Ya que se había casado con un López y ella era García, quería que ese
hijo que llevaba en las entrañas se distinguiera por tener un nombre
especial. Todos los de consumo nacional le parecían vulgares. Anduvo buscando algo más original entre los propios
de las comunidades autónomas, pero ninguno terminó de llenarle. Cuando alguien
le dijo que lo que realmente vestía era poner uno inglés, se dio cuenta de que
tenía razón. Si escritos le parecían preciosos, dichos por alguien que supiera pronunciarlos rayaba en lo
orgásmico. Eso de que se dijeran
distinto de como se escribían le
volvía loca. Pidió que le hicieran una lista de los que más le gustaban y a cada momento solicitaba que se
los leyeran para quedarse con su sonoridad. Todos le parecían de príncipes. Después de darle muchas
vueltas, de decantó por Jonathan. Además
de sonarle maravillosamente, eso de que llevara una h después de la t terminó
de conquistarla. Cogió un profesor particular durante unos días para le
enseñara a pronunciarlo perfectamente. Cuando
nació su hijo y empezó a llamarlo,
nadie hubiera dicho que no era inglesa. Al resto de los
miembros de la familia lo único que les preocupó fue que el niño llegara
bien. La pronunciación de su nombre les
daba lo mismo porque pensaban llamarlo
Jonatancico, con la j como Dios manda
y su acento maño habitual.
Cita del día
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CITA DEL DÍA: «Lo peor que puede hacerse es cruzar el precipicio en dos saltos» (David Lloyd George).
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Se paso verdaderamente en la playa de Biarritz adonde habia la casita de "Glaces Garcia".Y John:
ResponderEliminar-" que appelido raro Glaces Garcia, creia que los espanoles se llamaban todos Lopez Garcia !!!!
Bizzzzzzzz
Todos no nos llamamos así, pero muchos sí. Lo bueno abunda.
EliminarHas reflejado muy bien el encadilamiento que produce en algunas personas lo extranjero, que les parece siempre mucho más guay y chuli que lo propio. Y cómo el ser al mismo tiempo esnob e ignorante es una combinación de alto riesgo.
ResponderEliminarLo peor es que luego el sonrojo es para el chiquillo, que no tiene la culpa de nada.
La ignorancia es muy atrevida.
EliminarSi el chaval se entera de los argumentos de su madre para ponerle el nombre, cuando llega a la mayoría de edad se lo cambia por "Juan" que es mucho más propio.
jajaja, si al final pondría el diminutivo que a ella le sonaba para cualquier niño pequeño, creo que perdió el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo
Su problema era tener una familia normal que no encajaba con su estupidez.
EliminarUn abrazo.
Yo le llamaría Jo, que es mas cortico, y además, tiene el morbo de si es la forma abreviada de joder...jajaja
ResponderEliminarSalud y abrazo
Tú siempre pensando en lo único.
EliminarSalud y abrazo.
:)
EliminarJajaja!!!! Lo del acnto mañico es lo definitivo, encima está lleno de ellos, venidos del otro lado del charco :)
ResponderEliminarUn abrazo. (Distinguido por supuesto)
Es que me ha tirado la tierra y en Mañolandia ponerle Jonathan a un niño es como ponerle a un santo dos pistolas.
EliminarDistinguido abrazo también para ti.
Jajajaja. No entiendo a qué viene esa moda de poner nombres extranjeros. Máxime cuando la mitad de las veces no pegan con los apellidos. Y ya cuando ponen el nombre "tal cual suena", es el acabose. Besotes!!!
ResponderEliminarNo pegan ni con los apellidos, ni con las personas, ni con el paisaje, ni con la Historia, ni con nada, pero tiene que haber de todo en todas partes. El calificativo para sustituir al "de todo" te lo dejo a ti, que los maños somos muy brutos hablando.
EliminarBesos.
Jonatancicoooooo jomíooooooooooo... jajjajaajaj
ResponderEliminarSaludos.
¿Ves cómo no pega ni con cola?
EliminarSaludos.
Tenemos unos nombres preciosos, jolín, como dijo el torero Rafael "El Gallo": " Hay gente p'ató"...
ResponderEliminarAsí es, Mari Carmen. Si los tontos volaran no se vería el sol.
EliminarEs que no alcanzaba para dar clases a toda la familia :D
ResponderEliminarEl resto de la familia era normal y no quería clases para aprender a llamar a pobre niño.
EliminarTanto busco un nombre dirente , para su hijo que su misma abuela y familia lo llamaban jonatancico como buenos maños. Y es que ya no queda más sitio para una madre tan repipi jajajaja .
ResponderEliminarMuy bueno besos de flor .
Me alegra que te haya gustado.
EliminarGracias, Flor.
Besos.
Un nombre poco común te da un halo especial; es así! Pero debe ser poco común y sonar enrollado y/o moderno. Lamentablemente no valen Constantino, Servando, Aniceto ni ningún otro que suene a principios del siglo XX. Esos ya son nombres caducados.
ResponderEliminarSaludos!
Creo que antes lo pondría yo a un hijo uno de esos, con toda su antigüedad, que Jonathan.
EliminarSaludos.
Nada mejor que se llame Juan o José o Federico. Hay a quienes les quedan pero hay otros que de plano parece el nombre un castigo de sus padres.
ResponderEliminarBeso Chema
Yo creo que los nombres ingleses a quienes les quedan es a los ingleses.
EliminarBesos, Flor.
Jajaja, como diría mi sobrina, eso pasa por querer ir de guay y no llegar ni a chachi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenísimo lo de tu sobrina. Me lo apunto (siempre citando la procedencia).
EliminarUn abrazo.
Ayer fui a la playa y a mi lado una madre llamó a sus hijos: "Jonathan, Jesica, salid del agua". En el barrio donde vivía antes habían muchos emigrantes latinos y muchos tenían nombres como Walter o Lucy que no pegaban con sus apellidos Martínez o Pérez. Los nombres van con las modas, muchas Diana fueron así bautizadas poco después del trágico accidente de Diana Spencer.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Las series de televisión tienen la culpa de muchos nombres. Allá por los años 80 en "La fundación" salía una mujer emprendedora y un montón de madres de pusieron Davina a sus hijas, porque Davinia Prince era el nombre de la protagonista.
EliminarSaludos.
No le pega nada ese nombre a esos apellidos, pero lo que pasa que quieren ser tan modernos con los nombres que al final lo estropean, con lo bonitos que son los de toda la vida para mi gusto.
ResponderEliminarUn placer leerte y comentarte.
Un beso enorme.
A mí también me gustan los nombres tradicionales.
EliminarUn placer que me leas y me comentes
Besos.
Y el pobre crío cargando con la estupidez de la madre.
ResponderEliminarUn beso español
Eso me parece a mí. Lo mejor que puede hacer cambiárselo cuando sea mayor de edad.
EliminarOtro beso español para ti.
El problema no es ponerle el nombre sino tener que llamarlos.
ResponderEliminarUn beso.
Y hacerles cargar con lo que fue una moda para toda la vida.
EliminarOtro beso para ti, Ilduara.
El otro di le pregunte a un sobrino si le gustaba su nombre (Pablo) y el niño me dijo que no y que le hubiera gustado ser Johnny. Entendí que él quería ser diferente.
ResponderEliminarYo puse a mis hijos nombres que tengan armonía con el primer y el segundo apellido, sin importar de dónde provengan.
Abrazos
Menos más que los padres de tu sobrino tenían mejor gusto que él.
EliminarUn abrazo, Chaly.
Jajjajajajaj pobre niño...Jonathancico...
ResponderEliminarBesos.
Pobre niño... Jonathan. De aquellos polvos (Jonathan) vienes estos lodos (Jonatancico).
EliminarBesos.
Hay una canción que le viene perfecta a este relato. La cantaba un dúo. Trataré de copiarla, con el móvil no se traerla al blog.
ResponderEliminarTiene gracia, porque mi apellido bien pronunciado cambia muchísimo.
😊
Tú si que le molarías a esta señora, con tu apellido leído completamente distinto a lo escrito.
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