Con
la perspectiva que da el paso de los años, nadie duda en considerarle el mejor
futbolista aragonés de todos los tiempos. Fue internacional compitiendo por el
puesto con una vaca sagrada como el extremo
madridista Paco Gento, seguramente el jugador de club más laureado de la
historia del fútbol mundial. La ubicación de Carlos Lapetra (falso interior) era
distinta. El seleccionador José Villalonga apostó por él precisamente por su
forma de desenvolverse en el campo y su moderna concepción del juego,
totalmente adelantada a su tiempo. Componente de la única selección española
que ganó un título (Eurocopa de 1964) hasta la reciente llegada de La Roja.
Habrán
transcurrido cincuenta años, pero lo recuerdo como si fuera ayer. Acudimos con
mi padre al Premio Ciudad de Alcañiz, de automovilismo. La misma idea habían tenido
varios de los hermanos Lapetra, siempre (entonces y ahora) juntos a todos los
sitios. Tras los saludos de rigor nadie tuvo que decirle a Carlos que ese niño,
royo como él, estaba paralizado por la emoción de tenerlo tan cerca. Podía perfectamente
haberse limitado a estrecharme la mano o incluso haber pasado de mí, pero no
ejercía de divo y le salió el ser humano. Me apoyó el brazo en el hombro y me llevó a ver la salida
de los coches. Y allí estuvimos un rato los dos. Hablando solamente él al
principio. Respondiendo yo, cuando pudieron salirme las palabras. Aquella
noche, por primera vez en mi vida, supe lo que era no poder conciliar el sueño.
Una
larga enfermedad terminó por llevárselo el día de Nochebuena de 1995. Acababa
de cumplir 57 años. No había vuelto a tener contacto con él, pero sentí la necesidad de testimoniarle póstumamente mi deuda de
gratitud adquirida más de treinta años atrás. La Basílica del Pilar, lugar en que se había hecho ofrenda a la Virgen de los trofeos conquistados por el
equipo, se convirtió en receptora del cariño de la gente hacia su miembro más
destacado. Cuando observé que a los miles de aragoneses que habíamos acudido al
funeral se habían unido muchos de los contrincantes con los que se había
enfrentado, desplazados ex profeso
desde sus ciudades de origen para despedirle, me acordé de algo que me dijo mi padre
sobre él y he podido confirmar siempre que me he encontrado con personas que le
conocieron. Cuando se nombra a Carlos
Lapetra se empieza recordando al futbolista, pero se termina hablando de la
persona.
Hola Macondo,
ResponderEliminar¡Muy emotiva tu publicación y qué grande una afición que sabe rendir tributo a su estrella! Todo lo contrario que el pobre Larbi Ben Barek, el mejor jugador de todos los tiempos del Atlético de Madrid. "La Perla Negra" murió en la pobreza y más profunda soledad. Un delantero excepcional que le tocó nacer en otro lugar y en otra época.
El caso de Carlos Lapetra no es lo habitual, porque en esta tierra nos cuesta valorar lo propio. No sabía del triste final de Ben Barek, sobre el que sí había oído hablar de sus grandes cualidades futbolísticas. Es una pena que adoremos cuando no les hace falta a los ídolos que creamos y los abandonemos absolutamente cuando necesitarían de nuestro cariño.
EliminarEstá claro que para poder escribir un blog (una historia), hace falta tener una memoria magnífica como la tuya. ¡¡¡Alucino de las cosas que has vivido...!!! Claro:como te tenía tan lejos, no pude enterarme de nada...
ResponderEliminarNo tenía ni idea de lo de Alcañiz (tal sólo lo recuerdo de un par de veces que vinieron los hermanos a Cabañas de cacería) y, mucho menos, sabía que hubieras tenido la sensibilidad de ir a su funeral.
¡¡¡Cada día me sorprendes!!!
Un beso
Hay detalles en apariencia poco significativos, pero que retratan a una persona. Ese para mí lo fue. No hace mucho tiempo me resultó muy entrañable podérselo comentar a su hija Carlota, que me la presentó un amigo común (Chipi). También estaban los hermanos de Carlos (Fidel, Luis y no recuerdo si algún otro). Desde entonces ya saben que soy el hijo de Stalin (como llamaban jocosamente a nuestro padre, por el relativo parecido con el dictador ruso) y nos saludamos afectuosamente cuando nos vemos.
Eliminarcomo me ha encantado leer esto Macondo.. sabes perfectamente lo que sintió "Manuel", que alguien así te dedique dos segundos.. es la leche.. enhorabuena por tus dos segundos que seguro que se han megatriplicado..
ResponderEliminarmuchas gracias por el enlace.. he disfrutado mucho leyendote, sabiendo que "me" entiendes...
un besazo enorme!
Cómo no voy a entenderte. El momento vivido por Manuel con Mario enseguida me ha recordado al que tuve la suerte de vivir yo con Carlos Lapetra.
EliminarOtro beso para ti.