Cita del día

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CITA DEL DÍA: «Los altavoces refuerzan la voz, pero no los argumentos» (Hans Kaspar).

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sábado, 17 de marzo de 2012

Quien presta dinero a un amigo...




Aunque las generalizaciones sean injustas, el sabio refranero viene a decir que “Quien presta dinero a un amigo, pierde el dinero y pierde el amigo”. Algo sabrá.


El trastorno que le va a ocasionar no poder disponer de ese dinero en este momento, es desproporcionado en relación con la cantidad que necesita. Dentro de tres meses lo tendrá de sobra, pero entonces ya será demasiado tarde. Su banco de toda la vida le ha dejado tirado. Trata de disimular, pero se le ve desquiciado. Te has dado cuenta de que en poco tiempo su aspecto ha desmejorado. Va adquiriendo consistencia la idea que hace unos días te pasó fugazmente por la cabeza. No lo consideras tu mejor amigo, pero os tenéis verdadero aprecio y te ofrece absoluta confianza. Piensas que él haría lo mismo por ti y te recriminas no haber dado el paso antes.
Al principio se niega en redondo. Hasta parece preocuparle que hayas podido llegar a pensar que te ha contado su problema para que le dejaras tú el dinero. Le explicas que para ti no va a suponer un trastorno. Al final, terminas convenciéndole. Se ofrece a pagarte unos elevados intereses, pero se disculpa al darse cuenta de que te ha ofendido. Recalca que la deuda la solventará en tres meses, pero que el favor lo recordará toda la vida. Tú le quitas importancia, diciéndole que “hoy por ti mañana por mí”.
No te habías dado cuenta de que habían pasado tres días sobre el que habíais pactado para el pago, pero te alegras de que te llame. No te supone un problema el retraso, pero las formas son las formas. Aceptas sus explicaciones, quitándole importancia al hecho de que se vaya a demorar un mes. Lo que ya no te gusta tanto es que a la media hora vuelva a llamarte, para preguntarte si puedes dejarle un poco más de dinero con el que seguir tirando hasta que cobre. Te fastidia que vaya familiarizándose con la situación, pero aceptas. 


Esta vez sí que estás pendiente de la fecha. Cuando llega te obligas a darle un margen de una semana, pero en cuanto ha transcurrido te pones en contacto con él. Se deshace en disculpas. Casualmente, acaban de llamarle hace unos minutos. Tendrás que esperar otro mes. Dos en el peor de los casos, porque para esas fechas ya dispondrá de otro dinero y podría liquidarte aunque siguiera sin cobrar. Te pones serio y le dices que hasta entonces puedes esperar, pero no más. Intuyes que se queda con las ganas de volver a pedirte dinero, pero que no se ha atrevido al ver tu cambio de actitud.
Han transcurrido los dos meses y cuatro más. Estos últimos los añadió llorándote por un asunto familiar grave, del que ya tenías noticia. Aunque no veías la relación entre el suceso y el incumplimiento, preferiste no correr el riesgo de pecar de insensible. Alguien te dijo hace unos días que se lo había encontrado. Su aspecto no tenía nada de afligido, acababa de volver de unas buenas vacaciones e incluso había cambiado de coche. Desde entonces estás tratando de hablar con él, pero no te coge el teléfono hasta que decides llamarle desde un número que no relacione contigo. Al ver que ya no va a seguir colando el cuento de la lástima, se pone chulo. Ni a ti ni a nadie va a consentir que le diga dónde tiene que irse de vacaciones, ni cuándo tiene que cambiarse el coche. La conversación sube de tono. Termina diciéndote que no te pongas tonto, porque ni siquiera tomaste la  precaución de hacerle firmar un documento reconociendo el dinero que le dejaste.
Dentro de tres días es el juicio. Tu abogado te ha dicho que te olvides de una deuda que no aparece reflejada  en  ningún  sitio. Su defensa va a centrarse exclusivamente en tratar de que tengas que pagarle la menor indemnización posible por haberle partido la cara.

6 comentarios:

  1. Es una suerte que al principio te devuelva las llamadas, hay quienes cuando les cobras, encima se presentan indignados, y eres el malo de la película,...así que a partir por lo sano con parientes y amigos, a ningún lado, con negocios o dinero de por medio. Un fuerte abrazo

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    1. Cuántas familias y cuántas amistades rotas por el asqueroso dinero. ¿O los asquerosos somos nosotros y el dinero se limita simplemente a ponernos en evidencia?

      Un abrazo.

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  2. Los buenos amigos se prestan y devuelven dinero y en eso también consiste la amistad. Algunos hasta se perdonan el dinero si ven que el otro no puede devolverlo y en eso también consiste la amistad. Es esta sociedad nos permitimos pedir favores que suponen dar o regalar nuestro tiempo, nuestro apoyo emocional... ¿por qué no dinero? Sabiendo que cuando un amigo te lo pide es porque realmente lo necesita... Hay "amigos" que no dudarán en llamarte cuando estén enfermos, o bajos de moral, o cuando les haya dejado la novia... pero no les pidas dinero que ponen cara larga. Entonces ellos por qué se atreven a pedirte tu tiempo y dedicación? Acaso el tiempo y la dedicación valen menos que el dinero?

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  3. Es muy real la historia, a mi no me ha pasado pero si a personas cercanas, conozco a jetas que deben, y se creen superiores al desgraciado que les ha dejado el dinero.
    Imagino que hay excepciones... pero no me gustan los morosos, ellos se creen que su trabajo es pedir y con eso ya está hecho todo, lo de devolver no es cosa suya

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    1. Al principio agradecen el favor y se sienten incómodos, pero poco a poco van familiarizándose con la situación. y terminan por hacer vida normal como si la deuda no existiese. Les cuesta reconocer (incluso a sí mismos) que mentalmente han hecho borrón y cuenta nueva, pero es así en realidad.
      "Feliciano", una de mis últimas entradas, está muy relacionada con el tema.

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