La estantería de la cocina estaba llena de botes: judías, garbanzos, lentejas, arroz, harina, pan rallado, cereales, café, azúcar, sal... Siempre los mismos contenidos y los mismos letreros, salvo el último. El de las monedas cambiaba conforme se iban cumpliendo los objetivos y surgiendo otros nuevos. Los muebles de las distintas habitaciones habían tenido en él su protagonismo, lo mismo que los electrodomésticos. La llegada de todos y cada uno de ellos había estado precedida por sus respectivos nombres puestos en ese bote. Cuando con mucho esfuerzo, peseta a peseta, la casa estuvo completa, llegó por fin el turno de las puertas y ventanas. Fue lo que menos les gustó de ella cuando la compraron, pero en ese momento había otras prioridades. Una vez cambiadas se dieron cuenta de que el deterioro de los marcos de las mismas resultaba mucho más evidente con el contraste, por lo que esa fue la siguiente meta. El rótulo de Puertas y ventanas fue sustituido por el de Marcos. Cuando casi había alcanzado el dinero para poder emprender la obra, la mujer se quedó embarazada. La situación cambió radicalmente, pero se dieron cuenta de que la etiqueta podía seguir siendo la misma. Desde entonces ya no tuvieron que volver a modificarla nunca más. El destino de los ahorros pasó a ser única y exclusivamente para sacar adelante a Marquitos.
Cita del día
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CITA DEL DÍA: «Los altavoces refuerzan la voz, pero no los argumentos» (Hans Kaspar).
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Hay quien chupa del bote y puede que tenga algún hijo llamado Marcos- Imaginativa entrada, siempre de agradecer tu capacidad de juego.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Albada.
EliminarUn abrazo.
La vida y la circunstancias de las personas van cambiando según la prioridad del momento.
ResponderEliminarEstá claro que Marquitos tenía ya un buen destino :)
Besitos
Empezar con unos buenos es tener mucho ganado.
EliminarBesos, Nieves.
Marquitos tuvo suerte.
ResponderEliminarUnos padres previsores y también ingeniosos.
Saludos.
Hasta la etiqueta se ahorraron adaptando a la que tenían el nombre del chico.
EliminarSaludos.
Ayyyyy qué chulo!!!!
ResponderEliminarMe has hecho pensar en mi madre y en sus múltiples botes y botellas de ahorros; imprevistos, vacaciones, cumples...uno era con las vueltas pequeñas de la compra, otro con lo que ganaba tejiendo por encargo y el otro con lo que le tocaba jugando al cupón, monedas que encontraba...tengo que contar la historia algún día.
Besos.
Mis hermanas tambien sacaban alguna perra tejiendo para una tienda. Creo que las explotaban, pero cuando eres estudiante cualquier dinero te viene bien.
EliminarBesos, Marigem.
Qué bonito y qué gracioso. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias, Ángeles.
EliminarEstupendo micro, Macondo. Creo que es una historia que parecerá ciencia ficción a las generaciones más jóvenes, ¿para qué ahorrar si está la visa? Hecho de menos la capacidad de sacrificio de nuestro?
ResponderEliminarDesde luego, también es verdad, el nacimiento de un pequeño hace pasar todo lo demás a un segundo plano, y ya no te digo cuando le acompaña un hermanito. Saludos!!
Ya ves que estos ahorraban hasta en la etiqueta.
EliminarSaludos.
Estoy seguro de que estuviste a punto de ser mujer cuando había que decidir tu sexo...jajaja
ResponderEliminarMira que le das vueltas a las cosas para llevarlas con una lógica aplastante al final que tu quieres...jajaja
¡Genial!
Salud y abrazo
No se me había ocurrido esa teoría. Será que estoy influido por Mafalda.
EliminarSalud y abrazo, Genín.
Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.
ResponderEliminarNo terminaron su obra pero a Marquitos seguro que no le faltó de nada.
Muy ameno relato, gracias.
Un abrazo.
Ambar
Antes de que a Marquitos le hiciera falta algo ya estaría el dinero en el bote para comprarlo.
EliminarLas gracias a ti, por tu visita.
Un abrazo, Ámbar.
Marquitos lo paso en grande !
ResponderEliminarPor lo menos tenía unos padres sensatos.
EliminarYo no se si hoy tengo la cabeza hueca o tú estás muy sobresaliente porque he leído tu texto varias veces y no sé qué decirte, en verdad creo que hoy estoy hueca.
ResponderEliminarBesos.
Ni tú tienes la cabeza hueca, ni yo estoy sobresaliente. La única gracia que pretende el texto es jugar con dos significados de la palabra "marcos": 1) Piezas en las que encajan puertas y ventanas y 2) Nombre de varón. No tiene otra pretensión.
EliminarBesos.
Qué lindo!
ResponderEliminarGracias, Tracy.
EliminarLos hijos se llevan más que toda la casa junta... Lo sé por in-experiencia (jajaja), pero basta con echar una mirada a mi alrededor (pasado o presente) para darme cuenta de ello.
ResponderEliminarMuy bien hilvanado el cuento.
Besos.
Ya veo que lo sabes por los sobrinos, como yo. :)
EliminarGracias, Sara.
Besos.
jajaja qué bueno, y qué cierto, ese bote no dejará de usarse para Marquitos.
ResponderEliminarUn beso, Macondo.
Las prioridades dejan paso a la dedicación exclusiva.
EliminarOtro beso para ti, Carmela.
Me trae tantos recuerdos la historia de esos botes...Un Marquitos es el objeto de todas las miradas. Nada importa más, aunque tengamos que comer lentejas tres días a la semana.
ResponderEliminarUn beso.
Es el dinero mejor empleado.
EliminarUn beso.
Y Marcos tuvo su bote para ir a pescar
ResponderEliminarAbrazos
Y como nunca pescó nada le llamaban el tonto del bote.
EliminarUn abrazo, Chaly.
Que bonito eso de ahorras y ya tienes todo o es lo que crees, porque algo mas importante te hace empezar de cero, como es un nuevo hijito!
ResponderEliminarTodo pasa a un segundo plano con la llegada de un niño.
EliminarBuen control monetario para terminar ahorrando algún letrero.
ResponderEliminarUn abrazo.
Letrero a letrero se va ahorrando también.
EliminarUn abrazo, Matías.
Siempre hay imprevistos y calamidades que cubrir. Recuerdas la película de Up? Bueno a veces también es importante salir un poco de rutina y darse algunos gustitos . Saludos
ResponderEliminarLos caprichos tienen que salir del dinero de fuera del bote. El del bote no se toca.
EliminarSaludos.
Mi abuelo me decía: Ahorra para cuando vengan las vacas flacas. Me regaló un billete de 1 psta. Aún la conservo! Yo tengo dos huchas, una para monedas de 1 y 2€ y otra para monedas más pequeñas. De ese modo he podido comprarme algun caprichito que otro. Ahora estoy ahorrando que el próximo año hace la comunión mi sobrina.
ResponderEliminarSaludos!
Qué suerte tener una tía tan rumbosa que está ahorrando todo un años para el regalo de la comunión.
EliminarSaludos.
Ese niño viene con un pan debajo del brazo, o mejor dicho con un bote, suerte que los padres eran ahorradores y dejaron los marcos para coger a Marquitos.
ResponderEliminarComo siempre Chema jugando los palabras consigues hacernos sonreír.
Besos
Puri
Nunca he entendido eso de que vienen con un pan debajo del brazo.
EliminarCelebro si te he sacado una sonrisa.
Besos, Puri.
Aún hecho yo las monedas pequeñas en un cenicero, aunque más que por ahorrar es por lo que molestan en el bolsillo.
ResponderEliminarSaludos.
MERCE CARDONA . Dice, un escrito muy bueno. besos
ResponderEliminarGracias, Merce.
EliminarBesos.
Qué bueno!!! Desde luego, donde esté un Marcos de verdad que se quiten todos los de puertas y ventanas, jajaja
ResponderEliminarUn relato muy original y bastante parecido, cuando no idéntico, a la realidad de mucha gente que deben ir ahorrando, poco a poco y moneda a moneda, para ver satisfechas sus necesidades materiales.
Un abrazo.
Un Marcos de verdad es un lujo mucho más caro. Resulta mucho más caro de mantener.
EliminarUn abrazo y buenas vacaciones.
Supongo que los ahorradores padres no serian unos alemanes en la época anterior al euro.
ResponderEliminarOriginal y divertido, como siempre.
Besos
Vamos a dejarlo como está, no me líes.
EliminarBesos.
Qué bueno, Chema, siempre sales por la tangente! jejeje
ResponderEliminarIngenioso como siempre.
Besos =)))
PD: Tienes razón en eso de que me refiero a otras "ganas", ya sabes como soy!! jijijiji :D
=)))
Gracias, Liliana.
EliminarCon respecto a lo de las "ganas", si lo vas a mirar tiene más sentido como tú las empleas.
Besos.
Al menos éste se quedó con una asignación fija ;)
ResponderEliminarPor cierto tengo una anécdota, con unos botes de cristal...bueno otro día...
Un abrazo.
No nos dejes con las ganas. Desembucha la anécdota.
EliminarUn abrazo, Alfred.
Te pongo esto inspirado en la anécdota y veré de poner la real este finde :)
Eliminarhttp://alfredcomermaprat.blogspot.com.es/2014/11/los-tarros-de-las-esencias.html
Un abrazo.
Muchas gracias, Alfred.
EliminarUn abrazo.
Claro, como debe ser.
ResponderEliminarSaludos.
Eso digo yo también.
EliminarSaludos, Raúl.
¡Qué bonito! :)
ResponderEliminarGracias.
EliminarHola Macondo , me a gustado mucho tú relato , así es como uno llega a tener una casa con mucho esfuerzo y tesón.
ResponderEliminarAsí nacen los buenos ahorradores .
Un placer el pasar por tú bello rincón , saludos de flor .
Muchas gracias, Flor.
EliminarSaludos.
Una inversión muy bien empleada.
ResponderEliminarUn abrazo Chema
¿Verdad que sí?
EliminarUn abrazo.