REEDICIÓN (edición: 21/06/2014)
Se lo das todo lo desordenado que quieras y
en medio
minuto te lo devuelve con un color en cada cara.
Cuando nació le dijeron a su madre: "Ha tenido usted un armario ropero". Siempre apuntó maneras de lo que ha terminado convirtiéndose en metro ochenta y tantos de fornido chicarrón. Venía así de fábrica. No necesita pasar por el gimnasio para estar cuadrado y duro como una piedra.
Defensa central leñero, como no podía ser de otra forma. Tan fuerte como buena persona. Si puede servirte de ayuda en algo lo intuye, se te ofrece y le quita importancia, para que no tengas que agradecérselo.
En la familia de su madre se empeñaron en preocuparse por él, seguramente porque el chaval había salido a la nuestra. No sé si llegaron a consultar al psicólogo, pero me figuro una conversación similar a ésta:
Defensa central leñero, como no podía ser de otra forma. Tan fuerte como buena persona. Si puede servirte de ayuda en algo lo intuye, se te ofrece y le quita importancia, para que no tengas que agradecérselo.
En la familia de su madre se empeñaron en preocuparse por él, seguramente porque el chaval había salido a la nuestra. No sé si llegaron a consultar al psicólogo, pero me figuro una conversación similar a ésta:
—Estoy preocupada por mi hijo el segundo.
—¿Tiene algún problema?
—Es raro.
—¿Pero qué tipo de rareza? ¿Es extremadamente feo?
—Qué va, si es guapísimo. Está mal que yo lo diga, pero todo el mundo lo comenta.
—¿Enclenque? ¿Se aprovechan de su debilidad los más fuertes?
—No hombre, no. Si es el más fuerte de la clase. Sus compañeros acuden a él cuando necesitan protección.
—¿Demasiado agresivo entonces?
—Tampoco. Si tiene que pegarse con alguien se pega, pero nunca empieza las peleas. Además no tiene demasiadas, porque habitualmente los que han reñido con él no quieren repetir.
—Ya veo que el problema está en los estudios. ¿Saca malas notas?
—Vuelve a fallarle el olfato. Es de los primeros de la clase.
—¿Entonces es que tiene algún problema de adaptación?
—Ahí ya le veo más centrado. Es tímido.
—¿Pero cómo de tímido? ¿Le cuesta relacionarse? ¿No tiene amigos?
—No es eso. Lo cierto es que se lo rifan los chicos de su clase. Todos quieren ser sus amigos. Tengo un presupuesto con él en regalos de cumpleaños.
—Creo que más que un problema tiene usted un mirlo blanco. Si yo tuviera una hija de su edad le tirábamos los tejos. Me rindo. ¿Cuál es en realidad el motivo de su preocupación?
—Que no le gusta bailar.
Los varones de mi familia no bailamos. Y no es porque tengamos un acusado sentido del ridículo —que también—, sino porque resulta grotesco. Para qué vamos a engañarnos. Muchas personas han querido redimirnos de nuestra timidez, mostrándonos la soltura con que ellas se contorsionaban y preguntándonos si las encontrábamos ridículas. Como también somos educados, nunca les hemos respondido.
Soy consciente de que alguno de mis lectores más raros no estará de acuerdo con mi opinión sobre el baile, pero en lo que sí coincidiremos es en que no debe ser motivo de grave preocupación el hecho de que a un niño no le guste practicarlo. Sobre todo si ese rechazo lo lleva en los genes paternos.
Un error que podías cometer con mi sobrino de crío era considerarlo autosuficiente, debido a su fortaleza física. Siempre fue un niño muy sensible, que necesitaba sentirse querido. Mi madre —nadie mejor que la abuela para captar esos detalles— nos lo decía con frecuencia. Aunque realmente no era necesario, porque Jaime siempre se ha hecho querer. Adorar. Todavía, a sus ya cumplidos veinte años y con sus largos ciento ochenta centímetros de morlaco, el mero hecho de pronunciar su nombre sigue despertando en todos los miembros de mi familia una tierna sonrisa de simpatía y cariño.
El churri tampoco baila nunca. Cosa que me cuesta comprender porque a mí se me van solos los piececillos. Jajajaja.
ResponderEliminarPero no ser amante del baile no es de lo peor que se puede adolecer. Jajajaja. Besotes!!!
Es que tienes un churri como Dios manda. Eso de bailar es cosa de mujeres.
EliminarBesos.
Lo del cubo de Rubik merece toda mi admiración.
ResponderEliminarSaludos.
Tu admiración y la mía, Toro.
EliminarSaludos.
Yo bailé en la boda, porque no me quedó otra, y hasta ahora, debe ser algo muy común en el género masculino, si señor :)
ResponderEliminarAbrazos.
Creo que sí es muy común en los hombres. Y los que bailan tienen una ilusión tremenda porque no te pierdas semejante diversión.
EliminarUn abrazo.
ehhh.. ahora que lo decís, creo que solo conozco a un chico que baila!!! curiosly!
EliminarNo pensaba yo que estaba tan generalizada la cosa.
EliminarYo debo ser un poco masculina aunque no sea Almudevar. Cada vez llevo peor eso de bailar.
ResponderEliminarUn beso Chemary
Masculina no. Tú es que siempre has sido una chica muy sensata, Melanita.
EliminarMe alegra verte por aquí.
Besos.
Tu madre tiene razón, la persona sensible es frágil como el cristal de Murano, que se roza enseguida y se resquebraja. Tu sobrino siempre necesitará sentirse querido porque está hecho con materiales de derribo, por muy fornido que sea. Lo del Rubik me lo comentaste en una ocasión en una entrada que hice en mi blog; que tenías un sobrino que era un crack en volverlo a ordenar.
ResponderEliminarTodo lo que atañe a aspectos de la interioridad humana y sus preferencias no está sujeto a medida científica así que si no os gusta el baile, está bien. Lo que sí repruebo es todo lo conduce a la disolución de la verdadera naturaleza de una persona y la convierte en un títere de los demás para complacerlos, dejando de lado el concepto de coherencia, entre lo que piensa y lo que acaba haciendo. Dicho esto, todos somos raros, o diferentes, de una forma u otra. Yo la primera.
Un fuerte abrazo, Chema. Y feliz domingo, porque ya queda poco para que acabe el sábado.
Feliz domingo también para ti, Karima. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo.
O se baila bien o no se baila, peeeeeero, con matices.
ResponderEliminarUna vez en una disco ante la actuación de una chica penosa en la jaula de baile, otra se burlo de ella a lo que contestó la gogó: Mira guapa, aquí las dos hacemos el ridículo, solo que yo cobrando y tu pagando.
Tu relato me ha recordado aquel episodio, ¡¡¡jatetu!!!
Un beso infernal :D
Yo ni pagando, ni cobrando.
EliminarBesos.
Sonrisa de simpatía que se ha hecho extensible en todos tus lectores al terminar el post. Un achuchón para esa torre que despierta en su entorno tanto cariño.
ResponderEliminarBesos Chema. Feliz domingo
Me alegra haberlo sabido transmitir, María Pilar.
EliminarBesos y feliz domingo también para ti.
No baila como la mayoría de los tíos, y si lo hacen es por interés... Qué orgullo de tío! Si yo fuera él estaría babeando con esta entrada.
ResponderEliminarEnhorabuena.
¿Interés por sacar tajada? ¿Ves? Si es que no hay nada más noble que no bailar. Tú nos comprendes.
EliminarBesos.
¡Chocalas! Yo tampoco bailo ni los ojos, tengo dos pies izquierdos y la gracia de un elefante al bailar, mejor no lo hago.
ResponderEliminarTu sobrino es una ternura muy grande je.
Besos Chema
Las aptitudes que Dios no te dio para los pies te las compensó con creces en la cabeza. No se portó mal.
EliminarLa verdad es que tengo unos magníficos sobrinos. Y todavía no he hablado de cuatro.
Besos, Flor de María.
La otra noche que no podía dormir me acorde de ti, me pregunte como serias físicamente pero no pude imaginarte. Y así estuve hasta que me quede dormida jaja.
EliminarBueno chao
Considerando que me demuestras un aprecio y que además me mirarás con buenos ojos por ser paisano de Bunbury, seguro que el resultado que salga de tu imaginación será mejor que la realidad. En consecuencia, casi va a ser mejor que no te saque de tu error. Lo que sí voy a añadir a mi currículum es la facultad de hacer conciliar el sueño a las personas desveladas.
EliminarBeso.
Yo bailaba como los ángeles, pero ahora como me estoy quedando medio enano, y con las piernas que en verano de las varices me duelen con cojones, ya de bailar "na de na". Andar ya me viene justo . Eso es lo que siempre se ha dicho "un chicarrón del norte".
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
No entiendo eso de que mengües. Además, con el centro de gravedad más bajo, supongo que tiene que bailarse mejor.
EliminarUn abrazo, Rafa.
ResponderEliminarlo tiene todo el caballero Jaime.. ¿habrá salido al tío?
BUENOS DÍAS!! un besico!!
El tío solo le gana en años y le iguala en afición al baile. En todo lo demás gana él de calle.
EliminarBuenos días.
Besos.
No va a estar casado a los veinte años el angelico. Lo que sí tienes es dura competencia, porque tiene novia y el chaval es muy formal.
ResponderEliminarun genio!
ResponderEliminarAsí es, Belén. Y no es que me ciegue el cariño de tío. ;-)
EliminarLo del Cubo es impresionante. Cuando estudiaba en la universidad haciamos tornes para ver quien lo armaba en menos tiempos... Nunca pude bajar de 3 minutos.
ResponderEliminarAdmirable lo de tu sobrino
Chema, ¿te has dado cuenta que escribes muy bien?
PD... voy regresando poco a poco aunque todavía sigo de vacaciones mundialistas.
Abrazos
Carlos
El cubo yo no lo hago ni en tres días.
EliminarLo de que escribo bien sólo lo decía mi abuela y algunas otras personas que me aprecian.
No habrás disfrutado mucho con la todavía campeona del mundo.
Veo que has escrito. Mañana te leo con más calma, que hoy es un poco tarde.
Un abrazo, Carlos.
Aquí el padre de las criaturas sólo baila tras previo paso haciendo horas de barra, ya me entiende usted, y a Primogénito nunca le he visto hacerlo, así que debe ser un mal del mismo género del que sólo se libran unos pocos.
ResponderEliminarBesines
Ya veo que no hay motivo para sentirnos acomplejados. Muchas gracias.
EliminarBesos.
Bueno con tantas cualidades, ya llegará una chica que guste de solo charlar mientras otros bailan. Saludos
ResponderEliminarHaberlas haylas, Jova.
EliminarSaludos.
Bailar es una buena estrategia.
ResponderEliminarEn serio.
Saludos.
Sigue sin avisarme Feedly de tus posts... supongo que los da por ya comentados y no los reconoce como nuevos.
No sabría decirte. No la he puesto en práctica.
EliminarSaludos.
Creía haberlo solucionado. A mí me funciona.
Tiene que ser un encanto, muy buena fotografía familiar.
ResponderEliminarBesos.
Es un encanto, Amapola.
EliminarBesos.
Ay qué encanto. No todo el mundo tiene qu ebailar, el mundo sería muy aburrido si todos fuésemos iguales.
ResponderEliminarMuy feliz día y no me creo que resultéis grotescos bailando, seguro que exageras.
No resultamos grotescos, porque no bailamos. Además, el problema no es solo nuestro, sino de muchos que bailan.
EliminarYa feliz día siguiente, porque fíjate que horario me gasto.
Bailar no lo es todo. A algunos nos cuesta ponernos.
ResponderEliminarFelicidades por tener un sobrino así.
Un abrazo.
Si lo fuera todo la vida no tendría sentido para mí. Y lo tiene... y mucho, sin el baile.
EliminarGracias.
Un abrazo, Alfred.
Bailar es muy terapéutico. No obstante también hay que ver en la diversidad otros colores para que la retina prenda otras chispas. Estupenda familia que tienes, Chema.
ResponderEliminarAbrazos y buen comienzo de semana.
No sabría decirte si lo es, Joaquín.
EliminarBuen comienzo de semana también para ti.
Un abrazo.
Vaya sobrinos que tienes. Afortunado que eres.
ResponderEliminarY en lo del baile, me siento tan identificado...
No sé él, pero yo tuve muchos problemas. A mi mujer le gustaba (y le gusta) mucho bailar y en casi todas las fiestas y celebraciones había bailongo y lo pasaba muy mal cuando me obligaban a bailar. LLegó a ser un suplicio. Las comidas de Navidad de la empresa o cualquier otro evento siempre terminaba con baile y yo intentando esquivarlo.
Espero que a tu sobrino no le atosiguen tanto como a mí. Ahora, como ya soy muy mayor, ya no se molestan en proponérmelo, ja,ja,ja.
Un abrazo.
El problema tuyo —para lo de bailar, quiero decir— es que no eres maño. Yo, si digo que no bailo, no bailo. Tozudos nos llaman.
EliminarUn abrazo.
Vd tiene un ejemplar de sobrino digno de exposición. Aquí el consorte y padre de las criaturas sólo baila tras haber pasado tiempo haciendo ejercicios de barra, ya me entiende Vd., y el Mayor lo mismito que su padre. Las niñas, como bien dice la lógica, ya son otra cosa, por supuesto. Bsines
ResponderEliminarEn mi familia también es un asunto de género. Las chicas sí bailan.
EliminarBesos.
Un sobrino especial, qué bien tener un sobrino así.
ResponderEliminarBesos.
Muy bien, María.
EliminarBesos.
Pues es una suerte y, como están los tiempos, tener un hijo así aunque no le guste el baile. A Beethoven también le costaba bailar y para él fue un auténtico suplicio, pero si a Jaime no le importa pues estupendo.
ResponderEliminarA mí me encanta bailar y que los chicos bailen, yo era profe de música en Primaria y me he visto con verdaderos problemas para que los chicos bailasen.
Me encanta tu papel de tío amoroso.
Un abrazo.
Mira que dedicarte a mortificar a los chicos para que bailen, con lo tranquilos que están jugando al fútbol. Cómo eres, Conchita. No esperaba eso de ti. :)
EliminarMe alegra que te guste ese papel mío. También con las sobrinas, que conste. Aunque bailen.
Un abrazo.
Es verdad, lo del baile no es gran cosa.
ResponderEliminarNi gran, ni pequeña, según mi opinión.
EliminarUn gran muchacho tu sobrino, y no solo por la grandeza de su cuerpo, sino por la de su espíritu. Es corriente pensar que las personas fuertes físicamente son también duras de corazón, y no es así pues bajo esa coraza puede esconderse un corazón muy sensible. Lo del baile no es ninguna tragedia.
ResponderEliminarUn abrazo
Ya sé que no es una tragedia lo del baile (lo del no baile, para ser exactos). Me lo vas a decir a mí.
EliminarUn abrazo.
Mira, a mí tampoco me gusta bailar y a menudo me consideran rara. Dile que no pasa naaa , jajajaja, se sobrevive.
ResponderEliminarUn sobrino que parece majísimo, enhorabuena.
Un beso.
A partir de ahora te utilizaré de excusa: "Pues Carmela tampoco baila y bien maja y sensible es".
EliminarGracias. Es muy majo de verdad.
Un beso.
Bueno , felicita a Jaime y dile por si le sirve de algo que algún defecto debía de tener ¿no?
ResponderEliminarEnhorabuena a ambos a ti por ser su tío y a él por ser tu sobrino.
¿Pero que tío estás hecho, te rifarán tus sobrinos ¿no?
Tendrá otros defectos, porque para mí lo de no bailar no es un defecto.
EliminarMejor dame la enhorabuena a mí. No tiene ni punto de comparación.
Como te decía el otro día, ya ves que mi favorito siempre parece el que le toca la entrada dedicada.
Un abrazo.
Un personaje de armas tomar, aunque no baile. Qué bueno lo que dijeron al nacer, ¿eh?
ResponderEliminarUn abrazo, Macondo
Las comadronas son muy intuitivas.
EliminarUn abrazo.
La conversación es para enmarcar. De ahí sale una historia genial.
ResponderEliminarVaya con el sobrinito, Chema, antes existia "el tío de Zumosol", pero en tu caso es "el tío del tío del Zumosol", ja,ja. Menuda familia gastas, y merecido homenaje estás dándoles.
Un abrazo!
Con semejante sobrino no necesito guardaespaldas.
EliminarUn abrazo, Pepe.
Hola Macondo, buenos días, anda que tus sobrinos no estarán contentos contigo, que tito más bello tienen. jajajja, si, es de armas tomar tu sobrino Jaime, con el al lado, no se pasa miedo.
ResponderEliminarUn abrazo Macondo
Desde luego puedes ir muy tranquilo con él por la calle.
EliminarUn abrazo.
Jaja, lo de no bailar también se da en mi familia. Bueno, menos mi sobrino de 6 años que a él si le gusta... cuando sea más mayor, lo mismo no quiere.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuanto tenga uso de razón dejará esa ridícula costumbre, no te preocupes. :)
EliminarUn abrazo.
Buah! Seguro que si, jajaja.
EliminarDos cosas tengo en común con Guillermo: no sé bailar (tengo dos pies izquierdos) y también jugaba de centrocampista, pero yo no soy fornido como él y me llevaba cada leñazo...
ResponderEliminarAbrazos, Macondo!
Borgo.
Jaime es defensa. Guillermo es su hermano —la entrada anterior— que está fuerte, pero no es un toro. Además tiene menos altura.
EliminarUn abrazo.
Muy simpatico relato, que nos hace conocer mas a tu sobrino, y por ende a ti mismo..
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Gracias, Ildefonso.
EliminarUn abrazo.
Yo tampoco sé bailar, pero lo mío, es(supongo) que porque soy autista y suficiente tengo con no caerme al suelo de lo patosa que soy
ResponderEliminar¡cosas que pasan!
saludos
Yo ni sé, ni me apetece saber.
EliminarSaludos.
Querido Macondo.
ResponderEliminarExcelente tu reseña acerca de tu sobrino Jaime.
Fuerte abrazo!!!!
Muchas gracias, Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo.