Cuando Isidra se quedó embarazada no hacía más que rezar para que, si lo que venía era niña, todo se desarrollara como lo tenía previsto. Estaba obsesionada, pero no con que naciera bien, o creciera con salud, o llegara a ser una buena persona, o fuera inteligente, o guapa... sino con que no fuese ordinaria. Trabajaría lo que hiciera falta para llevarla a un colegio de pago y que pudiera relacionarse con verdaderas señoritas. Que fuera bien o mal en los estudios carecía de importancia, porque el destino que le tenía reservado era casarla con un buen partido para que se convirtiera en toda una señora como aquellas para las que ella trabajaba. Para que eso pudiera suceder era imprescindible que fuera refinada. Tanto repetir será fina, será fina, será fina, aunque en la pila bautismal le pusieron Elizabeth (con todas las letras), en su entorno le llamaron Serafina desde antes de nacer.
La chica salió rana. En cuanto fue mayor de edad se cambió de nombre. Aunque tampoco le gustaba Serafina, se quedó con él porque le resultaba mucho más nacional y familiar. Le cogió el gusto a los estudios y al salir del colegio, descartando hacer un curso de corte y confección como le aconsejaba Isidra, decidió ir a la universidad como un chicazo. Se pagó la carrera de Derecho dando clases particulares y sacó Notarías a la primera. Aunque tenía mucho éxito con los hombres, por ninguno se planteó cambiar de estado civil. Se quedó para vestir santos, como decía su madre, la cual se fue al otro mundo sintiendo que había fracasado con su hija.
La chica salió rana. En cuanto fue mayor de edad se cambió de nombre. Aunque tampoco le gustaba Serafina, se quedó con él porque le resultaba mucho más nacional y familiar. Le cogió el gusto a los estudios y al salir del colegio, descartando hacer un curso de corte y confección como le aconsejaba Isidra, decidió ir a la universidad como un chicazo. Se pagó la carrera de Derecho dando clases particulares y sacó Notarías a la primera. Aunque tenía mucho éxito con los hombres, por ninguno se planteó cambiar de estado civil. Se quedó para vestir santos, como decía su madre, la cual se fue al otro mundo sintiendo que había fracasado con su hija.
Quizás Isidra tenía ese nombre por su afición desmedida al jugo fermentado de la manzana y claro.... tanta sidra, tanta sidra... su plan no salió bien.
ResponderEliminarSaludos.
Es que mucha gente pensaba que Isidra era madrileña, cuando evidentemente su procedencia era asturiana.
EliminarSaludos.
Serafina que chica Refinada !
ResponderEliminarTambién refinada, que lo cortés no quita lo valiente.
EliminarSimpático el origen de su sobrenombre, jeje.
ResponderEliminarMuchas veces lo que es bueno para unos es malo para otros. Isidra quiso que su hija fuera lo que ella no pudo ser y así fue en realidad.
Un abrazo.
Su hija fue lo que ella no pudo ser, pero tomó otro camino para conseguirlo.
EliminarUn abrazo, Josep.
Ser fina no quiere decir ser culta o distinguida. No todas las personas pueden ser lo que sus padres quisieran.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas no es que no puedan es que no quieren y hacen bien.
EliminarUn abrazo, Matías.
¡¡¡Bravoooo!!! ¿Cómo has podido resumir en tan pocas palabras una historia que da para una novela? Aunque la actitud de la madre parece prehistórica, egoísta e incluso desnaturalizada, tiene cierta justificación. Pero el final es divino. Un relato de liberación de la mujer magistral.
ResponderEliminarBesos.
La novela te la dejo para ti, Sara.
EliminarBesos.
El Toro me ha pisado en parte lo que quería decir, porque en realidad Isidra se llamaba Romualda, pero como siempre que le decían, "vamos por ahí a comer unas tapas" ella decía "Y sidra", y sidra" se quedó como Isidra para siempre...
ResponderEliminarYa ves que te copiamos, nos has enseñado mucho a tus fans...jajaja
Claro que esto estaba chupado, por eso seguramente tu no lo has escrito... :)
Salud y abrazo
Yo no puedo enseñar nada a quienes me venís tan aprendidos.
EliminarSalud y abrazo, Genín.
Ahora la cosa, ya ha cambiado mucho, pero antes a muchos padres los hijos les salían ranas, en el sentido de que tenían que hacer lo que a los padres les saliera de los cojones; había padres muy, pero muy dictadores.Si era niño, tenía que ser como el padre, y si era niña, la madre todavía se mostraba mucho más dictatorial en la educación de la hija. Se dieron casos ya de mayores de que la relación entre padres e hijos no era buena, por el egoísmo de los padres.
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
Además de los padres que buscan que sus hijos sigan su profesión —como si no hubiera otras— se da también el frustrado padre de fin de semana que amarga a su hijo el partido de fútbol, pretendiendo que sea el Messi o el Cristiano que él no pudo ser y que le permita salir de pobre.
EliminarUn abrazo.
Demasiada finura para echarla a perder con un hombre... :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Que no está hecha la miel para la boca del asno, vamos.
EliminarUn abrazo.
Esto me ha recordado a una niña maravillosa que conozco. Le dijeron que andar tanto con animales no era de "niñas bien", a lo que ella respondió: "ni quién quiera serlo".
EliminarSi ya de por sí resulta pijo el calificativo de "niña bien", peor es todavía lo que se espera de ellas.
EliminarPues muy bien que hizo Elizabeth/Serafina. No se necesita un hombre para sacarnos solitas las castañas del fuego. Un besote!!!
ResponderEliminarAhí tú, reivindicativa.
EliminarBesos.
Muchos padres se empeñan en dirigir los designios de sus hijos, y cuando esto sucede las más de las veces acaban haciendo estos todo lo contrario. Saludos.
ResponderEliminarY hacen bien.
EliminarSaludos.
Con lo fácil que hubiera sido contentar a su madre y va y se complica la vida con unas oposiciones, y encima a notario. Si es que...esta juventud no sabe lo que quiere.
ResponderEliminarBien por Serafina!
Un abrazo.
"Cría cuervos y te sacarán los ojos". :)
EliminarUn abrazo, Alfred.
Hola Macondo , como se suele decir " No quieres caldo , pues toma dos tazas " por que los padres siempre quieren reflejar en los hijos lo que ellos en su día no pudieron ser , esto es como la ley de murphy siempre sale lo contrario de lo que se desea , te deseo una feliz tarde de viernes , besos de Flor.
ResponderEliminarEs encomiable el esfuerzo de los padres para que sus hijos puedan llegar donde ellos no tuvieron la posibilidad de hacerlo, lo malo es cuando se empeñan en ser ellos los que marquen el camino hasta el más mínimo detalle.
EliminarBesos, Flor.
Los tiempos cambian y has resumido en un micro todo un salto generacional. La madre no tenía mala intención desde luego. Ella planeó para su hija lo máximo que entendía que podía aspirar una mujer, la hija consiguió lo máximo como persona integra: vivir. En mi época de adolescente, muchos padres querían que sus hijos fueran a la universidad, para ellos era un orgullo. Ahora, como padre solo quiero que mis hijos se dediquen a lo que les guste. Saludos!!!
ResponderEliminarYa de por sí es egoísta que un padre vuelque en sus hijos sus propias frustraciones. Peor todavía en cuando no se ha evolucionado y esas aspiraciones han dejado de tener sentido.
EliminarSaludos, David.
Es que algunas, con tal de llevar la contraria, son capaces hasta de triunfar. Desde luego...
ResponderEliminarQué buena frase :)
EliminarMuy buena, tienes razón.
EliminarGracias! :)
EliminarDe nada, por la parte que me toca.
EliminarLástima que Isidra no pudiera disfrutar de acompañar el camino de Serafina.
ResponderEliminarSe le habían quedado trasnochados los criterios y no tenía capacidad de evolución para poder apreciar que su esfuerzo había merecido la pena y que su hija había superado con creces las cortas metas que se había puesto con ella.
EliminarAy qué ver con Serafina, lo fina que salió, lástima que Isidra no se diera cuenta.
ResponderEliminarBesos
Es lo que acabo de decirle a Silvia. Una pena, desde luego.
EliminarBesos, Conxita.
Cada cual pone su punto de mira en donde lo cree mejor y la madre de "será fina" era demasiado burda para poder ver los valores de su hija.
ResponderEliminarA la pobre no se le podía pedir más. Le faltaba la preparación que ella se había empeñado que tuviera su hija.
EliminarNo pasa nada porque se quede solterona, para vestir santos, tiene que haber de todo en la viña del señor.
ResponderEliminarBesos.
Se lo vas a decir a un solterón recalcitrante.
EliminarBesos, María.
Ups) eso será que lo habré intuido, es broma 😂
EliminarBesos, Macondo.
Aunque no fuera broma no pasaría nada.
EliminarBesos, María.
Los planes para los hijos son inútiles todos terminamos siendo siemplemente lo que queremos ser y no lo que quieren que seamos, tan simple como eso.
ResponderEliminarBesitos :)
Lo encomiable es proporcionarles los medios que te permita tu econocmía para que ellos puedan seguir el camino que deseen.
EliminarBesos, Nieves.
Hola de nuevo Macondo , en mi blog hay un regalo para ti , lleva por nombre " Mis soles mañaneros " espero que te guste , te deseo un feliz fin de semana , besos de Flor.
ResponderEliminarMuchas gracias, Flor.
EliminarY muchos besos.
Fina tiene aquellas otras acepciones. Puede que sea delgada, puede no ser infinita...
ResponderEliminarAbrazo!
Puede ser una compresa.
EliminarUn abrazo.
Y las notarias.
ResponderEliminarSaludos.
Ya ves a lo que su madre llamaba fracaso...
ResponderEliminarBueno,su madre y muchos tontos.
Besos.
Aunque el enfoque fuera equivocado, por lo menos se esforzó por ella.
EliminarBesos.
Una mujer muy espabilada la Serafina. Un hurra por ella.
ResponderEliminarEn la actualidad hay muchas como ella.
Saludos, Macondo.
Bendito "fracaso" el de su madre.
EliminarSaludos, Maripaz.
hooooooooooooooola, he estado 15 dias sin wifi, pero ya estoy aqui. Un besazo
ResponderEliminar¿No te temblaban las manos?
EliminarBienvenida.
Besos.
Será o no fina, pero salió lista la tal Elisabeth
ResponderEliminarUn abrazo
Lo de fina ya no nos importa tanto habiéndonos salido la chica notaria.
EliminarUn abrazo.
Hola, Macondo
ResponderEliminarMe ha agradado mucho tu relato sacado de la cotidianidad de algunas personas. Me fascina que la gente logre sus sueños; sólo tenemos que intentarlo y ser constantes; hago votos para que existan muchas Serafinas :)
Cordiales saludos, un abrazo
Afortunadamente los sueños de la hija de sobrepusieron a los de la madre.
EliminarUn abrazo, Rud.
No salió tan "fina" como quería su mamá pero no cabe dudad de que salió "libre". Gran parte de la libertad reside en la autosuficiencia.
ResponderEliminarEn el estío me resulta difícil controlar el tiempo y disponer de él, no obstante te sigo y leo lo que publicas.
Volveré pronto. Besos
No te agobies. Lee cuando buenamente puedas.
EliminarEspero tus escritos.
Besos.
Mujeres que pisaron fuerte y fueron abriendo camino a otras. Isidra le puso alas para que pudiera volar y vaya que voló. Tiene un fondo de tristeza, pero es ley de vida.
ResponderEliminarFuerte abrazo, Chema.
Se puede aconsejar a los hijos, pero no pretender vivir en ellos nuestras frustraciones.
EliminarUn fuerte abrazo, María Pilar.
Qué dichoso sería yo si mi hija siguiera la vida que eligió ElizabethSerafina.
ResponderEliminarSaludos.
Que siga la que a ella le plazca, que a lo mejor la de Serafina no le seduce.
EliminarSaludos.
Pobre Serafina morir sin haber amado. Eso si muy bien educadita como no.
ResponderEliminarBeso
Aunque no lo diga la historia, pudo amar desde la soltería.
EliminarBeso.