Sucedió
hace alguno más de treinta años. Llegó mi cumpleaños y mi generosa hermana
mayor, sabiendo que me gustaba leer las novelas ganadoras del Premio Planeta, en vez de regalarme la
última que había salido me las compró todas. Se vendía la colección completa y
tenías la posibilidad de apuntarte para que te enviaran, en la misma
encuadernación, las que fueran ganando en los años siguientes. La editorial se
aseguraba las ventas y tú te evitabas la molestia de tener que ir a comprarlas.
Hasta ahí, todo muy bonito.
El hecho de que llegara a mi domicilio la colección de Premios Nobel lo consideré un accidente sin importancia. Llamé a la central de Barcelona y me confirmaron que, efectivamente, otro cliente de Zaragoza los había comprado y debían haber bailado los pedidos. Sin que yo preguntara me dijeron que no era la primera vez que les sucedía, porque sus repartidores de mi ciudad eran bastante chapuceros. Les pregunté cuánto se demorarían en deshacer el error y vinieron a responderme que el tiempo que yo tardara en avisar a los que lo habían cometido y ellos en querer dirigirse a las dos direcciones. O sea, lo que se dice una auténtica coordinación para dar un buen servicio posventa. Como no me pilló con ganas de discutir, tomé nota del teléfono que me dieron de Zaragoza y llamé. Al ver que los de aquí tampoco estaban por la labor de colaborar llamé en otro tono a Barcelona, diciéndoles que yo no buscaba culpables sino soluciones y que eran ellos los que tenían la obligación de facilitármelas. No debí impresionarles demasiado, porque aún tuve que hacer un par de llamadas más antes de que mis auténticos libros terminaran por dormir en mi casa. Habrían transcurrido tres o cuatro semanas desde que les comuniqué la equivocación.
Al
año siguiente esperé pacientemente la llegada del libro con la nueva novela
galardonada. Cuando llamé a Barcelona para preguntar me dijeron que debería
haberlo recibido hacía tiempo, pero que al
haber cambiado el sistema informático se
habían producido algunos fallos y yo me encontraba entre las víctimas. Tuve que volver a reclamarlo, pero
terminó llegando.
Al año siguiente esperé
pacientemente la llegada del libro con la nueva novela galardonada. Cuando
llamé a Barcelona para preguntar me dijeron que debería haberlo recibido hacía
tiempo, pero que al haber cambiado el sistema
informático se habían producido algunos fallos y yo me encontraba entre
las víctimas. Tuve que volver a reclamarlo, pero terminó llegando.
Pensará
el amable lector que repito los párrafos porque me he pasado de cañas,
pero no es así. Sucede que ocurrió exactamente lo mismo dos años seguidos. Y añadiré que por lo menos otros dos más,
pero como me parece que resultaría un poco reiterativo seguir haciendo la misma
gracia hasta cuatro o cinco veces, de estas últimas me limitaré a dejar
constancia. El caso es que ese cuarto o quinto año decidí escribir una carta a
don José Manuel Lara, propietario y presidente de la editorial, comentándole lo
que aquí estoy exponiendo y manifestándole mi opinión de que algo debía estar
funcionando mal a sus espaldas, porque me parecía demasiada
coincidencia que todo lo que me estaba sucediendo se debiera a un problema de
mala suerte personal. Enseguida recibí su amable respuesta. Me pedía disculpas
y me decía que había pasado nota al departamento correspondiente, para que se
me enviara el libro de ese año y no volviera a ocurrir lo mismo en lo sucesivo.
A
los pocos días recibí la novela con las excusas del departamento en cuestión, indicándome
que el error se había debido a que
acababan de cambiar el sistema informático. No tenía que preocuparme para
los años siguientes, porque habían tomado buena nota para enviármelo
puntualmente.
Han transcurrido
veintiocho años. No han vuelto a mandarme el libro del premio Planeta nunca más, ni yo a
reclamarlo. Supongo que seguirán perfeccionando el sistema informático.
Y si te regaló tu hermana toda la colección, sería también porque to lo merecías…Ya vamos sabiendo más cosas de ti y de tus gustos, ahora queda por desvelar el día de tu cumple para que podamos felicitarte también :)
ResponderEliminarHoy un fuerte abrazo doble; sigue contando la “estralica” de esta semana. Buen fin de semana, Chema.
Tendrá que ser ya al año que viene, Karima. Y me temo que preferiré no hacer demasiadas celebraciones, porque me cae cambio de decena y esas cosas me hacen pensar. De todas formas no tengo secretos para ti. Es el 20 de abril. Soy un aries que no se siente nada identificado con su signo.
EliminarUn fuerte abrazo y un buen fin de semana también para ti, Karima.
Ja ja, 28 años nada menos, genial! Realmente es un tópico, pero así va el país
ResponderEliminarEs que con todo lo que presumes tú a veces de mayor, yo he llegado a una edad en la que casi nada de lo que recuerdo hace menos de treinta años. Para mí eres una chavalica, poco más que esa hija tuya que nos tiene en un sinvivir.
EliminarLo de los 28 años lo recuerdo tan exactamente porque el último premio Planeta que tengo es el de 1984 (“Crónica sentimental en rojo”, de Francisco González Ledesma). Aunque parezca mentira, la cosa es tal cual la cuento.
Me dejas de piedra, se te nota tan juvenil, que vamos más de 50 no te echo, claro que si a mí los de 50 me empiezan a parecer jóvenes, menudo camino llevo.
EliminarRespecto a los Planeta, a mi es que varios que he leído me decepcionaron tanto que decidí que no leía ninguno más porque el criterio para dar el premio no se en que lo basan, pero hablo de premios de hace 10 o 15 años claro je je
A ti te pasa como a Víctor Hugo, que consideraba los cuarenta como la edad madura de la juventud y los cincuenta como la juventud de la edad madura. Si vale para toda la decena, en este periodo de mi vida me encuentro, pero con la intención de cambiar al año que viene a… ¿la madurez de la edad madura?
EliminarLos Planeta creo que se han comercializado mucho y cada vez buscan más un autor conocido que una buena novela. Incluso en los tiempos en que no lo estaban tanto, la gente decía (creo que con bastante razón) que solía ser mejor el finalista que el ganador. Ya hace unos cuantos años que no he leído ni uno ni otro.
De eso nada, Chema, habrá que celebrarlo y si cambias de número, pues tampoco pasa nada. Bueno sí pasa: has llegado, has vivido y has hecho feliz a muchas personas. ¿Te parece poco? Para mí, la edad siempre ha sido secundaria; nunca me fijo en ese detalle.
ResponderEliminarYo cumplo el 3 de Noviembre, escorpio, y si llego a un año más, muy bien y si no, pues como dicen por aquí “que me quiten lo bailao”. Pero no le doy más importancia a la cosa.
Un beso y no te comas el coco, que ya te he dicho que eres un chico genial y es lo que cuenta :) Y gracias por no tener secretos para mí.
Gracias por lo de “chico”. No le des más importancia a mi comentario. Ya me vas conociendo y sabes que de vez en cuando me gusta presumir de viejo. Desde luego estoy encantado de cumplir años, aunque sólo sea porque la alternativa no me seduce demasiado, pero los cambios de decena sí me hacen pensar un poco.
EliminarQue tengas un muy feliz fin de semana y otro beso para ti, Karima.
Pues, como has dicho tampoco creo que te hayas perdido mucho en este tiempo. Al menos ahorras sitio en las estanterías. Un saludo.
ResponderEliminarNo puedo saberlo con seguridad, porque como decía antes no los he leído últimamente; pero, como tú dices, hueco han dejado para otros. Un saludo.
EliminarBueno, te queda el consuelo de que Jose Manuel Lara te contestó. Yo tengo esa colección con bastantes, pero los fue comprando mi marido en el kiosco, se ve que no se fiaba de su sistema informático, jejeje. De todos mi preferido es Con la noche a cuestas de Manuel Ferrand.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay bastantes buenos. Con frecuencia es mejor el finalista que el ganador.
EliminarUn abrazo.
Es una pasada el tiempo que has tenido que esperar. Aunque te digo que no me sorprende, porque hice una colaboración con una editorial y decía de enviarme un libro y ni me lo envió ni nada. Se lo comenté y no mostró ningún interés en responder así que ya fue la última vez que me ve.
ResponderEliminarUn besito
Parecía como si anduvieran sobrados de clientes y estuvieras molestando queriéndolo ser.
EliminarBesos.