Abrazos navideños personalizados

Siguiendo con lo que se está convirtiendo en tradición (Blogueros en mi belén en 2012 y Deseos navideños para mis queridos blogueros en 2013), quiero felicitar estas Navidades con unos sencillos versos a todos los blogueros con los que me relaciono. Como el grupo es afortunadamente cada vez más numeroso, seguiré teniendo que recurrir al tópico de que siendo todos los que están no están todos los que son. Pido disculpas y hago también extensiva mi felicitación a quienes, por no hacer la entrada todavía más extensa, no aparecen personalizados.

Sirva la música y el esbribillo del villancico de La marimorena como soporte para cantar estas estrofas.

Mis mejores deseos para todos en estas Fiestas de Navidad y el Año 2015.

Vaya este primer abrazo
para mi Inmaculadica,
pidiéndole meta en él
al coriano y la setica.

Dolega ha de compartirlo
con el Niño y el Consorte.
El de la Niña es aparte.
Espero no les importe.

Este es para ti, princesa,

princesa de azules ojos,

alegría de la huerta

y cabellos pelirrojos.

El siguiente es para Anita,

su hijo Descerebrado

y su padre, donde esté,

que ha de estar alucinado.

Otro para mi chamaca,

la MaLquEridA llamada.

Poniendo "S" donde "L"

iría más acertada.

Y este otro para Yeste.

Quiero que sea esmerao,

esperando me compense

con beso bien apretao.

Y para María José,

boticaria castellana, 

que en vez de darte potingues

con su buen humor te sana.

Y para un cacho de maña,

que por aquí es Suguspiña,

y que es un rato sensata

aunque parezca una niña.

Y como lo bueno abunda,

no he tenido que viajar

para darle otro a Jatz Me

en la Plaza del Pilar.

Como está soplando el cierzo

a Karima bajo a ver,

que es mi más fiel seguidora

y eso es muy de agradecer.

Antes paso por Valencia,

donde está Rafaelito,

que aunque nunca va de nada

tiene frases de erudito.

Volviendo por los Madriles

con Alterita me abrazo.

Quiero darle otro a Forlán,

pero me da un arañazo.

Aunque me acerco a su casa,

a Eva Letzy no he encontrado.

Está haciendo la limpieza

ese príncipe explotado.

Cojo un tren hasta Galicia,

para a Cristina abrazar.

Además de lista y guapa,

compruebo que es de fiar.

Después marcho para Asturias,

a verme con Covadonga.

Ya no son adolescentes,

se ponga como se ponga.

En Bilbao visito a Dess,

meses desaparecido.

No vuelvas a hacernos esto, 

que el año ha sido jodido.

Y bajando por Vitoria,

no puedo dejar de entrar

a decirle cuánto vale

a nuestra María Pilar.

Me alargo hasta Barcelona,

para visitar a Albada.

Entre villancicos fríos,

la veo desmotivada.

Y aunque dudo si atreverme,

me voy a buscar al Toro.

Me daba miedo un mugido.

Resulta ser un tesoro.

En vez de volver a casa

me bajo para el averno, 

porque con Nieves se está

de coña hasta en el infierno.

A Carlos, el ya nombrable,

no me lo puedo olvidar,

deseándole que siga

compartiendo el verbo amar.

Tampoco a Bee, ni a Garriga,

ni a Humberto, al que llaman Negro,

ni a todos esos amigos

que cuando escriben me alegro.

Ni a Money, ni a Zum, ni a Marga,

ni a Jon, ni a Jesús Tadeo,

a quienes echo de menos

porque hace tiempo no veo.

Ni a Pilar, ni a Silvia Parque,

ni a Regina, ni a Fedora,

porque son unas chavalas

a las que la gente adora.

Ni a Manouche, ni a Belén,

ni a Lore, de Amaneceres,

que aparecen este año

entre mis nuevos quereres.

Ni a Inspi, ni a Xurxo, ni a Laura,

ni a Ana, que ejerce de abuela,

ni a Cecilia, ni a Karin,

ni al mismo Jorge Romera.

Pero mi abrazo más fuerte

tiene obligado destino.

Voy a dárselo a Canarias,

a la familia Merino.