Esa media hora que tenían entre el rezo del rosario y la cena siempre había estado bastante desaprovechada. Era demasiado corta para hacer algo que mereciera la pena y demasiado larga para estar esperando, mano sobre mano, cada una en su habitación. Las hermanas más jóvenes encontraron una solución, pero durante mucho tiempo solo se atrevieron a cuchichearla. La madre superiora era demasiado anticuada para que osaran planteársela. El asunto se resolvió con la visita del señor obispo el día de la patrona. Comentando las actividades diarias salieron a colación esos treinta minutos, siendo él mismo quien les invitó a utilizarlos en alguna actividad lúdica que permitiera descansar el espíritu para retomar la oración con fuerzas renovadas. Taladradas por la mirada asesina de la abadesa le plantearon la posibilidad de jugar al bingo, idea que su Excelencia Reverendísima acogió con simpatía hasta el punto de encargarse personalmente de comprarles el juego. Como el aliciente para la ganadora no podía ser pecuniario, agarrándose a la idea extendida de que Nuestro Señor hace la vista gorda a los pecados de la gula en los religiosos, decidieron duplicar la ración de postre a aquella monja que primero completara el cartón cada día. Arguyendo que al ser diabética no le convenía excederse en el consumo de dulces, la oscura y pelotillera hermana Segismunda se apuntó voluntaria para extraer las bolas numeradas de la bolsa. Transcurrido el primer mes observaron desconcertadas que más de la mitad de los días había cantado el bingo la madre superiora. Demasiada casualidad si no se trababa de un milagro, pero demasiado nimio el asunto para que el Altísimo hubiera considerado oportuno inmiscuirse. En las dos semanas siguientes la hermana Teodora tuvo que sustituir a la hermana Segismunda, encamada con una gripe rebelde. Casualmente la abadesa no volvió a cantar y el premio estuvo muy repartido. Con la intervención de sor Teo el sorteo dejó de estar amañado.
Cita del día
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CITA DEL DÍA: «Lo peor que puede hacerse es cruzar el precipicio en dos saltos» (David Lloyd George).
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lunes, 28 de agosto de 2017
La hermana Teodora
Esa media hora que tenían entre el rezo del rosario y la cena siempre había estado bastante desaprovechada. Era demasiado corta para hacer algo que mereciera la pena y demasiado larga para estar esperando, mano sobre mano, cada una en su habitación. Las hermanas más jóvenes encontraron una solución, pero durante mucho tiempo solo se atrevieron a cuchichearla. La madre superiora era demasiado anticuada para que osaran planteársela. El asunto se resolvió con la visita del señor obispo el día de la patrona. Comentando las actividades diarias salieron a colación esos treinta minutos, siendo él mismo quien les invitó a utilizarlos en alguna actividad lúdica que permitiera descansar el espíritu para retomar la oración con fuerzas renovadas. Taladradas por la mirada asesina de la abadesa le plantearon la posibilidad de jugar al bingo, idea que su Excelencia Reverendísima acogió con simpatía hasta el punto de encargarse personalmente de comprarles el juego. Como el aliciente para la ganadora no podía ser pecuniario, agarrándose a la idea extendida de que Nuestro Señor hace la vista gorda a los pecados de la gula en los religiosos, decidieron duplicar la ración de postre a aquella monja que primero completara el cartón cada día. Arguyendo que al ser diabética no le convenía excederse en el consumo de dulces, la oscura y pelotillera hermana Segismunda se apuntó voluntaria para extraer las bolas numeradas de la bolsa. Transcurrido el primer mes observaron desconcertadas que más de la mitad de los días había cantado el bingo la madre superiora. Demasiada casualidad si no se trababa de un milagro, pero demasiado nimio el asunto para que el Altísimo hubiera considerado oportuno inmiscuirse. En las dos semanas siguientes la hermana Teodora tuvo que sustituir a la hermana Segismunda, encamada con una gripe rebelde. Casualmente la abadesa no volvió a cantar y el premio estuvo muy repartido. Con la intervención de sor Teo el sorteo dejó de estar amañado.
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Sor Teo... jajajjajaa
ResponderEliminarQué crack!!!
Saludos.
Gracias.
EliminarSaludos.
Divertida actividad. Un sor teo inofensivo.
ResponderEliminarUn abrazo
El bingo es aburrido, pero desde luego no hace mal a nadie que no esté enganchado a él.
EliminarUn abrazo.
Jajajaja So Teo, qué bueno.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
Feliz semana también para ti.
EliminarUn abrazo.
Un nombre muy apropiado para el juego.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo, Matías.
EliminarEstas dos monjas son de aúpa: No quieren el bingo por escandaloso y luego no se escandalizan de amañarlo... Así va la Iglesia... Gracias por el sorteo, jajaja.
ResponderEliminarBesos.
Es tal cual lo dices. La paja en el ojo del vecino y la tranca en el propio.
EliminarBesos.
Jajajajajaja qué gracia! Sor Teo..... Esto me ha recordado a los campamentos de verano Religiosos a los que fui desde el año 2007 hasta el 2011. Una Monja era la responsalbe, tanto de los niños como de nosotros, los monitores. Una mujer espléndida, cariñosa, simpática y nos hacía reír. El caso es que un día un amigo mío emezó a decir chistecillos del tipo... ¿Cuál es la Monja más fuerte del convento?... Sor Schwarzenegger... Y, muchos más. Una risa.
ResponderEliminarBesos.
Qué susto me has dado. Pensaba que en el 2011 eras todavía una de las niñas que iba al campamento. Aún así eres una chavalica.
EliminarBesos.
En el fondo es cómo si hubiera asistido como niña. Porque me lo pasaba igual o mejor que ellos. Oh! Gracias por verme como una chavalica 😊
EliminarEs que lo eres.
EliminarSi es que el peloteo nunca ha estado bien visto. La madre superiora debería darle las gracias a Sor Teo, de todas formas. Si seguía con doble ración de postre no iba a caber por las puertas. Besotes!!!
ResponderEliminarYa lo había pensado yo también, no creas.
EliminarBesos.
Jjajajaja Sor Teo sustituyendo a la hermana Segismunda en el Sorteo jajajaja, otra vez que le sustituya Sor Bin(eta) para dar un Bingo jajajajaja.
ResponderEliminarExcelente tu relato, qué ocurrencias más imaginativas tienes, eres un AS (aunque no te gusta te lo diga pero es verdad).
Muchos besos y feliz tarde.
No es que no me guste, simplemente es que considero que me lees con buenos ojos.
EliminarBesos y feliz tarde también para ti.
jajajaja Que cantidad de curvas, para apretar el acelerador a fondo en la recta final...jajaja
ResponderEliminarSalud y abrazo
Hasta que se marea la perdiz.
EliminarSalud y abrazo.
Y cuando se descubrió el apaño se llevaron una sor-presa (que además parece una monja encarcelada).
ResponderEliminarYa te lo dije hace tiempo: tú te curras la gracia y yo la aprovecho para dármelas de graciosa :D
Tú le pones la guinda.
EliminarMuy evidente que fuera la misma, pero en el juego de MESA se pueden hacer trampas, el juego animado es que no te pillen
ResponderEliminarun abrazo
Un abrazo MJesús.
EliminarMuy bueno, Macondo, como siempre tu gran habilidad para jugar con las palabras :))
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Carmela.
EliminarBesos.
Y ohhhh! Sor Presaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! ;)
ResponderEliminarjajajaja muy divertido Chema =)))
Besos :D
Gracias.
EliminarBesos.
Yo creía que acabarían haciendo guarradas con algún grupo de frailes jóvenes e inexpertos. En el juego ya sabemos lo que ocurre, los buenos jugadores son los más tramposos. Lo que pasa que cuando la griposa se ponga buena, ya se tomará la revancha.
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
Espero que cuando la griposa se ponga buena no le dejen ni acercarse a las bolas.
EliminarUn abrazo, Rafa.
Perdona Macondo , que te lo ponga mi comentario aquí , pero lo que te ha escrito Rafa , es lo que yo estaba pensando medida que iba leyendo , y no te lo iba a escribir para que no pensadas que tengo unos pensamientos muy retorcidos , pero vaya ya veo que no soy la única , bajaba como se suele decir " piensa mal y acertaras" muy buen relato , eres un genio , jugando con las palabras , besos de flor .
EliminarDe pensamientos retorcidos nada. Rafa es un chaval bien sano y mira lo que se le ha ocurrido.
EliminarGracias, Flor.
Besos.
En todas partes hay tongo.
ResponderEliminarTampoco es eso, mujer.
EliminarElla era la idonea para estos momentos de diversiones monacales ;)
ResponderEliminarBesitos!!
Para que no se convirtieran definitivamente en trampas monacales con la interesada aquiescencia de la superiora.
EliminarBesos.
Jajajja menuda pájara la Segismunda,menos mal que Sor Teo era legal con la suerte.
ResponderEliminarBesos.
Y la madre superiora igual de pájara. Menudo ejemplo.
EliminarBesos.
Ja, ja, ja, cada cosa en su lugar.
ResponderEliminarSaludos.
Y cada mochuelo a su olivo.
EliminarSaludos.
Siempre hay uno que piensa un paso más adelante de los demás. Sor Teo lo era.
ResponderEliminarUn abrazo
Y siempre hay otro que tiene la cara más dura que los demás.
EliminarUn abrazo.
Jajajajaja, qué sano es reirse nada más levantarse
ResponderEliminarMe alegra haber sido el culpable.
EliminarSor Teo! Bien pensado. Muy divertido.
ResponderEliminarSaludos
Gracias.
EliminarSaludos.
Ay, la vida conventual y sus cosas... Ja,ja,ja...
ResponderEliminarEn los lugares más insospechados habita la trampa.
EliminarJajaja, da gusto regresar de vacaciones y leer tus micros Chema, siempre esta asegurada la sonrisa.
ResponderEliminarMe admira tu facilidad para encontrar esos juegos de palabras tan acertados y como los llevas a formar una historia entretenida.
Hasta en los conventos existen las trampas,nadie esta libre de pecado jejeje.
Besos .
Puri
Espero que hayan sido felices las vacaciones.
EliminarBienvenida.
Besos.
¿La actuación de Segismunda o la de Teodora?
ResponderEliminarSaludos.
Macondo un gusto volver a leerte y esas carcajadas que despiertan tus ocurrencias.
ResponderEliminarMe ha encantado esa Sor Teo.
Besos
Me alegran tus carcajadas. Y celebro tu regreso.
EliminarBienvenida a casa.
Besos.