La señorita Mercedes había avisado con tiempo suficiente a las niñas para que pudieran preparar los trabajos sin prisas. Llegado el día de la presentación de los mismos, nadie en la clase pudo objetar que las dos caretas finalistas eran las mejores. Sin embargo cada una de las alumnas responsables —Ana y Cayetana— había llegado a la suya por caminos totalmente diferentes.
Ana aprovechó el fin de semana para realizar unos cuantos diseños. Los sometió a la opinión de su familia antes de quedarse con uno. Después escogió como material para llevarlo a cabo la pasta de papel. Recordó que había sobrado de las figuras hechas con sus padres y hermano para incorporarlas al belén las pasadas fiestas navideñas. Tuvo que pelear con varios bocetos antes de que uno terminara de convencerle. Al definitivo moldeado de su careta le dedicó unas cuantas horas más. Una vez concluida fue pintándola y retocándola hasta que pudo darle su visto bueno. A continuación le hizo dos agujeros por los que meter la goma de sujeción, la cual había sido forrada con una tela de colores que había cosido son suma paciencia porque lo suyo no era la costura. Cuando culminó su obra la contempló con la satisfacción de que había merecido la pena la dedicación empleada.
Hasta la víspera de la entrega Cayetana había olvidado por completo el trabajo, pero su orgullo le impedía presentar cualquier cosa. Le pidió dinero a su madre y fue con la Yoli a la tienda donde en ocasiones habían comprado materiales para fiestas de disfraces. La dependienta le felicitó por su buen gusto, porque enseguida le había echado el ojo a la mejor careta. La pagó sin rechistar y al regresar a casa la dejó junto a la cartera, para que no se le olvidara llevarla al colegio al día siguiente.
No fue esa la primera ocasión en que los profesores compañeros de la señorita Mercedes se habían cuestionado si el certificado de aptitud pedagógica le habría tocado en un sorteo y si la sensibilidad la tenía en las nalgas. Se subieron por las paredes cuando, después de haberles explicado el esfuerzo de una y otra alumna, les dijo haciéndose la graciosa que como las dos caretas eran bonitas y una careta no deja de ser una máscara, se había decantado por la más cara y le había dado el premio a Cayetana.
;D :D :D Qué bonito cuentas :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Silvia.
EliminarEs un criterio de selección como cualquier otro igual de aleatorio :)
ResponderEliminarSaludos.
Sobre todo original.
EliminarSaludos, Alfred.
Cierto es que una careta no deja de ser una máscara.
ResponderEliminarBonito relato.
Un besazo.
Gracias, María.
EliminarBesos.
Pues lo más triste es que esto pasa. Hay niños a los que sus padres hacen los deberes (lo he presenciado) y, claro, sus trabajos son siempre los mejores y no se valora el esfuerzo de los demás. Una pena y bonito juego de palabras ^^
ResponderEliminarSe supone que los profesores están para matizar esas cosas.
EliminarReal como la vida, hay gente que selecciona, ya sea personal, en concursos o lo que sea y su criterio deja mucho que desear.
ResponderEliminarFeliz jueves!!!!!!
Totalmente de acuerdo.
EliminarPoco queda ya del jueves. Feliz viernes y fin de semana.
En verdad que me ha gustado el juego de palabras, pero me ha dado mucha rabia xD Me has dejado lleno de bilis, ¡maldición!
ResponderEliminarEs ese elevado sentido de la justicia que tienes y que te hace sublevarte ante la más leve injusticia.
EliminarTus finales son siempre sorprendetes, siempre me dejas con la boca abierta.
ResponderEliminarPor cierto, me has hecho sentir fatal: como yo soy muy torpe con las manualidades de pequeña convencí a mi madre para que me llevara a una señora que hacía muñecas de guata y le pedí que me hiciera una que no fuera demasiado perfecta. La presenté como trabajo y me la expusieron, jajajaja. Es que si no me cargaban por la puta pretecnología, jajajaja. Pero no le quité el puesto a nadie :P
Besos
Qué legal eres, tratando de justificarte por una tontería de hace tantos años. Ahora la gente no tiene conciencia, ni se preocupa por ser fiel a unos principios.
EliminarBesos, Celia.
Es la vida misma
ResponderEliminary mejor cuanto antes
ir aprendiendo
que lo justo y lo que sucede
no van de la mano
que el esfuerzo no siempre
se ve recompensado
Un saludo de luz
Siempre queda el consuelo de sentirse a gusto con uno mismo.
EliminarOtro saludo de esperanza.
Pues me has dejado muy triste esta vez... Sí, seguro que la señorita Mercedes obtuvo el certificado en una tómbola.
ResponderEliminarBesucos.
Tiene toda la pinta. Lo del certificado, quiero decir.
EliminarNo te pongas triste que no está basado en ningún hecho real, aunque haya muchos hechos reales que puedan sentirse identificados.
Besicos.
Y las madres adulonas de las Mercedes que logran volcar los resultados a favor de sus hijos.
ResponderEliminarAbrazos
Será como tu dices, pero no te pillo la idea.
EliminarAbrazos.
Hay gente que no sabe ver el esfuerzo de las personas y se deja deslumbrar por el brillos de los oropeles, como en este caso.
ResponderEliminarBesos
A veces el problema no es que no sepan, sino que no se molestan.
EliminarBesos.
El mundo está lleno de Cayetanas y Cayetanos...lo malo es que casi siempre ganan...
ResponderEliminarEres especialista en giros finales,eh!
Besos.
La principal culpa no es de ellos, sino de quienes podrían pararles los pies y no lo hacen.
EliminarBesos.
La señorita Mercedes es una gran visionaria.
ResponderEliminarMuy buena decisión.
La Más-cara y la Más-cara-dura.
Saludos.
Sus compañeros debían tenerle envidia.
EliminarSaludos.
Ay! Qué coraje!!!
ResponderEliminarLamentable....pero sucede.
Tu final de lujo, eh?
Apapachos =)))
Gracias.
EliminarApapachos también para ti.
Tu increíble forma de jugar con las palabras hoy ha sido una gran lección, me ha hecho pensar que si tratas de gustar a los demás siendo alguien que no eres, nunca sabrás si eres tu quien les gusta.
ResponderEliminarBuenísimo.
Besicos Chema.
En este caso parece que se veía muy claro que no era ella misma, aunque a su profesora le diera lo mismo.
EliminarBesicos, Daphne.
Tu juego de palabras como siempre maravillosos, macondo.
ResponderEliminarY la historia qué quieres que te diga, la conclusión para mí es que hay gente carota que saca beneficio de ello y hay gente carajota (perdón pero es la palabra) como la señorita Mercedes que debería estar en otro lugar y no en una escuela.
Besos
Dios las crió y ellas se juntaron, para desdicha del resto de la clase.
EliminarBesos.
Felicidades por esos juegos de palabras, excelente, pero mira que me ha molestado mucho que la caradura sea la que gane y estoy con los alumnos ¿dónde le habrá tocado el certificado a la profesora?
ResponderEliminarMenuda manera de motivar al esfuerzo y al trabajo bien hecho.
Un saludo
Es inevitable que haya caraduras, el problema es que lo consientan —incluso lo fomenten— quienes pueden evitarlo.
EliminarUn saludo, Conxita.
Este relato me ha traído a la memoria algo parecido que contaré algún día. Pero hay personas que la sensibilidad la tienen en los talones por decir algo.
ResponderEliminarUn relato muy humano, y aquí sí, hay sensibilidad en él.
La misma sensibilidad que una cerda de cría, como decía mi padre.
EliminarMuchas gracias, Tecla. Y espero tu escrito.
jajajja Lo haces genial!!!
ResponderEliminarSalud
Gracias Genín.
EliminarSalud.
Si la maestra dijo que fabricaran una careta, bueno, la decisión es reprochable, pero si solo pidió que trajeran una careta, mala suerte la de la niña que laburó como loca.
ResponderEliminarSaludos.
Como se habla de "trabajos" creo que debió pedir que las hicieran ellas, no hagas de abogado del diablo. XD
EliminarSaludos.
Muy conseguido, jajaja y estupenda lectura. Buen finde
ResponderEliminarMuchas gracias, María Ángeles.
EliminarBuen finde también para ti.
Pues ríete por el mismo precio.
ResponderEliminarSaludos.
Irónica que es la vida con ese sentido del humor tan suyo (Y tuyo) Besos desde el infierno!
ResponderEliminarGracias por tu visita, Nieves.
EliminarBesos desde no se sabe dónde.
Pues yo una vez fui a comprarme una máscara de Halloween y me dijo el de la tienda que yo con la goma tenía bastante :D
ResponderEliminarComo chiste gracioso, pero aplícalo a otro persona. Recuerda que en el icono tienes una foto tuya y no puedes engañarnos.
EliminarUn relato muy acorde con los tiempo. El todo se puede comprar ha superado la cultura del esfuerzo y el trabajo, de ahí que se valore el tener y no el ser. Ejemplos en nuestra sociedad hay a montones.
ResponderEliminarBesos Chema y feliz tarde de sábado.
Toda la razón, María Pilar.
EliminarBesos y feliz resto de semana también para ti.
las maestras, ya se sabe (?????) mandan y mandan y vuelven a mandar
ResponderEliminarLuego está la cosa de que siempre hay por ahí alguien que obedece
y hace hasta caretas.
ufff
abrazo
Ya veo que te tienen contenta.
EliminarUn abrazo.
Siempre sorprende tus finales Chema. Puede que la señorita Mercedes fuera tan caradura como su alumna y por eso se decantó por la más-cara de las máscaras.
ResponderEliminarMe repito otra vez,eres especialista en este tipo de cuentos, siempre nos sorprendes.
Besos Chema.
Puri
Muchas gracias, Puri.
EliminarBesos.
Qué injusticia. Me recordaste algo que pasó com Natalia en la escuela. En un festival pusieron a los alumnos a bailar al rededor de las sillas mientras sonaba la música. Cuando esta paraba tenì
ResponderEliminarPerdón mi puto dedo mandó mi.comment sin terminar.
ResponderEliminarDecía que tenían que ganar silla. Natalia ganó -obvio es mi nieta- pero la niña lllorona del salón se puso a llorar. ¿qué hizo.la miss? Repitiò el concurso. La niiña ganó. Natalis perdió pero como digna nieta mía lo aceptó. Yo me tragué mi coraje. Qué injusto.
Besos Chema
La niñita se enteró de que sus lágrimas le daban resultado. La imbécil de la profesora le dio la lección equivocada de que las lágrimas eran el secreto para salirse con la suya. La vida tendrá que enseñarle a hostias lo que su tutora no supo enseñarle con buenas palabras.
EliminarBesos, Flor de María.
Al final las dos niñas eran la misma, Cayet y Ana, y cada una de sus máscaras eran más caras que la niña se ponía, dependiendo de quién estuviera delante.
ResponderEliminarPequeño gran relato, como siempre, amigo Chema.
Abrazos.
Muchas gracias, Alfredo.
EliminarUn abrazo.