Había terminado por resignarse a ser entregada al hombre que otros habían elegido para ella, por lo que no sentía ningún rencor hacia él. A un día tan solemne le había precedido una noche en vela. Trató de mitigar con el maquillaje las secuelas del insomnio y el sufrimiento. Se había hecho recoger el pelo en un discreto moño, por considerar que era el peinado más adecuado para la ocasión. La austeridad, que siempre había realzado su elegancia natural, presidía su atuendo. Ninguna joya. Una voz le indicó que estaba llegando el coche de caballos que pasaba a recogerla. Su respuesta fue ponerse en pie sin decir palabra y dirigirse con paso firme al portón de salida. Con el morbo de quienes observan a una res camino del matadero, un montón de ojos se posaron en ella cuando apareció en el umbral. El trayecto lo pasó absorta en sus pensamientos, hasta que alguien le abrió la portezuela y le ayudó a bajar. A menos de veinte metros estaban las escaleras. Hasta llegar a ellas, sintió un ligero temblor en las piernas. En lo alto, lo vio a él por primera vez, esperándola inmóvil con la solemnidad de un verdugo. Cuando estuvieron frente a frente, lo miró fijamente a los ojos. Notó que era incapaz de aguantarle la mirada, ni siquiera al amparo del pasamontañas que le cubría la cabeza, antes de invitarla, con un gesto, a poner el cuello en el cepo de la guillotina.
Esa es una pareja de baile con la que siempre se acaba mal.
ResponderEliminarMuy buen final.
AbrZooo
Tiene un comportamiento un poco cortante, sí.
EliminarGracias.
Un abrazo.
Nada bueno le esperaba, mejor un moño para la ocasión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Peor que un mal matrimonio, incluso.
EliminarUn abrazo.
Buenísimo y brutal a la vez. Lo recordaba, pues ya me impresionó cuando lo leí por primera vez.
ResponderEliminarMi micro "La sala de espera" también resulta de una reducción de un relato original bastante más largo, cosa harto difícil, pues cortar pasajes y frases que a uno le gustan siempre resulta incómodo.
Un abrazo.
Yo apenas he tenido que recortar treinta palabras.
EliminarMe alegra que lo recordaras y que te siga gustando.
Un abrazo.
Es un muy buen relato.
ResponderEliminarParece un matrimonio forzado y hay sorpresa final.
Claro que metafóricamente podría ser lo del matrimonio forzado.
Saludos.
Me alegro de que te haya gustado.
EliminarHay metáforas que matan (nunca mejor dicho).
Saludos.
Esperas un final triste, pero encuentras uno drástico. El relato ha quedado bien descrito, con las descripciones justas y el nudo deshaciéndose, el final magnífico . Un abrazo
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, Ester.
EliminarUn abrazo.
Enhorabuena. Un magistral relato, con una final perfecto por lo inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tú siempre tan generoso con mis últimamente escasas incursiones en el mundo de la escritura.
EliminarMuchas gracias, Juan.
Un abrazo.
Me has dejado ojiplática con ese final. ¡Que bueno, tío!
ResponderEliminarMuchas gracias, maja.
EliminarBueno, Macondo. El final rompe con toda la idea que he ido concibiendo, luego, después del choque, me he dado cuenta de los detalles y estos se dan la mano, pero no lo esperaba, para nada. Fantástico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu opinión, Irene. Celebro que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Espectacular, Chema. Un giro final tremendo que no se ve venir en ningún momento. Incluso cuando nombras al verdugo, la idea preconcebida desde el comienzo hace pensar en el novio. Has medido de maravilla el doble sentido de cada frase y la historia impacta muchísimo. Me ha encantado. Un micro genial.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta, por tu generosa opinión.
EliminarHola Macondo, muy buen relato. La frase: "con el morbo de quienes observan a una res camino al matadero" sugiere que no va a un matrimonio, al menos yo lo pensé. Pero si no, me hubiera quedado pensando hasta el final que iba camino del altar. Me hiciste acordar de María Estuardo y su condena a la guillotina por su prima Isabel I de Inglaterra. Me gustó mucho. Me encanta que nos cambies "la jugada" jejeje. Saludos.
ResponderEliminarDe eso se trataba: de cambiar la jugada. Me alegra que te haya gustado.
EliminarSaludos.
Ese suspense e inesperado final es magistral, Chema. Gracias por compartir.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias a ti, por pasar a leerlo y comentar.
EliminarUn abrazo, Quino.
Menudo giro que le has dado al final, Macondo, está genial este relato, gracias por volver a reeditarlo, aunque hayas recortado palabras, hacía tiempo que no publicabas tus letras.
ResponderEliminarBesos.
Apenas he tenido que recortar 30 palabras. Con respecto a lo de publicar, sí es cierto que estoy vago de un tiempo a esta parte, aunque en este concurso de El Tintero, que es bimensual, no suelo fallar.
EliminarBesos.
Un relato que nos habla de esperas, que este caso tiene solo una salida y no es muy buena. Bien relatado Macondo. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya interesado, Ainhoa.
EliminarUn abrazo.
De todas las versiones que mencionas, esta es la primera que leo. Me parece estupenda con todos los datos necesarios que aportan al suspenso tanto como a su resolución. Me encantaría leer una versión desde el lado del verdugo... creo que también es una espera especial. Enhorabuena por tan "afilada y tajante" historia. Un abrazo
ResponderEliminarEs la primera vez que reedito dos veces, pero en cuanto leí la convocatoria me acordé de este relato y, como le tengo cariño, he vuelto a traerlo.
EliminarNo me había planteado la versión desde el punto de vista del verdugo. Supongo que a él le afectará mucho menos, al haber tenido que incorporar a su rutina laboral diaria ese trabajo tan desagradable, pero es una idea.
Un abrazo.
Hola Chema, buenos días: buen relato, me ha gustado. Soy Santidepaul de https://santidepaul.wixsite.com/santidepaul Un abrazote
ResponderEliminarHola, Santi. Me alegra que te haya gustado. A mí también el tuyo, tal y como te comenté ayer, cuando lo leí.
EliminarUn abrazo,
Un relato inquietante y con un final de esos inesperados qus tanto gustan.
ResponderEliminarMuchos besos.
Celebro que así lo veas, Montse.
EliminarMuchos besos también para ti.
El relato "El día señalado" me atrapó por su capacidad de jugar con la expectativa del lector y su giro final tan impactante. Me hizo reflexionar sobre la resignación, el destino impuesto y cómo la solemnidad de ciertos eventos puede disfrazar una tragedia inminente. La protagonista avanza con firmeza hacia su desenlace, y el uso del simbolismo, como la ausencia de joyas y el maquillaje para ocultar su sufrimiento, refuerza la intensidad de la narración. Es una historia que, más allá de la sorpresa, deja una sensación de inquietud y una pregunta en el aire: ¿cuántas veces confundimos el sacrificio con la aceptación? Abrazos virtuales desde Venezuela
ResponderEliminarGracias por tu minucioso y enriquecedor comentario, Raquel.
EliminarAbrazos virtuales también para ti.
¡Guau! que chulo...
ResponderEliminarMe ha encantado.
Magnífico relato.
Te felicito.
Me alegra que te haya gustado, Maripaz.
EliminarGracias.
Hola, Macondo, y yo pensando todo el relato que la casaban a la fuerza, ¡ja, ni mucho menos! Menuda noche de bodas va a pasar, bajo tierra y de ahí a saber dónde, si al cielo o al infierno. Buenísimo relato.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Muchas gracias, Merche.
EliminarUn abrazo.
Muy buena imagen, llevaba con el ritmo de los tambores. Al acabar de leerlo, me acordé de María Antonieta. Sin duda, la "difunta esposa" tenía que ser de alcurnia. En cierto modo la muerte es otro esposorio si alguien lo preside en ceremonia. Si no, pues es un amorío sin fin. Sea como sea, forzado o no, de ese trance no se salva ni el rico ni el pobre, con el pelo recogido o las barbas remojadas. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti por pasar a leerlo y por detenerte para comentarlo.
EliminarOhhhhhhhhhhhh, menudo final... Tremendo relato, amigo. Nos dejas sin respiracion.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Ildefonso.
EliminarUn abrazo.
Una buena historia con final inesperado, mis preferidas. Al menos yo pensé que se trataba de un matrimonio concertado, y lo que narrabas era una cita con la mueerte.
ResponderEliminarMuy bueno.
Abrazo.
Era lo que pretendía que le sucediera al lector.
EliminarGracias.
Un abrazo.
Que fuerte ese final, estábamos esperando por una boda obligada y mira tu cual era la espera de tu protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo Chema
Puri
Casi se puede equiparar la guillotina a una boda de aquellas en las que una pobre criatura iba conducida a un matrimonio de conveniencia con un viejo al que solo le adornaba su triste dinero.
EliminarUn abrazo, Puri.
Con razón la miraban como a una res camino del matadero.
ResponderEliminarMuy bueno el micro, muy bien conducido hacia ese final sorpresivo.
Saludos!
Me alegra que te haya gustado, Ángeles.
EliminarSaludos.
Ay, Chema, cuanta elegancia y cortesía hay en tu micro a pesar de ser tan dramático, se respira una serenidad hasta solemne producto de una aceptación y resignación fuera de lugar, propia de seres valientes con una personalidad determinante y aplastante. Un sorpresivo final que aunque tiene sus perspicacias nos resulta desafiante.
ResponderEliminarPodría interpretar que hay toda una historia que contar alrededor de este relato. Quizás sí hubo un matrimonio forzado y que ella aunque resinada le fuera infiel, y ahora paga su indecorosa actitud con valentía y la frente en alto, y su propio esposo hiciera de verdugo y por eso no fue capaz de sostenerle la mirada...
Me ha encantado leerte, una espera con mal sabor pero quién sabe si al fin y al cabo deseada para terminar su calvario. Te felicito, y creo que debería ir a leer los otros dos relatos anteriores.
Muchas gracias, I. Harolina por tu generosa interpretación. Has sacado de un micro una interesante historia, que muy bien podría escribirse.
EliminarCelebro que te haya gustado.
Con respecto a lo de leer los anteriores, no hace falta. Es el mismo relato, si bien en este caso he tenido que reducirlo un poco para que entrara en las normas del concurso.
Corrijo una falta, resignada, a donde se fue la "g", ja, ja.
ResponderEliminarGracias, aunque se entendía perfectamente.
EliminarSola ante la muerta, un final inesperado. Un abrazo
ResponderEliminarUn abrazo, Nuria.
EliminarOstras, Chema, y yo que me pensaba que era la espera que aguardaba en un altar, pero para fines muy dispares, aunque para mucha gente sean similares, jeje. Me has puesto los pelos de punta con las últimas imagenes. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo!
Me alegra que te haya gustado, Pepe.
EliminarUn abrazo.
Todo matrimonio forzado acaba mal.
ResponderEliminarEl final es inesperado. Muy buen relato.
Gracias por tu visita Chema.
Pronto estoy por aquí.un 🫂 y feliz verano. 👍
Me alegro de que te haya gustado, Carmen.
EliminarPasa tú también un buen verano.
Hasta tu próximo regreso.
Un abrazo.
Aqueles que se casam achando que é brincadeira acabam literalmente dançando no final.
ResponderEliminarSPOILER ALERT! 😺
Nova tirinha publicada.
Abraços 🐾 Garfield Tirinhas.
Gracias por tu visita.
EliminarUn abrazo.
He observado mucha gente, mayores principalmente, que se encuentran sentados en el banco de la paciencia esperando simplemente por el final de su vida. Me entristece.
ResponderEliminarSaludos.
Sí que da tristeza.
EliminarSaludos.
Perfecto relato. Buena construcción , manteniendo la intriga con esas pequeñas insinuaciones de que las cosas pueden no ser lo que parecen : "Con el morbo de quienes observan a una res camino del matadero, un montón de ojos se posaron en ella cuando apareció en el umbral ". Al final del relato no sólo la sorpresa también la obligada reflexión.
ResponderEliminarGracias Chema. Un abrazo.
Celebro que te haya gustado y gracias por tu generoso comentario, Pilar.
EliminarUn abrazo.
Ooooh! Macondo!
ResponderEliminarTu relato es genial! Confieso que me has tenido engañada hasta el párrafo final. Pensé que se trataba de otra historia totalmente distinta, aunque también triste, pero con un final menos contundente! Te felicito! Un abrazote!
Muchas gracias, Marifelita. Me alegra que te haya sorprendido. Era mi idea.
EliminarUn abrazo.
😲😲😲
ResponderEliminarPensé que se trataba de un matrimonio concertado. Mucho peor, era una cita en el patíbulo.
Me encantan los relatos que tienen esa vuelta de tuerca que no son para nada predecibles, que te toman completamente por sorpresa y vos lo lograste a la perfección.
Saludos.
Celebro haber conseguido sorprenderte, Cynthia.
EliminarSaludos.
Me hice a la idea de un matrimonio concertado. Tras el sorprendente final, pensé en esa cita infausta con la muerte y pensé en la Revolución francesa.
Eliminar
EliminarBien pensado..
Hola.
ResponderEliminarQué bueno, yo esperando una boda a la fuerza y el altar era un cadalso.
Me encanta.
Enhorabuena y feliz jueves.
Hola.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Sorpresa total al final, porque jamás pensé que pudiera ser algo diferente a una boda. Así andamos por la vida: de partida nos casamos con una interpretación de lo que vemos o escuchamos y nos cuesta soltarla. Y también es cierto, coincido en eso con Xavi, que el final puede ser una metáfora de un matrimonio forzado.
ResponderEliminarMe alegra que hayas recuperado por tercera vez este corto y que en esta ocasión si haya podido leerlo. Es muy bueno. ¿Ves por qué te digo que deberías escribir más?
Beso, Chema
Mientras escribo y no, os pongo al Mota, que os hace reír más que yo.
EliminarBeso, Alís.