La mayoría de los jóvenes de hoy en día no las han utilizado nunca. Algunos de ellos ni siquiera las conocen. Me estoy refiriendo a las máquinas de escribir. Empecé escribiendo con un dedo. Con uno en total —concretamente el índice de la mano derecha—, no con uno de cada mano como hacían otras personas. La izquierda solo la sacaba del bolsillo para pulsar la tecla de mayúsculas. No debía llegar ni a las 100 pulsaciones por minuto. En la academia de mecanografía se comprometieron a que alcanzaría las 300, escribiendo con los diez dedos. La mano izquierda iba a tenerla más fría, pero merecía la pena intentarlo. Todo es muy bonito cuando te lo cuentan, pero luego hay que enfrentarse a la cruda realidad. El problema era que se producían faltas con mucha más frecuencia. Cuando me equivocaba no tenía —como ahora— una tecla SUPR para borrar, sino que debía recurrir a una laminita de papel corrector que ponía encima de la equivocación, pulsaba la tecla de la letra del error y quedaba el trozo del folio de nuevo en blanco para escribir la correcta. Cuarenta segundos. Me quedaban solo veinte —del minuto— para seguir escribiendo. No merecía la pena. Siempre terminaba volviendo a utilizar el índice de la diestra, metiendo la siniestra en el acogedor bolsillo esperando a la siguiente mayúscula. Hasta que empecé a utilizar los teclados de los ordenadores —con SUPR— no llegué a sacarle partido a aquel cursillo de mecanografía.
Cita del día
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CITA DEL DÍA: «La ausencia disminuye las pequeñas pasiones y aumenta las grandes, lo mismo que el viento apaga las velas y aviva las hogueras» (François de la Rochefoucauld).
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jueves, 13 de octubre de 2016
Las máquinas de escribir
La mayoría de los jóvenes de hoy en día no las han utilizado nunca. Algunos de ellos ni siquiera las conocen. Me estoy refiriendo a las máquinas de escribir. Empecé escribiendo con un dedo. Con uno en total —concretamente el índice de la mano derecha—, no con uno de cada mano como hacían otras personas. La izquierda solo la sacaba del bolsillo para pulsar la tecla de mayúsculas. No debía llegar ni a las 100 pulsaciones por minuto. En la academia de mecanografía se comprometieron a que alcanzaría las 300, escribiendo con los diez dedos. La mano izquierda iba a tenerla más fría, pero merecía la pena intentarlo. Todo es muy bonito cuando te lo cuentan, pero luego hay que enfrentarse a la cruda realidad. El problema era que se producían faltas con mucha más frecuencia. Cuando me equivocaba no tenía —como ahora— una tecla SUPR para borrar, sino que debía recurrir a una laminita de papel corrector que ponía encima de la equivocación, pulsaba la tecla de la letra del error y quedaba el trozo del folio de nuevo en blanco para escribir la correcta. Cuarenta segundos. Me quedaban solo veinte —del minuto— para seguir escribiendo. No merecía la pena. Siempre terminaba volviendo a utilizar el índice de la diestra, metiendo la siniestra en el acogedor bolsillo esperando a la siguiente mayúscula. Hasta que empecé a utilizar los teclados de los ordenadores —con SUPR— no llegué a sacarle partido a aquel cursillo de mecanografía.
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Yo tengo bien conocida la máquina de escribir, y se de lo que hablas, utilizo todos los dedos de las manos para escribir, y voy volando sin necesidad de mirar el teclado, pero cuando tengo que usar el móvil me las veo negras, como ahora.
ResponderEliminarOjalá los jóvenes las conocieran como nosotros las hemos conocido, igual que nuestra infancia.
Un beso.
Yo ahora ya utilizo todos los dedos, aunque no sea un virtuoso. Entonces no. Ensayaba con todos los dedos, pero cuando tenía que escribir algo en serio no me compensaba hacerlo por las correcciones.
EliminarBesos.
Sí que era un verdadero rollo y pérdida de tiempo lo de las correcciones o tener que repetir escritos, que buen invento los ordenadores EH?
EliminarBesos.
Ahora no da pereza cometer un error.
EliminarBesos.
Sigo teniendo guardada mi olivetti, y aprendí mecanografía, me enseñó mi tía que era secretaria de dirección, pero he de reconocer que me costó un poco ;)
ResponderEliminarMe pasa como a María, con el móvil me resulta más difícil.
La juventud de hoy en día se ha perdido conocer muchas cosas, que aunque con el tiempo se han mejorado, tenían su encanto. Creo que tampoco saben lo que es un lapicero ;)
Besos
Yo es que odio escribir con el móvil. Solo lo hago cuando no queda más remedio. Nunca para estos menesteres.
EliminarLos niños de hoy en día han perdido hasta la imaginación para crearse sus propios juegos y juguetes. Lo necesitan todo hecho. También la austeridad de entretenerse con cualquier cosa. Muchos el disfrute de la lectura y eso sí que me parece grave.
Besos.
Yo tuve una de esas, y aprendí con una máquina de hierro antigua en la que, cuando te equivocabas y metías el dedo entre dos teclas, era capaz de amputártelo sin remordimientos.
ResponderEliminarQué exagerada. XD
EliminarDesde pequeña me gustaba escribir, así que cuando cumplí 4 años, mi padre me regaló un vinilo de los Beatles y una máquina de escribir. Así de especial es él.
ResponderEliminarQué buena idea la de tu padre, familiarizarte de tan niña con los unos y con la otra. Especial sin duda.
EliminarBesos.
Conocí las máquinas de escribir, los lapiceros, las calculadoras manuales, los ordenadores llamados computadoras, en las que introducías una ficha de papel con una banda magnética, los más antiguos usaron las perforadas y el teléfono, sólo para recibir, de disco y negro. Llegue a utilizar más de un dedo pero ahora en el portátil sólo uso dos, uno por mano y ya me vale :)
ResponderEliminarCon tu permiso, pongo un enlace de lo qué me pasó con una máquina.
http://alfredcomermaprat.blogspot.com/2013/09/era-una-casa-abandonada-tenia-las.html
Un abrazo.
El teclado de la máquina de tu relato podría ser el mismo que he puesto yo, pero mi escrito es mucho más modesto. Un simple recuerdo de juventud.
EliminarUn abrazo, Alfred.
Pues yo las he utilizado mucho por mi trabajo, incluso tengo una máquina portatil guardada en el desván.
ResponderEliminarLa verdad es que las hemos olvidado demasiado pronto para toda la ayuda que nos prestaron.
Besos!!
Hace muchos años que no he utilizado una máquina de escribir, ni siquiera tengo ya una en casa.
EliminarBesos.
Muy bueno Macondo, qué recuerdos me has traído. A mi me encantaba escribir con la olivetti que tenía en casa (regalo de los reyes creo), me gustaba su sonido y ver cómo cada vez escribía más rápido y todo lo que podía contar. En mi cole teníamos una extraescolar para aprender a escribir a máquina que a mi me fue fantástica. Y sí recuerdo el corrector, el papel carbón, buff qué horror equivocarse. Las eléctricas apenas las usé, pasé directamente al ordenador pero los ordenadores que recuerdo no podías poner acentos. Si no me engaña la memoria solo permitía poner tres acentos en toda la frase apretando el Ctrl y tocaba decidir dónde iba a cometer el sacrilegio de eliminar los acentos y hacer ¡faltas de ortografía!
ResponderEliminarAunque me gustaba la máquina, el ordenador es un grandísimo invento, me encanta.
Un beso
Veo que tú has tenido una relación mucho más continuada con la escritura mecánica, porque hay un paso en la evolución que no conocía. Las máquinas eléctricas yo apenas las utilicé tampoco, pero lo que me ha sorprendido es lo que dices de los ordenadores con los acentos limitados. El primero que tuve yo —precisamente un Olivetti— escribía ya como los de ahora. Eso sí, su capacidad era de 24 megas.
EliminarBesos.
Me he explicado mal, la que no permitía más de tres acentos era la impresora y por tanto si quería imprimir y era mi época de trabajos en la facultad, tocaba elegir el afortunado acento en el escrito que estaba haciendo. Sé que suena a prehistórico, será que son años.
EliminarUn beso
Me extrañaba, porque yo también me incorporé al asunto hace unos 30 años, con una impresora de aguja. Se estaba pasando del disquete de 5 1/4 al de 3 1/2. En informática pasan muy deprisa el tiempo y esos años suenan a prehistoria.
EliminarBeso.
Es verdad... parece que estamos hablando de la prehistoria.
ResponderEliminarTienes razón. Y cada vez ocurre con más frecuencia esa sensación. Cuando compré yo mi primer ordenador —el Olivetti que nombre en el comentario anterior— me parecía que tenía una capacidad de disco duro prácticamente ilimitada y hoy en día lo llenaría con media docena de canciones.
EliminarBesos.
Habiendo tenido una Olivetti en casa para el aprendizaje de dos de mis hermanos, reconozco que debería haberme hecho yo también el cursillo de mecanografía para poder escribir mucho más rápido... pero ni yo quise hacerlo ni mis padres me obligaron... Cuando tuve que trabajar con el ordenador eché en falta ese beneficioso aprendizaje...
ResponderEliminarUn abrazo.
Tengo que reconocer que yo el cursillo de mecanografía lo hice obligado por unas oposiciones a las que quería presentarme.
EliminarUn abrazo.
Ufa, la cantidad de informes que tuve que escribir, y todo por que las secretarias no tenían ortografía. Utilizo el dedo clitoriano de la mano derecha y el indice de la mano izquierda.Y para las mayúsculas el dedo menique de la mano izquierda y volaba. Por suerte ahora con la compu los informes son mas fáciles.
ResponderEliminarAbrazos
Eres un cachondo, Chaly. Todo lo llevas a tu campo. Nunca se me hubiera ocurrido mezclar el clítoris con la mecanografía. Eso sí, se entiende perfectamente.
EliminarUn abrazo.
Nunca la utilize, pero aun tengo dificuldades con la del ordenador !
ResponderEliminarNo la utilizaste porque eres insultantemente joven, Manouche.
EliminarCon efecto retardado, pero al menos te sirvieron las nociones de mecanografía recibidas para aplicarlas en el ordenador. Otros hemos ido aprendiendo a trompicones a utilizar los diez dedos y mirar cada vez menos el teclado porque pasamos de escribir con bolígrafo, al ordenador sin más.
ResponderEliminarUn abrazo Chema
Cierto que me vinieron muy bien, aunque fuera con ocho o diez años de retraso.
EliminarUn fuerte abrazo, María Pilar.
Yo aprendí a escribir con todos los dedos, pero era como cuando dejaba de fumar, podía estar años sin fumar, pero siempre volvía de nuevo a fumar porque me gustaba, pues siempre volvía a escribir con los indices, eso si, con los dos :) ahora mismo lo estoy haciendo, la sesera es muy especial con sus manías y vicios, al menos la mía... :)
ResponderEliminarSalud y abrazo
Yo escribía con un índice solo, pero ahora ni se me ocurre dejar de escribir con todos los dedos. Y lo de fumar tampoco, que estuve bastantes años de mi vida fumándome más de tres paquetes y después de veinte años de haberlo dejado todavía no se me ocurriría ni acercarme un cigarro a los labios.
EliminarSalud y abrazo, Genín.
¡No sé cómo lo haces que hasta hablando de mecanografía resultas tierno! Solo es cuestión de tiempo que te den el Nobel como a Bob Dylan (jajaja). Pues yo también escribo con todos los dedos, pero medio mirando, medio sin mirar. Además, cometo errores a troche y moche y mi ritmo es lentísimo. En fin, una atrocidad.
ResponderEliminarBesitos.
Perdona, porque se me pasó responder a tu comentario a pesar de haberlo leído. Las cosas del pasado enternecen un poco. Yo ahora sí que escribo con todos los dedos, salvo los números y signos raros.
EliminarBesos.
Yo aprendía mecanografía y llegué a cierta rapidez.
ResponderEliminarAún recuerdo las tiras de tippex, luego en líquido...
Y las copias de documentos oficiales con hojas de papel carbón... joder, estoy muerto ya...
Saludos.
Y no te has dado cuenta!!! Jaja
EliminarYo recuerdo la aparición de esas tiras como un gran invento, porque antes había que tirar de la goma de borrar. Recuerdo esas gomas, mitad blanca y mitad gris. Lo blanco borraba el lápiz y lo gris la tinta.
EliminarSaludos.
No te había visto Liliana. Nos hemos cruzado en el comentario.
EliminarHola, corazón, te leo aunque de momento no esté o no comente. Recuerdo esa época también :)
ResponderEliminarBesos!!!
No sabes cómo te lo agradezco. Aún no te has ido del todo y ya se te echa en falta.
EliminarBesos.
jaja Chema es que no pude evitar comentarle a Toro!!! jajajaja
ResponderEliminarA mi me tocó clase de mecanografía con los gringos...supongo que usábamos esas tiras que dicen para borrar y al final hicimos un albúm de dibujos con puras letras, sí aprendí, soy muy rápida y uso todos los dedos.....jijijijiji Ay Chaly!!!! jajajaja
A mis hijas les dieron mecanografía pero en el ordenador!!! lo puedes creer???? yo creo que aprendieron más pronto el copy & paste que usar todos los dedos!
Besos Olivetti! =))))
Ya me parecía a mí que para todo serías una alumna aventajada.
EliminarRecuerdo la coqueta portátil Olivetti roja, modelo Valentine, que teníamos en casa para todos los hermanos.
Besos Olivetta.
Cuando yo empecé a trabajar usaba una... uf, lo que me costó convencer a mi jefe de que fuera lo que fuera, con un ordenador se haría mejor y más rápido.
ResponderEliminarTú es que eres un chavalín. De cuando yo hablo no se sabía nada de ordenadores. Vinieron después.
EliminarEn mi gigante Olivetti escribí todos mis primeros cuentos. Mi tecla para borrar era el «liquid paper». Tengo la máquina y tengo mis relatos mecanografiados. YO no usaba un dedo, dos o tres de cada mano, como lo sigo haciendo ahora en la notbook. No creo que aprenda nunca a escribir con todos los dedos y me tiene sin cuidado.
ResponderEliminarCuando miro la máquina de escribir, siempre, siempre, me dan ganas de escribir un cuento en ella. No lo hago justamente por eso de los errores, pero voy a hacer que me importe un carajo y le voy a dar nomás.
Saludos.
Con el ordenador tienes además la gran ventaja de que puedes cambiarlo cuando quieras sin tener que volverlo a escribir. Y que puedes dejarlo archivado. No obstante sí que queda más serio el escritor con su máquina. El ordenador resulta un poco mariconada.
EliminarSaludos.
Qué tiempos...recuerdo la Olivetti Lettera 25 (lo ponía en el frontal),el tippex,el aroma de los folios...
ResponderEliminarAysss
Besos.
Yo recuerdo nuestra Olivetti Valentine roja. Era una monada.
EliminarBesos.
Cómo cambian los tiempos!! Yo sí las conocí, mi padre tenía una que cuando yo era chica me llamaba muchísimo la atencíon... pero apenas me dejaba tocarla.
ResponderEliminarBesos!
De niño tenían una magia especial las máquinas de escribir. Normal que no quisiera tu padre que te aficionaras a jugar con ella.
EliminarBesos.
Siempre me han gustado las máquinas de escribir, de hecho de vez en cuando inserto un folio dándole vueltas a la ruleta y la máquina me regala su mejor sonrisa y ese clinnnn inconfundible al llegar al final de la línea, por cierto hace unos años me regalaron la máquina de escribir más bonita del mundo mundial, solo puedo decir que es un tilín utópica, vivió una revolución y terminó en manos de una contable del Ballet Cubano y al final casualidades de la vida terminó en mis manos a 7754km de mi propia utopía, sigue siendo el regalo más bonito del mundo.
ResponderEliminarBesines utópicos, Irma.-
No pensaba que esta entrada fuera a despertar tantos recuerdos y sentimientos.
EliminarBesos, Irma.
Yo también fui a academia; inutil. Hoy escribo con tres dedos; no doy más de sí. Buen finde
ResponderEliminarA veces sorprende el juego que pueden llegar a dar en un teclado tres dedos bien llevados.
EliminarBuen finde también para ti, María Ángeles.
Soy lenta escribiendo a máquina, me encanta su sonido; aún cuento en mi estudio con una Hispano Olivetti de carro ancho.
ResponderEliminarCon la máquina de escribir era mejor lo de "lento, pero seguro".
EliminarUsé una este Sant Jordi, y casi me sentí en la prehistoria. Recordé, como tú, papeles de calco y tipex. Sonidos de carro y teclas del ayer.
ResponderEliminarUn abrazo
No recuerdo la última vez que utilicé una. Qué pronto nos acostumbramos a los cambios cuando son para bien.
EliminarUn abrazo.
Uy que tiempos señor don Simón, era mi herramienta de trabajo en mis principios de mujer trabajadora. El cambio de cinta era un lío, las manos quedaban tan manchadas. Enrollarla otro lío. Me gustaban más que la computadora. Escribía muy rápido con los dedos de en medio de las dos manos. Igualito que hoy en el iPad pero aquí nomás escribo con una mano porque con la otra detengo el iPad.
ResponderEliminarUn abrazo Chema
Yo procuro emplear para escribir solamente el teclado del ordenador. Allí me arreglo con todos los dedos. Odio los teclados pequeños. Me pongo de los nervios con ellos.
EliminarUn abrazo, Flor.
Yo estuve en taller de taquimecanografía en la secundaria.Me gustó mucho. Era aplicada, así que me hice más o menos buena, pero nunca conseguí aprender a usar las teclas de los números. También, al final del curso, hacíamos dibujos con las letras. Y claro que recuerdo los papelitos correctores. Para el taller no nos dejaban utilizarlas, pero eran muy útiles para otros trabajos. ¡Y el papel carbón! Y lo que dice la Malquerida de cambiar la cinta.
ResponderEliminarAprendí en una máquina antigua de las muy pesadas, pero en la casa tenía una portátil. No sé de quién era o qué habrá sido de ella. Luego tuve una máquina de escribir eléctrica; digo "tuve" porque era para mi uso, pero tampoco era de mi propiedad y tampoco sé qué fue de ella.
Me gusta que me hayas hecho recordar, Macondo.
Yo los números los escribo habitualmente a través del teclado numérico y con un solo dedo. También hice dibujos de letras incluso algún otro dibujo. Recuerdo que los copiaba de unos cuadernos de cruceta que tenía mi madre.
EliminarYa veo que nombrar la máquina de escribir nos ha puesto nostálgicos.
Besos.
¡Sí!
EliminarBesos, Macondo.
Besos.
EliminarYo no escribía casi nunca directamente en la máquina de escribir. Habitualmente pasaba a limpio en ella algo que previamente había escrito a mano.
ResponderEliminarSaludos.
Yo todavia conservo mi pequeña maquina portatil... Ay, que tiempos...
ResponderEliminarUn abrazo
Hace años que no utilizo una, pero se tiene que hacer raro la fuerza a aplicar en el teclado para escribir.
EliminarUn abrazo, Ildefonso.
Muchas amigas de mi clase del colegio iban a mecanografía y a mi aquello me parecía lo más. Yo nunca fui a clase y para cuando empecé a trabajar ya se hacía todo con el ordenador. Sólo he usado máquina de escribir un par de veces en mi vida y me impuso respetó la sonoridad y dureza de las teclas y sobre todo, que no tuviera la opción de borrar.
ResponderEliminarDespués de tantos años trabajando con el ordenador escribo muy rápido y con casi todos los dedos, pero no es lo mismo que los que aprendieron mecanografía.
Un beso
Habiendo tenido que utilizar alguna vez la máquina de escribir se valoran las ventajas del ordenador.
EliminarBesos.
Tengo una maquina y la guardo como una joya, me encanta, pero claro ahora quien la utiliza con la cómodo que nos lo han puesto.
ResponderEliminarBonita entrada y buenos recuerdo los que nos has evocado.
Un fuerte abrazo Macondo.
escribir ahora con máquina no dejaría de ser un ejercicio de añoranza o masoquismo, pero a todos los que las hemos usado nos trae buenos recuerdos.
EliminarUn fuerte abrazo también para ti, Carmen.