Tenía bien provistos los cajones del secreter en que escribía de todos los objetos que pudieran hacerle falta. No le importaba que sus hijos los tomaran prestados cuando los necesitaban para realizar sus tareas escolares, siempre y cuando volvieran a dejarlos en su sitio. La niña era menos ordenada y con frecuencia se los olvidaba en cualquier lugar. Su mujer siempre le decía que la tenía demasiado consentida y que debía recriminárselo de la misma forma que lo hubiera hecho con el chico. Cayó en la cuenta de que efectivamente debería haber sido más intransigente con ella el día que perdió la regla. Al cabo de unos meses le hizo abuelo de un precioso niño de ojos azules.
Cita del día
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CITA DEL DÍA: «La ausencia disminuye las pequeñas pasiones y aumenta las grandes, lo mismo que el viento apaga las velas y aviva las hogueras» (François de la Rochefoucauld).
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Esa regla creo que tiene demasiados secretos.
ResponderEliminarBesitos :)
La regla para las mujeres tiene pocos secretos. O se tiene, o se pierde. Si se pierde, estando en edad fértil, ya se sabe...
EliminarBesos.
Bienvenido sea el niño! Por una regla que se perdió, otras tantas volverán. :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Por la edad que se intuye, le quedan bastantes reglas por vivir.
EliminarUn abrazo, Alfred.
No sabemos si el dueño del secreter consideró que valía la pena perder una regla a cambio de un precioso niño de ojos azules.
ResponderEliminarBesos
Me da la sensación de que la noticia del niño llegó demasiado pronto, aunque luego se hiciera un hueco imprescindible en sus vidas.
EliminarBesos.
Normalmente las cosas que se pierden dejan un hueco o un vacío, salvo en estos casos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Se pierde algo coyuntural para ganar algo definitivo.
EliminarUn abrazo.
jejeje hermoso juego de palabras con el termino "regla"
ResponderEliminarsaludos!!!
Gracias, Carlos.
EliminarSaludos.
hay regla y regla :))
ResponderEliminarEfectivamente. Es lo que tiene la polisemia. Solo comparten la palabra, aunque el significado sea bien distinto.
EliminarConsejo a las nietas: "La regla es no perder la regla"
ResponderEliminarAbrazos
Esos alegres acontecimientos pueden amargar una vida si llegan a destiempo.
EliminarUn abrazo, Chaly.
Esas pérdidas...
ResponderEliminarGratificantes pérdidas sin son portadoras de una llegada deseada.
EliminarBesos.
Y en cambio el chico una vez perdió el compás y la única consecuencia fue un pisotón a su pareja de baile.
ResponderEliminarLos chicos lo tenemos casi todo más fácil, es verdad.
EliminarSi es que no se puede ser tan despiste... Besotes!!!
ResponderEliminarA veces los despistes dejan consecuencias para toda la vida.
EliminarBesos.
Buen juego de palabras!
ResponderEliminarBuena semana Chema =))))
Gracias, Liliana.
EliminarBuena semana también para ti.
jajajaja ...
ResponderEliminarAdemás, lo de la edad fértil cada vez está mas manipulable, no hace mucho leí que una médico había parido a los 62 años, para que tu veas...jajaja :)
Salud y abrazo
A veces se hacen malabares para encontrar lo que en otras ocasiones llega a destiempo.
EliminarSalud y abrazo, Genín.
Y ahora ya no hay vuelta atrás.
ResponderEliminarLa regla de los .......
Saludos.
La regla de tres: la chica, su hijo y el padre de la criatura, que tiene que estar por algún sitio.
EliminarSaludos.
Un despiste en toda regla...
ResponderEliminar:O
Besos.
No había llegado a ver el "póntelo-pónselo".
EliminarBesos.
jajajajaja un nieto por una regla!!
ResponderEliminarUn beso, Macondo.
Por una mirada daría un mundo,
EliminarPor una caricia daría un cielo,
Por un nieto...
No se que daría por un nieto.
Pues una regla.
Otro beso para ti, Carmela.
Es lo que tienen algunas pérdidas que van acompañadas.
ResponderEliminarUn saludo
Es que parecería más normal sustituir la regla por una escuadra o un cartabón.
EliminarUn saludo, Conxita.
Jajaja buenísimo, mira que al final me esperaba algo de eso.
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
Me vas conociendo como si me hubieras parido. :)
EliminarUn abrazo, Rafa.
Has sabido jugar perfectamente con cada palabra, te felicito realmente
ResponderEliminarGracias por tu generosidad, Demian.
EliminarJa, ja, ja, me sorprendiste con el final. Muy buen remate.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias.
EliminarSaludos.
Nada menos.
ResponderEliminarGracias.
Me lo estaba temiendo. Las palabras polisémicas tienen cierto encanto.
ResponderEliminarMucho encanto, sobre todo cuando no tienen que ver nada en su significado.
EliminarJajaja, estoy pensando que la próxima vez que pierda "la regla" de verdad en vez de un niño tendrá la menopausia, jajaja. Fenomenal juego de palabras, Macondo.
ResponderEliminarBesitos.
A lo mejor más adelante quiere ir a por la hermanita, no le quites esa opción.
EliminarBesos, Sara.
Mi querido Macondo:
ResponderEliminarSaco de mi "secreteur' un antiguo dicho " No hay mal que por bien no venga"
Me encanto tu publicación con un lindisimo final.
Muchas gracias, Ricardo.
EliminarUn abrazo.
Jajaja, si es que a los hijos hay que vigilarlos por igual, consentir a uno más que a otro trae estas cosas.
ResponderEliminarAbrazos!!!
Igual, porque los varones no pueden perder la regla pero sí hacerla perder.
EliminarUn abrazo.
Me parto, tan bueno el juego de palabras como siempre, artista.
ResponderEliminarMuchas gracias, Holden.
EliminarJjajaaj pero qué buenísimo ha estado este texto, de verdad que sí, con éste juego de palabras haciendo referencia a la regla.
ResponderEliminarTan desordenada que era la hija que jajajaja, hasta perdió la regla, y madre mía, vaya la que preparó jajaja eso por ser tan desordenada, que hasta su vida desordenó, a ver ahora cómo ordena la educación de su bebé.
Te felicito, Macondo, eres magnífico escribiendo.
Un beso.
La verdad es que un niño es una bendición, pero la madre de la criatura tiene pinta de que no ha dejado de ser niña todavía.
EliminarGracias por leerme con tan buenos ojos, María.
Un beso.
Bienvenido sea el niño, qué le vamos a hacer.
ResponderEliminarUn bebé en casa es lo más hermoso que nos puede pasar.
Me gusta tu juego de palabras, con su regla y todo.
Lo he sentido como algo entrañable, Macondo. Tiene un final feliz.
Yo el final lo veo agridulce. Un bebé es una bendición, pero traído al mundo por una niña... Quizá cuando la familia haya asumido la nueva situación.
EliminarLo he leído antes y me ha encantado, como siempre, aunque te comento más tarde.
ResponderEliminarAndo que si voy que si vengo... tiempos convulsos.
Besos, Chema.
No te agobies por eso. Entra cuando puedas y comenta cuando te venga bien. Lo importante es que puedas volver pronto a la normalidad.
EliminarBesos, Celia.
jajaja, ya es rizar el rizo. Pero muy bien, además.
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo, Albada.
EliminarDespués de que empiecen los gastos para mantener ese niño de ojos azules, la niña cuidará muy bien su regla,
ResponderEliminarBesos Chema
Me parece que le va a tocar al abuelo hacer horas extraordinarias, porque le niña no creo que tenga muchos ingresos todavía.
EliminarBesos, Flor de María.
Nunca sé si en ese refrán es el mal el que viene por el bien o el bien el que viene por el mal.
ResponderEliminarSaludos.
Jajajaja, no podía dejar de mirar la foto de la regla mientras te leía, qué cosas más raras hago y es que me recordaba las historias que tengo guardadas en la memoria con la dichosa regla, la regla de medir, jajajajBuen Buen micro, niño.
ResponderEliminarCon esas reglas de madera medían algunos profesores las manos de aquellos de sus alumnos que no se sabían las conjunciones.
EliminarGracias María Ángeles.
...Mi madre 90.
ResponderEliminarDe esa generación de mujeres que, después de haber vivido una guerra y una postguerra con todas sus consecuencias, no se les ha puesto nada por delante.
EliminarLas cosas siempre deben estar en su sitio y la regla aún más, cambiar la ubicación trae malas consecuencias jejej
ResponderEliminarEse padre llorará la pérdida de esa regla pero se consolará con ese nieto de ojos azules.
Chema tus juegos de palabras siempre nos sorprenden.
Besos
Puri
Un nieto termina alegrando, aunque haya llegado a destiempo.
EliminarBesos, Puri.