sus hijos una prolongación egoísta de si mismos (sobre todo el padre). Los padres acosando a los profesores, por castgarles o ponerles, malas notas es otro ejemplo de lo mismo.
EliminarSaludos
No te había entendido bien. Estamos de acuerdo.
EliminarSaludos.
El hombre era muy honrado. Espero que el hijo no le oyera. ¡Pobrecillo!
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Creo que solo se enteró el que hacía de entranador. Le estaba liberando del compromiso de poner a los más malos poniendo a su hijo el primero.
EliminarUn saludo, Conchita.
No sé cómo puedes contestar a tantos comentarios.
EliminarEnhorabuena. Te sigue mucha gente.
Ya ves que alguno de me despista y tardo en contestarlo.
EliminarGracias.
Me has hecho recordar la conversación que tuve hace un par de años con un alumno mío de 8-9 años:
ResponderEliminar- ¡Profe! ¡Hoy gané una medalla en el colegio!
- ¿Sí? ¡Qué bien! ¿Y por qué?
- Porque había de sobras.
Besos victoriosos
No hay nada mejor en este mundo que la gente normal (como tu alumno) y cada vez escasea más.
EliminarBesos victoriosos también para ti.
A mi me parece una táctica que emplean muchos entrenadores de elite, claro que también les falla algunas veces.
ResponderEliminarUn abrazo.
He llegado a la conclusión que de fútbol todos opinan, pero nadie entiende. Lo importante es tener mala memoria sobre tus opiniones, para que no se te tenga que caer la cara de vergüenza con tus contradicciones.
EliminarUn abrazo.
Pase a saludarte, estimado Macondo, y dejarte un fuerte abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Ricardo.
EliminarOtro fuerte abrazo para ti.
ResponderEliminar"Mú güenas", niño, como no te veo en mi blog nuevo no lo habrás visto. Hice hace tres días una entrada en mi blog anterior, (que es el que más seguidores tiene), una entrada solidaria sobre la Encina de Lecina, nos piden que votemos para ser nombrado Árbol Europeo del Año, vamos en cabeza, los rusos están haciendo "trampitas" y necesitamos más votaciones. Como eres aragonés te paso el enlace. En mi primer blog, además tienes un video muy chuli.
Un abrazo.
https://www.huescalamagia.es/blog/la-carrasca-de-lacina/
(Espero haberlo copiado bien), mejor te pasas por el antiguo blog, porfi...
Claro que he entrado a tu blog nuevo, incluso me has respondido a algún comentario.
EliminarHe entrado a lo de la encina, pero me he quedado con la duda de si ha quedado cumplimentado mi voto.
Un abrazo.
Jeeeee, sí hombre, ya sé que me has comentado en el blog nuevo, lo que tenía duda es que si habías visto o no la entrada de la milenaria encina que tenemos en esa hermosa tierra aragonesa, no me aparecía tu comentario en el blog nuevo, (el único que podemos tener para eso). El motivo de habderlo puesto el edl primero, es porque en comparación de los seguidores que tengo en el nuevo, no tiene ni apróximación con el primero que pasa de los 200...
ResponderEliminarBueno, no sé a la hora que cierran las votaciones, puede que lo hayas conseguido, pero yo lo he procurado y te digo que por whatsapps he dado "paliza" a mis amigos que no tienen blog, jaaaaa una cuando pone interés, siempre algo saca en favor de la causa.
Enga, un abrazo, miarma.
Entrar he entrado dentro de lo hora, lo que pasa es que no quedaba muy claro que hubieses votado, o al menos a mí no me lo ha parecido.
EliminarUn abrazo.
Así debería de ser siempre, todos los niños de cualquier equipo y en cualquier deporte deben de ser tomados en cuenta, de lo contrario no mejoraran. Saludos.
ResponderEliminarSaludos, Jova.
EliminarFui a ver un par de partidos de mi sobrino cuando eran niños. Como pierden la cabeza los padres! Hasta golpes hubo entre los niños y ninguno intervino.
ResponderEliminarMenudo ejemplo para los niños.
EliminarEsos padres y esos Messiss, san patéticos. Un abrazo.
ResponderEliminarLos niños son las víctimas de esos padres que les han tocado.
EliminarUn abrazo.
Niños y padres a veces ambos son victimas los unos de los otros.
ResponderEliminarAsí es, Ricardo.
EliminarPaso de nuevo a saludarte, apreciado amigo. Carlos
ResponderEliminarGracias, Carlos.
EliminarUn padre muy sensato si señor, si su hijo era el causante de que el equipo perdiera pues nada mejor que ocupe su puesto otro mejor para así meter goles.
ResponderEliminarBesos Chema
Puri
Gracias por tu opinión, Puri.
EliminarBesos.
También quiero agradecerte tu presencia en mi blog, que por supuesto siempre es un placer recibirte y aprovecho la ocasión para dejarte saludos un gran abrazo, estimado Chema.
ResponderEliminarNada que agradecer, Estrella. Acudo a tu blog porque disfruto y aprendo.
EliminarUn abrazo.
Venía a ver si se me había pasado, pero no. No has vuelto a publicar. Echo de menos tus entradas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es la vez que más he tardado en los diez años que tengo el blog. Estoy en otras cosas, además de un poco vago.
EliminarUn abrazo.
Feliz día.
EliminarUn abrazo.
Feliz día también para ti.
EliminarUn abrazo.
Pues tómate tu tiempo amigo, lo comprendo porque a mi me ha pasado y no descarto que me vuelva a pasar. un fuerte abrazo. Cuídate.
ResponderEliminarCuídate tú también, Carmen.
EliminarUn fuerte abrazo.
Querido Santiago, te extrañamos al igual que a nuestro muy querido amigo Macondo.
ResponderEliminarFuerte abrazo!!
Un abrazo, Ricardo.
EliminarPor fin un padre, objetivo, sensato. Es uno solo, pero me alegra saberlo porque yo juraría que en esos ambientes los padres solo ven lo que quieren que sea su hijo, aunque a este les suponga un sufrimiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
No es el comportamiento habitual, desde luego. Por eso me encantó cuando me lo contaron. Hace ya unos cuantos años, pero me vino a la memoria y lo escribí.
EliminarUn abrazo, María Pilar.
Holaaaa...Macondo
ResponderEliminarprimera vez que llego hasta aquí y justo encuentro este escrito que me ha hecho reír bastante. Mi hijo menor jugaba al futbol en un club barrial y cuando los domingos nos juntábamos todos en la cancha local o en otras donde tocase jugar se veía el "espectáculo" de los padres/madres increíble! entre jocoso y/o triste según desde que lado hagamos la lectura. Padres enojados con los entrenadores, madres insultando, padres gritando a traves del alambrado a sus propios hijos dando "ordenes".. ufff jaaj un tema largo..y adhiero a esto de que muchos olvidan que los chicos quieren jugar y divertirse nada mas, mientras que los adultos siii están pensando en el nuevo Messi o Maradona(terrible). Un abrazo y linda tarde
Es tal y como lo explicas. Lo que debería ser un entretenimiento y una educación para los niños, por culpa de unos padres egoístas se convierte en todo lo contrario.
EliminarUn abrazo, Eli.
Estimado Macondo.
ResponderEliminarquiero aportarte este maravilloso poema de D Jose Manuel Marroquin. Fuerte abrazo!!!!!!
La perrilla
Es flaca sobre manera
toda humana previsión,
pues en más de una ocasión
sale lo que no se espera.
Salió al campo una mañana
un experto cazador,
el más hábil y el mejor
alumno que tuvo Diana.
Seguíale gran cuadrilla
de ejercitados monteros,
de ojeadores, ballesteros
y de mozos de traílla;
van todos apercibidos
con las armas necesarias,
y llevan de castas varias
perros diestros y atrevidos,
caballos de noble raza,
cornetas de monte; en fin,
cuanto exige Moratín
en su poema “La Caza”.
Levantan pronto una pieza:
un jabalí corpulento,
que huye veloz, rabo a viento,
y rompiendo la maleza.
Todos siguen con gran bulla
tras la cerdosa alimaña;
pero ella se da tal maña
que a todos los aturrulla;
y aunque gastan todo el día
en paradas, idas, vueltas,
y carreras y revueltas,
es vana tanta porfía.
Ahora que los lectores
han visto de qué manera
pudo burlarse la fiera
de los tales cazadores,
oigan lo que aconteció,
y aunque es suceso que admira,
no piensen, no, que es mentira,
que lo cuenta quien lo vio:
Al pié de uno de los cerros
que batieron aquel día,
una viejilla vivía,
que oyó ladrar a los perros;
y con gana de saber
en qué paraba la fiesta
iba subiendo la cuesta,
a eso del anochecer.
Con ella iba una perrilla...
mas, sin pasar adelante,
es preciso que un instante
gastemos en describilla:
Perra de canes decana
y entre perras protoperra,
era tenida en su tierra
por perra antediluviana;
flaco era el animalejo,
el más flaco de los canes,
era el rastro, eran los manes
de un cuasi-semi-ex-gozquejo;
sarnosa era... digo mal,
no era una perra sarnosa,
era una sarna perrosa
con figura de animal;
era, otro sí, derrengada;
la derribaba un resuello:
puede decirse que aquello
no era perra ni era nada.
A ver, pues, la batahola
la vieja al cerro subía,
de la perra en compañía,
que era lo mismo que ir sola.
Por donde iba, hizo la suerte
que se hubiese el jabalí
escondido, por sí así
se libraba de la muerte;
empero, sintiendo luego
que por ahí andaba gente,
tuvo por cosa prudente
tomar las de Villadiego;
la vieja entonces al ver
que escapaba por la loma,
¡sus! dijo por pura broma,
y la perra echó a correr.
Y aquella perra extenuada,
sombra de perra que fue,
de la cual se dijo que
no era perra ni era nada,
Aquella perrilla, sí,
¡cosa es de volverse loco!
no pudo coger tampoco
al maldito jabalí.
Me ha encantado, Ricardo.
EliminarMuchas gracias.
Volvemos a pasar, apreciado, Macondo. Saludos desde mi cubil colombiano. Carlos
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar, Carlos.
EliminarUn abrazo.
Hermoso relato corto, me lo quedo, abrazo!
ResponderEliminarTodo para ti.
EliminarUn abrazo.
¡Hola, Macondo!
ResponderEliminarUn padre muy objetivo como pocos.
Me ha agradado mucho tu blog. Espero que estés gozando de buena salud.
Cordiales saludos
No abundan los padres así.
EliminarCelebro que te haya gustado el blog y espero que tú también tengas buena salud.
Saludos.
El silencio ayuda a encontrar la quietud y fortaleza interna. Mantenerte centrado para reconocerte en los demás y saber comprenderlos.
ResponderEliminarComo siempre regreso para dejarte un gran abrazo, estimado Chema.
Agradezco tu visita, Estrella.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hay pocos Santiagos y muchos padres “ultras”.
ResponderEliminarLo he visto muchas veces.
Lo he recogido como padre excepcional, porque no abundan como él
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