Siempre pensó que su estado de
ánimo empatizaba con su entorno. Lo primero que hacía por la mañana, al
levantarse de la cama, era asomarse a la ventana para ver con qué tiempo iba a encontrarse. En los días lluviosos se ponía nostálgico. Cuando las tormentas sacaban a pasear relámpagos
y truenos, le daba por pensar en catástrofes; hasta que salía el sol. Entonces
se relajaba y una apacible paz inundaba su vida. Es lo que había ocurrido
aquel día. Amaneció lloviendo. ¿O no? Realmente no. Fue un cielo despejado y la
salida de un sol resplandeciente la primera imagen que le ofreció su retina. Entonces
vio cruzar a aquella anciana por el paso de cebra. La llegada de una moto, a
toda velocidad, se la llevó por delante. Unos oscuros nubarrones cubrieron el
cielo. Cuando se quedó inmóvil en el suelo, empezó a llover copiosamente.
Enseguida llegó la ambulancia. Cuando trataron de hacerla reaccionar, al
principio infructuosamente, aparecieron las descargas eléctricas. Solo escampó
cuando la mujer dio señales de vida y terminó subiendo al vehículo por su
propio pie.
Desde entonces le ha asaltado la duda de si, en determinadas situaciones,
no es él quien se contagia de su entorno, sino que son sus propias emociones
las que lo generan. No está alegre porque brilla el sol, ni triste porque llueve,
ni asustado porque hay tormenta, sino que brilla el sol por su alegría, llueve
por su tristeza y hay tormenta porque está asustado.
Se lo debe de tener muy creído. ¿La anciana Bien? ¿El motorista, pese al accidente, pudo tranquilamente seguir con su carrera? ¿Se cayó y se rompió el menisco derecho y mientras era interrogado se empeñó en culpar a la anciana por acelerar en el paso a cebra para pasar antes qué él? La vida está llena de preguntas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con un buen abogado, hasta le pudo sacar alguna perra a la anciana por lo del menisco.
EliminarUn abrazo.
Muy ingenioso el relato.
ResponderEliminarYo no doy nada por seguro.
Son las emociones causantes de muchas cosas?
Pues igual sí.
Saludos.
Hay gente que tiene mucha fuerza mental, aunque dudo que tanta como para imponerla a la Naturaleza.
EliminarSaludos.
Dicen que la energía positiva que irradia una persona provoca positivismo en su entorno. Y al contrario. Eso le debe suceder a tu protagonista.
ResponderEliminarBuen relato, que cumple a rajatabla la premisa del reto.
Un abrazo.
Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Hola, Macondo.
ResponderEliminarEl tiempo influye mucho en el estado de ánimo, con sol uno se siente con más ganas, en cambio los días nublosos, ay, esos, se confabulan en nuestra contra.
Estupenda reflexión o giro temporal, y peligroso el hombre, para que negarlo, esperemos que su estado de ánimo sea siempre más o menos óptimo, :)
Un abrazo.
Yo creo que supervalora la fuerza de sus emociones.
EliminarUn abrazo, Irene.
Gafe, energía, casualidad... hay que ponerle el sol atado a la ventana. No creo que nadie tenga ese poder mezclado con el tiempo, pero el relato da que pensar porque está muy bien construido. Un abrazo
ResponderEliminarComo le digo al Toro, la Naturaleza tiene demasiada fuerza como para que nadie quiera imponerle nada.
EliminarUn abrazo.
Exclente relato, las emociones son un mar en continuo movimiento, no sabemos donde nos llevaran.
ResponderEliminarMuy buen relato Chema, y bien estructurado.
Feliz noche.
Un abrazo
Me alegra que te haya gustado, Carmen.
EliminarFeliz noche también para ti.
Un abrazo.
No creo que individualmente tengamos ese poder, perooo... si pienso que los actos morales o inmorales, las pasiones de la humanidad inciden en el comportamiento de la naturaleza. para bien o para mal. Me ha gustado mucho. Un abrazo
ResponderEliminarYo tampoco creo que tengamos ese poder, Juana. Y también coincido contigo en que sí poneos trabas a la Naturaleza para que pueda actuar "con naturalidad".
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un abrazo.
Ese sí debió tener acento. Era una afirmación, no un condicional. Y luego de naturaleza iba una , Mis disculpas.
ResponderEliminarNada que disculpar. Hasta el mejor escribano puede echar un borroncito. Los menos buenos, ni nos habíamos fijado.
EliminarGracias.
Quillo ten cuidado cuando te asomes a la ventana.
ResponderEliminarYo no tengo ese poder, no te preocupes.
EliminarHola, Chema. ¡Menudo súper poder tiene tu protagonista! Me ha encantado la vuelta de tuerca que le has dado al tema y lo bien que has reflejado esa cadena de emociones que, desde luego, siempre son contagiosas. Un micro estupendo.
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, Marta.
EliminarMe ha encantado tu relato y lo que sugiere tu mensaje final! Un abrazote!
ResponderEliminarMe alegra tu generoso juicio, Marifelita.
EliminarUn abrazo.
A mi me ha encantado, Chema. Es más parece hecho en tierras gallegas (aunque puede que haya algo de hermandad con tierras aragonesas). Al menos si no sabes que tienes o no ese poder, te sugiero que lo hagas con un girasol empezando al revés de como van las agujas de un reloj. Gracias por este magnífico relato.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ya puedo asegurarte que no tengo ese poder. De hecho, no creo que lo tenga nadie.
EliminarMuchas gracias por tu generoso comentario, Quino.
Un fuerte abrazo.
Muy ingenioso.
ResponderEliminarEn Galicia deben de ser varias las personas que tienen ese poder, porque con lo cambiante que es el clima... o varias personas o una, pero muy inestable, jejeje.
Como metáfora me parece también muy buen relato, porque nuestra emociones parecen un pintor que con su brocha va cambiando el color de lo que nos pasa. Una misma situación luce de manera muy distinta según desde qué emoción la vivimos.
Me encanta cuando escribes. Lo echaba de menos
Besos
En Galicia sí que podría ser. Incluso conozco alguna gallega de la que podría sospecharlo. La sensibilidad mueve montañas.
EliminarEs cierto que últimamente me he acomodado a sacar a José Mota y estoy más vago que la chaqueta de un guardia para ponerme a escribir. Me limito a cumplir con los micros de El Tintero y poco más. Gracias por tus ánimos a que lo haga.
Besos.
😘
EliminarSi es cierto lo último, lo invito a Santiago de Chile, le cuento unos diez minutos de mi vida y nos aseguramos unas gotitas de lluvia que bien refrescarían esta primavera calurosa.
ResponderEliminarVa un abrazo, Macondo.
Si son unas simples gotas de lluvia no hay un motivo grave de preocupación en tu vida, por lo cual me alegro.
EliminarPor estos lares hemos sido seriamente castigados por las tormentas otoñales.
Otro abrazo para ti, Julio.
Hola, Chema, que ingenioso micro nos regalas, esa voz que nos va descubriendo el acontecer del día y cómo se transforma rápidamente el clima según el sentir del protagonista me suena familiar, pues me recordó esa famosa frase que reza así: "Si crees que puedes, entonces puedes", ya que el poder intrínseco del hombre es más fuerte que todo, solo que muy pocos lo saben y desarrollan ese poder, y casi nadie lo da por seguro. Pero te puedo decir que aunque no al extremo de tu prota, he experimentado en muchas ocasiones ese poder al desear con fe lluvia y pedírsela a los árboles, o lo contrario, sol, según mi necesidad, todavía me sorprendo cuando me sucede.
ResponderEliminarCreeme que tu micro, aunque parezca exagerado, no está tan divorciado de la realidad, es solo que su poder lo orientas en las emociones y sentimientos, y no es allí donde está su fuerza, sino en el poder de sus pensamientos.
Chema, encantada de leerte, me ha gustado mucho tu micro introspectivo.
Gratos días restantes para ponerle fin al año.
El encantado soy yo, I. Harolina, por haberte trabajado un comentario tan interesante.
EliminarSi es como dices, yo, desde luego, no estoy incluido en esas pocas personas que tienen el poder de intervenir con sus pensamientos en la meteorología.
Muchas gracias por tu visita y también mis mejores deseos para estos días que quedan de año.
No creo que haya alguien con semejante poder, pero si creo que debemos poner en orden lo que pensamos, lo que sentimos y lo que manifestamos, porque influye.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo tampoco lo creo, pero algo tenía que hacer para intentar pasar por original.
EliminarUn abrazo, Sara.
Una genial vuelta se tuerca, Chema, que das con un reto invertido. Muy ingeniosa eso, así como la catastrofe que se le estaba viniendo encima en forma de nubarrones bien cargados.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Al final termina saliendo el sol, aunque a veces demasiado tarde. De eso tenemos dramáticas noticias muy recientes.
EliminarUn fuerte abrazo también para ti, Pepe.
Presenciar un accidente que le haya ocurrido a "alguien" siempre causa una atmosfera extraña
ResponderEliminarMe lo vas a decir a mí, que de niño me mareaba con ver una gota de sangre. Luego me he curtido un poco y ya tiene que ser con tres o cuatro.
Eliminar¡Hola! Qué interesante esta forma de jugar con los factores del microrreto. Es común pensar que el tiempo afecta nuestros ánimos, pero ese giro final de que puede ser que sea el personaje el que afecte al entorno es muy original.
ResponderEliminarGracias por participar en el microrreto. Un abrazo.
Como la historia que se me había ocurrido no era original, he pensado que valdría lo mismo invirtiendo los papeles del personaje y el entorno.
EliminarGracias a ti, por darnos la oportunidad de hacerlo.
Un abrazo.
Exelente relato,gracias,abrazo.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Las gracias a ti, por pasar por aquí a leerlo.
EliminarUn abrazo.
Fantástico Chema te quedó genial . Yo también hago como tu protagonista al levantarme veo con que tiempo me voy a encontrar, y no veas con que sorpresas me encuentro . Si llueve pues nada a coger el paraguas y las botas y a la calle ya estamos acostumbrados jejejej.
ResponderEliminarTe felicito muy bueno .Un abrazo
Puri
A mí no me gusta la lluvia, aunque sí que llueva. En consecuencia, prefiero que llueva por la noche, que vale lo mismo.
EliminarGracias, Puri.
Un abrazo.
Publicas como los ángeles, mi estimado Macondo.
ResponderEliminarFraterno abrazo.
Muchas gracias, mi generoso amigo Ricardo.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Genial el desarrollo de la historia! Le has dado una vuelta al entorno para llevarlo a lo interno de las emociones.
ResponderEliminarAbrazo.
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Hola Macondo, hace tiempo que quería sumarme a tu blog para seguirte, me gusta lo que escribes y tu sentido del humor, así que me quedo por aquí.
ResponderEliminarEl relato que escribes está muy acertado al que pide el concurso, una visión práctica del conjuro entre entorno y personaje.
Tengo varios blogs, por si miras mi perfil, pero creo que el que más te puede interesar es este :
ISENSEBOTÀNIC
Muchos besos.
Hola, Montse. Bienvenida a mi casa. Será un placer recibirte cuantas veces quieras pasar, sin embargo me parece honesto decirte que no puedo comprometerme a ser un buen seguidor de alguno de tus blog; no porque no me parezcan interesantes, sino porque estoy un poco copado.
EliminarEn relación con mi blog, si lo observas verás que llevo un tiempo escribiendo poco, aunque últimamente me estoy apoyando en vídeos de José Mota para poder publicar cada cinco o seis días.
Muchos besos también para ti.
¡Hola Macondo! Interesante perspectiva la que ofreces en tu micro. Siempre le echamos la culpa al mal tiempo o a los días nublados de nuestro estado de animo pero ¿y si fuera al revés?
ResponderEliminarUna muy interesante propuesta.
Un saludo.
Me alegra que te haya interesado, Rocío.
EliminarUn saludo.
Hola Chema. Le has dado la vuelta a la propuesta de manera que son las emociones del personaje las que manipulan el entorno, en vez de el entorno influir en el personaje, muy original visión del reto, que te ha quedado redondo. Un abrazo.
ResponderEliminarCelebro que lo hayas visto así, Jorge.
EliminarUn abrazo.