Ya sé que, al menos en España, el Día de los Inocentes es el 28 de
diciembre. De hecho hice la broma en esa fecha; pero me ha venido hoy a la
memoria, faltan todavía unos cuantos meses y quizá cuando llegue no me acuerde
de contarla. Así que no voy a dejar para mañana lo que puedo hacer hoy.
Me inspiré en un viejo chiste. No es
que tenga demasiada gracia para estas
cosas, pero la verdad es que me salió redonda. Todo se produjo tan a
pedir de boca, que no sabía por dónde cortar.
Estábamos en la oficina cuatro comerciales y una secretaria. Por la mañana llevábamos el mismo horario, pero por la tarde la chica se adelantaba una hora. Aprovechando ese tiempo llamé desde casa por teléfono, cambiando un poco la voz para que no me reconociera:
—¿El señor Peláez, por favor?
— Aquí no hay ningún Peláez —respondió ella.
—Disculpe señorita.
Al cabo de diez minutos le dije a mi hermana que
hiciera la misma llamada. Evidentemente obtuvo idéntico resultado, pero me dijo
que la había notado algo desconcertada.
Un poco más tarde entré yo de nuevo en
acción, cambiando a una nueva voz.
Volvió a suceder lo mismo, pero ya me preguntó quién me había facilitado ese
teléfono. Le respondí que el propio señor Peláez. No me dio grandes explicaciones, pero el mosqueo que llevaba era ya considerable.
Dejé transcurrir de nuevo unos minutos
y volví a llamar, ya casi sin disimular
la voz, con la intención de rematar definitivamente la inocentada:
— Buenas tardes. Soy Antonio Peláez.
¿Me ha llamado alguien?
—…
Hasta allí estaba prevista la gracia,
pero al ver que no reaccionaba decidí seguirla mientras diera de sí:
—¿Me escucha, señorita? ¿Podría
decirme, por favor, si me ha llamado alguien?
—Claro que le han llamado. ¿Pero usted
quién es? ¿Quién le ha dado permiso para relacionar su persona con este
teléfono?
—Creo
que debería haber empezado por ahí —improvisé sobre la marcha—. Tiene usted
razón. Le pido disculpas. Ha sido todo tan precipitado... Soy un veterinario de
Badajoz y he tenido que trasladar mi consulta a Zaragoza. Hasta dentro de una
semana no voy a tener conectado el teléfono, pero necesitaba urgentemente que
algunas personas pudieran ponerse en contacto conmigo. Sin tiempo para avisarles a ustedes pensé:
“Seguro que estos señores serán tan amables de cogerme los recados durante unos días“.
—Yo eso no puedo hacerlo sin la autorización de mi jefe y hasta dentro de una hora no vendrá.
—Lo entiendo perfectamente. Valoro su profesionalidad. Quedamos entonces en que usted se lo consulta cuando llegue y yo le llamo en un par de horas para recibir su respuesta. Muchas gracias.
Entre pitos y flautas se me había
hecho la hora de ir a la oficina. Cuando llegué, salió a mi encuentro muy
nerviosa:
—Si te cuento lo que me ha pasado no te lo crees —me dijo.
—Antonio Peláez —me presenté,
alargándole la mano.
—Calla. No hagas el idiota. Déjame que te cuente.
—Soy Antonio Peláez y estoy encantado
de conocerle, señorita —tuve que insistir.
Por respeto al lector, obviaré los
insultos recibidos.
Como coletilla añadiré que un par de
años después la chica se casó y trasladó su residencia a Madrid. Por saber cómo
le iba le llamé un día, no pudiendo evitar probar con una de mis mejores voces:
—Buenas tardes. Le llamo de El Corte
Inglés.
—¡Vete a la mierda, Chema! —me respondió
inmediatamente.
Como no tenía un pelo de tonta supuse
que había espabilado, aunque me quedé con la curiosidad de preguntarle a cuántas
voces desconocidas había mandado a la mierda pensando que era yo el que
llamaba.
Pero que gamberro! Yo a usted lo tenía por un señor más serio
ResponderEliminarSi es que no se puede fiar una de nadie. Estos que parecen tan serios son los peores.
Eliminar¡Qué peligro tienes, Chema! ¡Cualquiera te da el teléfono! ¡cómo no te va a mandar a la mierda, la pobre!
ResponderEliminarMe he reído muchísimo con la anédocta, pero mucho, mucho. ¡Qué arte tienes, chiquillo! Muchas gracias por compartirla con nosotros. Viene muy bien una carcajada.
No obstante, sigues siendo muy travieso, aunque yo soy un poco, venga, lo reconozco, igual que tú…
Un fuerte abrazo, Chema.
Ya veo que tienes poco que echarme en cara en lo que respecta a las bromas. De todas formas no creas que soy muy dado a hacerlas, ni especialmente hábil para realizarlas; aunque tengo que reconocer que ésta me salió redonda. Un fuerte abrazo.
EliminarSeñor Macondo, no quiero yo decirle lo que debe hacer, pero porque no hay la posibilidad en su blog de suscribirse por correo al boletín de novedades? así me llegarían sus post y no tendría que estar entrando a mirar, que una es una chica ocupada y olvidadiza
ResponderEliminarEs que soy bastante nuevo en esto y se me escapan muchas cosas. Mira a ver si he puesto lo que me pides.
EliminarDe todas formas, me extraña que no te aparezcan (como a mí) todas las entradas de aquellos blogs de los que eres seguidora. Yo los tuyos los sigo así.
Gracias por el consejo.
Siiiii! eso es lo que te decía, ahora me suscribo.
ResponderEliminarNo creo que seas más nuevo que yo, ni más torpe, a mí por que me ayudan, que si no...
A mi hasta ahora tuyo ne me ha llegado nada Macondo ¿quieres decir que por hacerse miembro en el google friend te llegan? a mi desde luego no, ni tuyos ni de nadie
Considerando que nuestros blog son de Blogger, supongo que a los dos tiene que sucedernos más o menos lo mismo cuando entramos en ellos. Yo, después de poner email y passvord, entro en una página en la que me pone el nombre del mío. Debajo una “lista de lectura” en la que aparecen todas las entradas que van publicando los blog de los que soy seguidor.
EliminarIndependientemente de eso, cuando estoy en cualquiera de las páginas de gestión de mi blog (visión general, páginas, comentarios, estadísticas, ingresos, diseño, plantilla o configuración), si le doy a la B (de Blogger) naranja que hay en el ángulo superior izquierdo, me aparece la página que te he comentado en el párrafo anterior. Arriba me aparece “Bitácora de Macondo” (haciendo clic accedo a la página de gestión del blog) y a continuación la “lista de lectura”, con las entradas de todos los blog que sigo, de la más reciente a la más antigua.
Je je ¿ves? esto me pasa por listilla, no tenía ni idea, más cateta! he probado lo que me has dicho en la B de blogger, y sí, ahí lo tengo todo.
EliminarPues nada, gracias por la información, y perdona que vaya por ahí dando consejos, me muero de la vergüenza.
Un beso Macondo
No digas eso, por favor. De “listilla” nada. Lo que me has dicho del correo me parece interesante tenerlo y de hecho voy a dejarlo. Besos para ti, hermosa.
EliminarElegante y educada no sé, pero cansina un rato...
EliminarQue tierno ver a dos pardillos empezando. Jajaja.
Eliminar¿Te das cuenta de por qué mi Inma es mi Inma y luego venís todos los demás?
EliminarJajaja. Ese era el gag de Gila intentando explicar la diferencia entre broma, putada y cabronada o algo así.
ResponderEliminarBuena broma, sí señor.
No recordaba de dónde había sacado la gracia, pero llevada a inocentada me salió tan redonda que no sabía cómo ponerle fin.
EliminarBienvenido a una entrada de cuando aún no nos conocíamos.
Hace años se hacían muchas bromas en los trabajos para el día de los inocentes. Yo ahora veo mucho menos ese espíritu festivo. :(
ResponderEliminarSe nota que estoy pocha verdad???????
que comentario taaaaan tonto.
Besazo
No es tonto el comentario. Tienes razón. Desde crío recuerdo el día 28 de diciembre como especial, en el que tenías que andar con ojo para no hacer el pardillo. Ahora apenas se hace uso de la inocentada. Así le ha salido de bien a Miguel, que nos ha pillado a todos en bragas.
EliminarCuídate esa gripe.
Besos.
Todos somos tímidos y calladitos hasta que dejamos de serlo y a todos nos gusta una buena broma de vez en cuando, no tanto recibirla como gastarla, jeje.
ResponderEliminarLo hiciste bien y te salió redonda y simpática... y a ti....¿te han hecho alguna "gorda"?
Por cierto.... mucha ternura vuestros comienzos blogueros, jajaja. Me ha encantado esta retrospectiva.
Besos apretaitos
No he podido evitar la cueriosidad y aquí estoy.
ResponderEliminarHace muchos añosm en una Noche Vieja, el gran Gila hizo una actuación casi calcada a la tuya, en el primer tramo de tu texto, no veas cómo nos reímos, ahora más, por los añadidos que le pones.
Genial, Chema.
Un abrazón.
Gracias por venir.
EliminarLa verdad es que la cosa vino tan rodada que llegó mucho más lejos de lo que yo esperaba. Y eso que yo no tengo gracia para estas cosas.
Gracias, Carmen.
Otro abrazón para ti.
Genial, plas plas.
ResponderEliminarGracias por venir, Ester.
EliminarUn abrazo.
;))))
ResponderEliminarMenuda pieza estás o estabas hecho.
Un abrazo.
La verdad es que me salió redonda. Ya no sabía ni cómo terminarla.
EliminarUn abrazo.