Cuando era niño en las casas solía prepararse una comida para todos, salvo por motivos de salud. Si no nos gustaba algún alimento nos hacían probarlo y a menudo terminaba siendo uno de nuestros favoritos. Actualmente sucede con mucha frecuencia que se hace un menú para cada miembro de la familia. Cuando a un hijo no le entra algo por los ojos se le prepara otra cosa, sin hacerle el favor de ayudarle a familiarizarse con ese sabor.
Hace años una de mis hermanas recibió la llamada de la profesora de su hija —mi sobrina y ahijada— diciéndole que quería hablarle sobre ella. Asustada le preguntó si había algún problema y se disculpó por haberla preocupado, diciéndole que todo lo contrario. Simplemente quería saber si podía acudir un día a clase para dar una charla a sus alumnos. Más tranquila, pero igual de desconcertada, le interpeló de qué podía hablar ella a los chicos y entonces recibió por fin la correspondiente explicación. Al paracer había hecho una encuesta entre ellos sobre su comida preferida y la cría había respondido que las acelgas. Como maestra y como madre quería saber cómo había podido conseguir que no solo no repudiara la verdura, sino que además llegara a considerarla su plato predilecto.
Bien por tu hermana.
ResponderEliminarEducar no es fácil... pero a la larga recompensa, lo fácil es dejar que los hijos hagan lo que les de la gana...
Saludos.
Yo también creo que educar es una de las cosas más complicadas que hay. También coincido en que es muy cómodo traer hijos al mundo y no dedicarles el tiempo suficiente para que tengan una mínima educación.
EliminarSaludos.
Que gran verdad lo que dices y al final hay que preparar un montón de platos, por cierto... a mí no me gustan las acelgas jajaja.
ResponderEliminarBesos y feliz Primavera.
Va a ser que las has probado poco. Con un buen refrito están buenísimas.
EliminarBesos y feliz primavera también para ti.
Jajaja, me contaste la anécdota el otro día y me había encantado.
ResponderEliminarMi hija siempre ha sido muy muy de verduras, y mi hijo las odiaba pero poco a pcoo lo fui acostumbrando y a día de hoy las come, no el entusiasman pero las come.
Un abrazo.
Cuando te conté la anécdota me di cuenta de que podía aprovecharla para una entrada.
EliminarYo soy principalmente carnívoro, pero las verduras me gustan mucho y las acelgas están entre las que más.
Un abrazo.
En mi casa pasaba igual! Se hacía una comida para todos. Las acelgas siguen siendo para mí una delicia. Cuanto me alegro que tu sobrina las coma.
ResponderEliminarSaludos y buen inicio de la semana!
Al final vamos a tener que hacer el Club de las Acelgas.
EliminarSaludos y buena semana también para ti.
mi plato favorito!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! en serio!!!!!!!!
ResponderEliminar¡Mis padres me chantajean con las acelgas! jajajajaj.. si hace mucho que no les veo, según ellos, claro, ¡me preparan acelgas!. Y me llaman y me dicen: "sugus, que tenemos acelgas para comer, ¿te vienes?"
EliminarY sí, por supuesto que voy. jajaj
Otra más para el club. A mí también me encantan.
EliminarBesos.
Así me educaron a mi y así he educado yo a mis hijos. No cabe duda de que hay cosas que gustan más que otras pero se come de todo. La gastronomía forma parte de nuestra cultura y con ese término me estoy refiriendo a la cocina tradicional a esa que, a diario, se sirve en cada casa.
ResponderEliminarBesos
Recuerdo que mi madre nos hacía probar un poco de lo que no nos gustaba (muchas veces no nos gustaba sin haberlo probado) y así nos íbamos acostumbrando. No hace falta poner un plato lleno y decir que hasta que no te lo comas no te levantas de la mesa, pero tampoco aceptar un "no me gusta" con carácter definitivo.
EliminarBesos.
Yo siempre pienso en lo complicado que tiene que ser criar a un hijo al que no le guste nada de nada. Tengo amigas que siguen siendo así aun a día de hoy...
ResponderEliminarYo comía de todo así que, para cuatro tonterías que no me gustaban, no me obligaban a comerlas. Pero mi madre tuvo suerte conmigo; no sé qué hubiera hecho si yo fuese de esos niños realmente complicados para comer. Besotes!!!
Yo acepto que no te acostumbre a cosas que realmente pueden llegar a repeler, como puden ser los caracoles, pero no que no te guste casi nada. Yo creo que el tiquismiquis se hace más que nace, independientemente de que pueda haber dos hermanos muy distintos en ese sentido.
EliminarBesos.
Si tenían tan buena pinta como estas que nos enseñas, y estaban tan buenas como prometen, no me extraña que se convirtieran en su plato predilecto.
ResponderEliminarSi es que tienes unas hermanas que valen su peso en oro, Macondo.
Feliz primavera.
Tengo nada menos que cuatro. Y dos hermanos. Total: siete.
EliminarY sí, estoy muy contento con ellas. Y también con los varones.
Feliz primavera también para ti.
Que entrada maravillosa!!!
ResponderEliminarMuy cierto lo que dices, yo odiaba las acelgas, estuve años odiándolas, sin embargo, hoy dia veo un plato como el de la foto y se me hace la boca agua, gracias a la educación que me dio mi vieja, que supo dominar a un rebelde como yo de niño-preadolescente, combinando su cariño con disciplina espartana...jajaja
¡Gracias vieja por todo lo que me has dado!
Salud y abrazo
Ahí está la madre del cordero. No confundir querer con maleducar.
EliminarFelicidades a tu madre.
Salud y abrazo, Genín.
Lo que debería ser algo irrelevante, de puro cotidiano, como es comer un plato de comida tradiconal, convertido, por arte de las modernuras, en un caso extraordinario.
ResponderEliminarCosas veredes, Sancho amigo...
Tienes toda la razón, pero así está la cosa.
EliminarDe niño me ponían el plato delante y tenia que comer me gustase o no, de esa manera pude elegir cuales eran mis preferidos y cuales los detestados.
ResponderEliminarAbrazos
Seguro que alguno de los detestados terminó siendo de tus favoritos.
EliminarUn abrazo.
Un aplauso sonoro a la niña que le gustan las acelgas y un viva para su madre ¡Viva!
ResponderEliminarAh y un beso para el tío y padrino.
Te advierto que "la niña" es ya madre de dos hijas. Estoy hablando de hace bastantes años.
EliminarUn beso también para ti.
Es cierto. Pero yo de niña por mucho que me forzaran había un par de platos que me provocaban nauseas, a día de hoy todavía hay cosas que soy incapaz de comer por asco, generalmente carne con grasa y cartílagos.
ResponderEliminarQué bien que lo hizo tu hermana...
Besos, Chema.
Yo distingo entre lo que no comes porque no te entra por los ojos y las dos o tres cosas que realmente te repelen. Se puede hacer alguna concesión, pero no todas.
EliminarBesos, Celia.
Pues bien por tu hermana.
ResponderEliminarYo tengo tres hijos y habiendo estado los tres sentados a la misma mesa...hay una que me ha salido algo tiquismiquis.Eso sí,yo no sé cómo se camela a las monitoras del comedor del colegio que la tienen reconsentida!
Besos.
Lo que haces tú en casa te lo estropean en el colegio. ¡Qué gracia!
EliminarBesos.
En mi niñez también odiábamos las verduras, el cocido y alguna cosa mas, a pesar de que aun eran tiempos difíciles y había pocos caprichos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que terminaras reconciliándote con todas esas cosas, porque si no sería una lástima.
EliminarUn abrazo, Matías.
Lo que cuentas pasaba en mi casa; cuando mi hermano no quería lo que había para comer, mi madre se levantaba de la mesa y le hacía huevos y patatas, todo frito. Yo me ponía de los nervios y mi padre fijaba la mirada en su plato. No se le podía hacer razonar (a mi madre) cuando el tema era "el niño".
ResponderEliminarLo malo es que ese rol se repitió cuando mi hermano fue padre, en su casa.
Como aprendí ya de mayor: ellos se lo pierden.
Estoy contigo en que ellos se lo pierden.
EliminarPues, discúlpame, pero me he quedado un poco pasmada... Como no tengo hijos... Ni recuerdo si mis padres eran muy severos en este aspecto... Imperdonable.
ResponderEliminarAh, SÉ que no me gustan las acelgas, ya es algo, ¿no?
Ni mi madre ni mi hermana eran especialmente severas. Simplemente no aceptaban un "no me gusta" con caracter definitivo. Los niños dicen casi siempre "no me gusta" sin haber probado las cosas.
EliminarDale otra oportunidad a las acelgas. Están muy buenas.
jajajajaja si algún día tengo una hija y responde eso... pensaré que algo he hecho mal... jajajajaja
ResponderEliminarEs broma...
Yo supongo que era de las que ponían pegas a las acelgas... pero ahora, como prácticamente de todo.
No hay que llegar a la conclusión de que mi sobrina era acelguívora. Simplemente comía de casi todo y nombraba las acelgas como su plato favorito porque habían terminado gustándole después de haber tenido que intentarlo varias veces. Supongo que de las patatas fritas se enamoraría con más facilidad, como todos.
EliminarEs que las acelgas están muy buenas!!.
ResponderEliminarA la pequeña de dos años lo que más le gusta del mundo es el brécol y el chorizo frito.
En mi casa seguimos como en las de antes, un mismo menú para todos, y al que no le gusté come menos que no pasa nada.
Un beso
Claro que están buenas las acelgas.
EliminarEl chorizo frito. Qué morro. Y encima no tendrá el colesterol alto la jodía.
Eso de que no pasa nada por comer menos no te creas que lo entienden todas las madres. Casi ninguna, diría yo.
Besos.
Mis hijos comen bien y siempre están en un peso correcto, así que no veo ningún problema en que en alguna comida coman menos.
EliminarMi madre era (y es) de otra opinión. Recuerdo con horror que había que dejar el plato limpio porque "había niños que morían de hambre".
Un beso
Jajajajja lo que no se te ocurra a ti...
ResponderEliminarEs verídico, no se me ha ocurrido a mí.
EliminarEn mi novela Mujeres descosidas, la protagonista odió las lentejas pero se las comió siempre que se las pusieron; yo el repollo y siempre lo comí. Eran otras épocas, otra educación
ResponderEliminarEs que las autoras educadas crean personajes educados.
EliminarNo sé si lo de ahora otra educación, falta de educación o falta de tiempo.
La acelga hervida, con sal y mucho limón es deliciosa. En casa mis hijos comes tortilla de brócoli, berenjenas en todas sus preparaciones, zapallitos rellenos. Por suerte comen de todo.
ResponderEliminarYo odio el arroz en todas sus formas. No lo como ni aunque me muera de hambre. Me hace mal su aroma me pruduce arcadas. Hay de todo en esto de las comidas.
Saludos.
Así, con limón, no las he probado yo. Tienen que estar buenas también.
EliminarQué raro lo de que te repela el arroz. Yo creía que le gustaba a todo el mundo.
Saludos.
A mí me encantaba, y me sigue gustando, el potaje de acelgas, pero en el fondo creo que las comía con la loable intención de parecerme a Popoye. Un abrazo.
ResponderEliminar¿Las confundías con las espinacas?
EliminarUn abrazo.
A mi me parece que resulta mucho más fácil cambiar el menú que discutir, con unos macarrones, unas pizzas o patatas fritas y burgers se consigue si no el éxito, la tranquilidad asegurada y en cambio, hacer verduras es casi como una batalla.
ResponderEliminarPersonalmente he batallado mucho y estoy muy satisfecha del resultado con mis hijos que comen de todo aunque me parece que como platos favoritos sigue ganando la pasta.
Saludos
No se pueden pretender que todos pongas las acelgas por encima de la pasta, sino simplemente que lleguen a relacionarse con ellas sin cara de asco.
EliminarSaludos.
Es que para cualquiera (y sin ánimo de ofender) es uno de los mejores platos para acelgazar...y qué buen tipo se nos queda :)
ResponderEliminarAsí que, toma acelgas y estarás más acelgada
Ah, gracias por responder, después de siete meses, a aquel comentario de aquella entrada.
Saludos
Nunca es tarde para responder un comentario. De todas formas, disculpa el retraso. Se me pasó.
EliminarSaludos.
Vengo a darte las gracias por tus ánimos; la verdad es que estoy hecha fosfatina. Con este ánimo, cómo voy a presentar la novela en Valladolid. Jajajajaja, no me llega la camisa al cuello. De nuevo, gracias
ResponderEliminarNo he leído la novela, pero escribes como los ángeles y no puede fallar. Aunque pueda parecer que va a ser lo contrario, estoy seguro de que en la presentación estarás más centrada y tranquila que ahora.
EliminarMucho ánimo.
En primavera me gustan mas las alcachofas...
ResponderEliminarPues duro con las alcachofas. A mí de niño me gustaban porque después de comerlas me sabía el agua dulce.
EliminarBien por tu hermana y por la profesora.
ResponderEliminarA mi me enseñaron a comer de todo y lo traspasé a mis hijos.
Un abrazo.
Y no sabes al favor que les hiciste.
EliminarUn abrazo, Alfred.
Sin duda hay que probarlo todo, para acostumbrarse a comer de todo, pero siempre no es fácil ni se consigue. Yo con más años que tengo ya que El Cid, no puedo con la verdura, me la como porque no tengo más remedio que comérmela, más a nuestra edad, ya que a mí por ejemplo sin comer excesos de grasas, ni nada por el estilo soy muy propenso a que me suba el colesterol y los triglicéridos, pero ya te digo que tragarme la verdura me cuesta Dios y ayuda. Otro ejemplo aunque me salga por los Cerros de Úbeda, ocurre como la gente que se marea en los coches. Mí hijo el pequeño; pequeño que tiene ya veintitrés años desde que era un bebé se marea en el coche. En coche hemos recorrido prácticamente toda España, y el jodido tan viejo que es ya en estas líderes, como vea dos curvas ya está mareado. Si algo no entra, o no te adaptas con rapidez, cuesta mucho habituarse. No será si serán males psicológicos, o que será, pero cuesta mucho.
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
Yo de pequeño también me mareaba en el coche. Mi madre me daba biodramina y se producia el efecto contrario al deseado, porque relacionaba su sabor al mareo y me mareaba solo de tomarla.
EliminarUn abrazo, Rafa.
Muy bueno, Chema. Lo de la maestra genial, claro era madre también y sabía de qué hablaba. Ahora el mérito es de tu hermana. ¿Cómo conseguiría que las acelgas fueran el plato preferido de la niña? ¿No les pondría algún dulce camuflado?
ResponderEliminarBesos, Chema.
Yo creo que la niña valoraba más las acelgas que, por ejemplo, la pasta porque esta le había gustado desde el principio y aquellas había tenido que probarlas varias veces antes de que pillarles la gracia.
EliminarBesos, María Pilar.
Muy bien por tu hermana, así deberíamos de hacerle...aunque yo no tengo vergüenza, raro es lo que no me gusta....aún así, de dos hijas, una como yo y otra mimada como su padre, arggghhhhh! jajajaja :P
ResponderEliminarBesos primaveraleS ;)
De todo tiene que haber en la viña del Señor.
EliminarBesos primaverales.
Enseñanza milagrosa debido a un buen cocinar
ResponderEliminarY a un poco de paciencia.
EliminarTiene mucho mérito tu hermana, así se debe de educar a los niños, se come lo que hay en la mesa y no lo que uno quiera, y si toca acelgas pues se comen.
ResponderEliminarLos que pintamos algunas canas estamos acostumbrados a comer de todo, cuando éramos niños se comía lo que ponían en la mesa y nada de protestar porque entonces te ponían doble ración.Algo así me pasó a mi con las lentejas y gracias a esa doble ración acabaron gustándome.
Besos Chema.
Puri
Es que un buen plato de lentejas también tiene tratamiento de "usía".
EliminarBesos, Puri.
EXCELENTE ANÉCDOTA Y ENCEÑANZA.
ResponderEliminarABRAZOS
Gracias.
EliminarAbrazos.
Ojalá algún día yo sea capaz de hacer con mis hijos lo mismo, al igual que mi madre lo hizo conmigo. Y es que hoy en día no hay tiempo para eso ni para otro montón de cosas importantes...
ResponderEliminarBesos!
Yo también le agradezco a mi madre que me hiciera probar sin atosigamiento todos los sabores, porque terminé quedándome prácticamente con todos ellos.
EliminarBesos, Ali.